Cuáles son las principales líneas de acción que plantea EE. UU. para la Región.

Por Fabián Calle - Infobae

El presidente de EE. UU. Donald Trump secundado por Kirstjen Nielsen, 
secretaria de Homeland Security, y el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur. Foto: AFP.

A semanas de la visita que realizó a la Argentina la plana mayor del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EE. UU., cabría revisar y recordar algunos de los lineamientos centrales que se ha planteado esa rama del poder militar de Washington. Para ello, recurriremos al documento del pasado 15 de febrero cuando el almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, expuso en el Congreso de su país cuáles son, a su entender, las oportunidades y amenazas a los intereses de la superpotencia en América Latina.

Al momento de dar un panorama general de la Región, sobresale su heterogeneidad y la existencia de fuertes contrastes. Por un lado, encontramos sociedades que logran elegir de manera democrática a sus gobernantes y a amplias capas medias con buen nivel de formación. Pero por otro lado, también existen elevados niveles de pobreza, corrupción y violencia delictiva potenciada por la actividad de grandes redes dedicadas al narcotráfico y a otros ilícitos, como migraciones ilegales.

En lo que respecta a la presencia de actividad de terrorismo de tipo fundamentalista, existen intentos de reclutamiento de latinoamericanos, aunque a escala reducida y limitada hasta el momento. No sucede lo mismo con el crimen organizado, que sí logra corromper y reclutar a jóvenes, aprovechando los problemas estructurales de los países antes mencionados.

Otro factor recurrente, son desastres naturales que suelen afectar a los sectores sociales más vulnerables. Todo ello, potenciado por serias falencias en infraestructura y servicios básicos. Por último y no menos importante, la extremadamente crítica y difícil situación política, social y económica de Venezuela con sus inevitables impactos en diversos países en la Región.

Porosidad e influencias

Volviendo a las organizaciones y redes ilícitas que actúan en la zona, varias de ellas tienen una amplia estructura y capacidad para penetrar las fronteras de EE. UU. y operar dentro de sus ciudades y regiones. Esto constituye un foco central de atención, ya que el terrorismo internacional puede sacar provecho, por engaño o cooptación, de esas redes. Asimismo, el crimen organizado posee ingentes recursos económicos y humanos capaces de condicionar fuertemente a los gobiernos y dirigente políticos y sociales de los países del área. Esto crea un ambiente de corrupción y complicidad con el delito que potencia, a su vez, el descreimiento de las sociedades en sus instituciones.

Todo lo antedicho se complejiza si se tienen en cuenta los roles cada vez más activos que presentan potencias que desafían los intereses de EE. UU., fundamentalmente China y, en menor medida, Rusia e Irán. Los gobiernos o grupos dentro de los Estados de la Región que asumen posturas contrarias a Washington respecto de la democracia y la libertad económica y de prensa recurren al respaldo económico, de seguridad y diplomático de esos actores extrahemisféricos. Asimismo, aun países con fluidas relaciones con Washington tienen a China como socio clave en el comercio exterior, las obras de infraestructura, los créditos para sus empresas o en el fortalecimiento de las reservas de sus bancos centrales.

El almirante Kurt Tidd, jefe del Comando Sur, en diálogo con el comandante de las 
Fuerzas Militares de Colombia. Foto: Fernando Soto/Embajada de EE. UU. en Colombia.

En el caso de Rusia, el peso económico y comercial es menos importante. Pero sí tiene relevancia la gran variedad de recursos que posee Moscú en materia de inteligencia, guerra informática, divulgación de noticias manipuladas en redes sociales e Internet, y venta de armamento y tecnología para potenciar el control de los Estados autoritarios sobre su población.

Por último, en lo que respecta a Irán, el objetivo central del régimen teocrático es contar con capacidades de reunir inteligencia sobre intereses y personas ligadas a EE. UU., así como desarrollar capacidades de ataques asimétricos en caso de una escalada militar con Washington.

Un actor regional muy activo es Cuba, que ha buscado solidificar lazos económicos, políticos, de inteligencia y militares tanto con China como con Rusia, Irán y Corea del Norte. El régimen de la isla es clave en el aparato de seguridad que sostiene a Maduro en el poder en un contexto de caos económico y social. La misma Venezuela es vista como un terreno amigable para la actividad de organizaciones terroristas ligadas a Irán, así como para el tráfico de drogas.

