Por Edgardo Aguilera - Ambito.com
Plan de modernización, racionalización o reestructuración son los eufemismos del ajuste que puso en marcha el presidente Mauricio Macri en las filas castrenses.
El ministro de Defensa Julio Martínez, radical de La Rioja, espera que los cuatro jefes militares sean verdugos de sus propios hombres. El enojo llevó a equiparar a Martínez con Nilda Garré, responsable de la desmoralización interna generada por su gestión.
Está en los pininos del manual de política que otro pague el costo de medidas antipáticas. Tocó al secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Ángel Tello, la tarea de recabar la información base que servirá para la poda de recursos humanos militares y civiles. Hoy se cumple el dead time de la remisión de la data por parte de cada uno de los titulares de las fuerzas. Habría demoras en responder. Primer gesto uniformado de desagrado interno que se propagó a las bases del gremio de la Unión de Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) y de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), sindicatos con una trayectoria de baja intensidad conflictiva. Olfatean -y no yerran- una poda drástica en la asignación de horas extras.
La instrucción de Macri a Martínez de ajustar las tropas encontró soluciones en un mix de iniciativas que maneja la oficina del secretario Tello. Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires, el licenciado Tello tuvo ya esa misión como segundo del entonces ministro de Defensa, Ricardo López Murphy. No llegó a concretarse por la finalización abrupta del Gobierno de la Alianza. Era el "Plan de modernización para mejorar la calidad del gasto", el objetivo se endulzaba a los uniformados con el eslogan de "no es gastar menos sino gastar mejor", transfiriendo recursos del área administrativa a la operativa.
La otra pata del plan actual se complementa con postulados del histórico exministro Horacio Jaunarena, asesor honorífico de Martínez. La esencia del recorte no es nueva ni ingeniosa, se trata por un lado de reducir la masa salarial (casi el 85% del presupuesto de Defensa se va en pago de haberes) y por otro obtener recursos mediante la venta de inmuebles presuntamente no utilizados por las fuerzas y luego reinvertirlos en adquisición de equipos. La última premisa es sólo para lectura, las sucesivas gestiones de los ministros Garré, Puricelli y Rossi enajenaron y cedieron terrenos e inmuebles castrenses. "Es poco lo que queda y su venta apenas alcanzaría para repuestos menores", aseguran oficiales logísticos. "El margen de recorte es estrecho, las podas constantes registradas en las últimas décadas han quitado operatividad al punto de que se acumulan deudas por combustible necesario para los entrenamientos y tareas antárticas", dicen esas mismas fuentes.
Es cierto que en la década Kirchner las fuerzas tomaron una estructura "romboidal", con mucho personal jerarquizado y que se propone lograr otra "piramidal" con menos militares en los grados superiores y más en la tropa. También lo es que el beneficio financiero en el rubro salarios debería acompañarse de una modificación de la duración de la carrera militar para no encontrarse con el mismo atolladero en otra gestión de Gobierno. ¿Se animará Martínez a proponer la modificación de la ley y prolongar en algunos grados el tiempo mínimo de permanencia para poder ascender? "Claro que había más almirantes que buques, más generales que tanques y más brigadieres que aviones pero ¿cuándo fue la última vez que se renovó la flota, el parque aéreo o el material rodante pesado?", dijo a este diario una alta fuente militar.
Encargado del ajuste, el ministro Martínez, sin ADN del PRO que lo proteja y un equipo de prensa prestado de ese espacio, está expuesto a internas que pujan por su silla. Semanas atrás, a poco de recibir la directiva del Presidente de podar las fuerzas, Walter Ceballos, secretario de Planificación, Logística y Coordinación de Emergencias del ministerio organizó un encuentro discreto con radicales puntanos en una estancia de San Luis. Volaron las críticas a la gestión del riojano, enconos partidarios que enrostraron al organizador Ceballos quizá porque los reclamantes no lograron una posición en la estructura de Defensa. En otra ala del mismo piso del edificio Libertador, Héctor Lostri, secretario de Investigación, Tecnología y Producción, el único "amarillo" de origen y crianza, mantiene línea directa con la Casa Rosada de la marcha cotidiana del ministerio.
