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martes, 12 de noviembre de 2019

Análisis: crece el interés por los robots militares terrestres

La robotización de las fuerzas terrestres ha sido de interés para los militares del mundo desde principios del siglo pasado. El desarrollo de tecnologías permitió implementar la idea solo ahora. Los crecientes presupuestos militares en la última década causaron una avalancha de proyectos de intelecto artificial y robots de combate. El Izvestia escribe sobre el estado actual de las cosas.

Los científicos dividen el intelecto artificial en tres categorías: Inteligencia Artificial Estrecha (ANI), Inteligencia General Artificial (AGI) y Super Inteligencia Artificial (ASI). ANI es una tecnología con parámetros estrictamente limitados que pueden operar en condiciones específicas. El AGI se compara con los humanos y el ASI es superior a ellos. La mayoría de las tecnologías de inteligencia artificial militares y civiles disponibles son ANI. El primer desarrollo de AGI se espera en 2040. A ASI le llevará un siglo aparecer.

En la actualidad, el intelecto artificial está relacionado con la recopilación, el almacenamiento y el procesamiento de datos. El general de brigada Matthew Isler a cargo del intelecto artificial en el ejército de EE. UU. Dijo en la conferencia AUSA 2019 que el aspecto principal de la inteligencia artificial es proporcionar datos de forma conveniente para centros de investigación, industria y tropas.

Por lo tanto, la mayoría de los proyectos se ocupan del reconocimiento (incluidos los drones), sensores y conciencia de la situación, es decir, todo para recopilar información. También se está trabajando para disminuir la carga cognitiva. La información tiene que ser ordenada y racionada para cada soldado para que no se confunda.

Se ofrecen numerosas opciones que van desde la identificación de objetivos en la base de datos general a una velocidad inaccesible para un ser humano hasta establecer rutas seguras para columnas de hardware sobre la base de la información táctica disponible.

Los proyectos robóticos también tienen como objetivo disminuir el riesgo para un soldado en el campo de batalla y simplificar sus actividades cotidianas en la retaguardia. Los experimentos logísticos son más activos. En particular, los camiones automáticos con la función maestro-esclavo están siendo sometidos a pruebas. Se espera una demostración a gran escala de las posibilidades de columnas de suministro robotizadas en 2020.

En un nivel inferior, las unidades obtienen plataformas de transporte de combate universales como GDLS 'MUTT, Rheimetall's Mission Master UGV o MILREM THeMIS. Se presta especial atención a los suministros de las unidades que operan en áreas de difícil acceso y condiciones restringidas (ciudades, selvas, montañas, etc.) donde dichos vehículos son insustituibles.

Otra directriz se refiere a misiones arriesgadas. Los robots de ingeniería actuales se complementarán con máquinas capaces de operar en contaminación nuclear, química y biológica, así como robots de asalto. Es probable que estos últimos sean pequeñas opciones automáticas de ingeniería de vehículos de eliminación de obstáculos como el vehículo estadounidense M1150 Assault Breacher Vehicle (ABV) o el ruso IMR-3.

Otra pauta incluye actividad costosa y monótona. Los militares quieren abandonar parcial o completamente tales trabajos, como carga y descarga, entrega de municiones, trabajos de tierra y construcción.

Los equipos combinados de humanos y robots o equipos tripulados y no tripulados (MUM-T) ocupan un lugar específico en los planes futuros. El concepto ha sido diseñado desde 1997 para la aviación del ejército, pero es completamente nuevo para las fuerzas terrestres.(Source/Photo:Army Recognition)

viernes, 18 de enero de 2019

La gestión del talento, clave para reformar la defensa nacional

Contar con una adecuada política para formar, entrenar y retener el capital humano es indispensable para garantizar capacidades operativas de las Fuerzas Armadas que generen verdaderos beneficios productivos al Estado nacional, porque, ¿de qué sirve disponer del mejor barco sin el mejor capitán, o del mejor avión sin el mejor piloto o del mejor tanque sin el mejor jefe?

Por Gustavo Motta.

El principal atractivo de las FF. AA. son sus jóvenes. Formarlos entrenarlos, es un desafío complejo. Foto: Fernando Calzada/DEF.

Para determinar el valor de una empresa u organización, se calculan sus activos y pasivos. La combinación de activos tangibles e intangibles permite la obtención de beneficios productivos. La defensa nacional es un bien de naturaleza pública, esencial para la supervivencia de la Nación. Las capacidades operativas "producidas" por el instrumento militar constituyen beneficios productivos a disposición del Estado y de todos los argentinos. Las FF. AA. cuentan con un capital en materiales bélicos y no bélicos, recursos humanos e infraestructura, así como un presupuesto asignado a actividades de apoyo operativo, mantenimiento, educación, adiestramiento y adquisiciones. Ellos permiten materializar dichas capacidades.

La situación del equipamiento militar disponible en las instituciones castrenses del siglo XXI es la variable más comúnmente tratada. Sin embargo, asignar exclusiva prioridad al estado de mantenimiento, tecnología y actualización, o bien, a las posibles opciones de compra, modernización u optimización, constituye una simplificación que puede llevar a conclusiones erróneas. Ello no significa que la inversión en equipamiento no sea necesaria; por el contrario, es imprescindible. No hay modernización posible sin programas de inversión concretos, plurianuales y extraordinarios. Las modernas teorías de la innovación militar sostienen que "sin los medios necesarios, los conceptos doctrinales quedarían estancados en la etapa ideacional del proceso de innovación".

El capital bélico y no bélico, la tecnología y el capital humano son variables a tratar en forma sistémica, integral y coordinada, si queremos modernizar las FF. AA. Caso contrario, no habrá un sistema defensivo con una finalidad concreta, sino un conjunto de partes descoordinadas que, como un Frankenstein, carecen de sentido o propósito. El desbalance y la anarquía operacional serán su característica distintiva.

Es necesario explotar al máximo el potencial de cada integrante de las FF. AA. Foto: Fernando Calzada/DEF.

Por ello, la gestión del talento y la inversión en el capital humano de las FF. AA. cobran particular importancia cuando hablamos de defensa nacional. Porque, ¿de qué sirve disponer del mejor barco sin el mejor capitán, o del mejor avión sin el mejor piloto o del mejor tanque sin el mejor jefe? O bien, ¿de qué sirve tener militares técnicamente calificados pero carentes de valores sanmartinianos: honestos, honorables, disciplinados, comprometidos y prudentes, respetuosos de las leyes y derechos de los habitantes y dispuestos a cumplir con el deber de defender la nación, la libertad y la unión nacional?

El principal activo de las FF. AA. argentinas del siglo XXI es su capital humano, sus hombres y mujeres. De los jóvenes que ingresen hoy a las FF. AA. surgirán los jefes del futuro. Formarlos, entrenarlos y retenerlos es un desafío complejo porque vivimos en un mundo cada vez más incierto y riesgoso. La Nación confía en estos hombres y mujeres, profesionales de la guerra, la custodia y el uso de las armas y arsenales de la Nación, armas cuya principal característica, a diferencia de las que poseen las fuerzas de seguridad y policiales, es la letalidad. La capacitación técnica y la formación en virtudes ciudadanas y castrenses es condición de progreso. Caso contrario, además de tener unas fuerzas armadas no aptas para "producir" las capacidades operativas necesarias, se corre el riesgo de generar grupos de individuos mediocres, faltos de carácter, virtudes e intelecto; en definitiva, poco aptos para el deber militar.

 "El principal activo de las FF. AA. argentinas del siglo XXI es su capital humano, sus hombres y mujeres"

En la era de la globalización, las crisis y los conflictos son multidimensionales. El grado de complejidad y las imprevisibles consecuencias pueden afectar nuestra integridad y soberanía y la de países socios, amigos y aliados. También, la era de la información nos enfrenta a nuevas formas de conflictos. Redes, nodos, plantas industriales, transacciones bancarias, fuentes de energía, etc., desnudan vulnerabilidades y nos refieren a la guerra cibernética.

