El programa Joint Strike Fighter surge bajo el deseo del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, (DoD, por sus siglas en inglés) de diseñar un sistema de armas asequible con capacidades furtivas de quinta generación, cuyo objetivo, era comenzar a reemplazar los aviones de combate de la Armada, el Cuerpo de Marines y la Fuerza Aérea.
La competencia por el programa Joint Strike Fighter del DoD fue intensa y duró cuatro años, pero para octubre del 2001, Lockheed Martin fue nombrado líder del proyecto, ahora denominado: F-35 Lightning II.
El programa, encabezado por el contratista estadounidense Lockheed Martin, es también integrado por un consorcio militar internacional de más de 12 países. El nuevo caza furtivo de quinta generación, viene en tres versiones diferentes: La variable F-35A diseñado para operar en pistas convencionales. Este avión es operado por la Fuerza Aérea de los EE.UU. y la mayoría de los clientes internacionales. El F-35B tiene la capacidad de aterrizar verticalmente como un helicóptero y despegar en distancias muy cortas. Este caza se encuentra en servicio dentro del Cuerpo de Marines, el Reino Unido y la Fuerza Aérea Italiana. Por último, se encuentra la variante F-35C, que figura como el primer caza furtivo de quinta generación construido para la Marina y diseñado para operar en portaaviones. Esta variable es exclusivamente operada por la Marina de los EE.UU.
Hasta la fecha, el contratista ya ha entregado más de 380 unidades y se han entrenado más de 790 pilotos. Con un total de 7.200 personas dedicadas a mantener el avión, el F-35 es considerado como uno de los mejores aviones de combate sigiloso del mercado. Sin embargo, el F-35 ha sido expuesto a duras críticas por su alto costo, retrasos en las entregas y algunas serias fallas técnicas. Pero a pesar de ello, el avión continúa siendo un atractivo de adquisición, siendo probablemente, su capacidad furtiva, una de las capacidades que más seduce del F-35.
¿Cómo se logra la furtividad del F-35?
El F-35 no es invisible, como alegan los ingenieros a cargo del programa, pero sí posee una «capa» que dificulta que sea detectado, rastreado, o incluso apuntado por radares con misiles tierra-aire. El término que se utiliza para describir esta «capa» es denominado tecnología low observable y requiere de un gran esfuerzo y mantenimiento continúo para lograrlo.
El Sargento primero, Francis Annett, del 388th Maintenance Squadron Fabrication Flight (NCOIC), afirma que «no puedes establecer un objetivo si no puedes alcanzarlo, y no puedes alcanzar un objetivo si te derriban».
Para proporcionar la capacidad furtiva al F-35 se combinan varias técnicas que van desde el diseño de líneas y contornos en el exterior del avión, como paneles compuestos, y material absorbente que recubre el avión. El objetivo es desviar y absorber (deflect and absorb) el radar enemigo, que combinado con las tácticas del piloto, ayuda a que el avión pueda sortear los peligros en el espacio enemigo.
«Durante el vuelo, la pintura o revestimiento exterior de cualquier avión puede desgastarse por la fricción causada por el clima, el polvo, los insectos y el movimiento normal de las superficies de vuelo», dice Annett. Por eso, el F-35 tiene varios paneles que se quitan o abren con frecuencia para el mantenimiento de rutina, «y hay más de 5.000 sujetadores que mantienen los paneles del cuerpo en su lugar. Todo esto, cuando se desgasta, puede limitar las capacidades de sigilo de los aviones», asegura Francis.
De forma constante, el equipo inspecciona y evalúa los recubrimientos y paneles del F-35 después de cada vuelo, buscando cualquier cosa que pueda conducir a la detección del radar, registrando cualquier daño y priorizando las reparaciones en el ala.
La atención del F-35 requiere que el equipo trabaje de cerca observando «encorvados atentamente sobre una mesa larga llena de paneles y sellos de goma. Llevan máscaras y guantes, y se parecen más a escultores o pintores, que al personal de mantenimiento de tecnología low observable», asegura Annett.
Por otro lado, el revestimiento absorbente en la superficie del F-35 requiere de un trabajo orientado al detalle donde se trabaja en cada pequeña área del avión. Se debe «mezclar adecuadamente los productos químicos, aplicarlos con precisión, suavizar y evaluar las imperfecciones más pequeñas. Lleva mucho tiempo, pero es vital hacerlo bien», dijo Annett.
