La Marina Brasileña busca reemplazar sus viejas Fragatas Niteroi, con mas de 30 años de antigüedad
La Marina de Brasil (MB) inició un sondeo discreto, pero a un nivel elevado (involucrando oficiales de altas patentes), para averiguar las condiciones en que podría obtener destructores usados japoneses.
La aproximación se da en el marco de un inusitado y vigoroso estrechamiento de las relaciones militares entre los dos países -la iniciativa relativamente reciente del gobierno de Tokio. (No olvidar: Brasil es la nación que posee la mayor comunidad de origen japonés en todo el mundo.)
La Administración del Primer Ministro Shinzô Abe seleccionó unos pocos países de fuera del Sudeste Asiático-Brasil y Australia entre ellos- con potencial para ser considerados "socios estratégicos" en el intercambio de informaciones en el área de Defensa, lo que incluye abrir espacio para los sofisticados (pero caro) equipos militares fabricados por Japón.
Brasil y Japón poseen 123 años de relaciones diplomáticas y desde octubre de 2014, cuando Abe estuvo en Brasil, vienen sucediendo contactos mutuos en el sector de Defensa.
En la mitad final de febrero de 2016, Brasil recibió al general Kiyofumi Iwata, entonces con 61 años, primer jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Terrestres de Autodefensa de Japón a desembarcar en el país.
El año pasado, un oficial del Ejército japonés participó, como observador, del Amazonlog, el Ejercicio de Logística Multinacional Interagencias conducido por el Comando Logístico del Ejército Brasileño.
¿Qué, ahora, más llamó la atención de los jefes navales brasileñas: para las fuerzas armadas de los países clasificados como "socios estratégicos" potenciales, el Ministerio de Defensa japonés funcionarios señas con las ventas de productos compatibles (1) cuotas inusualmente largos, y (2) tipos de interés por debajo de los practicados por proveedores europeos y surcoreanos. Todo financiado por bancos japoneses.
Históricamente, las empresas de la industria de material de defensa japonesas sólo pueden vender equipos de vigilancia, transporte y monitoreo. Pero eso se viene, cada vez más, en la teoría.
Estas compañías ya están en el mercado ofreciendo aviones de patrulla aptos para lanzar misiles y torpedos y submarinos oceánicos dotados de propulsión independiente de la atmósfera (AIP) que disparan torpedos y misiles, además de "sembrar" minas.
La Marina de Brasil también considera que conoce poco sobre los sensores y sistemas militares fabricados en Japón - y quiere sanar esa deficiencia.
El 30 de abril de este año, el ministro de Defensa brasileño, Joaquim Silva y Luna, recibió en Brasilia una delegación del Ministerio de Defensa japonés, encabezada por el viceministro Tomohiro Yamamoto, un diputado formado en Derecho de 43 años de edad.
Los dos países elaboran en ese momento un Memorando de Entendimiento sobre intercambio de informaciones en las áreas Aeroespacial, de Misiones de Paz, Defensa Cibernética, y de asuntos relacionados a los Juegos Mundiales Militares, previsto para suceder en Tokio, en el año 2020.
Durante su estancia en la capital brasileña Yamamoto clasificó el diálogo entre los Ejércitos de ambas naciones como "dinámico", pero proporcionó una pista de que la intención de su gobierno es más amplia "y manifestó interés en estrechar esas relaciones también con las otras Fuerzas , aérea y naval ", según reveló un comunicado oficial de Pasta de Silva y Luna.
También llamó la atención de los brasileños el alto nivel de la comitiva de Yamamoto, que incluyó, además del encargado de Negocios y del Adido de Defensa de la Embajada de Japón en Brasil, el director adjunto de la División de Política Internacional del Ministerio de Defensa japonés, Itsuki Sugihara, la adjunta de esa División, Kaori Tatsumi, y el asistente Ejecutivo del viceministro, Shota Shimizu.
Los buques clase Asagiri, de 4.900 toneladas, son superiores-en sensores y armamentos- a las fragatas de la Marina Brasileña, más no entusiasman a los jefes navales brasileños.
Los almirantes de MB prefieren los buques de la clase Murasame, de 151 m de largo y 6.100 toneladas (a plena carga), construidos en los años 1990 y modernizados con tecnología stealth (furtiva), electrónica avanzada y mejoras en sus sistemas de misiles. Sólo que, por lo que se sabe, todavía no hay previsión para que los destructores Murasame sean descomisionados.
La lectura que los jefes navales brasileños hacen hoy es que, autorizados por los estadounidenses, los japoneses se inclinan por vender, a las llamadas "naciones amigas", los cuatrimotores de reconocimiento marítimo P-3C Orion, el bimotor de alerta aérea anticipado E-2C Hawkeye , helicópteros Sikorsky Seahawk, o incluso buques de apoyo logístico y cazadoras.
Esto, naturalmente, fuera los equipos y tecnologías que puedan interesar a la Fuerza Aérea Brasileña y al Ejército (como helicópteros de ataque y sistemas de Guerra Cibernética).
A los militares brasileños ya fue posible determinar que ciertos equipos de gran capacidad de las Fuerzas de Autodefensa, como el P-3C Orion, y el E-2C Hawkeye serán retirados de la activa en breve.
Para el esclarecimiento marítimo los japoneses tienen en implantación los modernísimos cuadrimotores a chorro Kawasaki P-1, de costo unitario presupuestado en 164 millones de dólares en 2015. Tan costoso que las marinas del Reino Unido, Francia y Nueva Zelanda tuvieron que desistir de la idea de comprarlo.
Pero, de forma general, los productos militares japoneses se sitúan, en la escala de valores, entre los equipos estadounidenses - más baratos - y los europeos, cobrados en euros (más caros).
Las ventajas de ser el macho alfa de la manada, del barrio. Brasil viene consiguiendo material usado que tienen mucho potencial de combate, sobre todo en el entorno regional. Ahora, hasta Japón les quiere proveer de fragatas. El que puede, puede, y el que no, mira envejecer su equipamiento militar sin posibilidades ciertas de poder reemplazarlos.
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