Especialistas de la CONAE y de otras instituciones científicas participaron de una jornada en la que se habló sobre el futuro del programa espacial argentino. Los proyectos satelitales en marcha y el desarrollo del lanzador Tronador II.
Agencia TSS – “En cada misión satelital, tratamos de agregar nuevas partes y sistemas que puedan hacerse en el país. Los próximos en volar al espacio serán los satélites gemelos SAOCOM, con fecha probable de puesta en órbita en 2017 y 2018”, destacó Fernando Hisas, gerente de Proyectos de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), uno de los exponentes de la jornada “Argentina y su gente: satélites por y para los argentinos”, que se realizó el pasado 2 de junio en la Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina.
La jornada fue organizada por el Encuentro Permanente de Asociaciones Científicas (EPAC), un espacio promovido por la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, que nuclea a más de 10.000 investigadores agrupados en diversas asociaciones científicas.
Hisas también se refirió al estado del desarrollo del primer lanzador nacional de satélites, el Tronador II, que permitirá poner en órbita artefactos de hasta 250 kilos, y habló sobre su versión posterior, el Tronador III, que podrá llevar una carga de hasta 1.000 kilos. “Son desafíos muy interesantes, incluso desde el punto de vista de la posible explotación comercial, para lanzar satélites de otros países”, dijo el funcionario de la CONAE, quien explicitó el objetivo de incorporar cada vez más tecnología local en la construcción de satélites y mencionó el desarrollo de un sistema de guiado junto con la Universidad Nacional de La Plata(UNLP). “Hoy tenemos autonomía para fabricar en la Argentina esos sistemas para nuestros satélites y lanzadores”, resaltó Hisas.
Otro de los ejemplos citados fue el desarrollo de paneles solares satelitales, que para los primeros satélites –SAC-B (1996), SAC-A (1998) y SAC-C (2000)– habían sido importados, mientras que para la construcción del SAC-D Aquarius fueron fabricados por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). “Es el satélite más importante que hemos hecho con la NASA (la agencia espacial estadounidense), que puso un instrumento clave (el Aquarius) a bordo de un satélite argentino, que es operado desde la Argentina, con una inversión de más de 200 millones de dólares y que ha tomado la primera imagen de salinidad oceánica global en la historia”, destacó el ingeniero de la CONAE.
Uno de los principales desafíos de la CONAE son los SAOCOM (satélites de observación de la Tierra con microondas). Se trata de una misión llevada a cabo junto con la Agencia Espacial Italiana (ASI), denominada Sistema Ítalo-Argentino de Satélites para la Prevención de Catástrofes (SIASGE), que consta de seis satélites. “Los satélites del sistema SIASGE son radares de apertura sintética que operan en el rango de las microondas. Los objetivos de la misión son apoyar la agricultura y la hidrología,y obtener valores de humedad de suelo. Además, se busca satisfacer otras aplicaciones del Plan Espacial, que apuntan a la pesca, el clima, la oceanografía, el medioambiente, la cartografía y la planificación territorial”, dijo la investigadora principal de las misiones SAOCOM, Laura Frulla.
A diferencia de los otros satélites, que tenían cámaras que usaban la luz del sol para obtener imágenes, los SAOCOM son radares en sí mismos y tienen la ventaja de poder captar información tanto de día como de noche, incluso cuando está nublado, un aspecto fundamental para seguir fenómenos como las inundaciones. Con la antena radar desplegada, el SAOCOM tiene unos 3,5 metros de alto por 10 metros de largo, y pesa unos 3.000 kilos.
La CONAE también está involucrada en el proyecto SABIA-Mar (Satélite Argentino-Brasileño para Información del Mar), que consta de dos satélites, uno construido en la Argentina y otro en Brasil, que contarán con instrumentos ópticos de alta resolución para realizar estudios costeros y de productividad oceánica.
A la espera del Tronador
La CONAE continúa con la construcción del lanzador Tronador II y de la serie SARE, compuesta por satélites de arquitectura segmentada. El Tronador II tendrá la capacidad de poner en órbita satélites de observación de la Tierra que trabajan de manera coordinada. El lanzamiento del prototipo experimental, denominado VEX 5A, está previsto para los próximos meses.
Hisas explicó la importancia de contar con un lanzador nacional de satélites: “Sería muy difícil plantear una estrategia de lanzamiento de satélites pequeños en serie si no tenemos resuelto el tema del acceso al espacio. Si se resuelve esto, se pueden asumir más riesgos para una mayor integración nacional de componentes y para disminuir los costos. Esa es la clave del Tronador. Además, nos daría autonomía en el área espacial de punta a punta”.
Otro aspecto en el que se hizo hincapié es en la formación de recursos humanos calificados. La CONAE ha desarrollado cuatro maestrías: en Aplicaciones de Información Espacial, con la Universidad Nacional de Córdoba; en Tecnología Satelital, con la UTN Córdoba; en Instrumentos Satelitales, con la UTN Mendoza; y en Desarrollos Informáticos de Aplicación Espacial, con la Universidad Nacional de La Matanza. Además, este año se inició la carrera de grado en Ingeniería Espacial junto con la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
Además, los exponentes hablaron sobre los diversos usos de la información satelital. Entre ellos, la investigadora de CONAE Sandra Torrusio destacó la posibilidad de minimizar el impacto en emergencias ambientales, como la mayor frecuencia de inundaciones y la propagación de epidemias sanitarias, la deforestación del suelo y la contaminación del medioambiente. Al respecto, mencionó el trabajo que realizaron la CONAE y el Ministerio de Salud de la Nación para elaborar el Mapa de Riesgo Ambiental de Dengue 2016, un sistema de alerta y monitoreo que busca mejorar la identificación de brotes, dar alerta temprana a la población y tomar las medidas sanitarias necesarias.“El broche de oro del desarrollo tecnológico es llegar a los usuarios”, indicó.
Otra expositora de la jornada fue la bióloga Patricia Kandus, investigadora de la UNSAM, quien abordó el uso de información satelital para el estudio y gestión de humedales en aspectos como depuración del agua, biodiversidad y oferta de alimentos y agua potable, frente al riesgo que enfrenta su conservación por la expansión de la frontera agrícola.
Los especialistas destacaron que el desarrollo de estas tecnologías ha posibilitado la acumulación de capacidades tecnológicas en empresas como INVAP, que a partir del desarrollo del radar para el proyecto SAOCOM pudo avanzar en la producción de su línea de radares terrestres.
El ingeniero Guillermo Benito, gerente del área de Proyectos Espaciales de INVAP, principal empresa contratista en los desarrollos llevados adelante por la CONAE, habló sobre la importancia de que el Estado encare políticas de desarrollo satelital a largo plazo. “El dominio completo de la tecnología satelital obtenido con el SAC-D llevó a que también se pudiera tomar la decisión estratégica de fabricar en el país los satélites de comunicación geoestacionarios que hoy están brindando servicios, los Arsat 1 y 2. En el caso del Arsat 3 (cuyo desarrollo fue suspendido por el Gobierno), esperamos continuar construyéndolo en breve”, concluyó Benito.
Nadia Luna
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