Brindar una buena formación a los futuros líderes militares es una obligación ineludible. Foto: Fernando Calzada/DEF.

Debemos, por ello, dar a los futuros líderes militares las condiciones, la formación y las herramientas para entender, administrar y conducir el conflicto futuro. La demanda de la defensa actual no admite mandos y cuadros –oficiales y suboficiales– que no tengan capacidad de innovación y adaptación. Si la tecnología cambia en forma continua, los sistemas evolucionan y los problemas son diferentes; los militares deben estar en condiciones de entender los cambios, administrarlos y conducirlos. ¿Cómo podría un líder del futuro conducir la guerra cibernética si no sabe de qué se trata? ¿Cómo podría integrar una fuerza de paz si no conoce el idioma o no comprende las condiciones del área de operación? ¿Cómo mantendrá la disciplina derivada de la profesión militar si no le damos las herramientas necesarias?

Especialización y escasez

En la era industrial, los ejércitos eran de "masas", con baja calificación y muy numerosos. Hoy día, la especialización y la escasez son la norma. Por esta razón, toda política que promueva explotar al máximo el potencial de cada integrante de las fuerzas militares redundará en la obtención de un valor agregado concreto y en la optimización de los recursos disponibles. En esta línea de pensamiento, es importante potenciar los intangibles, como la realización de cursos militares y estudios de grado y posgrado en el país y en el extranjero. Ello permitirá, además, la interacción con universidades, empresas y centros de investigación locales, así como profundizar en la relación y las medidas de confianza con fuerzas de países amigos.

Los líderes militares se forman en la toma rápida de decisiones. Foto: Fernando Calzada/DEF.

Un régimen de compensaciones y beneficios que haga más atractiva la profesión frente a la competencia, y que motive a los jóvenes a alejarse de sus casas –de la comodidad de su "zona de confort"– para incorporarse a una fuerza armada con obligaciones y exigencias específicas, es un imperativo para el régimen profesional a disponer. Dedicación exclusiva, aceptación de rígidos preceptos de disciplina, rigor en el entrenamiento, estado militar, inestabilidad de residencia, disponibilidad los 365 días del año, subordinación y, fundamentalmente, la aceptación a exponer la propia vida cuando sea necesario son algunas de las características salientes de la profesión militar. No tiene entradas laterales, esto es, no se puede contratar un jefe de un buque de guerra o tanque en el mercado laboral. Desde sus inicios, la incorporación debe ser precisa, atractiva, federal y representativa de todos los sectores socioeconómicos del país.

 "Es importante potenciar los intangibles, como la realización de cursos militares y estudios de grado y posgrado en el país y en el extranjero"

Los líderes militares de hoy se forman en la toma rápida de decisiones, el trabajo en equipo, en permanecer en calma ante las crisis, imperturbables bajo presión y en la solución integral a complejos problemas operativos. Estas cualidades son invaluables en el sector privado. Detrás de cada miembro de las FF. AA. hay una heterogeneidad de conocimientos y experiencias adquiridos a lo largo de muchos años, que pueden ser de gran utilidad para el Estado nacional, provincial y municipal y también para las empresas y organizaciones no gubernamentales.

El Estado invierte una suma considerable de pesos para la educación de cada integrante de las FF. AA. El desarrollo de un sistema nacional de registro único de capacidades y competencias del personal militar contribuirá a economizar recursos, ser más eficiente, realizar una mejor selección y satisfacer necesidades del ámbito público y privado.

Calidad de vida

Los integrantes de las instituciones militares prestan servicio, por lo general, lejos de sus provincias, algunos se trasladan junto a sus familias, por períodos prolongados, en zonas aisladas y de escasa infraestructura. Los cuarteles y las viviendas de servicio con que cuentan hoy las FF. AA. fueron construidos hace más de 70 años. Si bien han sido mantenidos lo mejor posible gracias a un esfuerzo e inversión considerables, deberán ir adaptándose a parámetros de diseño moderno que permitan una mejor calidad de vida profesional, personal y familiar. Una mayor productividad también se verá favorecida con una infraestructura de apoyo segura, esto es: equipos, materiales, simuladores, aulas con apoyo multimedia, apps y centros de instrucción con amplios espacios para el eficiente entrenamiento de las tropas en toda la gama de operaciones militares.

La pasión y el compromiso por lo que se hace son un rasgo característico de las FF. AA. Si no existe la motivación, la calidad del servicio prestado a los conciudadanos se resentirá. Las medidas de gestión del talento deben contribuir a que todos los integrantes de las FF. AA. continúen con esa pasión única de defender a la Patria, evitando dobles ocupaciones y jornadas acotadas que afecten el servicio y atenten contra la profesión, la disciplina y el estado militar.

La disciplina y el rigor en el entrenamiento son características salientes de la profesión militar. Foto: Fernando Calzada/DEF.

No debemos tenerle miedo al pensamiento innovador, a la evolución y al cambio. La gestión del talento puede generar resistencias internas y externas. Los cambios deben ser administrados en forma progresiva, ser creíbles y adecuadamente financiados. Es crucial contar con una apropiada comunicación estratégica para comprender la situación en todos los sectores y niveles.

Tenemos que ser conscientes de que ningún cambio profundo se logra en uno, cinco o diez años. Los núcleos de modernidad que se propiciaron en el Ejército a partir de la Ley de Reestructuración de las FF. AA. pueden constituir la punta de lanza para la modernización integral y progresiva de los sistemas de armas, puesto que constituyen una alternativa eficiente para experimentar una nueva doctrina, con novedosa logística, moderna tecnología, todo en armoniosa combinación con medios humanos de calidad, formados y entrenados en el esfuerzo, el trabajo y la entrega a sus conciudadanos.

Las condiciones actuales pueden ser propicias para trabajar activamente en tener FF. AA. de la era posindustrial, aun cuando los medios sean escasos. Privilegiar las capacidades netamente operativas por sobre las que no lo son, evitar estructuras altamente burocráticas, generar algunos beneficios y compensaciones, potenciar las capacidades de reinserción en el medio civil, desarrollar y aprovechar las reservas, sistematizar las prácticas y los procesos de mejora continua con participación del sector público y privado, complementar las estructuras organizacionales con la incorporación de profesionales civiles para satisfacer necesidades específicas pueden ser algunas de las llaves para dar el salto cualitativo esperado.

*El autor es General de División (R), oficial de Estado Mayor.

martes, 25 de septiembre de 2018

Guerras, armas y confusiones éticas



Por Álvaro Silva, analista de seguridad y defensa

La cultura de defensa es una de esas cosas que todos nuestros gobiernos, sean del color que sean, dicen querer fomentar. La realidad, sin embargo, es que el infantilismo sigue siendo la nota dominante cuando se trata de hablar de la guerra, algo que hemos podido ver estos días a cuento de los contratos de exportación de armamento con Arabia Saudí.

Una y otra vez los mismos que dicen promover la cultura de defensa nos intentan convencer de que han enviado a nuestros soldados de misión “con todas las garantías de seguridad”; de que no pasa nada por regalar equipamiento militar mientras sea solo de tipo defensivo; de que una cosa es construir corbetas ultramodernas y otra vender peligrosas bombas, salvo que éstas sean tan inteligentes que solo sirvan para matar a gente probadamente perversa. Una y otra vez, en definitiva, tratan de desvincular lo militar del inabordable problema del sufrimiento y la muerte, como si la política de defensa fuera insostenible en presencia de lo uno o lo otro. Y es ahí, precisamente, donde radica la cuestión.

