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sábado, 14 de diciembre de 2019

El Viking Air 400 Guardian ofrecido a países africanos

El Viking Air 400 Guardian, un avión de inteligencia, reconocimiento de vigilancia (ISR) basado en la serie 400 Twin Otter de Viking, ha llegado al Aeropuerto Internacional de Lanseria como parte de su World Tour, donde se ofrece a Sudáfrica para vigilancia marítima, patrulla fronteriza y otras misiones. El avión llegó a Sudáfrica el 30 de noviembre después de breves paradas en Dar es Salaam, Tanzania, y Nampula, Mozambique. El World Tour de los aviones de demostración Guardian 400 lleva dos años en proceso y comenzó en el Dubai Air Show, que se celebró entre el 17 y el 21 de noviembre. La gira fue organizada por Viking Air Limited de Canadá y un consorcio de socios que demostraron varios sistemas en el avión. Airborne Technologies es el socio principal de la gira, ya que equipa la aeronave con su Pod de reconocimiento aéreo autónomo (SCAR) montado en el ala, el sistema de gestión de misiones Airborne LINX y la estación de trabajo táctica. El SCARpod solo requiere un punto duro para la instalación, y no se requieren modificaciones en el fuselaje. Puede alojar cámaras electroópticas, radares, ViDAR, equipos de guerra electrónica, reflectores, sensores ELINT / SIGINT / COMINT, comunicaciones por satélite, etc.

Se ha instalado en aviones PC-9, Gazelle y AT-6, entre otros. Viking, con la ayuda de Airborne Technologies y sus socios, está ofreciendo el 400 Guardian y sistemas individuales a clientes potenciales, incluida la Fuerza Aérea de Sudáfrica. La Fuerza Aérea de Sudáfrica podría beneficiarse especialmente de la configuración flexible de la misión del Guardian al instalar el módulo SCAR en el avión C-47TP de la Fuerza para la vigilancia marítima - (en este momento, el Los C-47TP utilizados en este rol no tienen equipo de misión especializado). El 400 Guardian World Tour está dirigido a militares, fuerzas policiales, patrullas pesqueras, centros de rescate marítimo, etc. y en Sudáfrica, se busca el interés de múltiples partes interesadas, con asociaciones público/privadas.  Si bien la etapa africana del 400 Guardian World Tour acaba de comenzar, el equipo ya ha visto interés en el avión y ha propuesto la venta de tres 400 Guardian a un país africano. Si un país expresa interés, el avión de demostración que se utiliza en la gira de demostración (que recientemente salió de la línea de producción) está disponible para la venta inmediata a un costo aproximado de alrededor de USD 7 millones, con un cargo adicional por los sensores de aproximadamente USD 5 millones. (Source/Photo: Viking Air)

lunes, 29 de octubre de 2018

Rusia se abre paso en África repitiendo la estrategia que siguió en Siria

En los últimos dos años, Rusia ha enviado tropas a al menos tres países -y probablemente varios más- y está cerrando acuerdos militares con decenas de estados, señalando su regreso al continente.

El pasado 30 de julio, tres periodistas rusos viajaban por una carretera rural de la República Centroafricana cuando fueron interceptados por una decena de hombres encapuchados. Obligados a bajar del vehículo a punta de pistola, fueron llevados a un lado de la carretera y ejecutados a sangre fría. La versión oficial, sostenida tanto por las autoridades rusas como por las centroafricanas, es que habían sido víctimas de delincuentes comunes que les mataron para robarles.

Los reporteros trataban de llegar a un yacimiento de oro en una zona controlada por un grupo insurgente cerca de Ndassima. Querían comprobar hasta qué punto eran ciertos los rumores de que esta mina estaba siendo operada por una compañía propiedad de Yevgueni Prigozhin. Este empresario ruso es conocido como ‘el chef de Putin’, gracias una serie de lucrativos contratos de catering para abastecer al Kremlin. Pero también tiene otros negocios: aparece señalado formalmente como el máximo responsable de la célebre ‘granja de trolls’ de San Petersburgo en la investigación estadounidense sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016. Y es el principal propietario de la compañía militar privada Wagner, cuyos miembros han sido desplegados recientemente en teatros como Ucrania o Siria.