Plan de modernización, racionalización o reestructuración son los eufemismos del ajuste que puso en marcha el presidente Mauricio Macri en las filas castrenses.
El ministro de Defensa Julio Martínez, radical de La Rioja, espera que los cuatro jefes militares sean verdugos de sus propios hombres. El enojo llevó a equiparar a Martínez con Nilda Garré, responsable de la desmoralización interna generada por su gestión.
Está en los pininos del manual de política que otro pague el costo de medidas antipáticas. Tocó al secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Ángel Tello, la tarea de recabar la información base que servirá para la poda de recursos humanos militares y civiles. Hoy se cumple el dead time de la remisión de la data por parte de cada uno de los titulares de las fuerzas. Habría demoras en responder. Primer gesto uniformado de desagrado interno que se propagó a las bases del gremio de la Unión de Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) y de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), sindicatos con una trayectoria de baja intensidad conflictiva. Olfatean -y no yerran- una poda drástica en la asignación de horas extras.
La instrucción de Macri a Martínez de ajustar las tropas encontró soluciones en un mix de iniciativas que maneja la oficina del secretario Tello. Profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires, el licenciado Tello tuvo ya esa misión como segundo del entonces ministro de Defensa, Ricardo López Murphy. No llegó a concretarse por la finalización abrupta del Gobierno de la Alianza. Era el "Plan de modernización para mejorar la calidad del gasto", el objetivo se endulzaba a los uniformados con el eslogan de "no es gastar menos sino gastar mejor", transfiriendo recursos del área administrativa a la operativa.
La otra pata del plan actual se complementa con postulados del histórico exministro Horacio Jaunarena, asesor honorífico de Martínez. La esencia del recorte no es nueva ni ingeniosa, se trata por un lado de reducir la masa salarial (casi el 85% del presupuesto de Defensa se va en pago de haberes) y por otro obtener recursos mediante la venta de inmuebles presuntamente no utilizados por las fuerzas y luego reinvertirlos en adquisición de equipos. La última premisa es sólo para lectura, las sucesivas gestiones de los ministros Garré, Puricelli y Rossi enajenaron y cedieron terrenos e inmuebles castrenses. "Es poco lo que queda y su venta apenas alcanzaría para repuestos menores", aseguran oficiales logísticos. "El margen de recorte es estrecho, las podas constantes registradas en las últimas décadas han quitado operatividad al punto de que se acumulan deudas por combustible necesario para los entrenamientos y tareas antárticas", dicen esas mismas fuentes.
Es cierto que en la década Kirchner las fuerzas tomaron una estructura "romboidal", con mucho personal jerarquizado y que se propone lograr otra "piramidal" con menos militares en los grados superiores y más en la tropa. También lo es que el beneficio financiero en el rubro salarios debería acompañarse de una modificación de la duración de la carrera militar para no encontrarse con el mismo atolladero en otra gestión de Gobierno. ¿Se animará Martínez a proponer la modificación de la ley y prolongar en algunos grados el tiempo mínimo de permanencia para poder ascender? "Claro que había más almirantes que buques, más generales que tanques y más brigadieres que aviones pero ¿cuándo fue la última vez que se renovó la flota, el parque aéreo o el material rodante pesado?", dijo a este diario una alta fuente militar.
Encargado del ajuste, el ministro Martínez, sin ADN del PRO que lo proteja y un equipo de prensa prestado de ese espacio, está expuesto a internas que pujan por su silla. Semanas atrás, a poco de recibir la directiva del Presidente de podar las fuerzas, Walter Ceballos, secretario de Planificación, Logística y Coordinación de Emergencias del ministerio organizó un encuentro discreto con radicales puntanos en una estancia de San Luis. Volaron las críticas a la gestión del riojano, enconos partidarios que enrostraron al organizador Ceballos quizá porque los reclamantes no lograron una posición en la estructura de Defensa. En otra ala del mismo piso del edificio Libertador, Héctor Lostri, secretario de Investigación, Tecnología y Producción, el único "amarillo" de origen y crianza, mantiene línea directa con la Casa Rosada de la marcha cotidiana del ministerio.
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