• YA COLABORÓ EL AÑO PASADO LLEVANDO COMBUSTIBLE Y ALIMENTOS
Argentina, por segunda vez, acude a la colaboración del país vecino, al no contar con aviones de transporte de respaldo. La Fuerza Aérea tiene disponible actualmente un sólo Hércules. Dos naves quedaron suspendidas de volar, el año pasado, por una falla recurrente en el sistema de las hélices.
Por Edgardo Aguilera - Ambito.com
El país pidió por segunda vez la colaboración a Uruguay para poder efectuar aprovisionamiento por modo aéreo a la base antártica Marambio.
Sin aviones de transporte de respaldo, el jefe aeronáutico Enrique Amreim ordenó recurrir nuevamente a la Fuerza Aérea uruguaya para contar con el Hércules C-130 matrícula FAU 591.
La Fuerza Aérea Argentina tiene disponible hoy un solo Hércules, matrícula TC-64, apto para el cruce desde Río Gallegos a la Antártida y con capacidad para el abastecimiento de la base Marambio.
Una directiva reglamentaria interna dispone que para las operaciones antárticas deba contarse con una máquina de backup basada en Río Gallegos, lista para apoyar a la que efectúa el cruce hacia el continente blanco.
El problema es que de las tres aeronaves Hércules de la Fuerza Aérea criolla con capacidad antártica sólo una está en condiciones de operar (TC-64). Las dos restantes quedaron suspendidas de volar el 2 de diciembre de 2017 por una falla recurrente en el sistema de control de las hélices que aún no fue solucionada. El incidente se produjo en el Hércules TC-69 previo a un vuelo logístico destinado a Marambio. La meteorología impidió aquel día su aterrizaje en la Antártida y cuando se preparaba para tomar la pista de Río Gallegos, en lugar de que los reversores detuvieran el movimiento, el paso de la hélice no se modificó y continuó con toda la potencia en el sentido del avance. La frenada extrema recalentó el conjunto produciéndose un incendio localizado en los rodamientos. Videos internos demuestran que el incidente se repitió en otros vuelos de prueba aunque de manera aleatoria y que no sería atribuible a errores del piloto.
La aeronave criolla accidentada quedó desde entonces en Río Gallegos sin que se renovara el Certificado de Aeronavegabilidad.
Tras el percance, Amreim pidió socorro a los vecinos aviadores rioplatenses quienes aterrizaron el 13 de diciembre del año pasado por primera vez con el FAU 591 llevando combustible y víveres a la dotación de la base Marambio que estaba al borde de la emergencia.
Ahora el jefe aéreo reiteró aquel pedido de colaboración con los mismos fines y la aeronave uruguaya podría estar en apoyo desde Montevideo muy lejos de la base prevista en la directiva sobre operaciones antárticas. Surgen entonces otros interrogantes: cuál es la necesidad de continuar con un puente aéreo a Marambio a razón de un vuelo por semana si según la información oficial del ministerio de Defensa fechada el 10 de enero pasado, la base antártica Marambio fue reabastecida por "el rompehielos Almirante Irízar y un helicóptero Sea King que descargaron 52.526 toneladas de carga general, 10.118 de carga frigorizada, 365 tambores de combustible, 127 tubos de gas y tres de nitrógeno y 500m3 de GOA" (gasoil antártico)
El TC-69 y el segundo impedido de volar, el TC-61, recibieron un upgrade en el marco del "Programa de Remoción de Obsolescencias".
Esa actualización fue un contrato de 75 millones de dólares con la empresa estadounidense L 3, que se firmó y pagó en su totalidad durante la gestión del Gobierno kirchnerista.
La primera aeronave (TC-69) se modernizó en Estados Unidos, la segunda (TC-61) en la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) a cargo de técnicos estadounidenses de esa compañía y con la colaboración de personal de la planta cordobesa en tanto que un tercero el TC-70 está casi al término de su actualización con mano de obra totalmente nacional.
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