De hecho, los amigos y colegas de los periodistas asesinados creen que la verdadera razón del crimen podría ser la investigación que estaban llevando a cabo sobre las actividades de Wagner en el país africano. Para respaldarlo, apuntan a las debilidades de la teoría oficial: que el chófer de los reporteros, superviviente de lo sucedido, ha contado varias historias parcialmente contradictoria, y se encuentra desde entonces en paradero desconocido, se cree que en manos de las fuerzas de seguridad centroafricanas; que otro coche que viajaba por la misma carretera pudo salir de allí sin percance alguno; que si los atacantes fuesen simples bandoleros, podrían haberles robado sin necesidad de matarles; y que otros periodistas que han investigado a Wagner han salido malparados, como Maxim Borodin, que cayó al vacío desde un décimo piso en Ekaterimburgo después de que miembros de las fuerzas de seguridad se presentasen en su casa, o el reportero de San Petersburgo Denis Korotkov, forzado a esconderse tras recibir amenazas de muerte debido a sus pesquisas.

Sea como fuere, haya o no miembros de Wagner en la República Centroafricana, este país se ha convertido en la punta de lanza de la penetración militar rusa en el continente. Faustin-Archange Touadéra, presidente desde 2016, está tratando de deshacerse de la tradicional influencia de Francia desplazándola por una mayor presencia de Rusia. Su asesor de seguridad nacional es un ciudadano ruso, y varios más forman parte de su guardia presidencial. Touadéra, de hecho, está convencido de que existen planes occidentales para derrocarle, por lo que considera que tiene motivos de sobra para echarse en los brazos de Moscú.

“Rusia está intensificando sus relaciones en África, y la República Centroafricana es uno de sus puntos de entrada. El Gobierno es débil, así que es un objetivo fácil”, afirma Thierry Vircoulon, experto en África Central del International Crisis Group, en una entrevista con la publicación Ozy. El propio Kremlin admite que a finales de 2017, 175 instructores rusos fueron enviados al país: cinco de ellos eran militares, y el resto “civiles”, aunque muchos observadores creen que eso significa en realidad que son miembros de Wagner, o tal vez de otra compañía militar privada rusa. “Todo el mundo en la República Centroafricana está diciendo que Wagner está allí”, señala Lewis Mudge, investigador para África de Human Rights Watch, en el mismo artículo.

En julio, el medio de investigación Africa Intelligence, con base en París, indicó que el Gobierno centroafricano había empezado a extraer diamantes en un yacimiento aluvial cerca de la capital, Bangui, con ayuda de una firma llamada Lobaye Invest. Según descubrió Africa Intelligence, la firma es una subsidiaria de la compañía de San Petersburgo M Invest, fundada por Prigozhin. Y de acuerdo con ese mismo medio, soldados de Wagner están transportado maquinaria de extracción al yacimiento en camiones blindados. De hecho, en octubre del año pasado, durante una visita a la ciudad rusa de Sochi, Tuadéra discutió con el ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov “el considerable potencial de asociación para la explotación de recursos minerales” en la República Centroafricana.

Intereses geopolíticos

De confirmarse, Wagner estaría utilizando el mismo modelo de negocio que en Siria, donde sus tropas servirían para estabilizar y asegurar una zona, beneficiándose de sus recursos, que de otra forma no podrían ser explotados. Tal y como explicaba recientemente a El Confidencial el analista de la Fundación Jamestown Sergey Suhankin, uno de los especialistas que más en profundidad ha estudiado el fenómeno de las compañías militares privadas rusas, estas “pueden ser usadas como poderes efectivos para poner bajo el control de uno riquezas y recursos, como minerales, petróleo, gas, en algunas regiones, como África o países poco desarrollados o zonas de inestabilidad. En ese sentido pueden ser usadas como ejércitos privados, no solo empresas. De hecho, Wagner es un ejército privado, no una CMP según la comprensión occidental del término”.

Pero los intereses rusos van mucho más allá de la extracción de minerales. La presencia rusa en la República Centroafricana, un estado hasta ahora considerado irrelevante para Moscú, ha sorprendido a los analistas, pero en realidad forma parte de una implicación militar rusa cada vez mayor en suelo africano. Rusia consiguió el año pasado una exención del embargo de armas vigente en el país desde el inicio del conflicto civil en 2014, y desde entonces se han producido al menos nueve envíos de armamento para el Gobierno central. “Los rusos quieren implantarse en la República Centroafricana, para tener un eje de influencia a través de Sudán en el norte, y al sur, hacia Angola. A los franceses se les odia como el viejo poder colonial. Las tropas estadounidenses se han ido. Es un país libre para ser tomado”, señala un alto oficial de las Naciones Unidas de forma anónima en un artículo de Newsweek.

