Por Mara Laudonia - TELAM
Es una imponente obra de ingeniería, con la que China buscará llegar la Luna y, en un futuro no muy lejano, Marte.
Es el último día del año nuevo chino y los detalles con guirnaldas rojas para el festejo no están en Beijing sino que se observan en Quintuco, en un paraje remoto e inhóspito de 200 hectáreas cerca de la cordillera neuquina, donde se erige una imponente obra de ingeniería: una parábola gigante que con toda su estructura de engranajes pesa unas 450 toneladas y con la que China buscará conquistar primero la Luna y, en un futuro no muy lejano, Marte.
Luego de años de idas vueltas con la construcción de la nueva estación espacial china -que involucra al gobierno de ese país, a la provincia de Neuquén y a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), y que recibirá señales desde los 380.000 kilómetros de distancia que separan a la Tierra de la Luna-, la megaobra ya está terminada.
Apenas falta que la Encom dé el visto bueno al uso de las frecuencias designadas y, el plato más fuerte, que China determine el "Día D" del lanzamiento al espacio desde Asia de la sonda lunar Chang'e-5, cuando se estrenará formalmente la antena ubicada en plena Patagonia argentina.
Tras recorrer unas cuatro horas en auto desde la capital neuquina hacia el norte, yendo por la ruta provincial 22 y luego por la 40 -ambas pasan por restos paleontológicos de saurópodos y dinosaurios- se advierte su presencia desde la vera de la mítica ruta que atraviesa el país de norte a sur. Es una inmensa parábola de unos 35 metros de diámetro que pesa 110 toneladas.
En su emplazamiento el suelo es desértico, las napas de agua están secas y hay muy poca vegetación; el pueblo más cercano es Las Lajas, a unos 58 kilómetros. Literalmente es la nada misma, pero el terreno es propicio para transmitir señales porque no hay interferencias: una olla entre montañas de la precordillera de los Andes.
Hay vientos que llegan a ser tornados en verano, pero pese a ello el lugar tiene "poco polvo en suspensión" y la antena está preparada para soportar ráfagas de hasta 170 kilómetros por hora.
Al llegar no se divisa presencia militar, aunque es necesario ingresar con autorización de la embajada china y con conocimiento de la contraparte argentina.
El jefe de la estación de CLTC (la firma china que lleva adelante el proyecto), Wang Jizho, recibe a un grupo de periodistas en el edificio principal, muy austero y limpio, y ocasionalmente adornado con colores rojos por el año nuevo chino, que culmina hoy. Los chinos locales tienen doble festejo, porque ya pueden hacer uso de la estación.
Carteles bilingües, un comedor, un gimnasio, una mesa de ping pong, y hasta una cancha de básquet es lo que hay hoy en el predio, que consta de cuatro edificios. Está casi terminado una especie de hotel para albergar a las 30 o 40 personas que permanezcan las semanas que perduren las misiones programadas, y luego al equipo permanente del gigante asiático, que no supera las 10 personas.
Una sala está destinada a museo, en el que resaltan la búsqueda de China en la conquista del espacio y las relaciones bilaterales con la Argentina. Una gigantografía muestra el apretón de manos entre los presidentes Mauricio Macri y Xi Jinping, cuando en 2016 reconfirmaron que la estación será para "fines pacíficos".
También están las réplicas de los satélites y de los cohetes enviados al espacio por China, y del ArSat 1 argentino, de cuyos servicios se valen los chinos. "Aún no está determinado, pero es posible que lo hagamos este año, depende de muchos factores", suelta escuetamente Jizho, sin arriesgar fechas.
En un principio, el "Día D" fue previsto para 2017, pero hubo demoras. En julio del año pasado, quien tiene a cargo el programa de exploración lunar Chang'e, Wu Weiren, postergó la fecha para "la segunda mitad del 2017", y en enero último, el China Daily News reveló que la largada sería en "noviembre", tras citar fuentes de la China Aerospace Scienceand Technology Corporation (CASC).
"Inicialmente la antena se utilizará para hacer soporte al proyecto de exploración lunar -con intercambio de datos, imágenes de las muestras recopiladas allí-, pero en un futuro también servirá para explorar Marte", aventuraron las fuentes chinas.
En la relación bilateral china-argentina, 2017 es un año especial: el próximo 17 es el aniversario 45 de las relaciones diplomáticas entre ambos países y, además, está previsto que el presidente Macri visite el país asiático a principios de mayo.
