Tendrá 565 metros sobre la avenida Nazca, entre Marcos Sastre y Pedro Lozano, bajo el tren San Martín; podrán acceder vehículos livianos y también pesados; los comerciantes denuncian que sufrirán graves pérdidas
Por Pablo Corso para La Nación
La Ciudad ya empezó las tareas preliminares para construir el túnel más extenso de los 26 abiertos en los últimos nueve años: tendrá 565 metros a lo largo de la avenida Nazca, bajo las vías del ferrocarril San Martín, en Villa del Parque. El proyecto integra el plan oficial de eliminación progresiva de barreras con el objetivo de aumentar la frecuencia de los trenes, reducir la mortalidad en accidentes en pasos a nivel y bajar los niveles de contaminación.
La obra, al igual que sucedió con otras similares, ya genera alarma entre los comerciantes de la zona, mientras que las opiniones están divididas entre quienes viven y quienes trabajan en el barrio.
El túnel -de 14 metros de ancho y 5,1 metros de alto, apto para todo tipo de tránsito- se extenderá entre las calles Marcos Sastre y Pedro Lozano. Tendrá dos carriles por mano y pasarelas peatonales, con rampa y escaleras. El gobierno porteño promete calles de convivencia para facilitar el acceso a viviendas y comercios, nuevas veredas, forestación, iluminación LED y cámaras de seguridad.
Los trabajos serán ejecutados por la constructora Fontana Nicastro y supervisados por la empresa estatal Autopistas Urbanas (AUSA), que durante la audiencia realizada en septiembre de 2016 proyectó una mejora del 30% en la fluidez del tránsito.
El Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte informó a LA NACION que se prevé un plazo de ejecución de 17 meses; así, el viaducto estaría listo para agosto de 2018. Mientras se desarrollen las obras, que obligarán a cerrar el paso a nivel existente sobre Nazca, los vehículos deberán circular por pasos alternativos.
Quedará habilitado un cruce a nivel provisorio en la calle Condarco, con sentido al Norte. Hacia el Sur, podrá utilizarse el ya existente en Cuenca, la principal arteria comercial de la zona, que ya está sobrecargada; muchos vecinos creen que la calle colapsará y será imposible estacionar. Otra opción es el paso a la altura de Nogoyá, que tiene dos sentidos.
Se prevé además el desvío de al menos cuatro líneas de colectivos.
Un grupo de comerciantes de Villa del Parque y Villa Devoto organizaron asambleas en contra del túnel. Denunciaron que se pondrá en jaque a unas 1500 pymes. "Los comerciantes de ese tramo de Nazca sufrirán una merma del 50% en las ventas -pronostica Rogelio González, presidente de la Unión de Comerciantes de Villa del Parque-. El valor de las propiedades se va a desplomar. ¿Quién va a querer comprar una casa que mire al túnel?"
Los críticos de la obra tienen otras quejas: que no se contemplaron suficientes desvíos, no está garantizado el acceso de micros y ambulancias a 18 escuelas y tampoco se tuvo en cuenta que se romperá la regularidad de barreras y semáforos, recargando el tránsito en las avenidas San Martín y Beiró.
Otros, en cambio, la apoyan. "El túnel va a ser bárbaro. No creo que haya problemas durante los trabajos, porque va a quedar una colectora abierta. La barrera no da más. Se descompone una vez por semana y el tránsito en hora pico es terrible", opinó Horacio Petrone, encargado de un estacionamiento.
El desafío ambiental
La avenida Nazca, una de las principales avenidas de doble mano del oeste porteño, integra la red de tránsito pesado de la ciudad, con un paso constante e intenso de camiones. "El túnel de Nazca es el túnel de los camioneros y va en contra del peatón", critica la comunera Carolina Maccione (Coalición Cívica-ARI), para quien "debería haber uno menos extenso, sin tránsito de carga, que ponga en valor la zona".
Su colega del Frente para la Victoria Delfina Velázquez está de acuerdo con la eliminación de los pasos a nivel, pero insiste en que "hay un peligro de desaparición del centro comercial de Cuenca, en un contexto de retroceso del empleo" y que el estudio socioambiental estuvo mal hecho, en una zona donde ya hay problemas de rajaduras en las edificaciones en altura.
"Queremos ver el estudio de impacto ambiental y el plan de contingencia durante los trabajos", advierte Bárbara Rossen, subsecretaria de Derechos Urbanos y Ambientales de la Defensoría del Pueblo porteño, que abrió un expediente por este tema el mes pasado.
"Los períodos de obra suelen ser engorrosos para todos y demandan esfuerzo y paciencia de los vecinos. Pero cuando comienzan a utilizarla, agradecen que se pueda circular con más seguridad y rapidez", plantea el ministro de Desarrollo Urbano, Franco Moccia. Sin barreras, explica, "los autos y colectivos generan menos gases porque no deben frenar ni esperar tanto, los barrios recuperan espacio para los vecinos de a pie con veredas más anchas, se gana en seguridad con más iluminación y en salud ambiental con menos ruido".
Con la construcción de otros 23 pasos bajo nivel hasta 2030, la Ciudad prevé continuar con esta política que impulsa Pro desde el primer mandato de Mauricio Macri.