El 388th Maintenance Squadron Fabrication Flight «Low Observable» y el 419º FW de la Reserva de la Fuerza Aérea, son las únicas unidades del F-35A con capacidad de combate, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.(Sourced/Photo/Author: Jennifer P. Olivera/Zona Militar)
La competencia por el programa Joint Strike Fighter del DoD fue intensa y duró cuatro años, pero para octubre del 2001, Lockheed Martin fue nombrado líder del proyecto, ahora denominado: F-35 Lightning II.
El programa, encabezado por el contratista estadounidense Lockheed Martin, es también integrado por un consorcio militar internacional de más de 12 países. El nuevo caza furtivo de quinta generación, viene en tres versiones diferentes: La variable F-35A diseñado para operar en pistas convencionales. Este avión es operado por la Fuerza Aérea de los EE.UU. y la mayoría de los clientes internacionales. El F-35B tiene la capacidad de aterrizar verticalmente como un helicóptero y despegar en distancias muy cortas. Este caza se encuentra en servicio dentro del Cuerpo de Marines, el Reino Unido y la Fuerza Aérea Italiana. Por último, se encuentra la variante F-35C, que figura como el primer caza furtivo de quinta generación construido para la Marina y diseñado para operar en portaaviones. Esta variable es exclusivamente operada por la Marina de los EE.UU.
Hasta la fecha, el contratista ya ha entregado más de 380 unidades y se han entrenado más de 790 pilotos. Con un total de 7.200 personas dedicadas a mantener el avión, el F-35 es considerado como uno de los mejores aviones de combate sigiloso del mercado. Sin embargo, el F-35 ha sido expuesto a duras críticas por su alto costo, retrasos en las entregas y algunas serias fallas técnicas. Pero a pesar de ello, el avión continúa siendo un atractivo de adquisición, siendo probablemente, su capacidad furtiva, una de las capacidades que más seduce del F-35.
¿Cómo se logra la furtividad del F-35?
El F-35 no es invisible, como alegan los ingenieros a cargo del programa, pero sí posee una «capa» que dificulta que sea detectado, rastreado, o incluso apuntado por radares con misiles tierra-aire. El término que se utiliza para describir esta «capa» es denominado tecnología low observable y requiere de un gran esfuerzo y mantenimiento continúo para lograrlo.
El Sargento primero, Francis Annett, del 388th Maintenance Squadron Fabrication Flight (NCOIC), afirma que «no puedes establecer un objetivo si no puedes alcanzarlo, y no puedes alcanzar un objetivo si te derriban».
Para proporcionar la capacidad furtiva al F-35 se combinan varias técnicas que van desde el diseño de líneas y contornos en el exterior del avión, como paneles compuestos, y material absorbente que recubre el avión. El objetivo es desviar y absorber (deflect and absorb) el radar enemigo, que combinado con las tácticas del piloto, ayuda a que el avión pueda sortear los peligros en el espacio enemigo.
«Durante el vuelo, la pintura o revestimiento exterior de cualquier avión puede desgastarse por la fricción causada por el clima, el polvo, los insectos y el movimiento normal de las superficies de vuelo», dice Annett. Por eso, el F-35 tiene varios paneles que se quitan o abren con frecuencia para el mantenimiento de rutina, «y hay más de 5.000 sujetadores que mantienen los paneles del cuerpo en su lugar. Todo esto, cuando se desgasta, puede limitar las capacidades de sigilo de los aviones», asegura Francis.
De forma constante, el equipo inspecciona y evalúa los recubrimientos y paneles del F-35 después de cada vuelo, buscando cualquier cosa que pueda conducir a la detección del radar, registrando cualquier daño y priorizando las reparaciones en el ala.
La atención del F-35 requiere que el equipo trabaje de cerca observando «encorvados atentamente sobre una mesa larga llena de paneles y sellos de goma. Llevan máscaras y guantes, y se parecen más a escultores o pintores, que al personal de mantenimiento de tecnología low observable», asegura Annett.
Por otro lado, el revestimiento absorbente en la superficie del F-35 requiere de un trabajo orientado al detalle donde se trabaja en cada pequeña área del avión. Se debe «mezclar adecuadamente los productos químicos, aplicarlos con precisión, suavizar y evaluar las imperfecciones más pequeñas. Lleva mucho tiempo, pero es vital hacerlo bien», dijo Annett.
El 388th Maintenance Squadron Fabrication Flight «Low Observable» y el 419º FW de la Reserva de la Fuerza Aérea, son las únicas unidades del F-35A con capacidad de combate, de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.(Sourced/Photo/Author: Jennifer P. Olivera/Zona Militar)
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