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jueves, 29 de octubre de 2015

Trasladaron al Vex 5 de la Base a Capetina

Tronador II - Novedades

El nuevo prototipo del Tronador II rumbo a Capetina, en Punta Piedras

Fuente: www.elcolonodigital.com.ar

En la mediamañana del martes 27 de Octubre el tránsito por la circunvalación 2ª se vio alterado debido al paso de un camión que, con carga y todo, ocupaba un tercio de la cuadra al circular. ¿Que llevaba?: nada más y nada menos que el vector Vex 5 A, el próximo a lanzarse en el marco de las pruebas que se están realizando para desarrollar el lanzador de satélites Tronador II.
Cohete Tronador 2 - Info,Data,Novedades al 29/10/15
Segunda Plataforma de lanzamiento vehículos experimentales VEX (2015), 

El vehículo partió rumbo a Capetina desde la Base con 24 metros de largo, 27 toneladas de peso y 4,4 metros de altura. Allí se realizará en estos días una prueba de izamiento y otra de motor en el banco de prueba de se desarrolló en Punta Piedras, donde también se hará -cuando lo determinen, aún no hay novedades- el nuevo lanzamiento de prueba del vector.
Cohete Tronador 2 - Info,Data,Novedades al 29/10/15

jueves, 3 de septiembre de 2015

CONAE proyecta el Tronador III

El pasado jueves 27 de agosto se llevó a cabo en el Hotel Panamericano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el seminario Ciencia, Tecnología e Innovación "Del Crecimiento al Desarrollo", organizado por la Fundación Desarrollo Argentino (DAR).


Uno de los paneles temáticos denominado “Tecnología e Innovación” estuvo destinado a presentar logros de instituciones y empresas de base tecnológica e investigación aplicada, siendo uno de los expositores el Dr. Conrado Varotto, Director Ejecutivo y Técnico de la CONAE.


Allí el Dr. Varotto expuso sobre el aporte que la ciencia y la tecnología pueden brindar al país en materia de desarrollo económico, y habló sobre algunos de los proyectos de tecnología espacial que la institución que preside lleva actualmente adelante, entre los cuales destacó el Tronador.

Uno de los puntos novedosos de su exposición fue el relacionado a los  vectores de esta serie, donde se pudo ver una gráfica comparativa entre los lanzadores Tronador II y III. Respecto a este último, Varotto comentó que el mismo "estará listo unos meses después del Tronador II, ya que es muy similar, pero podrá llevar 1000 kg de carga a órbita polar LEO". Reveló asimismo que estos vectores cuentan con un desarrollo de componentes nacionales del 92%.

Ambos lanzadores comparten el mismo diámetro  (2,5 metros), pero la altura del TIII se verá incrementada en 6 metros, siendo su altura total de 34 metros. En su versión III, el lanzador contará con prestaciones superiores a las de su antecesor, el TII. Su peso vacío será de 6,6 toneladas, mientras que el mismo con carga completa de combustible será de 89 toneladas, pudiendo situar una carga paga de 1000 kg  en órbita LEO polar a 600 km de altura.

Otro punto de interés fue el referido al grado de avance en la construcción del Complejo Argentino de Acceso Al Espacio, en la zona de Puerto Belgrano al sur de la provincia de Buenos Aires, desde donde serán lanzados el Tronador II y III. CONAE estima finalizar la plataforma de lanzamiento y las facilidades de seguimiento de trayectoria de los vectores durante el 2016.

Construcción de banco de prueba de motores.
El Tronador utiliza dos tipos diferentes de combustible. El propulsante semi criogénico, denominado KC-1  (desarrollado por la empresa de tecnología Y-TEC) se elaborará en una planta de combustible espacial que estará ubicada en la ciudad de Ensenada, y cuya construcción se espera finalizar durante el 2016. Por su parte, la  planta de propelentes hipergólicos (Hidracina) estará ubicada dentro del Complejo Argentino de Acceso al Espacio y se espera finalizar su construcción entre 2017 y 2018.
Por Javier García, ArgentinaEnElEspacio

viernes, 21 de agosto de 2015

Aniversario del Lanzamiento del Vehículo Vex 1B y próximos pasos del proyecto Tronador II argentino