El gran problema de los esfuerzos dulcificadores de nuestros gobernantes no es la inconsistencia que supone afirmar que la venta de una bomba es éticamente reprobable pero la venta al mismo país de cinco corbetas cargadas de bombas no lo es en absoluto. Sin lugar a dudas, lo más grave es la ocultación sistemática de la naturaleza de la guerra como presupuesto indispensable de cualquier política de defensa: en lugar de reconocer los riesgos de la acción militar y explicar por qué merece la pena asumirlos, se opta por minimizarlos para excusar una labor pedagógica y justificativa imprescindible.

 Esta práctica, impuesta por la conveniencia política en sociedades en las que el sufrimiento y el sacrificio no suelen ser buenos compañeros electorales, ha arraigado tan profundamente que incluso nuestro juicio ético sobre la guerra se ha visto alterado. Episodios como el que hemos vivido estos días revelan una preocupante tendencia a considerar aceptables, únicamente, aquellas guerras que garanticen daños colaterales bajos, pérdidas propias reducidas y destrucción limitada; el ius ad bellum se ha visto subordinado a una simplificación grosera del ius in bello.

Por un lado, este error puede hacernos pensar que, mientras nos limitemos a vender equipamiento defensivo o armas que reducen el porcentaje de fallos al mínimo, ni nuestra política ni nuestros negocios podrán ser criticados éticamente. Por otro lado, y esto es lo más grave, esta confusión nos puede llevar a abdicar de nuestro deber de dar ciertas batallas, por mucho que podamos perder en ellas.

Un gobierno verdaderamente preocupado por promover entre sus ciudadanos la cultura de defensa debe hacer un esfuerzo por aclarar estos puntos antes que ninguna otra cosa. No se trata de trasladar a la opinión pública que nuestras tropas apenas pueden sufrir o causar daño, sino de mostrar que cuando lo hacen es por una causa justificada. Y no se trata de vender armas que no maten o que solo sean defensivas, sino de explicar que si vendemos armas a otro país es porque pensamos que les va a dar un uso tan legítimo como el que le daríamos nosotros. ¿Nos parece legítima la política militar de Arabia Saudí? ¿Sí o no? Si la respuesta es afirmativa, no hace falta decir sandeces como que las bombas guiadas por láser no causan daños colaterales; vale con declarar que las vendemos porque Arabia Saudí las necesita para conseguir un objetivo que consideramos ética y políticamente defendible. Si la respuesta es negativa, toda explicación sobra, pues lo único que garantiza una bomba guiada por láser es una alta probabilidad de alcanzar el blanco elegido y no la correcta elección del blanco ni la ausencia de personas inocentes en los alrededores.

Por decirlo en pocas palabras, una buena política de defensa empieza por explicar qué es la guerra, su verdadera naturaleza y las razones que pueden justificarla; por aceptar que no hay guerras sin riesgos y por hacer comprender a la ciudadanía que no hay armas buenas ni malas, sino usuarios de confianza y gente a la que no se le puede vender ni siquiera un destornillador.
http://articulo30.org/politica-defensa/guerras-armas-y-confusiones-eticas

martes, 22 de mayo de 2018

Programa T-X de la USAF, nuevos parámetros

José Quevedo - Infodefensa

En breve la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) dará a conocer el resultado de uno de los concursos de adquisiciones que más ha llamado la atención en los últimos años el T-X, del que se obtendrá un nuevo avión entrenador del que inicialmente se requerirán 350 nuevos jets para reemplazar al T-38C Talon en el Entrenamiento Especializado de Piloto de Pregrado (Specialized Undergraduate Pilot Training  o SUPT) con un costo estimado de 16.000 millones de dólares una cifra nada despreciable, para la compañía que resulte ganadora.

El programa T-X inició formalmente el 30 de diciembre de 2016, cuando la USAF presentó su solicitud formal de propuestas (RFP) para un avión entrenador avanzado (Advanced Pilot Training APT) que entrará en servicio a más tardar el año 2024, con un período de operación del 2026 al 2045 y un desempeño esperado para el desarrollo de sus misiones de al menos 80 por ciento volando un  promedio de 360 horas al año.

Una característica de rendimiento que destaca de la lista inicial de requisitos es el índice de viraje sostenido de un mínimo de 6,5 g, el requisito mínimo sostenido de G se fijó en 6.5 g, pero con la finalidad de alcanzar 7.5 g, un desempeño suficiente para garantizar que los estudiantes puedan operar a 9 g en un interceptor de última generación.

Otras características incluyen agudeza visual, un sistema de entrenamiento integrado con sensores sintéticos, un enlace de datos y de prevención de colisiones además de incluir el reabastecimiento en vuelo (o en su caso adaptar un kit para reabastecimiento aéreo, pero se prefiere la capacidad incorporada), una reducción del 10% en el uso de combustible con respecto al T-38, y una potencia de despegue adecuada para emplearse  usando 8,000 pies de pista, más un rendimiento de viento seco de 25kt y un rendimiento de pista mojada de 20kt.

Las dos cabinas de vuelo deberán contar con pantallas y controles idénticos para la liberación simulada de armamento  aire-aire y aire-tierra  y podrá llevar un pod de soporte de sistemas de armas. Las cabinas también contarán con pantallas de área amplia, como las del F-35 y deberán ser compatibles con pantallas de visión nocturna.

La fase inicial de desarrollo de ingeniería y fabricación incluirá cinco aviones de prueba y lotes de producción opcionales para la adquisición de 350 entrenadores en 11 lotes anuales. Dos lotes iníciales de baja producción serán seguidos por nueve lotes completos y la producción podría llegar a 37 aviones por año.

Este es el primer gran programa de adquisición de aeronaves que se enmarca en la iniciativa denominada "Control de costos" de la USAF,  que no es más que transparentar el proceso de costo de desarrollo de la aeronave. Cuando el proceso de adquisición comenzó parecía que la USAF favorecería un menor precio sobre el rendimiento, sin embargo al establecerse los requisitos, quedo claro que el avión ganador tendría que ofrecer ambos.

Varias compañías se mostraron interesadas y respondieron a la RFP. Posteriormente Raytheon abandonó la competencia en enero de 2017, y no se sabía si Leonardo continuaría ofreciendo su avión T-100, basado en el M-346 Master, luego se unió a DRS Technologies y siguió adelante.

Boeing presento un avión de nuevo diseño, señalando que sería la única forma de cumplir con los requisitos establecidos por la Fuerza Aérea. Lockheed Martin participa con su diseño T-50A, basado en entrenador coreano T-50 Golden Eagle.

La gran apuesta de Northrop Grumman se vino abajo cuando el CEO de Northrop Grumman, Wes Bush, dijo a periodistas que la compañía optó por no presentar una oferta por T-X, a pesar de haber construido y volado un nuevo diseño en Mojave, California. La noticia fue una gran sorpresa dada la inversión hecha en un nuevo avión diseñado por Scaled Composites  después de abandonar una propuesta sobre el Hawk de BAE Systems.

La noticia de la salida tanto de Raytheon como de Northrop Grumman desató una serie de especulaciones sobre si el abandono de las compañías al programa T-X era por cuestiones de costos ya que los márgenes de ganancias para las compañías aeroespaciales han estado bajo un escrutinio creciente bajo la administración Trump y el programa T-X se ha enfocado tanto en el rendimiento de la aeronave, como en el estricto control de costos.

Es así que en la recta final se encuentran las propuestas de Boeing-Saab, Lockheed Martin-KAI y Leonardo. Tanto Lockheed Martin como Boeing han construido y probado un par de prototipos T-X financiados por ellos mismos, contando con aeronaves de prueba que han volado en los Estados Unidos aprobando las especificaciones solicitadas, por su parte el T-100 ha sido probado en las instalaciones de Leonardo en Venegono en Italia. Tras demostrar sus cualidades de vuelo, cumpliendo con la RFP, estas se incluirán en el elemento de rendimiento como parte del concurso.


