Algunos programas de armamento jamás ven la luz, pero eso no significa que no hayan existido.
El pasado mes de diciembre os explicábamos que el destructor USS Zumwalt, un buque de aspecto futurista y de coste desorbitado, ya surcaba los mares en su fase de pruebas previa a su entrada en servicio. En esa noticia remarcábamos que el buque estaba preparado para montar armas que ni tan siquiera existen hoy en día, entre otras un cañón láser.
Por muy futurista que suene, el uso de un láser con finalidades militares no es una novedad, ya se llevó a la práctica a otra escala y en otro entorno, el aéreo.
En los años 90' el Departamento de Defensa de Estados Unidos pensó en desarrollar un láser capaz de ir montado a bordo de un avión para derribar misiles enemigos, mejorando un primer proyecto de los 80' que no pasó de la fase experimental. La amenaza de los misiles SCUD durante la Guerra del Golfo fue el detonante de este nuevo proyecto destinado a derribar misiles balísticos durante su fase de aceleración. Este proyecto se llamó Boeing YAL-1.
El proyecto se inició en 2001 con la adquisición del fuselaje de un B747-200 (ex Air India) que se encontraba almacenado en el desierto de Mojave. Una vez en la Base Aérea de Edwards se transformó en un laboratorio para probar el láser en tierra. Durante esta fase se demostró que el láser era capaz de funcionar, se probó unas 50 veces. El laboratorio fue desmantelado y el fuselaje del B747-200 retirado.
Con el éxito inicial se adquirió un avión completo, esta vez nuevo, recién salido de la linea de montaje de Boeing. En este caso fue un B747-400F, la versión de carga del último modelo del famoso Jumbo de Boeing. A este se le integró la versión definitiva del láser en la nariz, donde tradicionalmente estaría ubicado el radar. El primer vuelo del avión fue en 2002, el primer disparo del láser en tierra en 2004.
En 2007 se probó la capacidad de seguir un blanco en vuelo con un iluminador láser. Las pruebas fueron positivas y quedó probada la habilidad del sistema en esa tarea. En 2009 pero el Secretario de Defensa desaconsejó seguir con el programa, que planeaba adquirir un segundo avión. Ese mismo año el sistema fue probado en sucesivas fases con acierto. En 2010 por fin interceptó un misil real en su fase de aceleración y unos meses después destruyó finalmente un misil en vuelo.
A pesar de esto el Secretario de Defensa siguió con su idea de no seguir con el programa y la Fuerza Aérea no solicitó más fondos para su desarrollo. Los motivo principales aducidos por los actores políticos y militares del momento fueron:
· Para ser útil hubiera necesitado estar cerca de la zona de lanzamiento de los misiles enemigos, por ejemplo volando constantemente cerca de la frontera de Iran u otro enemigo.
· Para ello se hubieran necesitado de 10 a 20 aviones 747 especialmente modificados con un coste de 1,5 billones de dólares la unidad más unos costes operativos de 100 millones anuales. Una idea que les pareció descabellada.
· La Fuerza Aérea declaró que el sistema no era operativamente viable.
El avión utilizado para las pruebas voló por última vez en 2012 para ser almacenado en Arizona, donde quedó en este estado:
En los últimos años se han iniciado estudios para incluir un sistema de armas similar, eléctrico y no químico como el anterior, a un avión no tripulado (UAV), seguramente así seria más económico de operar y adquirir. Además, al no llevar tripulación, las misiones podría ser realmente largas si se consiguiera un UAV capaz de ser reabastecido en vuelo, solventado muchas de las limitaciones del sistema inicial. Un primer prototipo podría volar en 2021. Veremos en que queda todo.
El pasado mes de diciembre os explicábamos que el destructor USS Zumwalt, un buque de aspecto futurista y de coste desorbitado, ya surcaba los mares en su fase de pruebas previa a su entrada en servicio. En esa noticia remarcábamos que el buque estaba preparado para montar armas que ni tan siquiera existen hoy en día, entre otras un cañón láser.
Por muy futurista que suene, el uso de un láser con finalidades militares no es una novedad, ya se llevó a la práctica a otra escala y en otro entorno, el aéreo.
En los años 90' el Departamento de Defensa de Estados Unidos pensó en desarrollar un láser capaz de ir montado a bordo de un avión para derribar misiles enemigos, mejorando un primer proyecto de los 80' que no pasó de la fase experimental. La amenaza de los misiles SCUD durante la Guerra del Golfo fue el detonante de este nuevo proyecto destinado a derribar misiles balísticos durante su fase de aceleración. Este proyecto se llamó Boeing YAL-1.
El proyecto se inició en 2001 con la adquisición del fuselaje de un B747-200 (ex Air India) que se encontraba almacenado en el desierto de Mojave. Una vez en la Base Aérea de Edwards se transformó en un laboratorio para probar el láser en tierra. Durante esta fase se demostró que el láser era capaz de funcionar, se probó unas 50 veces. El laboratorio fue desmantelado y el fuselaje del B747-200 retirado.
Con el éxito inicial se adquirió un avión completo, esta vez nuevo, recién salido de la linea de montaje de Boeing. En este caso fue un B747-400F, la versión de carga del último modelo del famoso Jumbo de Boeing. A este se le integró la versión definitiva del láser en la nariz, donde tradicionalmente estaría ubicado el radar. El primer vuelo del avión fue en 2002, el primer disparo del láser en tierra en 2004.
En 2007 se probó la capacidad de seguir un blanco en vuelo con un iluminador láser. Las pruebas fueron positivas y quedó probada la habilidad del sistema en esa tarea. En 2009 pero el Secretario de Defensa desaconsejó seguir con el programa, que planeaba adquirir un segundo avión. Ese mismo año el sistema fue probado en sucesivas fases con acierto. En 2010 por fin interceptó un misil real en su fase de aceleración y unos meses después destruyó finalmente un misil en vuelo.
A pesar de esto el Secretario de Defensa siguió con su idea de no seguir con el programa y la Fuerza Aérea no solicitó más fondos para su desarrollo. Los motivo principales aducidos por los actores políticos y militares del momento fueron:
· Para ser útil hubiera necesitado estar cerca de la zona de lanzamiento de los misiles enemigos, por ejemplo volando constantemente cerca de la frontera de Iran u otro enemigo.
· Para ello se hubieran necesitado de 10 a 20 aviones 747 especialmente modificados con un coste de 1,5 billones de dólares la unidad más unos costes operativos de 100 millones anuales. Una idea que les pareció descabellada.
· La Fuerza Aérea declaró que el sistema no era operativamente viable.
El avión utilizado para las pruebas voló por última vez en 2012 para ser almacenado en Arizona, donde quedó en este estado:
En los últimos años se han iniciado estudios para incluir un sistema de armas similar, eléctrico y no químico como el anterior, a un avión no tripulado (UAV), seguramente así seria más económico de operar y adquirir. Además, al no llevar tripulación, las misiones podría ser realmente largas si se consiguiera un UAV capaz de ser reabastecido en vuelo, solventado muchas de las limitaciones del sistema inicial. Un primer prototipo podría volar en 2021. Veremos en que queda todo.
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