En julio, un titular de la agencia rusa RIA Novosti proclamaba: “Rusia toma África sin luchar”, apuntando al peso creciente de Moscú en la región. En lo que va de año, Rusia ha cerrado acuerdos de cooperación militar con la República Democrática del Congo, Etiopía, Guinea y Mozambique, a lo que hay que sumar las crecientes exportaciones de armas. En septiembre, una veintena de países africanos enviaron delegaciones a la feria de armamento “Army 2018”, y muchos de ellos firmaron acuerdos de compra, incluyendo a Burkina Faso, Burundi, Chad, Ruanda y Zimbabwe. A esto se suman las ventas a países como Marruecos y sobre todo Argelia, cuyas adquisiciones suponen el 10% del total de las armas rusas que se exportan en todo el mundo.

Pero tal vez el socio más importante de Rusia en el continente africano en este ámbito sea Egipto, que en 2015 estableció una comisión bilateral de cooperación militar y tecnológica. Al año siguiente, los dos países empezaron a realizar ejercicios antiterroristas conjuntos, y en 2017 se firmó un acuerdo mediante el que se le permitió a la fuerza aérea rusa la entrada en el espacio aéreo egipcio y el uso de sus bases militares, lo que supondría “el despliegue más sustancial de fuerzas extranjeras en el norte de África desde los años 70”, según el Fondo Carnegie para la Paz Internacional.

Tropas rusas se encuentran acantonadas en el oeste de Egipto, muy cerca de Libia... donde se cree que puede haber también presencia rusa sobre el terreno. Este país parece haberse convertido en uno de los focos de interés militar de Moscú, abiertamente alineado con el general rebelde libio Jalifa Haftar, quien controla la mitad oriental del territorio libio y se niega a aceptar la autoridad del Gobierno respaldado por la ONU en Trípoli. Soldados rusos podrían estar apoyando a las fuerzas de Haftar y haber establecido gradualmente bases en varios puntos del país, donde según algunos medios se habrían desplegado incluso misiles antiaéreos y antinavales.
Se cree que fuerzas rusas también tienen presencia en Sudán. En diciembre, el periodista ruso Alexander Kots, que trabaja para un medio pro-Kremlin, publicó un vídeo que aparentemente mostraba a instructores rusos entrenando a soldados locales en el desierto sudanés. Y un miembro de una CMP habló recientemente de compañeros suyos afectados por la malaria a su regreso de Sudán. Según un medio local, numerosos testigos afirman haber visto a medio millar de soldados rusos en la región suroccidental, en la frontera con la República Centroafricana.

Sudán, la llave a África

Todas estas sospechas parecen confirmadas por una carta abierta publicada por la llamada Asamblea de Oficiales de Toda Rusia, una organización de veteranos de guerra, en la que pedían al Gobierno que legalice las compañías militares privadas, cuyos miembros reciben “medallas y signos de distinción militar del estado ruso” al tiempo que permanecen en un limbo legal que permite al Kremlin utilizar estos grupos a conveniencia manteniendo la posibilidad de negar toda implicación, e incluso castigar a sus integrantes si no se pliegan plenamente a sus deseos. Según dicha carta, solo en 2018 los miembros de las CMP han estado activos “no solo en Siria, sino también en la República Centroafricana, Sudán, Yemen, Libia y varios países africanos y árabes más”.
Desde hace al menos un año, el presidente sudanés Omar Al Bashir está buscando activamente la protección de Rusia frente a lo que define como “los actos agresivos de EEUU”, que, según él, buscan partir su país en cinco entidades diferentes. Al Bashir fue invitado a Sochi el pasado noviembre, pese a que sobre él pesa una orden de busca y captura del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra en Darfur, pero no parece que eso le quite el sueño a Vladímir Putin, que ve las oportunidades que el país le ofrece.

“Sudán tiene amplios lazos en África y puede ayudar a Rusia a desarrollar relaciones con países africanos. Sudán podría convertirse en la llave de Rusia a África. Somos miembtros de la Unión Africana. Tenemos grandes relaciones con todas las naciones africanas y estamos dispuestos a ayudar”, ha declarado Al Bashir, subrayando su posición como puente entre el mundo árabe y el continente africano.

Además de ser un importante comprador de gas ruso, Sudán ha sido el primer estado árabe en obtener cazas avanzados Sukhoi Su-35, y con anterioridad Rusia tampoco tuvo problemas en violar el embargo impuesto contra el país a raíz del conflicto en Darfur. Además, Al Bashir le ha ofrecido a Putin la construcción de una base militar rusa en el mar Rojo, en la zona de Port Sudan, aunque no está claro que Moscú vaya a aceptarlo, ante las importantes dificultades que el proyecto implicaría.