Boeing y su socio Saab dicen que su avión representa una solución de menor riesgo que  sus competidores, señalando que tienen un avión que se ha construido específicamente para satisfacer exactamente los requisitos del cliente, ademas aprovechando la experiencia de Saab en técnicas de fabricación ajustada, pueden entregar el nuevo avión a un precio muy competitivo. Por su parte Lockhed Martin, tiene a su favor todo el conocimiento sobre el funcionamiento del F-22 y F-35, mismo que esta aplicado en el T-50. El T-100 por su parte ha asegurado una cantidad de clientes y ha demostrado excelentes cualidades de adiestramiento en vivo y virtual.


Sin embargo, la USAF no solo evaluara el costo y el rendimiento, sino que también ofrecerá créditos monetarios para propuestas que ofrezcan desempeño por encima de los parámetros básicos. Analistas han criticado el hecho de que las recompensas por el rendimiento se han desviado a las cualidades de vuelo en lugar de las soluciones de entrenamiento sintético; a pesar de eso en los próximos días veremos que avión será elegido si un nuevo diseño ó un desarrollo adaptado a las nuevas necesidades, convirtiéndose en el nuevo entrenador jet de la USAF. 

viernes, 21 de julio de 2017

La defensa nacional necesita un plan

Tras dieciocho meses de ejercicio, el Ejecutivo no ha logrado elaborar un plan concreto para afrontar la situación que atraviesa el sector Defensa. El período de gobierno previo al actual fue el lapso de mayor desinversión en Defensa de que se tenga memoria. El eje se desplazó a la cuestión de las relaciones cívico-militares, la ideología permeó ámbitos que no debía y no se invirtieron recursos genuinos, pese a que se completaron los ciclos de planeamiento necesarios.

Salvo el cese de la estigmatización a las Fuerzas Armadas, el Gobierno no ha cambiado esta situación. Es cierto que impulsó la culminación de las reparaciones del rompehielos Almirante Irizar y que intentó recuperar capacidades perdidas, sea mediante algunas compras puntuales, aprovechando convenientes oportunidades -los aviones Super Etendard adquiridos en Francia- o encarando procesos de modernización y prolongación de la vida útil.

La razón que subyace a este letargo tal vez sea que la Casa Rosada no termina de entender la importancia de la Defensa y, las asignaciones de partidas presupuestarias se conciben más en términos de "gasto" que de inversión. No se vislumbra un plan, y no puede haberlo si no establecemos un rumbo.

Adquirir medios para la Defensa demanda un planeamiento que incluya su ejecución en un horizonte temporal claramente establecido. ¿Queremos contar con Fuerzas Armadas para hacer qué? ¿Cuánto dinero estamos dispuestos a invertir en lograrlo, en cuánto tiempo?

Ninguna labor efectiva en este campo puede construirse sin un diagnóstico de la situación vigente a nivel internacional. En este marco se evidencia que el tablero global es pródigo en situaciones complejas, dinámicas, transnacionales, volátiles y -en lo que hace a la manifestación de la violencia- asimétricas, que escapan por completo a la "limitación extrema" que signa nuestro plexo normativo en lo referente al empleo del instrumento militar. Me refiero a una limitación que no está dada por la tajante división entre ámbitos interno y externo planteada en la ley de defensa de 1988, sino por la ley de reestructuración de las Fuerzas Armadas de 1998 (al hablar de la imprescindible naturaleza estatal del agresor) y la controvertida reglamentación de la ley de Defensa, impuesta en 2006 por decreto y sin consenso parlamentario (refiriendo a la naturaleza militar de la agresión).

¿Adecuaremos nuestras instituciones militares a los parámetros de la seguridad internacional del siglo XXI o nos mostraremos impermeables a ellos? Nuestra "limitación extrema" parece orientar la respuesta a la segunda opción. Sin embargo, por la primera alternativa parecen manifestarse absolutamente todas las naciones del hemisferio. Incluso los modelos más parecidos al argentino, correspondientes a los otros países del Cono Sur, exhiben notables grados de flexibilidad frente al nuestro.

El Poder Ejecutivo debe trascender su pobre performance de medidas aisladas para formular políticas públicas basadas en un plan a mediano plazo. Resulta imprescindible que esa acción se sustente en un sólido análisis de la situación global en materia de seguridad, sus patrones evolutivos y tendencias probables. En ese sentido, es conveniente dejar sin efecto la "limitación extrema" que signa nuestro plexo normativo, replanteando lo que indica la ley de reestructuración de las Fuerzas Armadas y modificando la actual reglamentación de la ley de defensa.

Por Mariano Bartolomé para La Nación
Profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones nacionales de la Universidad Austral

lunes, 3 de julio de 2017

De cómo una ciberdefensa activa puede ayudar a impedir futuros ataques

El próximo-pasado martes, un ciberataque masivo golpeó a Ucrania. 

Al siguiente día, el profesor estadounidense Scott Jasper -de la Facultad Naval de Posgrados- compartió un análisis sistemático de las opciones cibernéticas para disuasión de los Estados Unidos; entre ellas, la ciberdefensa desempeñará un rol crítico en los años por venir.
La ciberdefensa activa podría ser la respuesta ante las recurrentes amenazas de ciberseguridad, conforme otorga mayor margen de maniobra al sector privado, y presenta mayores opciones en lo que tiene que ver con política exterior a los efectos de disuadir y derrotar a actores funestos.
La cifra de ataques cibernéticos se encuentra hoy en su cénit, tanto para los Estados Unidos 
como para las naciones aliadas de este país en todo el globo.

De acuerdo al Departamento de Justicia, se cuentan más de 4 mil ataques del tipo ransomware con rigor diario -en los cuales tiene lugar una extorsión del tipo cibernético. Un modelo de ciberdefensa activa permitiría a Estados Unidos y a industrias del sector privado disuadir ante ataques, de la mano de tres capacidades fundamentales: réplica, denegación y barrera defensiva.

1. Réplica
La réplica (en inglés, retaliation) es una respuesta ante un ciberataque que puede manifestarse en variados formatos. Las réplicas involucran un mix de sanciones, respuestas cibernéticas en formato de contraataque (hackback) y, en casos extremos, el empleo de un ataque kinético (guerra convencional).
Las respuestas cibernéticas podrían incluir, por ejemplo, la inserción de malware intencional o señales en archivos que los hackers intentan infiltrar o hurtar, a criterio de rastrear e identificar al perpetrador. Sin embargo, aún no se han establecido normas de disuasión en este campo.

2. Denegación
La denegación es una forma de ciberdefensa activa en la cual una entidad cuenta con un sistema de ciberdefensas tan formidable que elimina el incentivo de ejecutar un ataque contra aquélla y, por lo tanto, ofreciendo pocas motivaciones de cara a futuros ataques.
Los procesos de denegación incluyen cadenas del tipo cyberkill, en las cuales una firma recibe una notificación de un ataque en etapas múltiples y, ergo, es capaz de detenerlo. De acuerdo al profesor Jasper, los efectos del Caso Target (un ataque masivo con malware registrado en 2013) pudo haber sido reducido en sus efectos, a través de la implementación adecuada de una cadena del tipo cyberkill.