(defensa.com) La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios conmemora el día 15 de agosto de 2015 el primer aniversario del  exitoso lanzamiento del Vehículo Experimental VEX 1 B, realizado en Punta Indio, provincia de Buenos Aires, como prueba para el futuro lanzador argentino de satélites Tronador II. El Vex 1B permitió ensayar en vuelo el sistema de navegación, guiado y control, entre otros sistemas del vehículo, y también se probó el segmento terreno asociado, para la operación del vehículo. Tras estos resultados se avanzó al siguiente paso del proyecto: el desarrollo de los vehículos experimentales VEX 5 para realizar pruebas de mayor complejidad, hasta alcanzar el lanzador Tronador II operativo, para colocar en órbita satélites de observación de la Tierra de hasta 250 kilogramos.
El nuevo paso del proyecto ya está en marcha, con el próximo ensayo del Vex 5A en el Centro de Control de Lanzamiento de Vehículos Experimentales, en Punta Indio. Se trata de un vehículo de dos etapas, que reproduce a una escala de tiempo acotada y progresivamente, eventos similares a los del lanzador Tronador II, que tendrá también dos etapas y los mismos propelentes (combustible y oxidante) en cada una. La parte superior del Vex 5A (denominada segunda etapa)  tiene una configuración similar al Vex1B. Al nuevo vehículo Vex 5 se le incorpora otro segmento: la primera etapa, que lleva como combustible un kerosene denominado KC-1, que se está desarrollando especialmente para este proyecto, y oxígeno líquido como oxidante.  Como parte del ensayo de la primera etapa del Vex 5A se prevé realizar un tipo de trayectoria con ascenso vertical (similar a la trayectoria del VEx1B),  propulsando durante más tiempo y con un empuje mayor. También habrá instancias de pruebas sucesivas de control por toberas a reacción, separación de etapas, encendido de la segunda etapa y terminación del vuelo. Durante el ensayo se evaluarán en tiempo real los parámetros del vuelo, pudiendo decidirse la terminación de la misión según los resultados parciales obtenidos.

El Vehículo Vex 5A es el primer ejemplar en el que se ensayarán eventos de mayor complejidad, en una secuencia progresiva. En los siguientes vehículos VEx-5 se continuarán probando los mismos eventos, para ganar confiabilidad. El objetivo final es la prueba de la tecnología asociada a los mecanismos y funciones que se deben cumplir en vuelo, para concluir con un ensayo final de todos los eventos de la misión, sumando otros que completen todas las características del lanzador, para su funcionamiento operativo.

Solo 10 países en el mundo cuentan actualmente con sus propios lanzadores de satélites, a ellos pronto se sumara el argentino. Mediante el proyecto Tronador II se está desarrollando completamente en el país la capacidad propia de lanzamiento de satélites desde territorio nacional. El Tronador II colocará en órbita a los satélites de la serie SARE de arquitectura segmentada para la observación de la Tierra, que aportarán información útil para agricultura,  pesca, hidrología, gestión de emergencias, salud, entre otras aplicaciones.

martes, 17 de febrero de 2015

Tronador: cómo se construye el lanzador argentino

Por Nora Bär | LA NACION
Para este año estarían previstos dos o tres lanzamientos más del vehículo experimental, VEx5. Foto: Ministerio de Planificación
Marcos Actis decidió ser ingeniero espacial hace 40 años, cuando estaba terminando la primaria y vivía en Arroyo Dulce, un pueblo de la provincia de Buenos Aires de apenas 3000 habitantes.

"Era un fanático de Viaje a las Estrellas y soñaba con irme a trabajar a los Estados Unidos -confiesa mientras camina por el patio de la facultad donde hizo colocar una maqueta del Pulqui, el avión a reacción diseñado y construido en el país a mediados del siglo XX, el primero en su tipo en fabricarse en América latina y el noveno en el mundo-. Me acuerdo cuando vimos el alunizaje con mi padre. Él había dejado la escuela en 6° grado, era molinero y trabajaba en el campo. Un día le dije que me iba a estudiar a La Plata. Me decidí por la ingeniería aeronáutica porque era la que más se acercaba a la ingeniería espacial. Y acá estoy, viviendo un sueño hecho realidad."

Un cohete como el Tronador, diseñado para inyectar satélites de unos 250 kg en órbitas de baja altura, a alrededor de 700 km de la superficie terrestre, puede tener más de 3000 piezas


Hoy es el decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata y dirige un equipo de 150 investigadores, docentes, becarios y técnicos que tiene a su cargo la fabricación de seis vehículos experimentales y del Tronador II, el primer lanzador espacial para colocar satélites en órbita que desarrolla íntegramente un país latinoamericano.

