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jueves, 21 de julio de 2022

La Fuerza Aérea de EE.UU. deja la puerta abierta a la posibilidad de transferir algunos aviones Warthogs A-10 a Ucrania.

El secretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, Frank Kendall, no rechazó de plano la idea de transferir aviones de ataque terrestre A-10 Warthog a Ucrania cuando se le preguntó sobre esa posibilidad. Sus comentarios se produjeron después de que el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas, el general Charles Q. Brown, dijera que las Fuerzas Aéreas ucranianas tendrán que empezar a abandonar sus aviones de combate de la era soviética y que lo que venga después “será algo no ruso”.

Tanto Kendall como Brown han hecho sus comentarios en el Foro de Seguridad anual de Aspen. La conferencia se inauguró ayer y se prolongará hasta el final de la semana. Hasta la fecha, sólo las Fuerzas Aéreas de EE.UU. han operado los A-10, un icónico avión de apoyo cercano conocido principalmente por su enorme cañón GAU-8/A Avenger de 30 mm y su pesado blindaje.

“¿Qué es lo que las Fuerzas Aéreas… necesitan dejar ir?” le preguntó al secretario de la Fuerza Aérea David Ignatius, del Washington Post, que actuó como moderador de la charla de Kendall en Aspen.

“El venerable A-10… no es un sistema que vayamos a necesitar contra el tipo de adversarios que más nos preocupan ahora”, respondió Kendall, en parte.

lunes, 16 de mayo de 2022

Los aviones de ataque anticarro norteamericanos A-10 Thunderbolt Warthogs vuelven a Europa

A-10C Thunderbolt II
Diez aviones de ataque anticarro norteamericanos A-10C Thunderbolt II, alias Warthogs, pertenecientes a la Guardia Nacional Aérea de Maryland, acaban de ser desplegados en Europa en favor de la OTAN.

Los diez A-10C Thunderbolt II, han llegado al Viaje Continente vía a Islandia para llevar a cabo oficialmente un entrenamiento de empleo y combate  y apoyar el macro ejercicio multinacional Swift Response. Este supuesto táctico anual, que dirige el Ejército de los Estados Unidos, está teniendo lugar entre el 2 y el 20 de mayo en Europa del Este, incluyendo las regiones del Ártico, el Mar Báltico y los Balcanes. El ejercicio implica aproximadamente a 9.000 efectivos de 17 naciones aliadas y asociadas a la OTAN, entre ellos unos 2.700 militares del Ejército y la Fuerza Aérea de Estados Unidos o United States Air Force (USAF).

martes, 13 de julio de 2021

La USAF presenta otro A-10C especialmente diseñado.


Un Fairchild Republic A-10C Thunderbolt II operado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) del 122º Ala de Caza (FW) de la Guardia Nacional Aérea de Indiana ha sido pintado en un distintivo esquema de color negro y gris no estándar para conmemorar los 100 años de aviación en el ANG de Indiana.

viernes, 14 de mayo de 2021

La Fuerza Aérea de EEUU decidió actualizar la flota de cazas

El Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de EEUU (USAF), en su discurso en la conferencia McAleese sobre programas de defensa, planteó el tema de la organización de la flota de cazas en el futuro. El general anunció que se reducirá el número de tipos de aviones de combate utilizados por la USAF de 7 a 4. Los costos del presupuesto correspondiente también se planificarán bajo este programa. Como señaló, se considera necesario mantener el avión de ataque A-10 "por un tiempo", para hacer del F-35 el caza dominante, y mantener el F-15EX y el F-16 también. Como puede ver, en la lista anunciada por el Jefe de Estado Mayor de la USAF, no había lugar para el caza F-22 de quinta generación. Aún se desconoce qué lo va a reemplazar exactamente por lo que es posible que sean F-35 adicionales. Recordemos que actualmente la flota de 7 cazas y aviones de ataque de la USAF incluye aviones F-15C/D, F-15E, F-15EX, F-16, F-22, F-35 y A-10.

Al mismo tiempo, el F-18 no se considera aquí, ya que en los EEUU se clasifica como un avión multipropósito basado en portaaviones (incluida una función de bombardero) perteneciente a las estructuras de la Armada. La reducción en el número de tipos de cazas utilizados está prevista por razones de economía. 

Actualmente, se gastan fondos presupuestarios excesivos en el mantenimiento de cazas tan diversos y numerosos, y el Pentágono quiere reducir los costes económicos de la flota de cazas. Naturalmente, la prensa estadounidense tenía preguntas relevantes, a las que el representante de la USAF respondió que sobre las perspectivas a largo plazo para el desarrollo de aviones de combate estadounidenses. Si hablamos en este contexto, entonces en 2030 el F-22 habrá alcanzado su venerable edad y tarde o temprano los cazas de este modelo comenzarán a fallar. (Source/Photo: USAF)

miércoles, 3 de julio de 2019

Avión A-10C de la Fuerza Aérea de EEUU golpea un ave y descarga 3 bombas inertes

La Fuerza Aérea dice que está investigando después de que un avión de combate A-10C Thunderbolt golpeó a un ave y dejó caer tres bombas ficticias usadas para entrenar en el norte de Florida. La Base de la Fuerza Aérea Moody en el centro de Georgia dijo en un comunicado de prensa que no hubo informes inmediatos de lesiones o daños después que municiones de entrenamiento no explosivas de 25 libras (11 kilogramos), fueron lanzadas el lunes por la tarde por un avión A-10C Thunderbolt II.