3. Barreras defensivas
La tercer modalidad para crear disuasión remite a las barreras defensivas (en inglés, entanglement), esto es, normas creadas para regular el comportamiento cibernético. Las barreras defensivas son una necesidad, si de lo que se trata es de impedir ciberataques por parte de actores estatales, conforme introduce el elemento de la responsabilidad en los cálculos de toma de decisiones.
Las naciones habrán de ser cautelosas a la hora de emplear ataques cibernéticos, conforme la amenaza que representan contra el Internet de uso común, la interconexión recurrente de dispositivos electrónicos y la infraestructura crítica podrían conducir a un escenario de negatividad externa.
A criterio de consolidar un modelo de disuasión efectiva, el actor que ejecuta un ataque debe percibir que el costo de perpetrarlo es más elevado que la recompensa a obtener. Una ciberdefensa activa puede encarnar una solución factible en tales casos.
Si el objetivo es avanzar en este campo, una política estratégica creíble debería involucrar un modelo de ciberdefensa activa, con el norte puesto en garantizar la fortaleza de las redes cibernéticas de los Estados Unidos.

Artículo original en inglés, en http://dailysignal.com/2017/06/30/active-cyber-defense-will-help-deter-future-threats/

* Artículo desarrollado con la colaboración de Mike Muller y Max Morrison -ambos integrantes del Programa de Jóvenes Líderes en The Heritage Foundation, Washington, D.C.

Sobre Riley Walters
Riley Walters es Asistente Investigativo en el Instituto Davis para la Seguridad Nacional y la Política Exterior en el think tank estadounidense The Heritage Foundation (Washington, D.C.). Es colaborador regular en el medio The Daily Signal.

EEUU e Irán... ¿cuesta abajo y sin frenos hacia una guerra inevitable?

© AFP 2017/ Hossein Zohrevand /Tasnim News Agency

Una combinación de circunstancias ha aumentado el riesgo de un conflicto armado entre Irán y EEUU. En la actualidad, la posibilidad de que tenga lugar una guerra entre las dos potencias es mayor de lo que ha sido durante décadas, escribe el experto en seguridad Paul R. Pillar.

En un artículo para The National Interest, el autor enumera las circunstancias que aceleran el conflicto a gran escala entre Teherán y Washington. Destaca Pillar que algunos de estos aspectos han sido relevantes durante mucho tiempo, mientras que otros son más recientes.

'Antiiranismo' en el discurso estadounidense

Las frases más frecuentes de los medios de EEUU acerca de Irán son "autocracia teocrática", "mayor patrocinador del terrorismo" y "elemento desestabilizador", indica Pillar.

"La verborrea se ha convertido en un sustituto del pensamiento y de cualquier análisis cuidadoso de lo que está y no está haciendo Irán", expresa.

Hostilidad del 'lobby' contra Irán

Pillar prosigue que existen varias razones para mantener a Irán en aislamiento. Uno de los instigadores principales es el Gobierno derechista de Israel, que busca paralizar a su principal competidor —Teherán— en influencia regional.

Además, Tel Aviv intenta mantener a Washington a su lado, imponiéndose como su "único socio regional confiable".

"Dado el obvio efecto que las preferencias del Gobierno israelí tienen sobre las políticas estadounidenses, este factor pesa mucho en las decisiones de la Administración actual sobre Irán", sostiene.

'Antiobamismo' y acuerdo nuclear

El Plan de Acción Integral Completo (PAIC) restringe severamente el programa nuclear de Irán y cierra cualquier camino hacia el desarrollo de un arma nuclear.

No obstante, este acuerdo podría haber sido el mayor logro de Barack Obama en política exterior. El actual presidente de EEUU, Donald Trump, por su parte, sigue "mostrando una fuerte inclinación a hacer lo contrario de lo que hizo Obama".

"Ahora que los esfuerzos del Partido Republicano por deshacer el logro nacional de Obama [la Ley de Sanidad Asequible, también conocida como 'Obamacare'] se ha topado con la realidad de la atención sanitaria, el deseo de echar por tierra su mayor logro en política exterior puede ser aún más fuerte", profundiza Pillar.

Respeto hacia el cambio de Gobierno

El secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, afirmó recientemente que "el cambio de Gobierno forma parte de la política estadounidense hacia Irán".

A juicio de Pillar, este comentario es especialmente importante en el marco del "montón de basura en la historia de la política exterior de EEUU", sobre todo "dados los resultados desastrosos" de los intentos de Washington de cambiar los Gobiernos  en Irak y Libia.

No obstante, en Irán no existe un movimiento político que "espere ser liberado del yugo de los autócratas teocráticos a través de una nueva revolución".

Misión en Siria

Pillar apunta que la derrota de Daesh —organización terrorista proscrita en Rusia y otros países— se está acercando a su fin. Por lo tanto, hay que abordar directamente el problema del futuro del territorio sirio, ocupado en la actualidad por los islamistas.

De esta manera, Washington aboga por una "expansión significativa de los objetivos estadounidenses en Siria al enfrentarse al régimen de Damasco y sus partidarios rusos e iraníes".

EEUU ya ha llevado a cabo numerosos ataques contra las posiciones de las tropas gubernamentales en Siria, incluidos los derribos de drones iraníes y de un avión tripulado sirio.

"Dado el importante papel de Irán allí (…), Siria es uno de los lugares más propensos a desencadenar una guerra directa entre EEUU e Irán", enfatiza.

Aumento de la belicosidad en Arabia

Las tensiones entre Arabia Saudí e Irán son especialmente altas ahora, lo que se debe, principalmente, a los intentos de la parte saudí, plantea Pillar.

La situación también tiene que ver con el ascenso al poder del "inexperto hijo del rey", Mohamed bin Salmán. El príncipe ya ha declarado que su país "trabajará para que la guerra se desplace a Irán".

Asimismo, uno de sus pasos más desestabilizadores fue la "fractura del Consejo de Cooperación del Golfo", dirigido a atacar a Catar, cuyo 'delito' es "tener relaciones más o menos normales y pacíficas con Irán".

Así, es altamente probable que EEUU sea arrastrado a una escalada de tensión en la región, especialmente si se tiene en cuenta que Trump ha demostrado su apoyo a los saudíes.

Según el autor, las "cualidades personales" de Donald Trump lo convierten en un "candidato ideal para recurrir a la táctica consagrada de usar un conflicto extranjero para desviar la atención de los problemas domésticos y para ganar apoyo popular".

No obstante, un conflicto armado con Irán sería un "acontecimiento enormemente negativo para los intereses de EEUU". Las consecuencias incluirán un "regalo a los elementos más duros de la política iraní", que podría llevarlos a "renunciar al acuerdo nuclear y abrir un camino a [la obtención de] un arma nuclear".

"Queda esperar a que haya suficientes reflexiones sobre estas consecuencias para evitar que se produzca un conflicto armado", concluye Pillar.

Fuente: https://mundo.sputniknews.com/america_del_norte/201707031070445258-eeuu-coflicto-iran-motivos/

Nadie debe equivocarse: Estados Unidos ya está en guerra con Siria

Las promesas anti-guerra de Trunp solo fueron retorica de campaña.
Algo extraño suele sucederle a los presidentes estadounidenses apenas llegan al poder, cada 20 de enero.

Las promesas de campaña que tienen por objeto enderezar los errores de percepción en materia de política exterior son luego abandonadas, y el nuevo programa para lidiar con el resto del mundo termina pareciéndose mucho al antiguo. Bill Clinton fue un individuo que eludió su reclutamiento en las fuerzas armadas en tiempos de la Guerra de Vietnam, quien supo predicar sobre virtud moral y la guerra, previo a darse vuelta y verse involucrado en los Balcanes -mientras, en simultáneo, bombardeaba a Sudán y a Afganistán. George W. Bush compartió promesas en torno de la no-interferencia y alejándose de la construcción de países artificialmente en el exterior, pero el 9/11 lo convirtió en un ejemplo de cómo hacerlo todo mal, en tanto se enterró en los pantanales de Irak y Afganistán.

