Como un país que tiene todos los activos necesarios para ser próspero, gracias en particular a sus reservas de petróleo, Venezuela está pasando por momentos difíciles. Mientras que los problemas económicos y políticos han empujado al exilio a millones de venezolanos, el presidente Nicolás Maduro fue noticia en septiembre de 2018, al ofrecerse una “fiesta” en un elegante restaurante de Estambul.

Apoyado por Rusia, China, Irán y Turquía, que han puesto mucho dinero en él, el régimen “bolivariano” de Maduro sobrevive gracias al tráfico [se dice que la cocaína aporta 500 millones de dólares al año a la economía nacional].

A nivel político, Maduro logra silenciar a la oposición. Por lo tanto, a pesar de haber ganado las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, esta última fue duplicada por una Asamblea Constituyente que le quitó sus prerrogativas. Y todas las decisiones que puede tomar son sistemáticamente impugnadas por la Corte Suprema de Justicia, el más alto tribunal del país.

Reelegido en mayo de 2018, tras haberse asegurado de que sus rivales fueran excluidos, la autoridad de Maduro fue cuestionada por Juan Guaidó, quien se proclamó presidente interino en enero. Esta postura ha sido reconocida por unos cincuenta países, entre ellos Estados Unidos.

Desde entonces, aunque los intentos de derrocar al régimen bolivariano se han visto frustrados, la situación se ha bloqueado. A principios de agosto, y con el fin de acelerar su salida del poder, la administración estadounidense decidió aplicar nuevas sanciones al régimen de Maduro mediante la congelación de sus activos e intereses en los Estados Unidos. Además, el decreto firmado por Trump también permite sancionar cualquier transacción con las autoridades venezolanas.

En Caracas, el gobierno venezolano denunció un “bloqueo criminal” que pretende “estrangular al pueblo venezolano para derrocar al gobierno de manera inconstitucional” al “violar abiertamente los principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

Pero quizás el régimen bolivariano aún no ha llegado al final de sus dificultades. Citando a varios funcionarios estadounidenses, Axios, un sitio de noticias políticas, argumentó que el jefe de la Casa Blanca estaba considerando imponer un bloqueo naval a Venezuela.

Trump “ha planteado regularmente la idea de un bloqueo naval durante al menos un año y medio. El Pentágono no tomó en serio esta idea, en parte porque sus funcionarios consideraron que era inviable, que no tenía base legal y agotaría los recursos de una Armada bastante solicitada para contrarrestar a China e Irán”, escribe Axios.

Además, a principios de agosto, en respuesta a una pregunta de Reuters, Trump sugirió que estaba considerando imponer un bloqueo naval a Venezuela, sin entrar en detalles. Y si hasta ahora no ha decidido hacerlo, es porque los antiguos funcionarios de su administración se habían opuesto, como James Mattis [Pentágono], Rex Tillerson [diplomacia] y HR McMaster [Asesor de seguridad nacional]. Sin embargo, estos tres han renunciado [o han sido despedidos] en los últimos meses.
En cualquier caso, según el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de  Estados Unidos, no le faltan ganas para aplicar las decisiones de Trump.

“No hablaré sobre los detalles de nuestros planes, de lo que estamos haciendo, pero seguimos dispuestos para poner en práctica las decisiones políticas”, dijo el oficial a los periodistas mientras estaba en Brasil para las maniobras navales de UNITAS, que con 3.300 soldados de 9 países, tienen como temas la guerra antisubmarina y la asistencia humanitaria. “La Marina de los Estados Unidos es la más poderosa del mundo. Si se toma una decisión política para desplegar la Armada, estoy convencido de que podremos hacer lo que sea necesario”, dijo el almirante Faller.

 Las fragatas venezolanas F-21 Mariscal Sucre y F-25 General Salóm. 

“El gobierno de Estados Unidos continúa centrándose en la presión dirigida contra un régimen ilegítimo para asegurar que haya una transición a un régimen legítimo y democráticamente elegido”. Parte de este esfuerzo es asegurar que la asistencia humanitaria pueda llegar a las personas que la necesitan”, explicó el jefe del SOUTHCOM (Comando Sur) de Estados Unidos.

Un posible bloqueo, que no sería fácil de aplicar, podría estar justificado por la decisión de la Asamblea Nacional de Venezuela de restablecer el Tratado Interamericano de Asistencia Mutua [TIAR], que autoriza la intervención militar extranjera. Sin embargo, esta posibilidad fue “rota” por la Corte Suprema de Justicia.

Como recordatorio, la Armada Bolivariana de Venezuela cuenta con dos submarinos tipo 209 [de origen alemán], tres fragatas [clase Marisal Sucre] cuyo diseño se remonta a la década de 1970, 4 corbetas entregadas por España y una docena de pequeñas lanchas patrulleras, seis de las cuales han estado en servicio durante más de 40 años.(Source/Photo/Author: Laurent Lagneau/Opex360.com)