 La base dijo que un "ataque de aves" había provocado "un lanzamiento inadvertido" de las tres bombas ficticias. La Fuerza Aérea dijo que no sabía dónde aterrizaron las bombas de entrenamiento, pero el área sospechosa estaba a unas 54 millas (87 kilómetros) al sur de la base cerca de Suwannee Springs en el norte de Florida. La Fuerza Aérea dijo que las bombas ficticias, aunque inertes, contienen pequeñas cargas pirotécnicas y no deben ser manipuladas. (Source/Photo: USAF)

miércoles, 24 de abril de 2019

Este extraño caza experimental avistado en el desierto de Mojave podría ser el reemplazo del mítico A-10 Warthog.

A mediados de 2017, la fuerza aérea estadounidense anunció un programa que buscaba incorporar a sus efectivos un caza turbohélice. Poco después, el proyecto se suspendió. La Fuerza aérea quería algo más. Ese algo más es un extraño caza de cola bífida llamado Model 401, el hijo de Ares.

La idea original del Pentágono con el programa de cazas turbohélice ligeros era desarrollar un avión de ataque sencillo y barato para objetivos en tierra cuyas defensas no sean especialmente avanzadas (instalaciones y campamentos como los del ISIS o guerrillas talibanes). El concepto se llama Observer Attack Aircraft, pero aparentemente ni el AT-6 Wolverine, ni la Super Tucano A-29 ni el Textron Scorpion daban la talla como para superar a una leyenda del aire, el A-10 Thunderbolt.

El avión que nadie quiere

El A-10 Thunderbolt II, más conocido por el apodo de Warthog, es una especie de oveja negra en el rebaño de aviones de Estados Unidos. La Fuerza Aérea lo concibió en los 70 como un avión de corto alcance para servir de apoyo a las tropas atacando objetivos en tierra. Para ello los ingenieros de Fairchild Republic diseñaron un tosco birreactor monoplaza de ala recta que básicamente es el medio de transporte a medida de su principal arma: un aterrador cañón rotatorio GAU-8 Avenger.

General Electric GAU-8 Gatling Gun

La GAU-8 es la ametralladora más grande, pesada y potente que nunca se ha montado en un avión militar. Es más larga que un auto convencional, y su peso completo con la munición y el cargador alcanza los 1.828 kilos. El arma se diseñó específicamente para destrozar tanques y blindados y su tambor con 7 cañones de 30 mm es capaz de alcanzar objetivos a más de un kilómetro. El caso es que nadie en la Fuerza Aérea pensaba que el A-10 Thunderbolt llegaría muy lejos. Era un avión diseñado para una época y un teatro de operaciones muy concreto (Afganistán e Irak). Contra todo pronóstico, el Warthog demostró ser tan efectivo que ha resistido todos los intentos de la Fuerza Aérea por librarse de él.

El plan original era sustituir los A-10 por los nuevos F-35 Lightning II. Desgraciadamente, los numerosos problemas en el desarrollo del F-35 han pospuesto una y otra vez la sustitución de los Warthog. No solo eso. Después de años de tropiezos técnicos y miles de millones de dólares gastados en el Lightning II, el ejército estadounidense se ha dado cuenta ahora de que los F-35 son demasiado potentes como para destinarlos a las misiones típicas a las que se enfrenta el A-10. Es, por poner un simil, como intentar reemplazar un matamoscas con un mazo. Demasiado costoso, demasiado potente, demasiado pesado. El programa de cazas ligeros fue el primer intento de redimensionar a la baja el proyecto para jubilar a los Warthog, pero finalmente el pentágono parece haber optado por un reactor de extraño aspecto como el Warthog.

Scaled Composites Model 401: Son of Ares

El Scaled Composites Model 401 es un pequeño caza cuyo diseño recuerda un poco al del dron Predator C, solo que este es un avión tripulado. Mide 11,5 metros de ancho por otros tantos de largo y se impulsa con un solo motor Pratt & Whitney Canada JT15D-5D que le proporciona una autonomía de tres horas con un techo de 9.144 metros y una velocidad máxima de Mach 0,6. Scaled Composites ha fabricado dos prototipos hasta la fecha.Su vuelo inaugural fue en octubre de 2017, pero estos días han sido vistos sobrevolando de nuevo el desierto de Mojave, lo que apunta a que la Fuerza Aérea ha resucitado el proyecto.

Transformar el Model 401 en un avión de ataque ligero no sería difícil. Tan solo hay que dotarlo de armamento, y de un sistema electro-óptico para detectar blancos en tierra. Su máxima capacidad de carga es de 1.814 kilos, demasiado para el GAU-8 del A-10 Thunderbolt, pero suficiente como para albergar la ametralladora del F-35 (que pesa solo 104 kilos), y una buena colección de misiles guiados por laser AP KWS II, Griffin o Hellfire. Una pista interesante de las nuevas pruebas que el ejército está llevando a cabo en Mojave es que los operarios llevan camisetas con un emblema muy particular: un casco espartano y la frase: Son of Ares. Phobos. Deimos. ARES (siglas de Agile Responsive Effective Support) fue un prototipo de avión de ataque ligero desarrollado por Scaled Composites en los 80 que dio muy buenos resultados en las pruebas pero que nunca llegó a entrar en producción.

