Las fuerzas rusas anunciaron el jueves que habían abandonado el puesto estratégico del Mar Negro de la Isla de la Serpiente, que habían capturado en los primeros días de la invasión de Ucrania.
La retirada marca una importante victoria para Ucrania que podría aflojar el bloqueo ruso a las exportaciones de grano.
Ucrania dijo que había expulsado a las fuerzas rusas tras un asalto masivo de artillería durante la noche.
Sin embargo, el Ministerio de Defensa ruso describió la decisión de retirarse como un “gesto de buena voluntad”.
El portavoz de Defensa, teniente general Igor Konashenkov, insistió en que la retirada pretendía demostrar que “la Federación Rusa no estaba obstaculizando los esfuerzos de las Naciones Unidas para establecer un corredor humanitario para sacar productos agrícolas del territorio de Ucrania”.
Ucrania y Occidente han acusado a Rusia de bloquear los puertos ucranianos para impedir las exportaciones de grano, contribuyendo a la crisis alimentaria mundial. Moscú ha negado las acusaciones y ha dicho que Ucrania debe retirar las minas marinas del Mar Negro para permitir una navegación segura.
El jefe del ejército ucraniano, Valeriy Zaluzhny, se congratuló de la retirada de las fuerzas rusas: “Agradezco a los defensores de la región de Odesa que tomaron las máximas medidas para liberar una parte estratégicamente importante de nuestro territorio”.
Agradeció a los aliados su apoyo y dijo que los obuses habían desempeñado un papel importante en la liberación de la isla.
“¡KABOOM!”, tuiteó Andriy Yermak, jefe de gabinete del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy. “Ya no hay tropas rusas en la Isla de la Serpiente. Nuestras Fuerzas Armadas han hecho un gran trabajo”.
El mes pasado, la inteligencia militar británica dijo que Rusia podría dominar el noroeste del Mar Negro si consolidaba su posición en la Isla de la Serpiente.
El afloramiento controla el acceso a las vías marítimas de Odesa, el principal puerto ucraniano del Mar Negro, donde un bloqueo ruso ha impedido las exportaciones de grano de uno de los principales proveedores del mundo, lo que ha provocado una crisis de suministro de alimentos a nivel mundial y el riesgo de hambruna.
En los primeros días de la guerra, Rusia se hizo con el control de la isla, situada en una transitada vía marítima, con la aparente esperanza de utilizarla para controlar la zona y emplearla como base para un ataque a Odesa.
La Isla de la Serpiente se convirtió en un símbolo de la resistencia ucraniana después de que se hiciera viral un intercambio radiofónico al comienzo de la guerra, en el que los soldados ucranianos utilizaban diversas palabrotas para rechazar la exigencia de rendición de un buque de guerra ruso.
En el este de Ucrania, el jueves, Moscú mantuvo su impulso para tomar el control de toda la región de Donbás. Se centra en la ciudad de Lisichansk, el último bastión ucraniano que queda en la provincia de Luhansk. Las tropas rusas y sus aliados separatistas controlan el 95% de Luhansk y aproximadamente la mitad de Donetsk, las dos provincias que componen el Donbás, de mayoría rusófona.
En una visita a Turkmenistán a primera hora del jueves, el presidente ruso, Vladímir Putin, dijo que sus objetivos en Ucrania no han cambiado desde el inicio de la guerra: “la liberación del Donbás, la protección de este pueblo y la creación de condiciones que garanticen la seguridad de la propia Rusia”.
Negó que Rusia haya ajustado su estrategia tras fracasar en la toma de Kiev en la primera fase del conflicto. “Como pueden ver, las tropas se están moviendo y alcanzando las marcas que se les fijaron para una determinada etapa de este trabajo de combate. Todo va según lo previsto”, dijo Putin en una conferencia de prensa en Turkmenistán.
En el centro de Ucrania, se iban a celebrar el jueves los funerales de algunas de las 18 personas muertas por el ataque con misiles rusos del lunes contra un concurrido centro comercial de Kremenchuk. Los equipos seguían buscando entre los escombros a otras 20 personas que siguen desaparecidas.
Tras el ataque, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, acusó a Rusia de convertirse en un Estado “terrorista”. El miércoles, reprochó a la OTAN que no abrazara o equipara más a su asediado país. (Source/Photo: Paul Carey/The National News)
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