jueves, 13 de octubre de 2016

Los fríos números de la política de defensa argentina

Los fríos números de la política de defensa argentina: Evolución presupuestaria desde los 70 hasta la actualidad

Por Mariano Gonzalez Lacroix

Se dice que utilizar números para medir políticas públicas puede ser muy frió como para reflejar todo un universo de datos. Una determinada problemática puede tener variables calificables, o mejor dicho, atadas a valoraciones, sentimientos o incluso sensaciones, lo cual contrasta fuertemente con la utilización de variables numéricas, las cuales, siendo tan taxativas, eluden razones o matices en una investigación.

Por otro lado, son también necesarias y brindan un excelente punto de partida para generarse preguntas, buscar formular respuestas y, eventualmente, soluciones, críticas y observaciones sobre el desarrollo de una política durante un periodo determinado.

La Defensa Nacional, como política pública de largo plazo, no escapa a esta problemática y puede ser medida desde distintos indicadores para intentar brindar razones que den luz sobre la situación actual de las fuerzas, sus necesidades y sus capacidades, las cuales son llamativas si se hace una evaluación temporal sobre distintas variables.

En el presente y breve paper me enfocare puntalmente sobre cuatro cuestiones a las que considero centrales para hacer un balance temporal sobre el estado actual de las Fuerzas Armadas argentinas. Intentare ser lo más visual posible tomando como parámetro el desarrollo de la defensa desde el año 1970 hasta la actualidad intentando que sean los propios gráficos los que den al lector la idea de evolución (o involución) en cuanto a los números fríos de la Defensa Nacional.

En primer lugar, una de las variables a tomar será el share de gastos militares en relación al PBI, dato muy elocuente para demostrar el interés del estado central sobre su política de defensa, y cuyos números han acompañado cada una de las transiciones y crisis a las cuales el país todo se ha enfrentado.

Por otro lado, y muy relacionado a lo primero, la cantidad de dólares destinados a la defensa, sean estos para operaciones, adquisiciones, gastos corrientes, etc. Es importante aclarar que el dólar como moneda ha sufrido una pérdida de poder adquisitivo, como cualquier otra moneda, lo que generara la sensación de una cierta estabilidad en cuanto a erogaciones. Este dato deberá tomarse teniendo en cuenta esa devaluación histórica del billete estadounidense, la cual llega desde el año 1970 hasta el 2016 a contarse en 1/5 del valor original.

Los últimos dos datos a computar son los números aproximados de personal militar en actividad a lo largo de los últimos 40 años, y conjuntamente a esto, las adquisiciones de diversos sistemas de armas entre productos nacionales e importados.

El porcentaje de gastos militares en relacion al PBI es un buen puntapie inicial para hacer un recorrido sobre la evolucion en numeros de la Defensa en la Republica Argentina. Estos dan luz sobre los diferentes contextos politicos, sociales y economicos, y como estos han potenciado o reducido el valor economico de las arcas militares dentro del producto total anual del pais.

Hasta el quiebre del estado de bienestar con la explosiva crisis del petroleo durante la decada del 70’, la Republica Argentina demostro una cierta estabilidad en cuanto al share militar dentro de su PBI: siempre se mantuvo oscilando entre el 1.4 y 1.5 porcentual. El contexto domestico, entre el surgimiento del conflicto armado con movimientos revolucionarios y la caida del gobierno democratico, impulsaron el indice de gastos militares por encima de los 2 puntos porcentuales, agudizados por los conflictos con la hermana Republica de Chile por el Canal de Beagle y posteriormente con la Guerra de Malvinas en 1982, año en donde se vio la mayor erogacion.

Los años subsiguientes se vieron marcados por el retorno democratico al sistema de gobierno, el cual mantuvo el porcentaje en torno al 2 por ciento hasta finales de la decada del 80, años marcados por una severa crisis economica e institucional, donde dos alzamientos militares terminaron por cambiar el paradigma politico en cuanto a las Fuerzas Armadas. Tras estos, los dos puntos porcentuales irian en franco retroceso hasta la actualidad.