El margen por el cual Barack Obama se hizo de la victoria en 2009 se debió, con toda probabilidad, a la percepción de que él era el candidato de la paz, particularmente en contraste con su oponente, el Senador John McCain; pero Obama se hundió aún más en Afganistán, salió y volvió a ingresar a Irak, interfirió en Siria y promocionó un desastroso cambio de régimen en Libia -mientras permitió que las relaciones diplomáticas con Moscú se deterioraban. Donald Trump se ha rodeado a sí mismo de generales, luego de prometer que no habría más involucramiento en guerras en el extranjero -mientras los generales le dicen hoy que, para ganar guerras, sólo hace falta enviar más soldados, y solo un poco más de esfuerzo y tiempo para estabilizar las cosas, todo lo cual son fórmulas para políticas que ya han probado ser fallidas.

Y luego están los enemigos perennes, con Irán primero en la lista, y Rusia y China desempeñando roles secundarios. Algunos responsabilizarían de la orientación de la política exterior al Estado Profundo o Deep State, lo cual ciertamente es sugerente pero, en lo personal, sospecho que los cambios de planes de los presidentes recientes se respaldan en otros elementos. En primer lugar, ninguno de ellos ha sido un veterano con experiencia en el servicio activo, lo cual convierte a la guerra en una abstracción que se analiza de segunda mano en un Powerpoint -siempre en una habitación de presentación de informes antes que en la propia realidad. Y, segundo, la forma en que las perspectivas de los mandatarios se modela puede ser directamente atribuída al carácter pernicioso que el establishment pondera como el rol adecuado para los Estados Unidos en sus relaciones con el mundo.

En ocasiones referida como la 'religión civil', algunos también la llaman 'excepcionalismo americano' o 'liderazgo en el mundo libre'. E, incluso, 'responsabilidad de proteger'. Pero la realidad es que un consenso amplio se ha desarrollado en el país, al respecto de que lo habilita para un intervencionismo serial y sin que deba existir el menor atisbo de protesta de parte del pueblo estadounidense.

Donald Trump ha estado en la Oficina Oval por cinco meses, y pareciera ser que al menos los lineamientos generales de su política exterior estuvieran cobrando forma, aunque eso podría ser una exageración, dado que nadie parece estar a cargo. El eslogan 'Estados Unidos Primero' o 'America First' no parece aplicar a lo que por estas horas está sucediendo, conforme los intereses reales de los EE.UU. no parecen tener nada que ver con lo que ocurre a diario, y tampoco parece existir principio regulador que dé forma a las respuestas de los numerosos desafíos que Washington debe enfrentar en todo el globo.

Las dos observaciones más importantes que uno podría compartir son, en ambos casos, bastante negativas. Primero -y lamentablemente-, la promocionada détente con Rusia ha marchado hacia atrás, registrando la relación entre ambas naciones el punto más bajo desde el instante en que la desaparecida e infortunada Hillary Rodham Clinton era Secretaria de Estado. Segundo: Estados Unidos ya está en guerra con Siria, aún cuando los medios de comunicación y el Congreso no parezcan percatarse de ese hecho. Asimismo, estamos implementando medidas agresivas que buscan generar un casus belli para ir a la guerra con Irán, y estamos redoblando la apuesta en Afganistán -próximamente, más soldados irán allí-, de tal suerte que la promesa de Donald Trump que versaba sobre evitar guerras sin sentido y procesos de 'construcción de países' en el extranjero eran meros temas de conversación de campaña que buscaban hacer quedar mal a Obama.

La situación con Rusia puede ser reparada, dado que Vladimir Putin es un jefe de Estado realista en un país vulnerable, y que está dispuesto a trabajar con Washington, pero ello exigirá que se ponga fin a la constante vituperación contra Moscú de parte de los medios y el Partido Demócrata. Este proceso podría, fácilmente, continuar por otro año más, dado que ahora todas las partes entienden que Rusia intervino la elección americana -aún cuando, al día de la fecha, nadie haya presentado evidencia alguna de que Rusia hizo nada en la práctica.

Siria se halla ahora más complicada. Los Senadores Tim Kaine y Rand Paul encendieron las alarmas en relación al involucramiento estadounidense en ese país, declarando que la intervención militar de EE.UU. es ilegal. En efecto, lo es, dado que se presenta como una violación de la Carta de Naciones Unidas, y de la Constitución de los Estados Unidos. Ninguno ha argumentado que Siria amenaza la seguridad de los Estados Unidos en forma alguna, y que la política exterior actual es, asimismo, una afrenta al sentido común: guste o no, Siria es un país soberano en la que Estados Unidos ha montado bases militares y respalda a 'rebeldes(incluyendo a yijadistas y terroristas) que buscan derribar a un gobierno legítimo. De igual modo, hemos establecido una zona de 'de-conflictuación' en el sudeste del país, a los efectos de proteger a nuestros ejércitos subsidiarios, sin el consenso del gobierno de Damasco. Todo lo cual se agrega a lo que constituye una agresión claramente no provocada, un acto de guerra.

La guerra comenzó cuando la Administración Obama comenzó a construir bases y a enviar grupos de operaciones especiales a Siria a fines del verano de 2015, después de que la Casa Blanca anunciara que 'permitiría ataques aéreos para defender a los rebeldes sirios entrenados por militares estadounidenses, ante cualquier atacante, aún si los enemigos se declaran como fuerza leal al presidente sirio Basher al-Assad'.

Esa política garantizó la escalada y el involucramiento directo de Estados Unidos en el conflicto. El último mes, por primera vez desde que la guerra civil siria comenzó en 2011, Estados Unidos atacó directamente a las fuerzas del gobierno sirio y a sus proxies en cuatro oportunidades, incluyendo dos ataques aéreos contra miliciaones iraníes aliados a Damasco. Tales maniobras fueron precedidas por el lanzamiento de abril pasado, por parte de la Armada de EE.UU., de 59 misiles crucero, en lo que consignó un ataque directo contra una base aérea siria. La reciente escalada ha dado lugar a una réplica de parte de Rusia, que protestó en los más duros términos contra el último de esos incidentes, en el que un F-18 Hornet de Estados Unidos derribó un cazabombardero sirio SU-22.

Ahora, Moscú ha amenazado con actuar contra cualquier aeronave de la coalición liderada por EE.UU. que sobrevuelve Siria occidental, iniciativa que podría, a corto plazo, conducir a una guerra rusoestadounidense en Oriente Medio.

En la actualidad, Siria se encuentra bajo ataque por parte de las fuerzas aéreas de dieciséis naciones que operan en su espacio aéreo, en general afiliadas al esfuerzo estadounidense de motorizar un cambio de régimen. Cuando Siria se resiste, es acusada rutinariamente de emplear armamento 'prohibido', por los voceros de los grupos terroristas que operan en el seno del país bajo el paraguas americano. Por estas horas, la Casa Blanca está advirtiendo que ha 'identificado preparaciones eventuales para otro ataque con armas químicas desde el régimen de al-Assad'. La embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley, elaboró en su cuenta de Twitter: '(...) ataques futuros serán endilgados a Assad, pero también a Rusia e Irán, que lo respaldan...'.

Siria pagará un 'muy alto precio' si tuviese lugar otro ataque con armamento químico, de acuerdo al comunicado de la Casa Blanca. La advertencia estadounidense motivará, inevitablemente, a que los pretendidos rebeldes escenifiquen un ataque ellos mismos, del que luego se hará responsable a Damasco -como ya lo han hecho en el pasado reciente. Todo lo cual escalará peligrosamente el conflicto, poniéndose directamente en la mira a Rusia y a Irán, como 'cómplices' de Siria en crímenes de guerra. Se trata de una maniobra muy peligrosa de parte de la Administración Trump la cual, en apariencia, no ha sido coordinada con el Departamento de Defensa ni con el Departamento de Estado -ambos fueron sorprendidos por el anuncio de la Casa Blanca. La naturaleza y credibilidad de la información que implica a Siria no han sido reveladas, en tanto se las pondera como 'asuntos de inteligencia'.