Pero el punto más sorprendente de la carta de los veteranos rusos es la mención a otra CMP hasta ahora desconocida, Patriot, que también contaría con vínculos estrechos con el aparato de seguridad ruso. Según la cadena rusa Dozhd, un representante del ministerio de Defensa ha confirmado que Patriot está protegiendo la construcción de una base militar rusa en Burundi. Además de eso, Rusia se prepara para construir un centro logístico en un puerto de Eritrea, y existen rumores sobre el establecimiento de una base naval en Somalilandia, la región separatista de Somalia no reconocida internacionalmente.

“A diferencia de su contraparte estadounidense, francesa o británica, el ejército ruso y sus derivaciones en forma de CMPs no son vistos como llevados por intereses políticos regionales que podrían inducirles a tomar parte en medidas desestabilizadoras; al contrario, los intereses continentales de Rusia pasan totalmente por asegurar la estabilización de África, y por lo tanto facilitar contratos comerciales, extractivos y de obras públicas para sus compañías”, indica Andrew Korybko, un analista geopolítico muy cercano al Kremlin. Por ello, no resulta demasiado sorprendente la experiencia del periodista Igor Pushkarev, quien en marzo de este año se presentó en el centro que Wagner tiene en Krasnodar y se hizo pasar por un recluta potencial. “La mitad de nuestros chicos se están preparando para África”, le dijo un instructor. Tanto por medios convencionales como de forma irregular, las fuerzas militares de Rusia han regresado al continente.(Source/Photo: El Confidencial)

jueves, 27 de julio de 2017

China tiene una base secreta en África


Imágenes satelitales recién publicadas muestran estructuras subterráneas secretas en la base militar china de Yibuti, un lugar estratégico para Pekín.

Las fotografías reveladas son las primeras de esta base de China en el estratégico cuerno de África, y como se observa en las imágenes es una base mucho más grande y segura de lo que creían hasta ahora los expertos, según publica este jueves la agencia rusa Sputnik.

Las imágenes las han proporcionado el portal de Stratfor Worldview y Allsource Analysis, que muestran con ellas que la base está fuertemente fortificada, ya que cuenta con tres capas de seguridad y unos 23.000 metros cuadrados de superficie.

“Este tipo de estructuras subterráneas permite que la actividad no sea observada, además de ofrecer protección a los vehículos e instalaciones esenciales para la misión china en Yibuti”, apunta Stratfor Worldview.

Para esta empresa de análisis geopolítico, el objetivo principal de la base es proporcionar apoyo a los buques navales chinos que operan en esta parte del mundo.

Sin embargo, Stratfor Worldview se sorprende de que, según se ve en las imágenes, los chinos no hayan construido ningún puerto en la parte de las instalaciones que dan a la costa.

Este tipo de estructuras subterráneas permite que la actividad no sea observada, además de ofrecer protección a los vehículos e instalaciones críticas para la misión china de Yibuti”, detalla el portal de Stratfor Worldview.

Imagen de la base militar china de Yibuti proporcionada por Stratfor Worldview.

Pero luego añade que es muy probable que China complete pronto una estructura de este tipo, dando con ella a la base acceso independiente al mar y liberándola de su dependencia del puerto comercial de Yibuti.

Por otra parte, los analistas opinan que la base forma parte de los esfuerzos de China por establecer una fuerza naval de alcance verdaderamente mundial, capaz de llevar a cabo operaciones por todo el planeta.

En este contexto, Sputnik informó ayer miércoles de que Pekín pretende, apoyándose en esta base, mediar en la disputa entre los países de África oriental enviando tropas a la frontera entre Yibuti y Eritrea.

Por ello, el analista militar ruso Vladimir Yevseyev ha asegurado a Sputnik que el fortalecimiento del papel de China como importante actor político en África podría perturbar aún más a Estados Unidos, pues Washington también cuenta con un considerable número de tropas y una base militar bastante cerca; concretamente, en Somalia.

Mientras tanto, Pekín ha asegurado mediante un comunicado que su presencia en el Golfo de Adén es para incentivar la cooperación militar internacional a fin de dotar a China de mayor influencia vía intervenciones en misiones de paz, controles antipiratería, ayuda humanitaria y tareas de rescate.

