Incluso después de años de actualizaciones y optimizaciones, el sistema logístico del F-35 sigue estando afectado por problemas de datos y errores que hacen que sea más difícil para los responsables del mantenimiento del caza utilizarlo para nuevas misiones, dijo el nuevo jefe de pruebas de armas del Pentágono, en un nuevo informe. El Sistema de Información Logística Autónoma de Lockheed Martin (ALIS) ha sido “diseñado para mejorar la eficiencia del mantenimiento y las operaciones de vuelo, pero no funciona como se había planeado”, escribió Robert Behler, director de pruebas operativas y evaluación en su informe anual publicado el jueves 7 de febrero. De hecho, estos problemas significan que los aviones en tierra que se describen como no aptos para la misión, disminuyen la capacidad de un escuadrón para comenzar a volar después de un despliegue y crean una mayor carga de trabajo para los técnicos de mantenimiento. Ellos señalan que a menudo los datos suministrados por el ALIS son incompletos o totalmente erróneos.
Hay muchas razones para ello: los subcontratistas no utilizan el sistema y no le proporcionan siempre informaciones correctas de forma estandarizada. El avión, cuya fabricación cuesta un total de 100 millones de euros (USD 113.35 millones) por unidad, ha sufrido en su historia numerosos problemas técnicos. El programa de desarrollo ha acumulado un importante retraso en relación al calendario inicial y esto ha ocasionado importantes problemas con el presupuesto, lo cual ha generado importantes críticas de los responsables estadounidenses. En 2018, 300 aparatos fueron entregados aunque ninguno de ellos ha estado en un estado operacional y el constructor reconoce la existencia de numerosas averías técnicas. Varios países europeos, Australia, Japón, Corea del Sur y Turquía han intentado adquirir el caza “furtivo” estadounidense. Israel posee algunos que ha utilizado varias operaciones de Oriente Medio. Sin embargo, tras el derribo de un F-16 israelí en Siria por la defensa antiaérea siria. Israel ha evitado utilizar el caza en el conflicto con Siria por temor a que Rusia derribe alguno y se haga con la tecnología estadounidense. (Source: US MoD/Photo: US Air Force)
Hay muchas razones para ello: los subcontratistas no utilizan el sistema y no le proporcionan siempre informaciones correctas de forma estandarizada. El avión, cuya fabricación cuesta un total de 100 millones de euros (USD 113.35 millones) por unidad, ha sufrido en su historia numerosos problemas técnicos. El programa de desarrollo ha acumulado un importante retraso en relación al calendario inicial y esto ha ocasionado importantes problemas con el presupuesto, lo cual ha generado importantes críticas de los responsables estadounidenses. En 2018, 300 aparatos fueron entregados aunque ninguno de ellos ha estado en un estado operacional y el constructor reconoce la existencia de numerosas averías técnicas. Varios países europeos, Australia, Japón, Corea del Sur y Turquía han intentado adquirir el caza “furtivo” estadounidense. Israel posee algunos que ha utilizado varias operaciones de Oriente Medio. Sin embargo, tras el derribo de un F-16 israelí en Siria por la defensa antiaérea siria. Israel ha evitado utilizar el caza en el conflicto con Siria por temor a que Rusia derribe alguno y se haga con la tecnología estadounidense. (Source: US MoD/Photo: US Air Force)
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