Los nombres de Phobos y Deimos son fáciles de explicar. En la mitología griega son literalmente las personificaciones de pánico y dolor, hijos de Ares que acompañaban al dios de la guerra en la batalla. En las pruebas de la Fuerza Aérea, los nombres corresponden con la denominación de registro de los dos Model 401 en activo: N401XD (Deimos) y N401XP (Phobos). Teniendo en cuenta los antecedentes, el programa de los hijos de Ares perfectamente podría acabar archivado en una carpeta como han hecho todos los anteriores. Si logra pasar el filtro y entrar en producción, será el fin para uno de los aviones más eficientes del ejército estadounidense, y paradojicamente uno de los más despreciados.(Source/Photo: es-gizmodo-com)

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Un nuevo audio 3D permitirá a los pilotos del A-10 escuchar las alertas procedentes de la dirección de la amenaza.

El futuro del avión de ataque terrestre A-10 Warthog de la Fuerza Aérea de Estados Unidos es tan incierto como siempre, pero el ejército continúa mejorando partes de la flota. Ahora, entre 150 y 200 A-10 parecen estar listos para recibir una importante actualización de audio en la cabina que ayudará a gestionar las comunicaciones por radio y, de forma similar al sonido envolvente de un cine, emitir advertencias auditivas direccionales que llamen inmediatamente la atención del piloto en una dirección específica hacia una amenaza u otra área de interés.

El pasado lunes, el Comando de Material de la Fuerza Aérea anunció planes para adjudicar un contrato de fuente única al contratista de defensa danés Terma para la compra del Sistema de Gestión de Audio de Aeronaves (AAMS) de esa compañía. La Fuerza Aérea había indicado por primera vez que estaba buscando una actualización de audio tridimensional para una parte de sus A-10 en diciembre de 2017 .

El objetivo declarado del programa de actualización del Warthog es “mejorar drásticamente el conocimiento del espacio, el espacio de batalla y la situación de los pilotos del A-10C”, según el anuncio de contratación original. Terma dice que su sistema proporciona esas capacidades, además de ayudar a reducir la carga de trabajo del piloto, reducir la pérdida de audición y la fatiga operativa, y mejorar la inteligibilidad de las señales de audio y las comunicaciones con el piloto.

El AAMS de Terma combina unos auriculares estéreos con un sistema de control de audio digital que se conecta a varios sistemas del avión. Se ha vuelto muy popular a lo largo de los años y está en servicio con la Fuerza Aérea Danesa en sus aviones de combate F-16 Viper, junto con la pantalla montada en el casco Striker II de BAE, para pilotos que vuelan con el Eurofighter Typhoon. Otros operadores del F-16, incluyendo la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, están listos para integrar el sistema de audio tridimensional en sus Vipers también.

Su funcionalidad más básica da a los pilotos la opción de programar fuentes de audio individuales para que suenen como si vinieran de una dirección específica. Esto significa que en un avión con múltiples radios, como el A-10, el sistema canalizará esas fuentes como si el altavoz estuviera parado en una posición específica con respecto al piloto, separando los flujos de audio individuales y separándolos distintivamente de otras alertas tonales y ruido en la cabina del piloto en el proceso.

jueves, 20 de julio de 2017

La Fuerza Aérea de EE.UU. sopesa el reemplazo del A-10

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos está analizando de cerca el futuro de la guerra de apoyo cercano, pero el máximo general del servicio dice que el futuro podría no incluir un reemplazo directo del A-10 Warthog.

A-10: USAF
Por Lara Seligman

La Fuerza Aérea ha contemplado durante años la construcción de una plataforma de apoyo aéreo cercano (CAS) para reemplazar al Warthog cuando llegue al final de su vida útil, pero ese esfuerzo ahora parece haberse detenido. Cuando se le preguntó si el servicio está tomando medidas para desarrollar un "A-X" de misión única, el general de la Fuerza Aérea, el general David Goldfein, dijo que "todavía no".

Entonces, ¿significa que una plataforma CAS de misión única acabará por desaparecer? "Tal vez", dice Goldfein.

"No estoy en desacuerdo con que una plataforma de misión única establezca una vara increíblemente alta para el resto de la fuerza", dijo durante una amplia entrevista con Aviation Week el 16 de julio. "Pero recuerden, [los comandantes de combate] que todo el espectro de conflictos que tengo que apoyar, desde el extremo más alto, al extremo más bajo y todo lo demás, para lo cual tengo una cierta cantidad de dinero que tengo que usar para construir la mejor Fuerza Aérea que el dinero puede comprar ".

Goldfein habló con Aviation Week en una aeronave de la Fuerza Aérea C-40 durante el vuelo de regreso de su visita al Royal International Air Tattoo, el mayor espectáculo aéreo militar del mundo, en la Royal Air Force Fairford, Inglaterra.

Como comandante del componente aéreo en Afganistán, Goldfein vio de primera mano cómo la Fuerza Aérea ahora depende de una familia de sistemas, no sólo el A-10, para misiones de apoyo aéreo cercano (CAS). El Warthog no siempre fue su primera opción para proteger a los soldados en la batalla: en el terreno montañoso del este, un MQ-9 Reaper era la mejor opción para navegar rápidamente por los picos y valles; en el oeste volátil, donde las operaciones podrían tomar rápidamente una vuelta para lo peor, el F-15E multirol daría la máxima presteza ; en el norte, un bombardero B-1B -con su resistencia y gran carga útil- funcionó mejor.