Fuente: krd/mla/tas/rba

lunes, 13 de julio de 2015

EEUU estudia usar drones en África para vigilar al Estado Islámico

X-47B

 
EEUU está negociando con países africanos sobre el despliegue en su territorio de unidades de aviones no tripulados para observar las actividades del grupo yihadista Estado Islámico, informó un alto cargo estadounidense.
“Actualmente tratamos de resolver algunos problemas con el reconocimiento”, dijo citado por Wall Street Journal. 
 
Una base ubicada en las cercanías de las posiciones de los terroristas del EI ayudaría a EEUU a “llenar las lagunas sobre lo que ocurre allí”, señaló.

Ninguno de los países africanos, informó la fuente, dio su consentimiento para el despliegue de una base de drones por temor a convertirse en objetivo del EI en caso de cooperar con Washington.

La fuente no descartó que una vez desplegada, la base puede ser usada para ataques contra el EI en Libia. 
El EI, que tiene de 50.000 a 200.000 miembros, según diversas fuentes, proclamó un califato con leyes e instituciones propias en el territorio que controla, de unos 90.000 kilómetros cuadrados.
 Contra los islamistas luchan los Ejércitos de Siria e Irak, así como los kurdos y las milicias chiíes del Líbano e Irak.

Las hostilidades causaron centenares de miles de civiles muertos y millones de desplazados.

http://mundo.sputniknews.com

martes, 7 de julio de 2015

«La guerra se gana en África»

La amenaza islamista se extiende por el norte de África y afecta ya prácticamente a todos los países de la región

 
Joseph Pérez, hispanista francés de raíces ibéricas, solía responder a quienes en los años sesenta situaban la frontera de Europa en los Pirineos: «España no sólo es Europa, sino que es el único país de Europa que ha peleado durante ocho siglos por ganarse el derecho a serlo». Bien entrado el siglo XXI, cuando esa lucha en defensa de unos valores occidentales concierne ya al conjunto de la Unión 

Europea, oigo decir al general galo Francisco Soriano, jefe de las fuerzas francesas en Gabón: «Los españoles fueron los primeros que acudieron a respaldarnos en la República Centroafricana, en plena matanza, y lo hicieron con eficacia y coraje, especialmente en misiones de apoyo aéreo en zonas de peligro, donde actuaban los Seleka (guerrilla musulmana) con armamento pesado. Son excelentes pilotos, valientes y bien preparados». 

Soriano fue enviado a ese país devastado en diciembre de 2013, al mando de un contingente francés llamado a detener la masacre que se perpetraba allí. En la actualidad, la capital, Bangui, vive en una calma tensa vigilada por fuerzas de la ONU, a las que España aporta 22 militares bajo paraguas de la UE. 


Aterrizamos en un aeropuerto desolado que todavía alberga un campo de refugiados a pocos metros de la pista, donde descansan varios helicópteros de Naciones Unidas y uno militar, francés, provisto de ametralladoras pesadas. 

Me he colado en el avión de las fuerzas Armadas que traslada al jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad), almirante Fernando García Sánchez, y a sus máximos colaboradores, entre ellos los almirantes Martínez Núñez (Digempol) y López Calderón, responsable de Operaciones, de visita a nuestras tropas.

«Exportando estabilidad»

Un viaje a través de la civilización en compañía de las personas que mejor conocen hoy día el alcance real de la amenaza yihadista y el modo más eficaz de conjurarla: reforzando la seguridad de esos países, condición previa indispensable para su desarrollo; ayudándoles a crear ejércitos nacionales sólidos y bien estructurados, que integren a las diferentes etnias, y dándoles esperanza, el bien más preciado de cuantos les faltan. En palabras del Jemad, «exportando estabilidad». Un camino lento y necesitado de inversión, pero el único viable, en opinión de los expertos.

Tras los saludos de rigor, recorremos el kilómetro que nos separa de la base en un convoy protegido por vehículos Lince fuertemente armados. Hace unas horas hemos hecho escala en Yamena, capital del Chad, donde el 15 de junio se produjo un atentado islamista con treinta víctimas mortales del que la prensa occidental ni siquiera informó. 

Lo mismo ocurrió una semana después con dos mujeres suicidas en Nigeria. Los muertos de esta parte del mundo parecen tener otro valor a nuestros ojos, aunque su sangre sea idéntica.

