En medio de la guerra entre Ucrania y Rusia, que parece no llegar nunca a su fin, los países adaptaron sus estrategias bélicas a partir de las nuevas tecnologías que presenta el mundo moderno. Entre ellas, se encuentran los drones . Si bien Ucrania fue pionera en el uso de estos dispositivos, también implementó una nueva manera de defenderse de ellos.
Desde el inicio de la invasión rusa en 2022, Ucrania se convirtió en el epicentro de una nueva forma de guerra : el combate con drones. Rusia desplegó millas de vehículos aéreos no tripulados, especialmente los Shahed-136 de origen iraní, que vuelan a baja altura para evitar los radares y atacan tanto infraestructuras militares como civiles.
Frente a esta amenaza persistente y económica para el enemigo, Ucrania tuvo que innovar con toda la creatividad disponible, diseñando un sistema de defensa que combina creatividad, tecnología y una mirada transversal del terreno.
La estrategia contra drones que implementó Ucrania
Como no tiene los recursos para desplegar sistemas antiaéreos tradicionales como los Patriot o NASAMS en todo el país, Ucrania optó por una estrategia híbrida y descentralizada . Esta incluye el uso de sistemas móviles de defensa de corto alcance, como los desarrollos antiaéreos Gepard de fabricación alemana, además de misiles portátiles como los Stinger.
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Ucrania desarrolló distintas ideas innovadoras de drones y hasta cómo defenderse de ellos. |
Estos centros subterráneos están ubicados en distintos tipos de estructuras: algunos reutilizan antiguos bunkers soviéticos, otros se instalan en contenedores enterrados o camuflados, y varios aprovechan redes de túneles urbanos o rurales que permiten el movimiento y operación de tropas sin ser detectados desde el aire.
En estos puestos se concentran operadores de drones, especialistas en interferencia electrónica y técnicos que controlan sensores y radares ocultos. La ventaja principal de esta estrategia es que no solo protege a los soldados, sino que también dificulta que Rusia detecte y destruya las fuentes de defensa antiaérea.
En paralelo, Ucrania desarrolló un sofisticado sistema de interferencia electrónica, también conocido como jamming , que busca desorientar o desactivar los drones enemigos interrumpiendo sus comunicaciones o su señal GPS. Algunos de estos equipos están montados en vehículos móviles, mientras que otros se encuentran en puntos fijos, incluso camuflados en edificios o estructuras civiles.
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Las nuevas tecnologías tomaron un papel protagónico en el conflicto entre Ucrania y Rusia. |
En ocasiones, las propias comunidades participan en el esfuerzo defensivo: con la app ePPO, los ciudadanos ucranianos pueden reportar en tiempo real la presencia de drones sobre sus regiones, permitiendo que los sistemas de defensa aérea actúen más rápido y con mayor precisión.
El uso de inteligencia artificial y software de código abierto también fue fundamental. Empresas tecnológicas y startups locales colaboran con el Estado para desarrollar algoritmos capaces de predecir rutas de vuelos enemigos, detectar patrones de ataque y coordinar defensas automatizadas. Incluso se han comenzado a probar drones defensivos que interceptan a otros drones en pleno vuelo.
En cuanto a su efectividad, el sistema dio resultados notables. En varias ocasiones, Ucrania logró derribar más del 80% de los drones Shahed lanzados en ataques nocturnos masivos. Sin embargo, los desafíos son constantes. Rusia suele lanzar estos aparatos enjambres que saturan las defensas, obligando a una renovación continua de tácticas y tecnología.
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