(*) del Equipo de Investigación de Télam
Es una imponente obra de ingeniería, con la que China buscará llegar la Luna y, en un futuro no muy lejano, Marte.
Es el último día del año nuevo chino y los detalles con guirnaldas rojas para el festejo no están en Beijing sino que se observan en Quintuco, en un paraje remoto e inhóspito de 200 hectáreas cerca de la cordillera neuquina, donde se erige una imponente obra de ingeniería: una parábola gigante que con toda su estructura de engranajes pesa unas 450 toneladas y con la que China buscará conquistar primero la Luna y, en un futuro no muy lejano, Marte.
Luego de años de idas vueltas con la construcción de la nueva estación espacial china -que involucra al gobierno de ese país, a la provincia de Neuquén y a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), y que recibirá señales desde los 380.000 kilómetros de distancia que separan a la Tierra de la Luna-, la megaobra ya está terminada.
Apenas falta que la Encom dé el visto bueno al uso de las frecuencias designadas y, el plato más fuerte, que China determine el "Día D" del lanzamiento al espacio desde Asia de la sonda lunar Chang'e-5, cuando se estrenará formalmente la antena ubicada en plena Patagonia argentina.
Tras recorrer unas cuatro horas en auto desde la capital neuquina hacia el norte, yendo por la ruta provincial 22 y luego por la 40 -ambas pasan por restos paleontológicos de saurópodos y dinosaurios- se advierte su presencia desde la vera de la mítica ruta que atraviesa el país de norte a sur. Es una inmensa parábola de unos 35 metros de diámetro que pesa 110 toneladas.
En su emplazamiento el suelo es desértico, las napas de agua están secas y hay muy poca vegetación; el pueblo más cercano es Las Lajas, a unos 58 kilómetros. Literalmente es la nada misma, pero el terreno es propicio para transmitir señales porque no hay interferencias: una olla entre montañas de la precordillera de los Andes.
Hay vientos que llegan a ser tornados en verano, pero pese a ello el lugar tiene "poco polvo en suspensión" y la antena está preparada para soportar ráfagas de hasta 170 kilómetros por hora.
Al llegar no se divisa presencia militar, aunque es necesario ingresar con autorización de la embajada china y con conocimiento de la contraparte argentina.
El jefe de la estación de CLTC (la firma china que lleva adelante el proyecto), Wang Jizho, recibe a un grupo de periodistas en el edificio principal, muy austero y limpio, y ocasionalmente adornado con colores rojos por el año nuevo chino, que culmina hoy. Los chinos locales tienen doble festejo, porque ya pueden hacer uso de la estación.
Carteles bilingües, un comedor, un gimnasio, una mesa de ping pong, y hasta una cancha de básquet es lo que hay hoy en el predio, que consta de cuatro edificios. Está casi terminado una especie de hotel para albergar a las 30 o 40 personas que permanezcan las semanas que perduren las misiones programadas, y luego al equipo permanente del gigante asiático, que no supera las 10 personas.
Una sala está destinada a museo, en el que resaltan la búsqueda de China en la conquista del espacio y las relaciones bilaterales con la Argentina. Una gigantografía muestra el apretón de manos entre los presidentes Mauricio Macri y Xi Jinping, cuando en 2016 reconfirmaron que la estación será para "fines pacíficos".
También están las réplicas de los satélites y de los cohetes enviados al espacio por China, y del ArSat 1 argentino, de cuyos servicios se valen los chinos. "Aún no está determinado, pero es posible que lo hagamos este año, depende de muchos factores", suelta escuetamente Jizho, sin arriesgar fechas.
En un principio, el "Día D" fue previsto para 2017, pero hubo demoras. En julio del año pasado, quien tiene a cargo el programa de exploración lunar Chang'e, Wu Weiren, postergó la fecha para "la segunda mitad del 2017", y en enero último, el China Daily News reveló que la largada sería en "noviembre", tras citar fuentes de la China Aerospace Scienceand Technology Corporation (CASC).
"Inicialmente la antena se utilizará para hacer soporte al proyecto de exploración lunar -con intercambio de datos, imágenes de las muestras recopiladas allí-, pero en un futuro también servirá para explorar Marte", aventuraron las fuentes chinas.
En la relación bilateral china-argentina, 2017 es un año especial: el próximo 17 es el aniversario 45 de las relaciones diplomáticas entre ambos países y, además, está previsto que el presidente Macri visite el país asiático a principios de mayo.
(*) del Equipo de Investigación de Télam
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