Proyecto del astillero Tandanor
Trabajadores de la Armada Argentina en alta mar (Foto: Ministerio de Defensa)
Tras la reciente restauración del
emblemático rompehielos ARA Almirante Irízar (Q-5) de la Armada,
Argentina se ve ahora preparada para construir dos OPV (patrulleros
oceánicos) con el objetivo de que los recursos del espacio marítimo del país
suramericano no sean explotados por buques extranjeros sin autorización.
El equipo de Talleres
Navales Dársena Norte (Tandanor), un astillero y taller de
reparaciones navales de propiedad estatal y de sus trabajadores, confía en
tener la capacidad de construir dos buques de patrullas offshore de 90
metros de eslora para evitar la pesca furtiva en la Zona Económica
Exclusiva Argentina.
Según adelantó el titular del
astillero, Jorge Arosa, en recientes declaraciones a los
medios locales, ya han recibido la visita de empresarios franceses, españoles,
ucranianos y de países vecinos con la mirada puesta en iniciar trabajos en ese
sentido “próximamente”.
Argentina pierde hasta 800
millones de dólares al año debido a la pesca furtiva del calamar por buques
extranjeros. Para evitarlo y favorecer las exportaciones nacionales, la Armada
necesita aumentar su presencia y vigilancia en alta mar con estos OPV.
El proyecto llega justo después
de que hace unas semanas el Almirante Irízar realizara su primera
navegación (en este caso, para probar su propulsión) después de permanecer diez
años inactivo por un incendios. Esto fue posible gracias al propio Tandanor,
que asumió el compromiso en 2010 de devolverle el simbólico buque al Estado
argentino, a quien pertenece desde finales de 1978. Ahora, tras realizar las
últimas comprobaciones, podrá ser entregado a la fuerza naval antártica de la Armada
y volver a su uso original.
Según contó Arosa,
el rompehielos es ahora un buque “multipropósito y científico de última
generación”, sin perder sus funciones de logística y rescate en el continente
blanco. Para lograrlo, en los últimos años atravesó un extenso proceso de
“reconstrucción y modernización, a través del cual incorporó tecnología de
última generación, duplicó su capacidad de transporte Gas Oil Antártico y
aumentó la cantidad de espacio dedicado específicamente a la investigación
científica en un 600%.
La tragedia que casi consume y
envía al fondo del Atlántico al Almirante Irízar tuvo lugar el 22 de
abril de 2007, cuando una cañería que transportaba gasoil tuvo una fuga y causó
un incendio en la sala de generadores, desatando un feroz incendio que destruyó
el 75% de su estructura.
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