Las lanchas rápidas armadas de la milicia naval del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní rodearon e intentaron atacar uno de los potentes submarinos de misiles de crucero de la Marina estadounidense el lunes.
Un buque guardacostas estadounidense que escoltaba al submarino USS Georgia realizó disparos de advertencia. Los barcos iraníes se retiraron sin disparar sus propias armas. El encuentro, cuando el Georgia y sus escoltas se dirigían al Golfo Pérsico, es el tercer incidente en las últimas semanas en el que se ven involucrados buques iraníes y estadounidenses.
Y es otro recordatorio de que el poco profundo y concurrido Golfo Pérsico es un entorno ideal para las pequeñas y rápidas embarcaciones de ataque, y un entorno menos que ideal para los grandes y lentos buques de guerra. A pesar del peligro continuo -y posiblemente creciente- que las embarcaciones de ataque iraníes suponen para los multimillonarios buques de guerra estadounidenses, la Marina sigue adelante con los planes de desmantelamiento de las patrulleras que, según los expertos, son los mejores activos del servicio para la guerra en aguas poco profundas y caóticas.