Una planta de enriquecimiento de uranio en territorio iraní, fue atacada mediante el empleo de drones con cargas letales, los que dañaron seriamente las instalaciones. El principal objetivo eran las centrifugadoras, equipamiento clave para el proceso de enriquecimiento de uranio, material indispensable para el armado de cabezas de guerra con capacidad nuclear. Si bien el atacante no fue oficialmente reconocido, Irán ha denunciado al Estado de Israel como el responsable de la ejecución del ataque, en el cual se habrían lanzado al menos dos bombas guiadas desde un UCAS.