Semanas atrás se difundió que la última versión del caza furtivo chino J-20, con dos pilotos, "podría controlar flotas de drones y hacer frente a las interferencias electrónicas, lo que lo convierte en una verdadera pesadilla para los enemigos".
El avión fue introducido en 2017 pero la eficiencia de la industria china hace que siga "actualizándose constantemente con la integración de nuevas tecnologías".
Un año atrás los medios militares especializados informaban que "la rápida modernización de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China (EPL) y de los activos de guerra aérea de otras ramas de las fuerzas armadas del país, ha provocado un cambio en el equilibrio de poder sobre los cielos de Asia-Pacífico, desfavorable para los Estados Unidos y sus socios occidentales, que anteriormente conservaban el dominio militar indiscutible de la región".
La publicación Military Review considera que "la adquisición más simbólica que representa el surgimiento de China como un competidor de los EEUU en términos de la calidad de sus activos de guerra aérea, es la introducción del primer caza furtivo del país, el Chengdu J-20, en servicio en 2017".
Junto con el Su-57 ruso, el J-20 y el F-35 estadounidense son los únicos cazas de quinta generación que están en producción en el mundo. Sin embargo, el caza chino "tuvo un costo de investigación y desarrollo de aproximadamente 4,5 mil millones de dólares, menos del 10% del F-35, debido a las eficiencias en el sector de defensa de China".
La diferencia a favor de China, siempre según Military Review, es que "su diseño ha mejorado significativamente desde que entró en servicio con la integración de nueva aviónica, revestimientos furtivos y motores". Una de esas mejoras es la variante de dos asientos, lo que permite que el segundo piloto se dedique en exclusiva a manejar los sistemas de la guerra electrónica y armamentos.(Source/Photo: Various Media)
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