Los famosos años 90, años de paridad cambiaria, mostraron un equilibrio que oscilo entre el 1.30% y 1.15% comenzado el año 2000. Si bien el porcentaje comenzo a retraerse desde los efectos Tequila en el 94, y Vodka en el 98 –periodo con una fuerte presion devaluatoria en paises de periferia economica- la crisis argentina del año 2001 volteo completamente el tablero de toda la estructura economica del pais, hundiendo la capacidad productiva del mismo, y por consiguiente, el destino de fondos para las arcas militares. Al cabo de la crisis, los numeros porcentuales caerian a minimos historicos, rompiendo la barrera del punto porcentual de PBI y cayendo a valores infimos como un 0.7% al año 2015, o un 0.6% proyectado para el año actual.

Argentina se encuentra hoy con el menor gasto militar sobre el PBI de toda la región.


El presupuesto tambien es otro indicador sumamente elocuente. En este caso, representadas en moneda estadounidense, las erogaciones mostraron un cierto equilibrio hasta el quiebre institucional del año 76.

Los gastos militares de la decada del 70’ hasta comenzada la decada del 80’ -entre los procesos de modernizacion llevados a cabo durante la ultima presidencia de Juan Domingo Peron, hasta las compras mas impulsivas del Proceso de Reorganizacion Nacional- marcaron la base de capital e inversion en defensa hasta el dia de hoy. Gran parte del parque de sistemas de armas adquiridos durante este periodo sigue conformando el grueso operativo al 2016, junto a los gastos brevemenente posteriores a la Guerra de Malvinas, años de reposicion de material por las perdidas generadas por las fuerzas britanicas.

Los gastos corrientes, de operación y de capital promediaron los 5000 millones de dolares durante la decada del 80, y descendieron a unos 4000 millones durante la decada del 90 hasta entrados los años 2000.

Nuevamente, y tal como el porcentaje sobre el PBI, el indicador se derrumba con la crisis del 2001, llevando al estado de las fuerzas a un estado calamitoso durante una buena cantidad de años.

De igual forma, y pese a que nominalmente podemos trazar una similtud entre el presupuesto en dolares de los ultimos años con aquellas erogaciones de decadas anteriores, hay que contemplar la perdida global del poder de compra del dólar estadounidense, lo que brinda un panorama sobre un declive real de las capacidades de operación, adquisicion, y mantenimiento de unidades. Esto mismo se ha traducido en un decreciente uso de sistemas, prolongacion de la vida util de los mismos, una baja de dias de operación y entrenamiento y practicamente la imposibilidad de adquirir nuevos bienes de uso y capital para las fuerzas.

Como corolario de la situacion, y en funcion de los bajos montos invertidos, las partidas para defensa implican al dia de hoy casi un 90 por ciento para mantener gastos corrientes, y solamente el resto para operar, mantener y adquirir nuevo capital para las fuerzas.



Otro caso paradigmatico de la evolucion en numeros de la Defensa en Argentina se centra en el personal militar activo.

Se puede trazar, al igual que con los otros indicadores mencionados, un cierto paralelismo entre los numeros de personal y la de gasto en funcion de las diferentes etapas por las que transito el aparato militar de la Nacion.

El cierto equilibrio que se dio antes y durante los años 70’s se vio fuertemente afectado por la Guerra de Malvinas. La misma implico una ampliacion de la base activa militar pasando de unos 150 mil a casi unos 180 mil soldados durante 1982.

La curva se mantiene hasta entrados los años del retorno a la democracia, aunque comienza a caer fuertemente tras 1987 (alzamiento carapintada) llegando a unos 95 mil militares para comienzos de los años 90, y al piso de 65 mil para 1994, año en que el entonces presidente Carlos S. Menem pone fin al Servicio Militar Obligatorio (que rigio desde el año 1904 con el programa propuesto por el Teniente General Pablo Riccieri) tras la muerte del conscripto Omar Carrasco.

La caida en numeros de la primera mitad de la decada del 90’ implicaron una reorganizacion de capacidades tras el nuevo servicio voluntario. Tras este, el personal activo en la Republica Argentina ascendio a unos 100 mil, manteniendose estable incluso al dia de hoy.

Los desafios actuales que se posan sobre estas ultimas cantidades operativas ser relacionan puntualmente a la cuestion salarios. Hemos hablado en numerosas entradas en el portal de Zona Militar (www.zona-militar.com), sobre la problemática que aqueja al personal activo. Magros salarios, grandes porcentajes de estos siendo no remunerativos, problemas escalafonarios, etc. Causales tipicas para que el personal entrenado buque nuevos rumbos en el ambito privado o en organismos con mejores condiciones laborales.