Gran parte de este acting que opera en perjuicio de los verdaderos intereses nacionales estadounidenses ha sobrevenido del síndrome de 'aliado sin valor', que ha venido prevaleciendo en Washington por ya varias décadas. En Oriente Medio, donde gran parte de los problemas dan inicio, no existe una política exterior coherente que haya evolucionado más allá del respaldo incondicional para los 'aliados' locales Arabia Saudita, Egipto, Turquía e Israel. En términos prácticos, esto ha significado que Estados Unidos terceriza en Riad, Ankara, El Cairo y Tel Aviv prácticamente la totalidad de las cuestiones regionales, mientras que se muestra como garante del inocuo gobierno afgano.

De tal suerte que, a pesar de las propuestas para des-involucrarse del ciclo de la guerra en Oriente Medio, Estados Unidos parece mostrarse en curso de involucramiento directo de cara a una serie de conflictos locales sin diseñarse una 'victoria' clara, y sin existir una política de eventual salida. Si se remueve a al-Assad, ¿qué viene después? ¿Qué harán los rusos? ¿Acaso los supuestos aliados de EE.UU., Turquía, Israel y Arabia Saudita se mostrarán satisfechos con el desmembramiento del Estado sirio, o insistirán en emprenderla contra Teherán? ¿Quién llenará esos vacíos de poder?

Desde luego que existen otros orificios negros de política exterior, incluyendo la deleznable decisión de retroceder en la normalización de relaciones con Cuba, y las maniobras contra Corea del Norte. Venezuela -principal proveedor de crudo de los Estados Unidos, está a punto de estallar, y no queda claro si acaso el Departamento de Estado cuenta con algún plan de contingencia para lidiar con esa crisis. Pero Rusia y Siria se encuentran en un escenario similar, con el potencial para convertirse en escenarios de desastre Clase A, como Irak -o aún peores. Y luego está el pulular de Irán, en apariencia odiado por todas las cabezas pensantes en Washington, e inextricablemente vinculado a lo que está sucediendo en Siria. Es más que capaz de convertirse en la próxima catástrofe para la Casa Blanca. ¿Qué hará Trump? Me preocupa que la lección aprendida del ataque con misiles crucero contra una base siria en abril pasado es que el empleo de la fuerza es popular -y que se repita conforme se estime necesario. Y eso sería un error monumental, pero hay señales de que algunas de las personas que rodean a Trump tienen los ojos puestos en escalar y en el 'hacer algo' en Siria, e incluso contra Irán para empezar. Y, si acaso los rusos se mete en el camino, entonces esas personas creen que también podrán ocuparse de ellos.


Sobre Philip Giraldi

Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios de EE.UU., y Director Ejecutivo del Council for the National Interest. Publica periódicamente en inglés en The American Conservative.

miércoles, 28 de junio de 2017

EE.UU.: experto advierte que el terrorismo está en crecimiento y evolucionando en Europa

"Los Estados Unidos deben trabajar con Europa para vencer esta amenaza", dijo el erudito de Heritage Foundation, Robin Simcox, a un subcomité de la Cámara de Representantes. (Foto:Brittain Hughes/The Daily Signal)
Los ciudadanos europeos que se unen a ISIS son una de las principales razones para explicar el auge del terrorismo, y que éste no logrará detenerse en el corto plazo -reveló un experto a un panel en el congreso de los Estados Unidos.

'Al menos entre cinco mil y seis mil europeos que han combatido del lado de ISIS y otros grupos islamistas en Siria e Irak, están volviendo ahora a sus países de origen', explicitó el experto del think tank estadounidense The Heritage Foundation Robin Simcox el martes próximo-pasado. Simcox (foto) es un analista del citado instituto localizado en Washington, D.C., especializado en temáticas vinculadas al terrorismo y la seguridad nacional. El analista cifró que la amenaza terrorista está volviéndose cada vez más extendida a lo largo de Europa, poniendo sobre la mesa el ejemplo de Alemania.

América Latina: corrupción e historia

Michel Temer, presidente de Brasil, teme acabar en la cárcel acusado de corrupción. Pudiera ser. Es la hora de la justicia, y los Odebrecht de ese mundo están cantando La Traviata para reducir sus penas. La fantasía popular se imagina a Temer, Lula da Silva y Dilma Rousseff en la misma celda, aportada por la operación policial Lava Jato.

Por Carlos Alberto Montaner

Veamos, a brochazos, los antecedentes familiares-culturales de los tres expresidentes.


Uno, Temer, profesor de Derecho Constitucional, hijo de un matrimonio libanés, católico maronita, inmigrado a Brasil para escapar del desbarajuste turco generado tras la Primera Guerra Mundial. La familia, como suele ocurrir con los católicos maronitas, descendientes de los míticos fenicios, tuvo un buen desempeño económico en la tierra de acogida.

lunes, 26 de junio de 2017

¿Por qué no puede el Reino Unido impedir ataques terroristas?

Estados Unidos no debe cometer los mismos errores.

La reciente serie de incidentes terroristas en Europa ha dado lugar al inevitable redireccionamiento de la responsabilidad, en relación a la capacidad de los servicios de seguridad de responder, en tanto ha reinaugurado el debate relativo a qué debería hacerse para impedir los ataques en primer lugar.

Idénticas argumentaciones han tenido lugar en los Estados Unidos durante algún tiempo, lo cual incluyó la consideración del Acta sobre Prevención del Terrorismo Doméstico de 2007 (Violent Radicalism and Homegrown Terrorism Prevention Act) por parte de la Cámara de Representantes. El proyecto, patrocinado por la congresista Jane Harman, fue justamente inocuo, buscando establecer una comisión nacional y un centro de estudios, aunque fue duramente criticado por muchas de sus presunciones y definiciones, observando algunos críticos el modo en que podría ser explotado para dar lugar a la persecución de 'crímenes del pensamiento'. Fue aprobado en la Cámara por una votación de 404 contra 6 pero, por fortuna, falleció luego al aterrizar en el Senado.

Más recientemente, el legislador Peter King ha llevado adelante audiencias relativas a la radicalización de musulmanes estadounidenses -las audiencias tuvieron lugar de manera intermitente durante dos años, entre 2010 y 2012. Dado que los ataques terroristas, en rigor, disminuyeron en número en aquel período, había poca predisposición de parte del congreso con miras a iniciar alguna novedosa legislación draconiana, en respuesta a la 'evidencia' en general conflictiva, compilada por el Comité de Seguridad Interior de King en la Cámara de Representantes.

No debería sorprender a nadie el hecho de que los europeos se muestran hoy bastante más avanzados en su creación de legislación antiterrorista -al compararse con Estados Unidos-, solo porque han estado más seguido del otro lado del mostrador en lo que hace a recepción de violencia ideológicamente motivada. Asumiendo que EE.UU. bien podría llegar el día de mañana al umbral que Europa ya ha cruzado en lo que hace a contraterrorismo, resulta ilustrativo tomar nota de uno de los marcos proactivos que hoy están a disposición, a criterio de analizar tanto su efectividad como su legalidad.

Gran Bretaña ha experimentado tres ataques terroristas en los últimos tres meses. La respuesta del gobierno ha sido definida por el Acta sobre Seguridad y Contraterrorismo británica de 2015 (Counter-Terrorism and Security Act), popularmente referida con el acrónimo 'Contest' (N. del T.: concurso, en español]. Contest consiste en cuatro así llamados 'flujos de trabajo': 'Perseguir', a los efectos de obstaculizar ataques terroristas; 'Proteger', a criterio de establecer barreras físicas contra las tácticas terroristas y sus armamentos; 'Preparar', con el objeto de minimizar el impacto a posteriori de un ataque terrorista; y 'Prevenir', punto que remite a un programa altamente agresivo y controvertido que busca prevenir la radicalización.

