En el marco del 107.º aniversario de la creación de la Fuerza Aérea Argentina, DEF dialogó con su autoridad máxima, el brigadier general VGM Enrique Víctor Amrein, sobre la actualidad de la institución, la sangría de pilotos militares al ámbito civil y la posibilidad de incorporar nuevos sistemas de armas.
El brigadier general VGM Enrique Amrein en su despacho del Edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea Argentina. Foto: Fernando Calzada.
Habían pasado apenas dos años de su egreso de la Escuela de Aviación Militar, cuando el entonces alférez Enrique Amrein fue destinado a prestar servicio durante la guerra de Malvinas, más precisamente como parte de la Fuerza Aérea Sur, tanto en San Julián como en Mar del Plata. Hoy, en el otro extremo de su carrera, el jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea encabezó, junto al ministro de Defensa Oscar Aguad, las celebraciones por el 107.º aniversario de la institución que comanda. En sus 39 años de carrera, Amrein se especializó como piloto de combate y estuvo al frente de la VI Brigada Aérea, en Tandil, y de la Dirección General de Educación de la Fuerza.
Hace unas semanas, trascendió la posibilidad de que la Fuerza Aérea Argentina incorporase diez aviones FA-50, de fabricación surcoreana, que permitirían recuperar la capacidad de vuelo supersónico. En diálogo con DEF, Amrein se refirió al estado actual de los materiales de la Fuerza, a la preparación de los pilotos y a los desafíos que plantean los escenarios futuros en el campo militar.
-¿Cuáles son los temas que más preocupan al personal de la Fuerza?
-La respuesta es muy amplia y compleja, porque incluye a todo el personal de la Fuerza Aérea Argentina en sus distintas jerarquías, franjas etarias y agrupamientos. Uno de los principales desafíos de las organizaciones actuales es conservar la motivación y el compromiso de su personal. La Fuerza Aérea se enfrenta diariamente a la compleja tarea de hacer sentir seguros y valorados a los hombres y mujeres que han decidido servir a la Patria vistiendo nuestro uniforme.
-¿Y respecto de los salarios?
-El tema salarial siempre es una preocupación, más aún en la actual situación económica general del país, con las consabidas complicaciones que ocasiona la inflación. En los últimos años, el Estado nacional, a través del Ministerio de Defensa, ha articulado una serie de medidas tendientes a regularizar la situación salarial de nuestro personal.
El objetivo no es recomponer los ingresos solo por medio de la disminución de las sumas no remunerativas, sino también mediante la creación de un adecuado escalonamiento en función de los diferentes grados y agrupamientos, lo cual permitirá jerarquizar los salarios de manera interna para mejorar la remuneración.
Un avión Beechcraft T-6 Texan en el desfile aéreo por el 107 aniversario de la Fuerza Aérea. Foto: Gentileza Prensa Fuerza Aérea.
-¿Se incorporarán aviones FA-50 provenientes de Corea del Sur?
-La adquisición de un sistema de armas siempre implica un proceso de varios años, desde la firma de un contrato hasta la recepción de las aeronaves y su soporte logístico completo. Aunque esta compra todavía no se concreto, el proceso está iniciado desde que se desprogramó el sistema Mirage.
La Fuerza Aérea y el Ministerio de Defensa evalúan un reemplazo lógico que permita no solo recuperar las capacidades que otorga una aeronave de alta performance, sino también introducir nuevos sistemas de armas libres del proceso de obsolescencia y con capacidades de integración a los sistemas de información modernos.
-¿Qué ventajas y desventajas destaca de este modelo?
-El caza surcoreano FA-50 Fighting Eagle es la aeronave que mejor combina los factores que mencionaba antes con la realidad presupuestaria. Este sistema de armas está pensado como un caza complementario, cuya adquisición sería el paso inicial de un plan a largo plazo que, sumado a la compra de otro sistema de mayores prestaciones –como el Gripen, o alguno similar de quinta o sexta generación–, les permita a los pilotos de caza de nuestro país continuar en aptitud para operar con eficiencia en escenarios de mayor complejidad.
-¿Qué destacaría de la formación del personal en la Fuerza Aérea?
-Si hablamos puntualmente del adiestramiento, en nuestro contexto de restricciones presupuestarias siempre se ha buscado disponer de, al menos, el mínimo adecuado de horas de vuelo para realizar las operaciones con toda seguridad.
Recordemos que la Fuerza Aérea opera diferentes sistemas de armas a lo largo de la extensión del país, desde la frontera norte hasta el continente antártico, y cumple tareas en el exterior, las 24 horas del día, todos los días del año.
Sin dudas, lo ideal es volar muchas horas y que haya mayor cantidad de personal realizando actividad de vuelo. Es cierto que, comparativamente, se vuela menor cantidad de horas que en la década del 80, pero se ha buscado mejorar la calidad del tiempo pasado en el aire, a partir de la renovación tecnológica lograda en ciertos sistemas.
-¿En qué se observa esa "calidad del tiempo en el aire"?
-Sin distinción de sistema de armas, la mejora viene de la mano de la actualización tecnológica, el adiestramiento en simuladores de vuelo, en entrenadores terrestres, el adiestramiento físico y el dictado académico. Todo esto permite sacar un mayor provecho a la operación de los sistemas.
-¿Cuántas horas de vuelo promedio tiene un capitán piloto?
-En la actualidad, en promedio, y según el sistema de armas que opere y su especialidad, un capitán llega a tener una experiencia de vuelo de entre 1000 y 1500 horas de manera diversa.