Caldo de cultivo del EI

Pero, por más que los ignoremos, esos muertos, ese miedo, esa ira y esa desesperación nacida de la pobreza extrema, unida al caos de los estados fallidos, son el caldo de cultivo idóneo para ese monstruo de cabezas múltiples al que llamamos Daesh, ISIS o Estado Islámico, que atenta en París o Madrid y asesina turistas en Egipto y Túnez. 

Aquí es donde la bestia anida y recluta a sus huestes, confundiéndose con las redes de tráficos ilegales que mueven 3.800 millones de dólares anuales de norte a sur (armas y petróleo) y de sur a norte (seres humanos y tabaco).
En Bangui, me cuenta un suboficial valenciano, una granada de mano se compra por dos euros. El Daesh devuelve a los jóvenes el orgullo de pertenecer a una organización poderosa y les brinda un cauce perfecto para aliviar su frustración.
 
También inspira terror por la brutalidad de sus métodos, difundidos a través de las 46.000 páginas web que controla y emplea en la coordinación de atentados como los del pasado viernes 26 de junio. De ahí que el reto de la misión europea sea entrenar a las fuerzas armadas locales para que se enfrenten sin temor a esos yihadistas, en la certeza de que les pueden vencer.
 
Este empeño se consigue solo parcialmente, a decir de los militares españoles y franceses que trabajan codo con codo. «Aquí en Bangui -me relata el coronel Stéphane- la destrucción fue total. Sobre el papel ahora hay un ejército, pero en la realidad no saben ni con cuántos efectivos cuentan». Viendo el escenario dantesco de esta ciudad devastada, comparto su escepticismo. 

Por eso valoro más la profesionalidad con la que nuestros militares llevan a cabo su misión, alojándose durante seis meses en contenedores de ocho metros cuadrados en los que lo único abundante son las banderas de España. Nadie se queja. Antes al contrario, se muestran orgullosos de contar a esta periodista en qué consiste su labor de formación de cuadros locales y protección de los instructores.

Es Francia la que soporta el peso de la presencia europea en esta parte de África y, a pesar de la colaboración española, sus soldados se sienten desamparados en la lucha contra el terror. «No podemos seguir asegurando prácticamente en solitario la defensa de Europa con apenas 3.500 efectivos para toda la franja del Sahel -me confiesa un oficial-. Hacen falta tropas occidentales, no basta con las locales para enfrentarse al Daesh ni bastará durante mucho tiempo. La guerra ha empezado y se gana aquí. Sólo se necesita voluntad política».

El alto mando español coincide en parte. A corto plazo, es indispensable un despliegue capaz de derrotar a las fuerzas yihadistas y destruir sus bases, para lo cual se necesitan militares occidentales y en especial fuerza de acción rápida. La experiencia de Iraq y Afganistán demuestra, no obstante, que a la larga la única solución son los gobiernos estables y los ejércitos sólidos.

España contribuye de manera determinante al esfuerzo francés desde las bases de Bangui, Libreville y Dakar, que visitamos. En estas dos últimas, al mando de los tenientes coroneles Agustín Álvarez Hernández y Juan José Terrados Valderas, sendos aviones Casa 295 y Hércules aseguran el transporte de tropas y material hacia los puestos avanzados desde los cuales los soldados galos tratan de cortar las vías de abastecimiento de los grupos yihadistas que operan en el Sahel. 

Lo hacen en condiciones muy duras por la peligrosidad de la zona, las pésimas condiciones de las pistas que se ven obligados a utilizar y lo riguroso del clima, pero con excelente motivación, preparación y medios, que se reflejan en los resultados: una operatividad del 96,5 por ciento.

Las familias de las tropas

El Jemad agradece a sus hombres y mujeres el trabajo que realizan, alaba el esfuerzo de sus familias que, como me dice un piloto, llevan la peor parte de esta lucha, y subraya que son los mejores embajadores de España. Le doy la razón.
En el vuelo de regreso pregunto si podemos ganar esta guerra en la que nos jugamos el futuro. El Jemad no vacila en la respuesta: «¡Ganamos seguro! Es solo cuestión de tiempo…». Martínez Núñez añade: «Si abandonamos África a su suerte, si no somos capaces de propiciar las condiciones necesarias para crear polos de desarrollo, se repetirá la caída del Imperio Romano y las invasiones bárbaras. Vendrán masivamente a Europa y tendremos el problema en casa».
 
Contemplo desde la ventanilla el desierto que se extiende a nuestros pies y recuerdo las palabras de un coronel francés, quejoso de la ceguera europea: «La guerra se ganará si salimos a ganarla; esto no ha hecho más que empezar».

isabel san sebastián
http://www.abc.es