Durante el ultimo año la alarma sono fuerte en las altas esferas militares sobre la migracion de soldados del Ejercito Argentino a filas policiales, en especial a las de la Policia Metropolitana. La Fuerza Aerea no es un caso diferente a el escenario de la otra fuerza: ya desde hace años los pilotos preparados en la institucion abandonan las aeronaves de combate para buscar condiciones economicas mucho mas favorables.

Si bien en los ultimos meses las circunstancias parecen haberse encaminado en algunos aspectos, la situacion de la tropa continua siendo un punto determinante para que las cifras de personal activo no sufran alteraciones positivas considerables.

En virtud de esto, y ya lejos de los numeros de las decadas de los 70s y 80s, todavia podemos ver instalaciones al borde del abandono, brigadas incompletas, sistemas sin operación, o incluso en aquellos que son mas utilizados, tripulaciones minimas para atender la necesidad de Defensa que posee el estado.

Los numeros economicos han hecho mella en la adquisicion, recambio e incoporacion de medios para las fuerzas. De manera muy figurativa, todos los graficos demuestran el franco deterioro de la inversion del Estado Nacional en la orbita de defensa, lo que se ha traducido en los resultados que podemos notar al dia de hoy en cuanto a la crisis que predomina sobre el material, la infraestructura, la falta de definicion estrategica o mision, y claro esta, sobre sus recursos humanos.

Sin duda alguna, la falta de inversion se puede comprobar por otra variante mas: la adquisicion de material. Esta variable puede dividirse de igual forma en diversas etapas, por un lado la de las compras integrales de armamento de los años 70, las compras de necesidad y recomposicion de los 80, la monopolizacion del mercado durante los 90, y la compra “parche” de los años 2000 en adelante.

Los años 70 marcaron un punto de inflexion en cuanto a la adquisicion de sistemas de armas y marcaron de una manera categorica, la base operacional de lo que serian las fuerzas durante los proximos años. Durante esta decada se pudieron dar por comenzados las tareas de radarizacion, defensa aerea, reemplazo de sistemas de generaciones anteriores, proyectos de envergadura dentro del complejo militar-industrial nacional, etc.

La Armada Argentina ya un año antes de comenzada la decada, pudo hacerse con un portaaviones clase Colossus el cual fue bautizado ARA 25 de Mayo. Junto a este vector de proyeccion (dentro del proyecto regional de contraposicion a la amenaza submarina sovietica), la fuerza se desarrollo durante este periodo con un plan integral de modernizacion, adquisicion y contruccion de unidades. El mismo termino con la incorporacion de aeronaves embarcadas A-4 y S-2E, helicopteros Sea King, sistemas misilisticos Exocet, 3 corbetas D’Estienne d’Orves, 2 submarinos Tipo 209, el plan de adquisicion y construccion de 4 destructores Meko 360 y 6 corbetas Meko 140, 2 submarinos TR-1700, 2 destructores Tipo 42, 2 submarinos Clase Guppy, 2 destructores clase Fletcher, componentes, armamento y demas sistemas.

Los 80s implicaron previo a Malvinas, continuar con adquisiciones de sistemas, entre ellas aeronaves Super Etendard, y post conflicto, la materializacion de los proyectos con la Blohm-Voss. Posteriormente a esta decada, la Argentina continuo operando hasta el dia de hoy aquellos sistemas que pudieron mantenerse activos de aquellos planes de hace casi 4 decadas, a excepcion de buques avisos, cientificos, y aprovisionadores.

La situacion para la Fuerza Aerea fue parecida, o incluso, con una pronunciacion mas decadente.

Los 70s recibieron a la fuerza incoporando o con planes para incoporar hasta 19 sistemas Mirage 3, helicopteros, 39 Nesher, 8 MB-326, 2 aviones de transporte F-27 y 5 F-28, 12 bombarderos Canberra, 91 A-4, 7 C-130 Hercules, 1 Boeing 707, 16 Turbo Mentor, etc.

