Desde las amenazas de EEUU contra Irán, el sentimiento anti-estadounidense en Irak no cesa de aumentar. De hecho, los iraquíes no olvidan la invasión norteamericana de 2003. En la provincia de Al Anbar, donde existe una gran presencia de miembros de las Fuerzas de Movilización Popular (Hashid al Shaabi), las tensiones son palpables y los ataques contra bases estadounidenses tienen lugar casi a diario, aunque de momento Washington prefiere no comentarlo. Por cuarta vez en una semana, un sitio militar estadounidense fue atacado con cohetes en la noche del martes al miércoles, según medios saudíes. “Al menos un cohete Katiusha cayó en las proximidades del Palacio Presidencial de Mosul, situado en el sector oriental de la ciudad, donde están estacionados los consejeros militares estadounidenses”, dijo el canal de televisión Al Hadath, que afirma que un cohete fue disparado en dirección a dicha zona. Una fuente militar en Mosul anunció que el cohete había sido “lanzado desde el oeste de la ciudad y cayó no lejos de un puesto de control de seguridad sin causar daños”.

Estos ataques esporádicos contra las bases norteamericanas se suceden, mientras que las autoridades iraquíes ya han advertido contra cualquier intento por parte de EEUU de utilizar el suelo iraquí para lanzar ataques contra Irán. “Irak nunca permitirá que su territorio sirva de base para ataques contra países vecinos”, dijo anteriormente el presidente iraquí, Barham Saleh. Es en este contexto sumamente sensible que el gobierno iraquí ha emitido una declaración oficial particularmente importante en la que prohíbe “la actividad de cualquier fuerza extranjera en sin la aprobación y supervisión del gobierno de Bagdad”. Citado por Al Mayadin, el primer ministro, Adel Abdel Mahdi, afirma en el texto que “Irak no permitirá que ningún país de la región o de fuera de ella opere contra otros países desde el suelo iraquí”.

“No permitiremos que ninguna fuerza armada, ya sea de Irak o en el extranjero, opere fuera del control de las Fuerzas Armadas iraquíes o posea depósitos de armas o industrias fuera del control de las Fuerzas Armadas iraquíes y el comandante en jefe del Ejército”, agregó. Esta es una seria advertencia a EEUU de que no debe tomarse la actitud de los iraquíes a la ligera. Desde la firma de acuerdos militares con Irak en 2010, las fuerzas estadounidenses nunca se han sentido tan expuestas. La interferencia de EEUU en las relaciones de Irak con sus vecinos, y especialmente con Irán, está comenzando, sin embargo, a soliviantar a muchos iraquíes. No cabe olvidar que Irak y las Fuerzas de Movilización Popular poseen múltiples vínculos con Irán. Después del comunicado del gobierno iraquí, la salida de los militares estadounidenses ha entrado oficialmente en la agenda política iraquí en un ambiente de gran tensión y de rechazo a la presencia de los norteamericanos. (Source/Photo: Various Media)