No están solos. El ambicioso proyecto liderado por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales agrupa a más de 600 profesionales, contando los 250 que trabajan en la compañía VENG SA, contratista principal, y otros dos centenares en numerosos institutos de investigación del Conicet, como el Centro de Investigaciones Ópticas, el Instituto Argentino de Radioastronomía, las universidades de Buenos Aires, Tecnológica Nacional, la de Córdoba y la de Mar del Plata, el Instituto Universitario Aeronáutico, la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Servicio Meteorológico Nacional, el Instituto Balseiro, Invap, Y-TEC (centro de desarrollo de tecnología de YPF) y la Planta Piloto de Ingeniería Química (Plapiqui). También participan pymes encargadas de desarrollar algunas partes específicas.

Como ingeniero, Actis es un veterano en materia espacial. Él y colegas de la UNLP trabajan en proyectos de la Conae desde la época del SAC-B, el satélite argentino de observación astronómica que se lanzó en 1996.

Ingeniero Marcos Actis. "La navegación anda bien, los motores funcionan; ahora es tiempo de construcción.". Foto: Patricio Pidal / AFV

"Participamos en toda la serie SAC -subraya-. De los cinco instrumentos argentinos del SAC-D, cuatro se construyeron en la facultad. Y dos de los más importantes, el radiómetro y la cámara infrarroja, se hicieron en el Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA, de la UNLP). Ahora estamos haciendo allí el centro tecnológico aplicado aeroespacial, que ya fue aprobado por la universidad."

Un cohete como el Tronador, diseñado para inyectar satélites de unos 250 kg en órbitas de baja altura, a alrededor de 700 km de la superficie terrestre, puede tener más de 3000 piezas. En este caso, la idea fue que, salvo excepciones, estuviera íntegramente diseñado y producido en el país. Un desafío mayor si se tiene en cuenta que exige desarrollar materiales delgados, soldaduras de alta calidad e instrumental liviano, todo prácticamente sin disponer de información técnica.

"Muchos creen que la «receta» para hacer un lanzador se baja de Internet y listo -sonríe Actis-, que es fácil encontrarla en papers o trabajos científicos, pero éstos sólo ofrecen información analítica, teórica, no procesos de construcción."

La empresa VENG SA, de Falda del Carmen, Córdoba, está encargada del diseño de los motores de 4000 kg de empuje y el sistema de propulsión

El Tronador está pensado como un vehículo de navegación autónoma, es decir que una vez programado busca su órbita, algo que nunca se había hecho en el país.

Tendrá dos "etapas". La primera es la que lo impulsa algo más de los primeros dos minutos de vuelo hasta que logra vencer la fuerza de gravedad. Ésta llega hasta los 100 km de altura, se desprende y cae al océano. Para eso se emplea el 90% del combustible. Con el 10% restante, la segunda etapa sigue hasta inyectar el satélite en la órbita predeterminada.

"Por ser un vehículo de combustible líquido (a diferencia de un misil, que usa combustible sólido), despega a muy baja velocidad -explica Actis-. Un misil sale a una aceleración de 7 u 8G [1G es la aceleración que produciría la gravedad en un objeto cualquiera en condiciones ideales] y éste despega a 1,4 G y se va acelerando: de 800 km

h pasa a 1000, 2000, 3000, 4000. A medida que se va consumiendo el líquido y se aliviana, aumenta la velocidad."

Completo, el Tronador pesará alrededor de 70.000 kilos, de los cuales 63.000 corresponderán al combustible. El vehículo en sí, que medirá algo más de 30 metros de altura por dos metros y medio de diámetro, sólo pesará 7000 kilos.

La empresa VENG SA, de Falda del Carmen, Córdoba, está encargada del diseño de los motores de 4000 kg de empuje y el sistema de propulsión.

"El Tronador II se diseñó para inyectar con alta precisión en órbitas polares cargas útiles livianas para observación de la Tierra. Todos sus motores son de desarrollo local y funcionan con combustibles y oxidantes líquidos en sus dos etapas, también desarrollados localmente -explica el ingeniero Pablo Servidia, responsable del Sistema de Navegación, Guiado y Control, e investigador principal del área de Acceso al Espacio de la Conae-. Los motores con propelentes líquidos se destacan por su alta energía específica, su escalabilidad, la posibilidad de regular fácilmente el tiempo de quemado y, en consecuencia, por lograr la precisión de posicionamiento requerida. Además, para mejorar la confiabilidad de la fase final del vuelo, el motor que se desarrolló para la última etapa utiliza propelentes hipergólicos, es decir que se encienden al simple contacto."