Aviones IA-63 Pampa de la Fuerza Aérea. Foto: Gentileza Fuerza Aérea.
-¿Existe una sangría de pilotos militares hacia el ámbito civil?
-Si bien no es la única actividad que ha sufrido con la competencia por la oferta laboral en el medio civil, la pérdida de aviadores es una problemática actual, que no solo afecta a nuestro país. Si se tiene en cuenta la alta especialización alcanzada por cada uno de nuestros hombres y mujeres del aire, y los recursos invertidos en su preparación, la retención del personal de aviadores es una situación muy compleja, que se ha visto agravada en épocas recientes con el desarrollo de la aviación civil y comercial a nivel mundial.
En este sentido, cabe recordar lo dicho por el señor ministro de Defensa durante su alocución el pasado 7 de agosto en la Escuela de Aviación Militar, cuando aseguró que estaba convencido de que tanto el blanqueo como el aumento de los haberes solucionaría el éxodo del personal altamente calificado.
-Tras lo ocurrido con el ARA San Juan, se cuestionó mucho el estado del material con el que cuentan las Fuerzas Armadas. ¿Qué nos puede decir sobre el material que emplea la Fuerza Aérea?
-Lo ocurrido con el submarino ARA San Juan y su tripulación caló muy hondo en todos los argentinos. La memoria de esos hombres y mujeres caídos en un acto de servicio en la inmensidad de nuestro mar Argentino debe impulsarnos a seguir trabajando con igual compromiso, pero sin olvidar que la actividad del militar es una labor intrínsecamente riesgosa.
En la Fuerza Aérea, somos conscientes de que el material aéreo con el que contamos no es de última generación y tiene, en su gran mayoría, varios años de servicio ininterrumpido. A pesar de eso, las tareas de mantenimiento se llevan adelante con enorme profesionalismo y tomando todos los recaudos necesarios para entregar solo aeronaves que se encuentran en condiciones óptimas para el vuelo, privilegiando siempre la integridad de nuestro personal como objetivo primordial por sobre cualquier otra cuestión.
-¿Qué instrumento militar precisa nuestro país y, en particular, cómo se debería pensar la Fuerza Aérea a mediano y largo plazo?
-Solamente a través de la colaboración interagencial y multidisciplinaria se podrá hacer un diagnóstico preciso de cuál es el instrumento militar que necesita la nación. Para el mediano y largo plazo, la Fuerza Aérea deberá ser capaz de adaptarse a los escenarios futuros y las nuevas amenazas, pero siempre ajustada a sus roles tradicionales: controlar el aeroespacio y lograr efectos en y desde el aeroespacio.
Los escenarios modernos exigirán cada vez más la integración a los dominios espacial y cibernético, que se suman a los tradicionales de tierra, aire y mar. Por otra parte, la velocidad en la toma de decisiones dependerá de redes robustas de comando y control, y del acceso compartido a la información.
Por eso, una Fuerza Aérea concebida a futuro y en el marco del accionar conjunto debe organizarse con esa visión. El acceso al espacio, la independencia en el control de las redes, la robustez de los sistemas de seguridad del ciberespacio y la capacidad de los medios para estar interconectados no son lujos o caprichos futuristas, sino que representan el carácter de los nuevos escenarios.
“La Fuerza Aérea Argentina ha acompañado el desarrollo de los Sistemas Aéreos No Tripulados con sus propios proyectos”, advirtió Amrein. Foto: Gentileza Fuerza Aérea.
-¿Cómo aprovecha la Fuerza Aérea a los drones? ¿Hay desarrollos propios en este sentido?
-Los "drones" han adquirido una presencia sin precedentes en la guerra y en la paz. La Fuerza Aérea Argentina ha acompañado el desarrollo de los Sistemas Aéreos No Tripulados con sus propios proyectos, si bien aún no se utiliza esta capacidad para operaciones reales netamente militares. La Dirección General de Investigación y Desarrollo de la Fuerza Aérea se encuentra evaluando sus propios vehículos: el Aukan y la familia Vigía.
Los avances y resultados son auspiciosos. Prevemos una futura integración exitosa que permitirá contar con la posibilidad de emplear dichos aparatos no solo en el área militar, en tareas de exploración y reconocimiento, sino también en tareas relacionadas con la búsqueda y la contribución a tareas de rescate. Si bien continuaremos con la investigación y desarrollo de medios propios, no descartamos la posibilidad de la adquisición de sistemas disponibles en el mercado para cerrar la brecha entre lo desarrollado y lo actualmente necesario.
-Como veterano de la guerra de Malvinas, ¿qué siente al ocupar el cargo máximo de la Fuerza?
-Nuestra Fuerza Aérea tiene el privilegio de haber sido probada en combate. Las muestras de valentía, disciplina e ingenio que dio nuestra institución durante las difíciles jornadas de 1982 nos han dado un enorme prestigio, lo que implica también una gran responsabilidad.
Independientemente de mi condición de veterano de guerra, me siento muy honrado de haber sido designado para conducir la Fuerza Aérea Argentina, una institución formada por hombres y mujeres con una gran vocación de servicio y comprometidos con la defensa y el progreso del país, tal como lo estuvieron nuestros héroes de Malvinas, en especial aquellos que dejaron su vida en las frías aguas del Atlántico.(Source/Photo/Author: Francisco Reyes/Infobae.com)
*La versión original de esta nota será publicada en la revista DEF Nº 129.
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