Por Fabián Calle - Infobae
A pocos días de la llegada a la Argentina de la plana mayor del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, cabría revisar y recordar algunos de los lineamiento centrales que se ha planteado esa rama del poder militar de Washington. Para ello recurriremos al documento del pasado 15 de de febrero, cuando el almirante Kurt Tidd, comandante, expuso en el Congreso de su país cuáles son, a su entender, las oportunidades y las amenazas a los intereses de la superpotencia en América Latina. Cabe recordar que, a partir del 2002, la zona de México y parte del Caribe pasó a depender del nuevo Comando Norte que abarca el territorio continental americano, así como Canadá.
Al momento de dar un panorama general de región, sobresale su heterogeneidad y la existencia de contrastes muy fuertes. Por un lado, sociedades que logran elegir de manera democrática a sus gobernantes y la presencia de amplias capas medias con buen nivel de formación, pero así también elevados niveles de pobreza, corrupción y violencia delictiva potenciada por la actividad de grandes redes dedicadas al narcotráfico y otros ilícitos como migraciones ilegales. En lo que respecta a la presencia de actividad de terrorismo de tipo fundamentalista, existen intentos de reclutamiento de latinoamericanos. Si bien hasta el momento a escala reducida y limitada. No así el crimen organizado y grupos delictivos que sí logran corromper y reclutar a jóvenes aprovechando los problemas estructurales antes mencionados.
Otro factor recurrente son desastres naturales que suelen afectar a los sectores sociales más vulnerables. Todo ello potenciado por serias falencias en infraestructura y servicios básicos. Por último, y no menos importante, la extremadamente crítica y difícil situación política, social y económica de Venezuela, con sus inevitables impactos en diversos países en la región.
Volviendo a las organizaciones y las redes ilícitas que actúan en la zona, varias de ellas tienen una amplia estructura y capacidad para penetrar las fronteras de los Estados Unidos y operar dentro de sus ciudades y sus regiones. Sea para el tráfico de drogas, personales, armas, etcétera. Un foco central de atención es y será que el terrorismo internacional no saque provecho, por engaño o cooptación, de esas redes. Asimismo, el crimen organizado posee ingentes recursos económicos y humanos capaces de condicionar fuertemente a los gobiernos y los dirigentes políticos y sociales de los países del área. Creando un ambiente de corrupción y complicidad con el delito que potencia, a su vez, el descreimiento de las sociedades en sus instituciones. Todo ello interactuando con roles más y más activos de potencias que desafían los intereses de los Estados Unidos, empezando por China y en menor medida Rusia e Irán.
Los gobiernos o grupos dentro de los Estados de la región que asumen posturas contrarias a Washington y a la democrática y la libertad económica y de prensa, recurren más y más al respaldo económico, de seguridad y diplomático de esos actores extra hemisféricos. Asimismo, aun países con fluidas relaciones con Washington tienen a China como un socio clave en su comercio exterior, obras de infraestructura, créditos para sus empresas o incluso para fortalecer las reservas de los Bancos Centrales. En el caso ruso, el peso económico y comercial es menos importante. No así la gran variedad de recursos que posee Moscú en materia de inteligencia, guerra informática, divulgación de noticias manipuladas en redes sociales e internet y venta de armamento y tecnología para potenciar el control de Estados autoritarios sobre su población.
Por último, en lo que respecta a Irán, el objetivo central del régimen teocrático es contar con capacidades de recolectar inteligencia sobre intereses y personas ligadas a Estados Unidos, así como desarrollar capacidades de ataques asimétricos en caso de escalada militar con Washington. Un actor regional y muy activo es Cuba, el cual ha buscado solidificar lazos económicos, políticos, de inteligencia y militares tanto con China como con Rusia, Irán y Corea del Norte. Siendo un factor central en el aparato de seguridad que sostiene a Nicolás Maduro en el poder en un contexto de caos económico y social. La misma Venezuela es vista como un terreno amigable para la actividad de organizaciones terroristas ligadas a Irán, así como al tráfico de drogas.
No obstante, todo ello tiene como contracara importantes logros en la mejora y el fortalecimiento de un ambiente de mayor coordinación y cooperación en materia de defensa y seguridad de Estados Unidos y la región. Empezando por los esfuerzos combinados que se vienen desarrollando junto a Honduras, el Salvador, Guatemala y Panamá en la lucha contra las Maras, el tráfico de drogas y personas. También se menciona el rol vital de Colombia y su adhesión a la categoría de socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como la participación de Chile en las maniobras navales más importantes que hace el Pentágono, las RIMPAC en el Pacífico. En el caso de Brasil, se señala el esfuerzo que ese Estado viene realizando para fortalecer y mejorar la cooperación en Sudamérica contra amenazas en común.
