De 20 minutos de duración, fue filmado a lo largo de una semana a bordo del buque patrulla Azopardo de la Prefectura Naval Argentina por un equipo del diario, y puede verse tanto en la web como en el canal de YouTube de Clarín. El trabajo periodístico refleja la vigilancia de las autoridades nacionales a la altura de la milla 200 del Mar Argentino, el punto donde una flota pesquera extranjera depreda los recursos naturales del país.
La gestión de una nota de este tipo no resulta para nada sencilla. De hecho, demandó cuatro años. Sí, cuatro. Poner a dos periodistas durante una semana a bordo de un buque de Prefectura, a 1.400 kilómetros de Buenos Aires, requirió de muchas autorizaciones.
La aventura comenzó un martes soleado a las 7 de la mañana en el Puerto de Buenos Aires, donde los periodistas de Clarín embarcaron en el buque GC 25 Azopardo, uno de los cinco modelos Halcón con que cuenta la Prefectura Naval Argentina, y que son utilizados como guardacostas para custodiar los 900 kilómetros de la zona económica exclusiva de la Argentina. Es decir, la porción del mar donde el país tiene derecho jurisdiccional.La campaña, como llaman al patrullaje, estaba compuesta por 50 personas: 48 tripulantes y los dos periodistas.
En la última década, la milla 201 se hizo popular por las imágenes áreas que mostraban miles de luces en medio del mar: cientos de barcos que con sus faros atraían el calamar para pescarlo sin límites
La zona parecía infinita. Así, pues, surgieron preguntas acerca de la posible pesca ilegal dentro de aguas argentinas. Si la depredación de la flora y fauna no era controlada por quien correspondía. Y, por supuesto, la posibilidad de que el país estuviera dejando de ganar millones de dólares por el saqueo sistemático de barcos extranjeros.
Algunos videos virales de operativos por pesca ilegal de la Prefectura o la Armada, mientras perseguían o disparaban contra pesqueros de origen chino ayudaron a que creciera el mito sobre ese espacio tan salvaje de océano.
En este contexto, para dimensionar el conflicto, el equipo periodístico de Clarín se propuso llegar al corazón de esa flota para vivir en carne propia lo que está pasando. Y así poder reflejarlo. ¿Pescan dentro o fuera de la zona exclusiva Argentina? ¿La depredación es tal como denuncian las organizaciones ambientales? ¿Qué tan peligrosa es dicha frontera martítima?
Entre los paralelo 42 y 47 se encuentra el denominado agujero azul, un enorme ecosistema lleno de riquezas naturales que hoy se depreda de forma continua y metódica. Entre 500 y 600 barcos, en su mayoría de bandera china, que se mantienen entre las aguas del Atlántico Sur y frente a las costas ecuatorianas en el Pacífico durante dos años sin siquiera tocar puerto, persiguen los cardúmenes de calamar con los “buques poteros” o capturan lo que puedan con los pesqueros arrastreros.
Cinco días demandó alcanzar la flota extranjera. La ruptura de un motor lo atrasó un día; y una feroz sudestada, otro. Por momentos, el viaje se volvió eterno. A la medianoche del quinto día comenzaron a vislumbrarse los primeros poteros. Había llegado el momento de la verdad: “Meterse dentro de la flota, así entienden lo que es la ciudad de noche”, alertaba un oficial.
A las 2 de la mañana comenzaron siete horas frenéticas de trabajo. De repente, la noche estrellada, con un poco de viento y fresca, se transformó. Tras salir del puente, decenas de barcos aparecieron alrededor. “Llegamos al corazón de la flota depredadora”, se escuchó por lo bajo.
Cientos de barcos, muchos de origen chino, pescan calamares sin límites.
Podría describirse como un espectáculo asombroso, cientos de luces en el mar que se acercan, alejan, mientras el buque navega 28 millas fuera de la zona exclusiva argentina. Como fue dicho, la mayoría son poteros. Y recurren a reflectores de luz fría dirigidos hacia el agua para atraer a los calamares, que hipnotizados se rinden frente a los anzuelos que los llevará a morir en segundos en la cubierta del pesquero. Y tiempo después, claro está, alimentará a algún ciudadano asiático del otro lado del mundo. Ojo, también se sumarán a los platos de los estadounidenses, quienes representan los principales importadores de calamares en el planeta.
Un poco de números: se estima que, por temporada, se pescan alrededor de 260 mil toneladas en el agujero azul, por un valor estimado de 480 mil millones de dólares. Cifras impactantes que sirven para la explicación de por qué sucede lo que sucede.
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