"Si podemos comenzar a tener una conversación sobre esa familia de sistemas, y no cuál es el sistema de armas más importante, vamos a tener una discusión del siglo 21 sobre apoyo aéreo", dijo Goldfein. "Hay muy pocas misiones donde tengamos que utilizar un solo sistema de ataque".

La Fuerza Aérea planea pilotar el Warthog hasta mediados del 2020, aunque necesita financiamiento adicional para mantener a los nueve escuadrones A-10 en vuelo más allá de 2021. Pero la cuestión de si la Fuerza Aérea construirá un reemplazo del  A- 10 va enlazado con la financiación adecuada y de presupuestos estables, subrayó Goldfein.

La falta de apoyo y la incertidumbre presupuestaria -incluyendo año tras año de continuas resoluciones- causan estragos en la capacidad de los militares para planear, dijo.

"Es imposible predecir una estrategia en relación con la cantidad de presupuesto que tengo y donde encajan", dijo. "Nada viene gratis".

Antes de tomar una decisión, Goldfein consultará a la comunidad de CAS acerca de lo que el futuro de la misión parece, porque puede no ser igual al pasado. Los expertos sostienen que el A-10 funciona bien en un ambiente de dominio aéreo total, como Irak y Afganistán, pero a medida que proliferan las armas anti-aéreas avanzadas y los misiles tierra-aire, se vuelve más y más peligroso volar un avión voluminoso y poco saludable como el Warthog en batalla.

"Antes de tener alguna conversación sobre reemplazos ... queremos asegurarnos de que cualquier cosa de lo que hablamos nos está llevando al mejor negocio que favorezca nuestras capacidades", dijo Goldfein.

Lara Seligman,Pentagon Editor,Aviation Week

Como editor de Pentágono de la Semana de la Aviación, Lara Seligman escribe sobre aviación militar estadounidense e internacional. Lara comenzó su carrera como reportera militar que abarca la aviación de la Marina y la construcción naval de Defensa Interior, antes de pasar a cubrir Air Force para Defense News. Antes de pasar a la defensa en 2013, Lara cubrió el Congreso y la política, primero para National Journal y luego para The Hill Newspaper. Nacida en Filadelfia, Lara se graduó de la Universidad de Pennsylvania en 2011
Traducción: Defensa y armas.

lunes, 17 de julio de 2017

Nuevo balón de oxígeno para el A-10

El Comité de Servicios Armados del Congreso estadounidense ha aprobado un borrador de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2018 que incluye 103 millones de dólares para mantener el A-10 en condiciones de vuelo. El citado borrador, al que ha tenido acceso defensa.com, incluye 103 millones de dólares para un requerimiento no presupuestado destinado a reemplazar las alas de 110 de los 283 aviones que quedan en servicio. Esta cantidad se sumaría a los 20 millones si presupuestados para la misma tarea.

Se trata del último episodio de una historia que comienza hace muchos años en la que la Fuerza Aérea estadounidense intenta dar de baja este avión a favor de nuevos programas y por otra parte el Ejército de Tierra y diferentes congresistas presionan para que este avión siga en funcionamiento. Entre los defensores del Warthog (jabalí verrugoso) se argumenta que el avión sigue siendo una herramienta útil en su papel especializado de apoyo a tierra (Close Air Support o CAS), máxime aún si el que deba ser su sustituto, el F-35 de Lockheed Martin, no ha demostrado aun que podrá realizar ese mismo rol con la misma eficacia.

La historia del A-10 comienza antes de 1.975 cuando se recibió el primer avión de producción pero fue antes, durante la Guerra de Vietnam cuando la Fuerza Aérea estadounidense se dio cuenta de que no contaba con un avión con el que apoyar a las tropas en tierra, sobre todo cuando se enfrentaban a medios blindados. La Fuerza Aérea había apostado por bombarderos estratégicos e interceptores de alta velocidad que se mostraron incapaces de desempeñar este rol.

Desde entonces, el Fairchilid Republic A-10 Thuderbolt II ha demostrado su valía en misiones como Tormenta del Desierto, Provide Confort, Zorro del desierto, Enduring Freedom e Iraqi Freedom, todas ellas en Irak, Noble Anvil y Allied Force en Yugoslavia, Deny Flight y Deliberate Guard en Bosnia-Herzegovina además de contra los talibanes en Afganistán o en Libia en el marco de la operación Odyssey Dawn.

La retirada progresiva de las tropas estadounidenses de Afganistán e Iraq pareció dar de nuevo bríos a los detractores de este avión al argumentarse que no se requerirían por ahora sus capacidades, sin embargo actualmente está siendo empleado contra el Daesh en Irak en el marco de la operación Inherent Resolve donde vuelven de nuevo a quedar de manifiesto sus excepcionales capacidades de apoyo a tierra, incluso en el marco de un enfrentamiento híbrido o asimétrico.

La congresista por Arizona Marth McSally, antigua piloto del A-10 y defensora de su continuidad,  informó recientemente de que la Fuerza Aérea estadounidense pretendía dar de baja tres de los nueve escuadrones que operan con el A-10, denunciando que hasta que haya un sustituto probado, no debería de darse de baja ninguno.