Finalmente, se menciona la recuperación de los mecanismos de consulta y acción mancomunada del Comando Sur con la Argentina y con Ecuador, luego de años de distanciamiento. La principal misión y desafío del Comando Sur es dotar a los países aliados de la región con mejores capacidades humanas y materiales para hacer frente a las redes delictivas. En este sentido, Colombia es un socio clave e indispensable. También se han establecido positivos instrumentos de cooperación con Brasil, Perú y Chille. Volviendo al fuerte vínculo Washington-Bogotá, el fin del conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no implica una reducción del interés del Pentágono en continuar apoyando a ese país. Asimismo, es fundamental una articulada, fluida y óptima interacción con otras agencias de Estados Unidos como el Comando Norte, Homeland Security, DEA, USAID, etcétera.
En lo que respecta a rivales a nivel estatal, sobresale el caso de China, que, por ahora, centra su desafío a Estados Unidos en la región en temas económicos, comerciales y de infraestructura. No obstante, de consolidarse y no ser adecuadamente monitoreadas, tendrán un derrame sobre áreas ligadas a la defensa y la seguridad nacional. La postura no es focalizar los esfuerzos en trabar o entorpecer esos vínculos de China con la región, sino que los países del área perciban y comprueben materialmente la conveniencia de estrechos lazos con Washington tanto en lo que hace a la mejora de la seguridad como el desarrollo económico y social.
Otro importante activo de Estados Unidos son los 16 mil civiles, militares y policías que han cursado programas de perfeccionamiento en institutos de formación vinculados con el Pentágono y otras agencias americanas. El cultivar esas relaciones personales y plasmarlas en espacios de desarrollo de iniciativas compartidas es de central importancia. La disposición y la capacidad para ayudar frente a crisis y catástrofes tuvo como uno de sus principales ejemplos la masiva asistencia brindada a la Argentina en la búsqueda del submarino ARA San Juan. En el corto y mediano plazo, hacer frente al colapso humanitario en Venezuela será el principal desafío del Comando. Si bien de escala inmensa, no es vista como imposible de ser llevada a cabo. Pero se parte de la premisa de que se requerirá reforzar las capacidades propias, así como la cooperación y la coordinación con los países de la región que se han visto y se verán más afectados.
A pocos días de la llegada a la Argentina de la plana mayor del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, cabría revisar y recordar algunos de los lineamiento centrales que se ha planteado esa rama del poder militar de Washington. Para ello recurriremos al documento del pasado 15 de de febrero, cuando el almirante Kurt Tidd, comandante, expuso en el Congreso de su país cuáles son, a su entender, las oportunidades y las amenazas a los intereses de la superpotencia en América Latina. Cabe recordar que, a partir del 2002, la zona de México y parte del Caribe pasó a depender del nuevo Comando Norte que abarca el territorio continental americano, así como Canadá.
Al momento de dar un panorama general de región, sobresale su heterogeneidad y la existencia de contrastes muy fuertes. Por un lado, sociedades que logran elegir de manera democrática a sus gobernantes y la presencia de amplias capas medias con buen nivel de formación, pero así también elevados niveles de pobreza, corrupción y violencia delictiva potenciada por la actividad de grandes redes dedicadas al narcotráfico y otros ilícitos como migraciones ilegales. En lo que respecta a la presencia de actividad de terrorismo de tipo fundamentalista, existen intentos de reclutamiento de latinoamericanos. Si bien hasta el momento a escala reducida y limitada. No así el crimen organizado y grupos delictivos que sí logran corromper y reclutar a jóvenes aprovechando los problemas estructurales antes mencionados.
Otro factor recurrente son desastres naturales que suelen afectar a los sectores sociales más vulnerables. Todo ello potenciado por serias falencias en infraestructura y servicios básicos. Por último, y no menos importante, la extremadamente crítica y difícil situación política, social y económica de Venezuela, con sus inevitables impactos en diversos países en la región.
Volviendo a las organizaciones y las redes ilícitas que actúan en la zona, varias de ellas tienen una amplia estructura y capacidad para penetrar las fronteras de los Estados Unidos y operar dentro de sus ciudades y sus regiones. Sea para el tráfico de drogas, personales, armas, etcétera. Un foco central de atención es y será que el terrorismo internacional no saque provecho, por engaño o cooptación, de esas redes. Asimismo, el crimen organizado posee ingentes recursos económicos y humanos capaces de condicionar fuertemente a los gobiernos y los dirigentes políticos y sociales de los países del área. Creando un ambiente de corrupción y complicidad con el delito que potencia, a su vez, el descreimiento de las sociedades en sus instituciones. Todo ello interactuando con roles más y más activos de potencias que desafían los intereses de los Estados Unidos, empezando por China y en menor medida Rusia e Irán.
