Hoy llega a China, punto central de un viaje que también lo llevará a Japón; el Gobierno apuesta fuerte al intercambio con ocho países de la región, la de mayor crecimiento económico del planeta
Por Alan Soria Guadalupe - LA NACION
Inexplorado y desafiante, pero también prometedor. Así ve el Gobierno al sudeste asiático, un puñado de países que, con China como locomotora, componen la región que más creció en comercio internacional en los últimos años y donde la Argentina buscará tener un rol sustancial. Aunque el camino no será sencillo.
Más allá del viaje de Mauricio Macri al gigante asiático -definido como "prioritario"- y a Japón, la Cancillería trabaja en potenciar los vínculos comerciales con la mayor parte de una zona emergente de Asia que crece en promedio un 5,5% anual -el doble que el resto del planeta-, que concentra el 41% de las importaciones mundiales, y que demanda cada vez más productos que la Argentina puede ofrecer para un mercado de unas 2279 millones de personas y un PBI global de US$ 21,7 billones.
El comercio entre la Argentina y Asia viene en franco crecimiento hace años, al punto de que hoy, cuatro de los ocho principales mercados para las exportaciones locales son asiáticos (China, Vietnam, India e Indonesia). Hace diez años, ese grupo sólo estaba integrado por Pekín. Y lo que es más: el total de los envíos al sudeste asiático en 2016 (US$ 14.748 millones) superó a los del Mercosur (US$ 11.136 millones).
Por eso, y ante un contexto en el que los países de América latina importan cada vez menos y los de Asia cada vez más, el Gobierno buscará profundizar los mercados existentes y encontrar nuevas oportunidades en países donde el vínculo aún no está consolidado.
Aunque en el macrismo no arriesgan estimaciones sobre cuánto puede significar cuantitativamente ese empuje al comercio con el continente, según el director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), Marcelo Elizondo, la Argentina aspira a potenciar la balanza comercial entre un 10 y un 15% en tres años, lo que podría representar hasta US$ 3000 millones. Esto implica principalmente el vínculo con China, Japón, India y Corea, pero también con otras naciones, como las diez que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Indonesia, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei, Camboya, Filipinas, Laos y Myanmar). En 2016, según el Indec, el intercambio comercial con el sudeste asiático fue de US$ 24.899 millones, deficitario para la Argentina en US$ 2646.
Este último bloque, compuesto por las "mini China", se convirtió en pocos años en un fenómeno económico en la región, al crecer en promedio un 7% anual y por tener una clase media cada vez más grande y rica que estimula el consumo.
En la Cancillería ven en esos países mercados potenciales para exportar en numerosos rubros, desde la agroindustria y la seguridad alimentaria hasta el deporte, el comercio farmacéutico y la cooperación científica. Hoy, las exportaciones de nuestro país a la región registran un 60% de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y las importaciones se componen en un 67% de bienes de capital. El intercambio es superavitario para la Argentina.
"Hay un gran potencial que no hemos aprovechado en el pasado. Hemos demostrado intenciones, pero nunca hicimos una campaña que fomente una integración inteligente hacia los países asiáticos", sostuvo en diálogo con LA NACION el subsecretario de Relaciones Exteriores de la Cancillería, Gustavo Zlauvinen, que viajó a China con el Presidente.
Sin embargo, llegar a los hechos concretos no será fácil. La Argentina hoy no tiene la capacidad para producir todo lo necesario para satisfacer la demanda de la región, según analizó Elizondo, quien además afirmó que el potencial del comercio con el sudeste asiático sólo podrá explotarse si nuestro país "genera una revolución tecnológica" que le permita producir más.
"En esa región del mundo la demanda no es el problema, sino la oferta. La Argentina produce lo que esta zona compra -alimentos y elementos de origen agropecuario-, [pero] un aumento en la comercialización depende de la capacidad de incrementar la producción", sostuvo Elizondo. El objetivo del Gobierno de potenciar el vínculo no se limitará sólo a lo económico, sino también a lo político, como en la apertura de embajadas. Recientemente se anunció que habrá una sede diplomática en Singapur.