Por Pablo Corso para La Nación
La Ciudad ya empezó las tareas preliminares para construir el túnel más extenso de los 26 abiertos en los últimos nueve años: tendrá 565 metros a lo largo de la avenida Nazca, bajo las vías del ferrocarril San Martín, en Villa del Parque. El proyecto integra el plan oficial de eliminación progresiva de barreras con el objetivo de aumentar la frecuencia de los trenes, reducir la mortalidad en accidentes en pasos a nivel y bajar los niveles de contaminación.
La obra, al igual que sucedió con otras similares, ya genera alarma entre los comerciantes de la zona, mientras que las opiniones están divididas entre quienes viven y quienes trabajan en el barrio.
El túnel -de 14 metros de ancho y 5,1 metros de alto, apto para todo tipo de tránsito- se extenderá entre las calles Marcos Sastre y Pedro Lozano. Tendrá dos carriles por mano y pasarelas peatonales, con rampa y escaleras. El gobierno porteño promete calles de convivencia para facilitar el acceso a viviendas y comercios, nuevas veredas, forestación, iluminación LED y cámaras de seguridad.
Los trabajos serán ejecutados por la constructora Fontana Nicastro y supervisados por la empresa estatal Autopistas Urbanas (AUSA), que durante la audiencia realizada en septiembre de 2016 proyectó una mejora del 30% en la fluidez del tránsito.
El Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte informó a LA NACION que se prevé un plazo de ejecución de 17 meses; así, el viaducto estaría listo para agosto de 2018. Mientras se desarrollen las obras, que obligarán a cerrar el paso a nivel existente sobre Nazca, los vehículos deberán circular por pasos alternativos.
Quedará habilitado un cruce a nivel provisorio en la calle Condarco, con sentido al Norte. Hacia el Sur, podrá utilizarse el ya existente en Cuenca, la principal arteria comercial de la zona, que ya está sobrecargada; muchos vecinos creen que la calle colapsará y será imposible estacionar. Otra opción es el paso a la altura de Nogoyá, que tiene dos sentidos.
Se prevé además el desvío de al menos cuatro líneas de colectivos.
Un grupo de comerciantes de Villa del Parque y Villa Devoto organizaron asambleas en contra del túnel. Denunciaron que se pondrá en jaque a unas 1500 pymes. "Los comerciantes de ese tramo de Nazca sufrirán una merma del 50% en las ventas -pronostica Rogelio González, presidente de la Unión de Comerciantes de Villa del Parque-. El valor de las propiedades se va a desplomar. ¿Quién va a querer comprar una casa que mire al túnel?"
Hoy, la barrera de Nazca provoca transtornos. Foto: Rodrigo Néspolo
Los críticos de la obra tienen otras quejas: que no se contemplaron suficientes desvíos, no está garantizado el acceso de micros y ambulancias a 18 escuelas y tampoco se tuvo en cuenta que se romperá la regularidad de barreras y semáforos, recargando el tránsito en las avenidas San Martín y Beiró.
Otros, en cambio, la apoyan. "El túnel va a ser bárbaro. No creo que haya problemas durante los trabajos, porque va a quedar una colectora abierta. La barrera no da más. Se descompone una vez por semana y el tránsito en hora pico es terrible", opinó Horacio Petrone, encargado de un estacionamiento.
El desafío ambiental
La avenida Nazca, una de las principales avenidas de doble mano del oeste porteño, integra la red de tránsito pesado de la ciudad, con un paso constante e intenso de camiones. "El túnel de Nazca es el túnel de los camioneros y va en contra del peatón", critica la comunera Carolina Maccione (Coalición Cívica-ARI), para quien "debería haber uno menos extenso, sin tránsito de carga, que ponga en valor la zona".
Su colega del Frente para la Victoria Delfina Velázquez está de acuerdo con la eliminación de los pasos a nivel, pero insiste en que "hay un peligro de desaparición del centro comercial de Cuenca, en un contexto de retroceso del empleo" y que el estudio socioambiental estuvo mal hecho, en una zona donde ya hay problemas de rajaduras en las edificaciones en altura.
"Queremos ver el estudio de impacto ambiental y el plan de contingencia durante los trabajos", advierte Bárbara Rossen, subsecretaria de Derechos Urbanos y Ambientales de la Defensoría del Pueblo porteño, que abrió un expediente por este tema el mes pasado.
"Los períodos de obra suelen ser engorrosos para todos y demandan esfuerzo y paciencia de los vecinos. Pero cuando comienzan a utilizarla, agradecen que se pueda circular con más seguridad y rapidez", plantea el ministro de Desarrollo Urbano, Franco Moccia. Sin barreras, explica, "los autos y colectivos generan menos gases porque no deben frenar ni esperar tanto, los barrios recuperan espacio para los vecinos de a pie con veredas más anchas, se gana en seguridad con más iluminación y en salud ambiental con menos ruido".
Con la construcción de otros 23 pasos bajo nivel hasta 2030, la Ciudad prevé continuar con esta política que impulsa Pro desde el primer mandato de Mauricio Macri.
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