Qué lo hace único

El A-10 es un avión muy especializado, de ahí que su apariencia sea particular. Está diseñado para sobrevivir mucho tiempo en el campo de batalla, próximo al enemigo, a baja altitud y baja velocidad, soportando impactos de armas incluso de 23 mm. Para ello se diseñó un fuselaje que alberga el monstruoso cañón heptatubo GAU-8 Avenger de 30 mm. y el piloto se aloja en una “bañera” de titanio que lo protege de los disparos y dispone de una amplia cúpula de cristal lo que mejora su visibilidad. Dispone de once fijaciones para armamento, con una capacidad para portar más de siete toneladas, entre armamento no guiado y las más modernas armas de precisión.

En 2007 se introdujo la versión A-10C que lo cualifica para operar armas de precisión, dotándole además de sistemas de vigilancia y adquisición de objetivos como el Litening de Rafael. Sus alas rectas y largas le permiten volar bajo y lento y la disposición de sus motores hace que su firma infrarroja sea ocultada por las alas para los observadores en tierra. Tiene otros secretos, como un gran número de piezas que son reversibles, lo que facilita su reparación sobre el terreno, desde los timones verticales, pasando por el tren de aterrizaje e incluso los motores. Además, aunque parte del sistema hidráulico está protegido, cuenta con un sistema manual de emergencia que permite operar el avión si el hidráulico doble ha sido dañado. Además está diseñado para operar en entornos precarios, ser sencillo de reparar y despegar y aterrizar en pistas cortas y en mal estado.

Actualmente los planes de la Fuerza Aérea contemplan que el A-10 estará en servicio hasta 2022 cuando está previsto que los escuadrones que operan el Warthog comiencen a recibir el F-35.

Fotografías:
·110 de los aviones recibirán nuevas alas (AF)
·El futuro del A-10 sigue siendo oscuro (AF)

Por José Mª Navarro García - Defensa.com

lunes, 3 de abril de 2017

Vídeo: el 'destroza - tanques' estadounidense, en acción

El A-10 Thunderbolt II es famoso por ser un sobresaliente avión de apoyo cercano a las fuerzas en tierra, el cual está en servicio de las Fuerzas Aéreas de EEUU desde 1977.



Con los años, la aeronave ha ganado muchos apodos, pero el vídeo, publicado en la página de Facebook del Departamento de Defensa, demuestra por qué es conocido como el 'destroza-tanques'.

jueves, 12 de enero de 2017

Comunicaciones encriptadas para el incombustible A-10C Thunderbolt, que sigue modernizándose

A pesar de los años, el A-10C Thunderbolt II de la Fuerza Aérea estadounidense sigue siendo una muy válida herramienta, buena muestra es su eficaz empleo en algunos de los conflictos actuales, recibiendo para ello nuevo equipo especializado. Además de su rol principal como avión de apoyo próximo a las tropas en tierra, el A-10C es empleado también en operaciones de búsqueda y rescate de combate (Combat Search and Rescue o CSAR) dada su capacidad para volar bajo y durante mucho tiempo en misiones de búsqueda de personal. Para ello debe coordinarse con el personal en tierra, que pueden ser desde pilotos abatidos en zona de combate, paracaidistas de rescate, civiles no combatientes o también comunicarse con quienes actúan como observadores avanzados para el lanzamiento de armas de precisión (Joint Terminal Attack Controller o JTAC).

Por ello se ha decidido instalar en algunos de los A-10C el sistema LARS V12 (Lightweight Airbone Recovery Systems) de la empresa Cubic. El LARS V-12 permite a los pilotos de los A-10C hacer uso de comunicaciones encriptadas, ya sea mediante voz o datos, con el personal en tierra y le ofrece además coordenadas GPS en un terminal para poder mantenerlo localizado. Este tipo de sistemas se instala habitualmente en helicópteros de rescate pero también ha sido empleado por aeronaves de ala fija, habiéndose instalado también en los HC-130J de la Fuerza Aérea estadounidense empleados también en misiones de rescate

La instalación de estos sistemas ha sido llevada a cabo por el 309th Aicraft Maintenance and Regeneration Group (AMARG) de la Fuerza Aérea estadounidense y surge de una solicitud urgente anunciada en agosto del año pasado. Entonces el Air Combat Commnad y la Oficina de Programa A-10 se ponían en contacto con el AMARG sobre la posibilidad de instalar estos equipos en 16 aviones antes de que acabara el año. El AMARG puso en marcha el programa, para lo que se requirieron equipos, instalaciones, personal cualificado, utillaje y los propios equipos. Finalmente la unidad modificó 19 aviones de las bases aéreas de Davis-Monthan y Moody en Georgia.

Un presente asegurado
Recordemos que en noviembre del año pasado la general responsable del Mando de Mantenimiento, Ellen Pawlikowski, aseguró que la línea de mantenimiento de este avión había sido reacondicionada y puesta al día hasta el punto de afirmar que se realiza como otro avión que se mantiene “indefinidamente”. La Secretaria de la Fuerza Aérea estadounidense Deborah Lee James afirmó que se está considerando mantener los aviones en el inventario “más allá de lo planeado”.

Hay en marcha un programa de reemplazo de las alas de los A-10, según un contrato que se adjudicó Boeing por valor de 2.000 millones de dólares y que contempla mantener gran número de los 238  aviones actuales hasta 2028. La mayoría de los trabajos de mantenimiento del Warthog, que es como se conoce oficiosamente al Fairchild A-10 Thunderbolt II se lleva a cabo en la base aérea Hill situada en el estado de Utah.