Según explica Servidia, el motor de la primera etapa ya se probó en 2014 y, junto con el de la última etapa, que impulsa la parte superior, se ensayará este año en los vehículos experimentales VEx5. Durante las pruebas tratarán de ajustar el encendido en condiciones de ingravidez y vacío, que son difíciles de replicar en tierra.

Los científicos y tecnólogos que trabajan en el programa Tronador esperan que este esfuerzo también ofrezca beneficios en áreas más terrenales
Este combustible que utilizará el Tronador está en manos de un equipo de Y-TEC. "Es de un tipo que sólo producen tres países: Estados Unidos, China y Rusia", describe Gustavo Bianchi, doctor en Ciencia de los Materiales de la Universidad de Mar del Plata, ex investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica y hoy director del centro de desarrollo tecnológico de YPF.

Se trata de un tipo de kerosene al que se aplica un proceso especial cuyos detalles no se pueden comentar por ser secreto industrial. "Lo desarrollamos nosotros desde cero -asegura Bianchi-. Ya estamos comenzando a construir una planta para producirlo exclusivamente para la Conae." Debido al interés que despiertan estos desarrollos, tanto los investigadores de la UNLP como de grupos que desarrollaron el GPS y otros dispositivos del vehículo, así como empresas privadas que trabajaron sobre las baterías de litio, deben respetar una cláusula de confidencialidad, y no pueden compartir sus hallazgos ni publicarlos en congresos ni revistas científicas.

Es sabido que la exploración espacial dejó como subproducto un sinnúmero de nuevas tecnologías. Es el caso del GPS, el código de barras, los detectores de humo, la pintura anticorrosión, los pañales desechables, nuevos metales aislantes, el Kevlar, el cierre velcro, el termómetro digital, el tubo para la pasta de dientes, los alimentos deshidratados y el microondas.

Los científicos y tecnólogos que trabajan en el programa Tronador esperan que este esfuerzo también ofrezca beneficios en áreas más terrenales. Un ejemplo son los aluminios de alta calidad que se están desarrollando en la UNLP.

"La Argentina exporta aluminio, pero de bajo precio -explica Actis-. El barato se exporta y después compramos aluminio caro. Nuestro aluminio vale unos 2000 dólares la tonelada, pero el que importamos, unos 20.000. Y el espacial, que es el que estamos haciendo en la facultad, alrededor de 200.000. El dato importante es que este último se usa para vehículos espaciales, pero también sirve para la industria automotriz. Es una tecnología de gran valor agregado. Lo mismo ocurre con los sistemas de navegación."

El sensor se compone esencialmente de un metal con un grabado particular que se llama "red de Bragg"
En el Centro de Investigaciones Ópticas del Conicet, Ricardo Duchowicz y Gustavo Torchia lideran dos de los grupos que, junto con el de Mario Garavaglia, desarrollan desde hace más de una década los giróscopos que estarán encargados de monitorear el vuelo del lanzador y sensores que permiten controlar su salud estructural. Los tres grupos están vinculados desde 2009.

"Nuestros giróscopos demostraron una calidad incluso superior a algunos de los modelos comerciales -comenta Duchowicz-. Ya estamos en una etapa madura y la idea es que los dispositivos que diseñamos para el Tronador u otros similares también se puedan vender."

El giróscopo es un sistema interferométrico que detecta una señal cuya frecuencia se corre si uno rota el dispositivo. Mediante el control de una tensión que compensa ese corrimiento se puede determinar el grado de giro que está realizando. Tiene tal precisión que si se lo colocara sobre la mesa frente a la que estamos sentados podría registrar la rotación de la Tierra.

"El que desarrollamos hasta ahora -explica Duchowicz- tiene 500 metros de fibra óptica y un solo eje. En los próximos dos años pensamos compendiarlo en un sistema de tres ejes, lo que permitiría medir cualquier tipo de movimiento, algo fundamental para mantener la estabilidad de un lanzador o de un satélite."