'Prevenir' es el programa que ha recibido la mayor cuota de atención. Se respalda en la denominada teoría de la 'cinta transportadora', que postula que alguien que, o bien se encuentra alienado o bien es crítico del status quo, inevitablemente se graduará para terminar en perspectivas todavía más extremas y, eventualmente, cruzará la línea que va de la no violencia a la violencia. Aquellos que son identificados como vulnerables por 'Prevenir' son, en ocasiones, ingresados en un programa financiado por el gobierno -pero administrado por manos privadas-, en un consejo consultivo conocido como 'The Channel' (Canal), que ha trabajado con algo de 8 mil jóvenes musulmanes en un esfuerzo para evitar la radicalización.

El problema con evaluar la efectividad de Prevent es que es el propio gobierno quien lleva a cabo la evaluación. Equilibra éxito con los números de personas que transitan por el programa, e ignora a los numerosos críticos que observan que ha alienado en tal medida a la comunidad musulmana que, en rigor, crea más militantes potenciales de lo que registra éxito en disuadirlos de ese plan. El asunto fundamental es que no existe un modelo actual o perfil de terrorista sobre el cual uno podría enfocarse, en un esfuerzo para impedir la radicalización, de tal suerte que la definición sobre quién podría representar una amenaza ha sido ampliada recurrentemente, hasta que prácticamente nadie puede escapar a esa red. Casi la totalidad de los recientes ataques terroristas en la Gran Bretaña fueron ejecutados por hombres jóvenes nacidos en el Reino Unido que eran, al menos nominalmente, musulmanes, pero que, más allá de eso, tenían muy poco en común en términos de educación, familia y antecedentes sociales e incluso religiosos. Su creencia en una solución violenta para lo que los ha conmovido ciertamente los aleja de la sociedad, pero es poco probable que los servicios de seguridad estén en capacidad de discernir eso mismo en cualesquier escenario; de tal suerte que, a la postre, las identidades de aquellas personas terminan, con frecuencia, en el listado de otros 23 mil en la base de datos de terroristas potenciales británica. Desde el punto de vista de política pública, a esos 23 mil se unen otros miles de nombres más, remitidos por ciudadanos británicos comunes como parte del programa Prevent; cada uno de esos nombres ha de ser investigado, para luego ser descartado o agregado definitivamente a la base de datos.

Las agencias de seguridad británicas se han visto, inevitablemente, sobrepasadas por los impresionantes números de sospechosos de terrorismo. La vigilancia de un sujeto es una labor extremadamente intensiva, aún cuando uno pueda recibir apoyo de parte del extensivo sistema de cámaras del país, que cubre la mayor parte de las ciudades de Gran Bretaña (y también pequeñas localidades), así como también a las rutas y vías que las conectan, de tal forma que es certero asumir que muy pocos individuos peligrosos están realmente siendo observados en una franja horaria específica. Esa asimetría remite, en gran medida, a un escenario en el que las probabilidades se vuelcan hacia el terrorista, dado que está en capacidad de ataque en cualquier parte, con cualquier tipo de arma -mientras la policía está obligada a llevar a cabo tareas de protección en múltiples sitios a la vez.

Dada la queja pública ante los recientes ataques, el gobierno británico hoy está llevando adelante una revisión completa de la seguridad involucrada en actividades de terrorismo. Probablemente, amplíe el alcance del programa Prevent, a pesar de la falta de certezas en todo nivel, sobre si en realidad está funcionando o no. Además de alentar a la ciudadanía a informar cualquier comportamiento sospechoso, la legislación, en rigor, obliga a instituciones conectadas en cualquier formato al gobierno a buscar e identificar activamente a aquellos que exhiben simpatía pública por el terrorismo. Esto incluye a escuelas, universidades, bibliotecas y a cualquier oficina del gobierno que debe tratar con el público. La legislación vigente para Prevent define alertas tempranas en forma de señales para explicar simpatías con terroristas, como una 'oposición verbal o activa contra los valores fundamentales británicos, incluyendo la democracia, el Estado de Derecho, las libertades individuales, el respeto recíproco, y la tolerancia ante distintos credos'.

Un artículo reciente en el London Review of Books, intitulado 'No vaya Usted al médico' explora la forma en que Prevent opera en la práctica, en ciertas ocasiones, en el ambiente educativo. Las universidades y otras instituciones educativas tienen la obligación de rastrear agresivamente a estudiantes radicalizados. Aquéllas deberán enviar informes periódicos, demostrando que están cumpliendo con las leyes, incluyendo información específica sobre casos individuales y acciones de seguimiento, para garantizar que buscan radicales con la debida diligencia. En un caso citado, una instructora de Oxford, al lidiar con una estudiante universitaria musulmán que tenía dificultades con su trabajo de curso, aprendió que la mujer había ido a ver al doctor para tratarse una depresión. Debido al programa Prevent, la instructora se vio obligada a preguntar a la estudiante si ella estaba en proceso de ser radicalizada por terceros.

En otro ejemplo, un empleado bibliotecario en una universidad de renombre recibió la consulta de parte de un colega, a los efectos de proporcionar una referencia profesional para otra persona. Una de las preguntas versaba: '¿Está Usted del todo seguro de que el interesado no está involucrado en extremismo?'. Otras universidades en Gran Bretaña han comenzado a interrumpir el uso de aulas de las facultades a estudiantes musulmanes que buscaban realizar reuniones grupales, por temor a que tales encuentros fueran utilizados para tareas de radicalización. Las listas de invitados de numerosos eventos patrocinados por universidades que están abiertos para estudiantes deben ahora programarse con una anticipación de 48 horas, para que, en ese lapso, se lleve a cabo una revisión de seguridad. Las autoridades universitarias tienen ahora permiso para revisar las habitaciones de estudiantes musulmanes, 'bajo sospecha'.

Algunos podrían opinar que Prevent es un programa relativamente inocuo, pero necesario para combatir a la radicalización. No estoy de acuerdo con esta perspectiva, conforme cualquier programa que ponga el foco en una minoría, en tanto obliga a ciudadanos ordinarios a informar a otros, abre las puertas para incontables formas de abuso. En cualquier caso, la Constitución de los Estados Unidos parecería volver inimaginable la implementación de un programa como Prevent de este lado del Atlántico, pero uno no debería relajarse todavía, dado que Estados Unidos es el país del Acta Patriota y de las Actas sobre Comisiones Militares.

El programa británico Prevent opera bajo el principio de que los individuos no asimilados apropiadamente se volverán eventualmente patológicos, en tanto no se les obligue a desistir de abandonar sus modos incorrectos de comportamiento. Pero el programa no concede que muchos de los desafectados que pone en la mira están, en realidad, furiosos por razones que podrían ser entendibles, incluyendo lo que el gobierno británico le hace a otros musulmanes en el extranjero -el conocido 'blowback', o 'tiro por la culata'. Póngase fin al bombardeo contra sirios e iraquíes, y gran parte de las motivaciones para atacar Birmingham con explosivos desaparecerán. Lo que ya es suficientemente extraño, el líder del Partido Laborista Jeremy Corbin ha planteado esa misma cuestión en la reciente campaña electoral británica, afirmando que el terrorismo, en general, era una respuesta contra las políticas que el gobierno lleva adelante en Oriente Medio. Su comentario fue ampliamente ignorado por los medios del Reino Unido, pero el Partido Laborista fue más allá, y obtuvo muchos votos más de lo que se preveía, y Corbyn casi llegó a Primer Ministro. Quizás el verdadero mensaje de sobre lo que realmente motoriza al terrorismo esté comenzando a llegar al público. Esperemos que así sea.


Sobre Philip Giraldi
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios de EE.UU., y Director Ejecutivo del Council for the National Interest. Publica periódicamente en inglés en The American Conservative.