Canales de integración

Como contracara de todo lo anterior, existe una importante mejora y un fortalecimiento en la coordinación y cooperación en materia de defensa y seguridad entre EE. UU. y la Región. Para empezar, podemos citar los esfuerzos combinados que se vienen desarrollando junto con Honduras, El Salvador, Guatemala y Panamá en la lucha contra las Maras, y el tráfico de drogas y de personas. También destaca el rol vital de Colombia y su adhesión a la categoría de socio global de la OTAN, así como la participación de Chile en las maniobras navales más importantes que hace el Pentágono, las RIMPAC. En el caso de Brasil, se señala el esfuerzo que ese Estado viene realizando para fortalecer y mejorar la cooperación en Sudamérica contra amenazas en común. Finalmente, se menciona la recuperación de los mecanismos de consulta y acción mancomunada del Comando Sur con Argentina y Ecuador luego de años de distanciamiento.
Las Maras en Centroamérica, en el eje de los esfuerzos del
 Comando Sur y los países de la región.. Foto: Fernando Calzada/DEF.
La principal misión y desafío del Comando Sur es dotar a los países aliados de la Región con mejores capacidades humanas y materiales para hacer frente a las redes delictivas. En este sentido, Colombia es un socio clave e indispensable. También se han establecido positivos instrumentos de cooperación con Brasil, Perú y Chile. Volviendo al fuerte vínculo entre Washington y Bogotá, el fin del conflicto armado con las FARC no implica una reducción del interés del Pentágono en continuar apoyando a ese país. En ese sentido, es fundamental una articulada, fluida y óptima interacción con otras agencias de EE. UU., como el Comando Norte, Homeland Security, DEA, USAID, etc.

Desafío chino

En lo que respecta a rivales a nivel estatal, sobresale el caso de China. Por ahora, el gigante asiático centra su desafío en EE. UU., en la Región, en temas económicos, comerciales y de infraestructura.

No obstante, de consolidarse esta tendencia y de no ser adecuadamente monitoreadas sus acciones, tendrán un derrame sobre áreas ligadas a la defensa y la seguridad nacional. La postura estadounidense no es focalizar los esfuerzos en trabar o entorpecer estos vínculos de China con la Región, sino en fomentar que los países del área perciban y comprueben materialmente por sí mismos la conveniencia de estrechos lazos con Washington, tanto en lo que hace a la mejora de la seguridad, como al desarrollo económico y social.

"Colombia es un socio clave e indispensable. También se han establecido positivos instrumentos de cooperación con Brasil, Perú y Chile"

Otro importante activo de EE. UU. son los 16 .000 civiles, militares y policías que han cursado programas de perfeccionamiento en institutos de formación vinculados al Pentágono y a otras agencias americanas. El hecho de cultivar esas relaciones personales y plasmarlas en espacios de desarrollo de iniciativas compartidas es de central importancia. La disposición y la capacidad para ayudar frente a crisis y catástrofes tuvo como uno de sus principales ejemplos la masiva asistencia brindada a Argentina en la búsqueda del submarino ARA San Juan.

En el corto y mediano plazo, el principal desafío del Comando será hacer frente al colapso humanitario en Venezuela. Si bien es una crisis de escala inmensa, no se la ve como imposible de ser llevada a cabo. Pero se parte de la premisa de que se requerirá reforzar las capacidades propias, así como la cooperación y coordinación con los países de la Región que se han visto y se verán más afectados.

Antes de concluir, cabe recordar que en el reciente comunicado emitido por la Casa Blanca, luego de la conversación telefónica entre los presidentes Macri y Trump para poner en evidencia el firme respaldo de Washington a la estabilidad en Argentina, se hizo mención de la condición de nuestro país como aliado mayor extra-OTAN de EE. UU, un selecto club de países elegidos por el Pentágono y el Departamento de Estado. Esperemos que nuestros decisores sepan comprender la intención de la administración republicana de no limitar la cooperación y coordinación a temas relacionados exclusivamente con cuestiones económicas y comerciales solo en materia económica y comercial.