El ancho del río pasará de 60 a 200 metros.
En la Cuenca del Salado está cambiando la historia. Lo pudimos comprobar el lunes pasado, cuando recorrimos el frente de obra en un punto clave, entre Monte, Lobos y Roque Pérez, de la mano del secretario de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación, Pablo Bereciartúa.
El movimiento es infernal. Dragas, canales, palas, camiones. Tuvimos oportunidad de subir a esas dragas que ya refularon, en los últimos tres años, 4 millones de metros cúbicos, el equivalente a 4 estadios de River, o 17 edificios de 10 pisos. La inversión ya supera el monto de los anteriores 11 años, entre 2004 y 2015, cuando comenzó la obra.
Los tres tramos en marcha se terminan en diciembre 2019. La inversión total asciende a 1.000 millones de dólares. Cien son lo que está en ejecución y otros 200 en Bragado, donde con 70 km de canales y la regulación de la laguna se evitarán inundaciones y se recuperarán tierras para la producción agropecuaria. Ahí van 200 millones, otros 300 los pone la provincia con un crédito internacional y para los 500 restantes se firmó la adjudicación la semana pasada y la próxima se firman los contratos.
Se realizarán 200 km más sobre el Salado. El río tiene una profundidad de entre 2 y 3 metros. Se lo llevará a 4. Y de los 60 metros de ancho actuales, se pasará a 200 metros. Es la obra pública más grande que se está haciendo en el país. Significa la recuperación de un millón de hectáreas, directa o indirectamente, para la agricultura y la ganadería de alta productividad. Porque la revolución tecnológica que atraviesa el agro necesita un ambiente seguro. La intensificación es incompatible con el riesgo de inundaciones. La imagen ominosa de cosechas y vacas bajo el agua debe quedar definitivamente atrás.
En esa zona, la siembra directa permitió meter la agricultura en campos que nunca conocieron el arado. De la mano del gran Oscar Alvarado, inolvidable innovador que supo crear la mayor empresa de siembras del mundo, irrumpieron la soja, el trigo y el maíz en la cuenca del Salado. En Saladillo, Roque Pérez, Monte, ahora hay nuevas variedades de trigo, de mucho mayor potencial de rendimiento. Tenemos maíces con todo el valor que aporta la biotecnología. Y por supuesto, la soja. Y una ganadería que busca nuevos rumbos, a través de la revolución forrajera, que incluye el uso de cultivos agrícolas y nuevas pasturas. Vimos hace pocos días unos fenomenales silos de festuca que pueden impactar fuertemente en la carga animal y en la seguridad de contar con recursos forrajeros abundantes todo el año.
Hace cuatro años, decíamos en Clarin Rural que teníamos que ir a buscar a los ingenieros holandeses, que tras diez siglos de lucha contra el agua decidieron construir soluciones definitivas. Son los grandes expertos, que convirtieron los Paises Bajos en un polo mundial de producción de alimentos. Bueno, ellos ya andan por aquí. Vieron lo del Salado, pero vieron también otros problemas para convertir en oportunidades. Bereciartúa abreva en esas fuentes.
“El cambio climático, que hace que los eventos sean cada vez más extremos, obliga a repensar todo”, dijo Bereciartúa. “Desde la necesidad de adaptarse a estos fenómenos, donde no se puede hacer otra cosa, hasta emprender las obras que apuntan a incorporar tierras para la producción”. Viendo lo que se está haciendo en el Salado, uno piensa que todo es posible. Para el Secretario de Infraestructura la estrategia incluye los aspectos productivos y la gobernanza del agua, en un ámbito de coordinación público privada e inserto en un marco legal moderno.(Source/Photo/Author: Héctor Huergo/Clarín)
En la Cuenca del Salado está cambiando la historia. Lo pudimos comprobar el lunes pasado, cuando recorrimos el frente de obra en un punto clave, entre Monte, Lobos y Roque Pérez, de la mano del secretario de Infraestructura y Política Hídrica de la Nación, Pablo Bereciartúa.
El movimiento es infernal. Dragas, canales, palas, camiones. Tuvimos oportunidad de subir a esas dragas que ya refularon, en los últimos tres años, 4 millones de metros cúbicos, el equivalente a 4 estadios de River, o 17 edificios de 10 pisos. La inversión ya supera el monto de los anteriores 11 años, entre 2004 y 2015, cuando comenzó la obra.
Los tres tramos en marcha se terminan en diciembre 2019. La inversión total asciende a 1.000 millones de dólares. Cien son lo que está en ejecución y otros 200 en Bragado, donde con 70 km de canales y la regulación de la laguna se evitarán inundaciones y se recuperarán tierras para la producción agropecuaria. Ahí van 200 millones, otros 300 los pone la provincia con un crédito internacional y para los 500 restantes se firmó la adjudicación la semana pasada y la próxima se firman los contratos.
La inversión total asciende a 1000 millones de dólares.
Se realizarán 200 km más sobre el Salado. El río tiene una profundidad de entre 2 y 3 metros. Se lo llevará a 4. Y de los 60 metros de ancho actuales, se pasará a 200 metros. Es la obra pública más grande que se está haciendo en el país. Significa la recuperación de un millón de hectáreas, directa o indirectamente, para la agricultura y la ganadería de alta productividad. Porque la revolución tecnológica que atraviesa el agro necesita un ambiente seguro. La intensificación es incompatible con el riesgo de inundaciones. La imagen ominosa de cosechas y vacas bajo el agua debe quedar definitivamente atrás.
En esa zona, la siembra directa permitió meter la agricultura en campos que nunca conocieron el arado. De la mano del gran Oscar Alvarado, inolvidable innovador que supo crear la mayor empresa de siembras del mundo, irrumpieron la soja, el trigo y el maíz en la cuenca del Salado. En Saladillo, Roque Pérez, Monte, ahora hay nuevas variedades de trigo, de mucho mayor potencial de rendimiento. Tenemos maíces con todo el valor que aporta la biotecnología. Y por supuesto, la soja. Y una ganadería que busca nuevos rumbos, a través de la revolución forrajera, que incluye el uso de cultivos agrícolas y nuevas pasturas. Vimos hace pocos días unos fenomenales silos de festuca que pueden impactar fuertemente en la carga animal y en la seguridad de contar con recursos forrajeros abundantes todo el año.
El dragado llevará la profundidad del Salado de 2 a 4 metros.
Hace cuatro años, decíamos en Clarin Rural que teníamos que ir a buscar a los ingenieros holandeses, que tras diez siglos de lucha contra el agua decidieron construir soluciones definitivas. Son los grandes expertos, que convirtieron los Paises Bajos en un polo mundial de producción de alimentos. Bueno, ellos ya andan por aquí. Vieron lo del Salado, pero vieron también otros problemas para convertir en oportunidades. Bereciartúa abreva en esas fuentes.
“El cambio climático, que hace que los eventos sean cada vez más extremos, obliga a repensar todo”, dijo Bereciartúa. “Desde la necesidad de adaptarse a estos fenómenos, donde no se puede hacer otra cosa, hasta emprender las obras que apuntan a incorporar tierras para la producción”. Viendo lo que se está haciendo en el Salado, uno piensa que todo es posible. Para el Secretario de Infraestructura la estrategia incluye los aspectos productivos y la gobernanza del agua, en un ámbito de coordinación público privada e inserto en un marco legal moderno.(Source/Photo/Author: Héctor Huergo/Clarín)
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