Los gobiernos o grupos dentro de los Estados de la región que asumen posturas contrarias a Washington y a la democrática y la libertad económica y de prensa, recurren más y más al respaldo económico, de seguridad y diplomático de esos actores extra hemisféricos. Asimismo, aun países con fluidas relaciones con Washington tienen a China como un socio clave en su comercio exterior, obras de infraestructura, créditos para sus empresas o incluso para fortalecer las reservas de los Bancos Centrales. En el caso ruso, el peso económico y comercial es menos importante. No así la gran variedad de recursos que posee Moscú en materia de inteligencia, guerra informática, divulgación de noticias manipuladas en redes sociales e internet y venta de armamento y tecnología para potenciar el control de Estados autoritarios sobre su población.
Por último, en lo que respecta a Irán, el objetivo central del régimen teocrático es contar con capacidades de recolectar inteligencia sobre intereses y personas ligadas a Estados Unidos, así como desarrollar capacidades de ataques asimétricos en caso de escalada militar con Washington. Un actor regional y muy activo es Cuba, el cual ha buscado solidificar lazos económicos, políticos, de inteligencia y militares tanto con China como con Rusia, Irán y Corea del Norte. Siendo un factor central en el aparato de seguridad que sostiene a Nicolás Maduro en el poder en un contexto de caos económico y social. La misma Venezuela es vista como un terreno amigable para la actividad de organizaciones terroristas ligadas a Irán, así como al tráfico de drogas.
No obstante, todo ello tiene como contracara importantes logros en la mejora y el fortalecimiento de un ambiente de mayor coordinación y cooperación en materia de defensa y seguridad de Estados Unidos y la región. Empezando por los esfuerzos combinados que se vienen desarrollando junto a Honduras, el Salvador, Guatemala y Panamá en la lucha contra las Maras, el tráfico de drogas y personas. También se menciona el rol vital de Colombia y su adhesión a la categoría de socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como la participación de Chile en las maniobras navales más importantes que hace el Pentágono, las RIMPAC en el Pacífico. En el caso de Brasil, se señala el esfuerzo que ese Estado viene realizando para fortalecer y mejorar la cooperación en Sudamérica contra amenazas en común.
Finalmente, se menciona la recuperación de los mecanismos de consulta y acción mancomunada del Comando Sur con la Argentina y con Ecuador, luego de años de distanciamiento. La principal misión y desafío del Comando Sur es dotar a los países aliados de la región con mejores capacidades humanas y materiales para hacer frente a las redes delictivas. En este sentido, Colombia es un socio clave e indispensable. También se han establecido positivos instrumentos de cooperación con Brasil, Perú y Chille. Volviendo al fuerte vínculo Washington-Bogotá, el fin del conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no implica una reducción del interés del Pentágono en continuar apoyando a ese país. Asimismo, es fundamental una articulada, fluida y óptima interacción con otras agencias de Estados Unidos como el Comando Norte, Homeland Security, DEA, USAID, etcétera.
En lo que respecta a rivales a nivel estatal, sobresale el caso de China, que, por ahora, centra su desafío a Estados Unidos en la región en temas económicos, comerciales y de infraestructura. No obstante, de consolidarse y no ser adecuadamente monitoreadas, tendrán un derrame sobre áreas ligadas a la defensa y la seguridad nacional. La postura no es focalizar los esfuerzos en trabar o entorpecer esos vínculos de China con la región, sino que los países del área perciban y comprueben materialmente la conveniencia de estrechos lazos con Washington tanto en lo que hace a la mejora de la seguridad como el desarrollo económico y social.
Otro importante activo de Estados Unidos son los 16 mil civiles, militares y policías que han cursado programas de perfeccionamiento en institutos de formación vinculados con el Pentágono y otras agencias americanas. El cultivar esas relaciones personales y plasmarlas en espacios de desarrollo de iniciativas compartidas es de central importancia. La disposición y la capacidad para ayudar frente a crisis y catástrofes tuvo como uno de sus principales ejemplos la masiva asistencia brindada a la Argentina en la búsqueda del submarino ARA San Juan. En el corto y mediano plazo, hacer frente al colapso humanitario en Venezuela será el principal desafío del Comando. Si bien de escala inmensa, no es vista como imposible de ser llevada a cabo. Pero se parte de la premisa de que se requerirá reforzar las capacidades propias, así como la cooperación y la coordinación con los países de la región que se han visto y se verán más afectados.
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