Otros dos equipos están desarrollando sensores de fibras ópticas que permiten controlar temperatura y deformación. "Con estos dispositivos hacemos análisis de la salud estructural del vehículo -dice Gustavo Torchia-. En el espacio, las variaciones de temperatura pueden llegar a los 150 grados, según si el aparato está en la cara iluminada u oscura del planeta. Los sensores están preparados para monitorear desde -10 hasta 150 grados, y es posible desarrollar dispositivos que lleguen a 500 y hasta 1500 grados. Como la fibra óptica es un elemento pasivo, se utiliza una consola con la electrónica y un emisor que ilumina en una banda ancha los distintos tipos de sensores, colocados a lo largo del lanzador. Si algo se calienta o varía su temperatura, se desplaza a mayor longitud de onda. Es decir, lo que medimos son variaciones de la longitud de onda, solamente importan los corrimientos. Ocurre lo mismo si el material se deforma o se estira."

El sensor se compone esencialmente de un metal con un grabado particular que se llama "red de Bragg", para lo cual los científicos desarrollaron una planta de grabado de redes en el propio CIOP.

Se prevé que este año se realicen pruebas con el vehículo experimental VEx5, que ya tiene dos etapas
"En el mercado, grabar cada una de esas redes cuesta 200 dólares -detalla Torchia-. Así, como los testeos tienen que ser destructivos, porque hay que probar cuánto es lo máximo que toleran, podemos disponer de las nuestras sin necesidad de comprarlas." Y más adelante agrega: "La consola se coloca en la parte del vehículo que está refrigerada o con temperatura controlada; en cambio, la línea de sensores puede llegar hasta donde se quiera. Dentro de una fibra se pueden colocar 20 sensores a la vez, que monitorean distintos puntos del sistema. Entonces con un mismo aparato se controlan varios simultáneamente. Después, mediante la telemetría, se conocen perfectamente desde tierra, en tiempo real, la temperatura y la deformación".

Hasta ahora, el lanzador fue sometido a dos pruebas, ambas con la primera etapa, desde la localidad de Pipinas. En la primera, realizada en febrero de 2014, sólo se elevó un par de metros, en lo que se interpretó como un rotundo fracaso. Sin embargo, Actis aclara que para los ingenieros el balance fue ampliamente positivo.

"Hay que tener en cuenta que el vehículo se carga y se activa automáticamente, a distancia. El módulo se elevó apenas dos metros y medio porque falló un enganche, que es algo externo -dice-. Toda la ingeniería y el encendido del vehículo anduvieron bárbaro. Eso permitió hacer las correcciones y ya en el segundo intento sabíamos que todo lo demás andaba bien y lo único que tenía que hacer era desengancharse. Se aprende más de las fallas que de los éxitos. Como decía Wernher von Braun: «Los resultados de una prueba valen por mil opiniones expertas»."

El 14 de agosto del año pasado se realizó otra prueba con resultados ampliamente satisfactorios: "Ascendió hasta 3000 metros de altura; la idea era que llevara poco combustible porque teníamos un radio de acción muy chiquito: estábamos limitados por los ocho km de exclusión que se establecen para prevenir accidentes si algo no funciona -cuenta Actis-. Probamos el sistema de navegación y fue un éxito. Ahora estamos ensayando la segunda etapa, donde viajan todos los sistemas de control para buscar la órbita exacta donde se inyecta el satélite."

Además de promover el desarrollo de nuevas tecnologías que actualmente no se producen en el país, el proyecto también estimula la formación de recursos humanos. "Enviamos docentes y estudiantes a capacitarse afuera -cuenta Actis-: algunos viajaron gracias al plan Becar, otros, a hacer másteres y doctorados en ingeniería aeroespacial... Para medir el impacto que tiene este proyecto, baste con mencionar que la carrera de Ingeniería Aeronáutica solía tener 70 inscriptos y este año tuvo 140."

Se prevé que este año se realicen pruebas con el vehículo experimental VEx5, que ya tiene dos etapas. Según detalla Servidia, esto "implica la evaluación progresiva de una serie de objetivos, como separación de etapas, vuelo controlado, encendido e impulso del motor de la última etapa y del mecanismo de apertura de cofia [donde va alojado el satélite]. Las pruebas se realizarán desde el área cercana a la localidad de Pipinas, al norte de la bahía de Samborombón".

Marcos Actis.


El decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Plata dirige uno de los grupos que, liderados por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, trabajan en el diseño y la construcción de un lanzador satelital autónomo desarrollado íntegramente con tecnología local. Para este año estarían previstos dos o tres lanzamientos más del vehículo experimental, VEx5