En febrero del año pasado el secretario de Defensa Ashton Carter anunció que el reemplazo del A-10 por el F-35 se demoraría hasta 2022 después de que la Fuerza Aérea estadounidense lo considere aún un activo válido y efectivo, complejo proceso que venimos siguiendo en defensa.com. Al menos la solicitud de presupuesto de Defensa actual incluye una partida para el mantenimiento de este avión lo que garantiza fondos al menos hasta 2018.

En estos momentos el A-10 está operativo en cuatro escenarios, batiéndose el cobre contra el Daesh, en Europa haciendo frente al despliegue militar ruso, en la Zona Desmilitarizada de Corea del Sur y en Filipinas. (José Mª Navarro García)

Fotografías:
·A-10C
·Trabajos de instalación del sistema LARS en el A-10C (USAF)
·Los A-10C siguen poniéndose al día (USAF)

miércoles, 16 de noviembre de 2016

A-10C Thunderbolt II, el Verdugo del Daesh


Por Julio Maíz Sanz

La fotografía, a su vuelta de Oriente Medio, de uno de los A-10C Thunderbolt II perteneciente al 124th Fighter Wing (Ala de Caza) muestra en el fuselaje el impresionante número de bombas lanzadas por el avión de combate contra los terroristas del Daesh. Y es que los muy veteranos Fairchild Republic A-10 Thunderbolt II de la USAF (United States Air Force) siguen siendo uno de los principales medios aéreos de ataque al suelo de las fuerzas de Estados Unidos, demostrando hoy su eficacia en la abierta operación internacional IR (Inherent Resolve), que se centra estos días en la recuperación de Mosul (Irak) de las garras de los terroristas del Estado Islámico.

El despliegue de los A-10 en la operación IR se remonta al 17 de noviembre de 2014, cuando la USAF trasladó una fuerza de estos aviones desde la base afgana de Bagram hasta la de Ahmed al Jaber, en Kuwait. En aquellos momentos las fuerzas del Daesh estaban en su máxima expansión en Siria e Irak, y el Gobierno de Bagdad pidió toda la ayuda posible. Entre los medios aéreos que proyectó Estados Unidos al escenario destacaban los A-10, también conocidos por su apelativo de Warthog o el simplificado hog.

Desde ese momento los Thunderbolt II han protagonizado casi un tercio de los miles de ataques aéreos lanzados contra el Daesh, causándoles múltiples bajas tanto de personal como de material y siendo un factor decisivo para socavar la capacidad de lucha convencional de la organización terrorista. La clave del A-10 es su buena autonomía y, sobre todo, la espectacular capacidad de llevar armamento, hasta 7.260 kilogramos en 11 puntos duros de soporte exterior y el cañón de tipo Gatling (revolver) GAU-8 Avenger de 30 mm.

La imagen del A-10 C  que adjunta esta noticia, matriculado 78-0633,  muestra las múltiples marcas que registran sus lanzamientos de bombas y misiles, a los que añaden los ataques utilizando el cañón. Este A-10 en concreto pertenece al 190th Expeditionary Fighter Squadron, una unidad de la 124th Fighter Wing de la ANG (Air National Guard), que tiene base en Gowen Field, Boise (Idaho).
La foto está tomada a finales de octubre, tras volver el aparato a su base junto a otros de la Unidad de un despliegue de seis meses en la base turca de Incirlik en apoyo de la operación IR.  En esta macro instalación militar otomana, a apenas 100 kilómetros de Siria, están también desplegados los misiles antiaéreos Patriot del Ejército de Tierra español y es estratégica para que los aviones de la coalición internacional lancen sus ataques contra las fuerzas del Daesh, tanto en Siria como en Irak. 

Fotografías:
·Detalle del A-10C en el que se ven las múltiples marcas de lanzamiento. Foto 124th FW
·Línea de A-10C en su base de Gowen tras volver de Incirlik. Foto 124th FW.

jueves, 3 de noviembre de 2016

La Fuerza Aérea de EE.UU planea mantener al A-10 Warthog indefinidamente


Por Andrew P. Collins
Traducido y adaptado por Nopelovic para Zona Militar

El A-10 Thunderbolt II, más conocido como el “Warthog” –el jabalí verrugoso”- es un tractor volador. Lento, rústico, pero confiable como las mareas y prácticamente indestructible y efectivo. Algunos estrategas temían que la aeronave fuese desprogramada en favor de obtener mayor flexibilidad en el presupuesto para operar los F-35, pero la Fuerza Aérea de EE.UU. ha confirmado recientemente que planea mantener volando al A-10 “indefinidamente”.
A pesar que la Fuerza Aérea suponía que debería dirigir el presupuesto para operar los A-10 hacia el F-35 Joint Strike Fighter, ahora está planeando mantener el programa completamente operativo.
“Están preparando todo. Fuimos a los depósitos. Están reconstruyendo las capacidades de los aviones y la cadena logística, le comentó a Aviation Week la Comandante del Área de mantenimiento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, General Ellen Pawlikowski en una entrevista.

“Nuestras órdenes son considerarlo (al A-10) como otro avión al que sostendremos “indefinidamente”.
Mientras los contadores y los planificadores tratan de eliminar la A-10, el Comando de Material va a dejar los aviones como en sus mejores tiempos, lo que les dará la posibilidad de probar sus capacidades cuando se las requiera. Esto se refleja en un 5% de aumento en la tasa de disponibilidad comparando 2014 con 2015, lo que refleja la decisión de la Fuerza Aérea de posponer su retirada.