Posteriormente a la Guerra de Malvinas, la Fuerza Aerea Argentina comenzo tareas de reemplazo de sistemas perdidos, llegando a incorporar 34 sistemas Mirage tanto de Francia como de Israel y Peru. Tras el conflicto, y descartando la compra mencionada y la compra de 1994de 36 aviones caza-bombarderos A-4AR, la Argentina dejo en manos de su complejo militar-industrial la mayor parte de incorporacion de sistemas aereos. Desde ese lado, los resultados numericos no han sido para nada contundentes.

Por otro lado, el año 83 con limitadas adquisiciones de recomposicion post-Malvinas, fue el ultimo año en que la Argentina planifico y realizo un plan sobre su ala de intercepcion. Esto es, 33 años, y que al dia de hoy por accion u omision ha dejado como resultado que la capacidad desaparezca.

De manera similar, el Ejercito Argentino ha transitado un camino similar a sus fuerzas hermanas.

Los numeros de las decadas de los 70 y 80 posan una enorme sombra sobre las adquisiciones realizadas con posterioridad en cualquier aspecto.

El parque blindado resalta una de las grandes diferencias. Mientras que durante las primeras decadas donde recae este analisis la fuerza se hizo con mas de un centenar de tanques ligeros Sk-105, 180 AMX-VCI, 60 AMX-13, 5 decenas de AML-60/90, 250 vehiculos TAM entre VC y VCTP, 20 VCA, un centenar de vehiculos Roland, y mas de 200 M-113, las decadas subsiguientes trajeron unos 120 sistemas TAM, 4 sistemas Patagon, 4 WZ-551 chinos, y un centenar de vehiculos M-113 en diversas variantes.

La curva de adquisiciones recae a lo largo de las diversas decadas y se traslada a cualquier sistema de armas (equipos individuales y elementos de apoyo). En el caso del parque de artilleria, el mismo todavia se mantiene gracias a las compras adquiridas durante los años 70, años en que se adquirieron los Oto Melara M56, los M101, y fueron construidos los L.33 de 155 milimetros en instalaciones argentinas. Similar situacion ocurre con el parque automotor: la mayor parte corresponde a vehiculos adquiridos y/o frabricados durante la decada de los 70 y 80, tal como los MB 230G y U416, con pequeños puñados de partidas mas modernas como los camionetas Isuzu Trooper, Amarok o Ford F-4000.

En el caso de la Aviacion del Ejercito la capacidad de ataque y transporte pesado con helicopteros (A-109 y CH-43) adquirida durante la decada del 70 se perderia decadas mas tarde, y dejando a la fuerza con sistemas similares a los utilizados para el conflicto de Malvinas, pese a partidas eventuales o adquisiciones pequeñas. La actual Direccion de Aviacion cuenta con una gran parte de su parque que data con decadas de uso, descontando las modernizaciones realizadas a varios sistemas UH-1H, la adquisicion de Super Pumar y de Bell 206, y los Diamond DA-42.

La situacion de las 3 armas en cuanto a adquisiciones marca una desinversion de por lo menos 25 años, generando que una gran proporcion de su parque de sistemas se encuentre superado generacionalmente, al borde de su vida util o directamente inoperativo. Este mismo parque de sistemas actualmente en uso, pero planificado y adquirido 4 decadas atrás genera un desafio importante para los mandos y el propio poder politico a sabiendas de que es el propio tiempo el que amplifica el futuro costo de recambio de unidades en funcion de los sistemas vetustos. A medida de que el tiempo continue machacando a los viejos (y nuevos) sistemas, mayor debera ser la inversion para hacer que las fuerzas sean utiles y considerables para misiones del siglo XXI.

Los numeros pueden ser insensatos para mostrar una realidad, pero a su vez brindan un llamado de atencion para cuando las politicas publicas sobre un determinado sector no se estan realizando de manera correcta. El tiempo dira si los graficos toman un camino de inversion, o si por el contrario, mantienen el mismo rumbo desalentador que se viene dando desde hace por lo menos 3 decadas.

Fuentes:

-Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigacion de la Paz (SIPRI)

-Herrera-Laso: Growt and Military Expenditures in Latin America.

-Oficina Nacional de Presupuesto (www.mecon.gov.ar)

-Banco Mundial. (www.data.worldbank.org)

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