Se supone que el F-35 Joint Strike Fighter será un avión todo terreno, que podrá empeñarse con otros aviones en combate, realizar misiones de bombardeo de largo rango y apoyar a las tropas. Sin embargo no ha tenido un gran comienzo, para decirlo de manera liviana, y su eficacia en esos roles tiene que ser todavía probada en combate. Algo en lo que el A-10 se destaca, y que se convirtió en la principal razón por la cual el avión es adorado por sus pilotos y mecánicos. Para los soldados combatiendo, el único sonido más reconfortante que el de los motores del ”Jabalí” es el BRRRRRRTTTT de su masivo cañón rotatorio proporcionándoles fuego de cobertura. Y seguramente este el elogio que más se ha escuchado sobre el mismo. En cambio el F-35 se ha ganado una reputación de sobrepasar todos los presupuestos y no alcanzar las prestaciones previstas.

“Mi interpretación, desde una perspectiva superadora, es que continuaremos manteniendo los aviones operativos”, comentó Pawlikowski en la entrevista citada. “Esperaremos a que el polvo se asiente para preveer estrategias. La discusión se mantiene, pero consideramos el hecho que la demanda por estos aviones continuará siendo alta”, agregó.
Cómo está planificado, la flota de A-10 comenzará a decrecer desde al año fiscal 2018, para quedar completamente transferida a los centros de disposición y almacenamiento hacia 2020.
Pero la Secretaria Deborah Lee James le comentó a Aviation Week que el servicio considera mantener al A-10 en su inventario mucho más tiempo que lo planeado originalmente.

Para concluir, la Fuerza Aérea está en proceso de reemplazar las alas de su flota de A-10 en el marco de un contrato de 2.000 millones de dólares firmado con Boeing en 2007 y donde supone que los aviones continuarán en servicio por lo menos hasta 2028.
Parece que el próximo gran conflicto para el A-10 será el “choque” entre el presupuesto fiscal del 2018 de la Fuerza Aérea y un nuevo proyecto de defensa que incluye una previsión para mantener activos a los aviones. Específicamente, la Senadora republicana por el estado de Arizona Martha McSally quiere interponer una última barrera entre el A-10 y su jubilación: un desafío “mano a mano” contra el F-35.
¡Lo esperamos con pochoclos!

miércoles, 17 de agosto de 2016

Un viejo tanque con alas: el A-10 Thunderbolt II todavía no tiene sustituto

ESTADOS UNIDOS PLANEA SUPLIRLO CON DOS AVIONES

La Fuerza Aérea de Estados Unidos lleva años buscando un sustituto del A-10 Thunderbolt II, uno de los aviones más representativos del ejército estadounidense
Foto:  AUTOR PEPE CERVERA

Los soldados de infantería lo adoran. La Fuerza Aérea de los Estados Unidos, durante años controlada por la llamada ‘Mafia de los cazas’, lleva años intentando eliminarlo de su inventario. El Congreso ha bloqueado, una y otra vez, su desaparición. Y debido a sus características y carisma es uno de los aparatos más conocidos de la flota aérea estadounidense.

El A-10 Thunderbolt II, apodado Warthog (jabalí verrugoso), es un avión de combate muy especial aunque siempre ha sido un bicho raro en la panoplia de la USAF. Dedicado a una única tarea que hace muy bien (el apoyo cercano a tropas de tierra) en una era de aparatos polivalentes, de relativa baja tecnología y muy alejado del 'glamour' de los cazas diseñados para el combate aéreo. Ahora, el diseño tiene casi 50 años y ha llegado la hora de reemplazarlo. En 2015 y tras años de resistencia se lanzo el programa A-X para sustituirlo. Ahora este programa se ha subdividido en dos: el A-10 será sustituido por dos aparatos diferentes.

Durante la Guerra Fría la pesadilla de los Estados Unidos, y especialmente de sus aliados, era la manifiesta superioridad numérica de las divisiones acorazadas soviéticas en Europa. Con carros como el T-64 y su descendencia (T-72/90, T-80/84) por decenas de miles con el decidido apoyo de artillería y de la aviación táctica, los especialistas militares deban por sentado que en una guerra ‘caliente’ en Alemania las divisiones acorazadas del Pacto de Varsovia atravesarían el continente desde la ‘Brecha de Fulda’ al Atlántico en poco tiempo (nueve días hasta alcanzar Lyon, según algunos cálculos).
(Reuters)

Los carros de combate M-60, M1 Abrams, Leopard y Leclerc no serían suficientes para ralentizar su avance, ni siquiera con el concurso de helicópteros y misiles anticarro. Hacía falta un avión de apoyo cercano capaz de destruir tanques por decenas que pudiera mantenerse sobrevolando el campo de batalla durante horas para acudir a defender a las tropas de tierra en puntos y momentos clave. Y dado que las divisiones acorazadas soviéticas contaban con antiaéreos tácticos integrados, como los ZSU-23-4 Shilka o los 9K22 Tunguska (con cañones de 30 mm y misiles), tenía que ser un aparato resistente. En esencia, una versión moderna del Ilyushin Il-2 Shturmovik de la Segunda Guerra Mundial, el avión anticarro que los alemanes apodaron Betonvogel (pájaro de cemento) por su increíble capacidad de encajar disparos.

El A-10 Thunderbolt II surgió de estas especificaciones como un sobresaliente avión de apoyo cercano a las fuerzas de tierra. Fue diseñado literalmente alrededor de su cañón GAU-8 Avenger de 30 mm con munición perforante de uranio empobrecido y un cargador de 1.174 balas, más de 1.800 kilos pensados para reventar el blindaje superior de los carros de combate soviéticos a 3.900 disparos por minuto. Puede llevar 7.260 kilos de armamento en 8 puntos de anclaje en las alas y 3 en el fuselaje incluyendo hasta 8 misiles antitanque AGM-65 Maverick, bombas y cohetes de varios tipos, dos misiles antiaéreos AIM-9 Sidewinder para autodefensa, contenedores de contramedidas electrónicas o de puntería y tanques de combustible.

Quinientos kilos de blindaje

El cariñosamente conocido como Warthog lleva más de 500 kilos de blindaje de titanio alrededor del piloto para protegerlo de munición de hasta 23 mm y está diseñado con múltiples sistemas redundantes por rutas separadas, lo que lo hace muy resistente al daño de combate. Su vuelo es lento y a baja altura, lo que hace sus ataques mortíferos. Aunque haya dudas sobre la efectividad del GAU-8 Avenger contra los blindajes de los carros de combate modernos, contra cualquier otro tipo de enemigo el A-10 resulta letal debido a su potencia, precisión y capacidad de mantenerse sobre el campo de batalla durante horas. Además es barato de comprar (una media de 11 millones de dólares por cada uno de los 715 construidos) y de operar (unos 25.000 dólares por hora de vuelo), y de mantenimiento sencillo. Para los soldados de infantería y los controladores aéreos avanzados es, muchas veces, su salvación dado que está donde se le necesita cuando hace falta y tiene una pegada muy potente.

Por eso la idea de que el A-10 sería reemplazado por el F-35 sólo gustaba a la USAF. El F-35 carece de las características que hacen tan eficaz al A-10 en las tareas de apoyo cercano y de control aéreo avanzado. Sólo por poner un ejemplo, el cañón GAU-22/A de 25 mm del Lightning II lleva 182 proyectiles en la versión F-35A, con el arma integrada en el fuselaje, y 220 en las versiones F-35B y C, en un pod externo. Por si fuera poco, el 'software' para disparar el cañón puede que no esté disponible hasta más allá de 2019. El avión no es lo bastante lento, persistente y resistente al ataque como para realizar las misiones del A-10. La Fuerza Aérea, sin embargo, ha intentado por todos los medios retirar los 350 A-10s con los que todavía cuenta para traspasar el dinero así ahorrado al programa F-35. Encontrándose una y otra vez con la oposición del Congreso, que ha forzado su supervivencia.

Tras años de tira y afloja, la fuerza aérea estadounidense anunció en 2015 el lanzamiento de un nuevo programa A-X para empezar la conceptualización y diseño de un avión especializado en el apoyo aéreo cercano. Algunas de las ideas en juego pasaban por conservar las mejores características del A-10 (velocidad, persistencia, radio de giro, flexibilidad, visibilidad, resistencia) y al mismo tiempo mejorar sus puntos flacos (potencia de motor, sensores, defensa contra misiles). Y por supuesto, el cañón GAU-8 o similar, y a ser posible con unos costes reducidos.

Lleva más de 500 kilos de blindaje de titanio para protegerlo de munición de hasta 23 mm y está diseñado con múltiples sistemas redundantes.

A finales de julio, fuentes oficiales anunciaron simultáneamente una aceleración del programa y su división en dos: el reemplazo del A-10 no será un avión, sino dos: uno especializado en la misión de control aéreo avanzado en teatros de bajo riesgo y otro para el apoyo cercano a fuerzas de tierra en conflictos de mayor intensidad. Un plan que algunos analistas consideran una locura.

Para el control aéreo avanzado, el Pentágono está pensando en aviones ligeros de ataque al suelo ya disponibles que se puedan adquirir en un plazo corto por un precio reducido y para ponerlos en acción en un par de años. La prisa se explica quizá por el hecho de que la USAF recuperó dos OV-10 Bronco de la era de Vietnam que estaban en manos de la NASA y los modernizó para usarlos en Iraq durante meses en misiones de las fuerzas especiales para las que, al parecer, no había otro modelo alternativo.

Aparatos turbohélice como el Embraer A-29 Super Tucano brasileño o el Beechcraft T-6 Texan-II podrían cubrir esa misión con la aviónica y las comunicaciones adecuadas. Han sido desarrollados para disponer de capacidad de ataque al suelo, pensando en fuerzas aéreas como la iraquí o la afgana, y en conflictos en los que el enemigo carece de defensas antiaéreas serias.

En una segunda fase, dentro de alrededor de cinco años, se desarrollaría un verdadero avión de ataque al suelo especializado, quizá a partir de modelos de entrenador avanzado del tipo del Alenia Airmacchi M-346 Master italiano o incluso el AirLand Scorpion de Textron, un pequeño birreactor diseñado como aparato económico de múltiples usos para las fuerzas aéreas de países sin mucha potencia económica y militar. Lo cierto es que la propuesta ha sorprendido a los partidarios del A-10 y de su misión, que no se esperaban ni el súbito y poco entusiasta respaldo de la USAF ni mucho menos la división del programa. El tiempo dirá si va en serio o es el penúltimo intento de la Mafia de los cazas’ para cargarse definitivamente al ‘jabalí’.

elconfidencial.com