La búsqueda de nuevos mercados no se acota a esa región de Asia, sino que ya hubo viajes de funcionarios de la Cancillería a países como Mongolia, Turkmenistán o Georgia, donde también se detectaron amplias oportunidades comerciales. Además, está previsto para los próximos meses, aunque aún no se confirmaron, establecer contactos con otras naciones fuera de ese radar, como Pakistán.
Pero hay limitaciones: aunque el plan del macrismo es ampliar los mercados lo máximo posible en el continente, en la cartera que conduce Susana Malcorra se evalúa si es conveniente t
Macri ayer con el primer ministro de Emiratos Árabes Unidos, el sheik Mohammed Bin Rashid Al Maktoum. Foto: Presidencia
Por Alan Soria Guadalupe - LA NACION
Inexplorado y desafiante, pero también prometedor. Así ve el Gobierno al sudeste asiático, un puñado de países que, con China como locomotora, componen la región que más creció en comercio internacional en los últimos años y donde la Argentina buscará tener un rol sustancial. Aunque el camino no será sencillo.
Más allá del viaje de Mauricio Macri al gigante asiático -definido como "prioritario"- y a Japón, la Cancillería trabaja en potenciar los vínculos comerciales con la mayor parte de una zona emergente de Asia que crece en promedio un 5,5% anual -el doble que el resto del planeta-, que concentra el 41% de las importaciones mundiales, y que demanda cada vez más productos que la Argentina puede ofrecer para un mercado de unas 2279 millones de personas y un PBI global de US$ 21,7 billones.
El comercio entre la Argentina y Asia viene en franco crecimiento hace años, al punto de que hoy, cuatro de los ocho principales mercados para las exportaciones locales son asiáticos (China, Vietnam, India e Indonesia). Hace diez años, ese grupo sólo estaba integrado por Pekín. Y lo que es más: el total de los envíos al sudeste asiático en 2016 (US$ 14.748 millones) superó a los del Mercosur (US$ 11.136 millones).
Por eso, y ante un contexto en el que los países de América latina importan cada vez menos y los de Asia cada vez más, el Gobierno buscará profundizar los mercados existentes y encontrar nuevas oportunidades en países donde el vínculo aún no está consolidado.
Aunque en el macrismo no arriesgan estimaciones sobre cuánto puede significar cuantitativamente ese empuje al comercio con el continente, según el director de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), Marcelo Elizondo, la Argentina aspira a potenciar la balanza comercial entre un 10 y un 15% en tres años, lo que podría representar hasta US$ 3000 millones. Esto implica principalmente el vínculo con China, Japón, India y Corea, pero también con otras naciones, como las diez que integran la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Indonesia, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Brunei, Camboya, Filipinas, Laos y Myanmar). En 2016, según el Indec, el intercambio comercial con el sudeste asiático fue de US$ 24.899 millones, deficitario para la Argentina en US$ 2646.
Este último bloque, compuesto por las "mini China", se convirtió en pocos años en un fenómeno económico en la región, al crecer en promedio un 7% anual y por tener una clase media cada vez más grande y rica que estimula el consumo.
En la Cancillería ven en esos países mercados potenciales para exportar en numerosos rubros, desde la agroindustria y la seguridad alimentaria hasta el deporte, el comercio farmacéutico y la cooperación científica. Hoy, las exportaciones de nuestro país a la región registran un 60% de Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y las importaciones se componen en un 67% de bienes de capital. El intercambio es superavitario para la Argentina.
"Hay un gran potencial que no hemos aprovechado en el pasado. Hemos demostrado intenciones, pero nunca hicimos una campaña que fomente una integración inteligente hacia los países asiáticos", sostuvo en diálogo con LA NACION el subsecretario de Relaciones Exteriores de la Cancillería, Gustavo Zlauvinen, que viajó a China con el Presidente.
Sin embargo, llegar a los hechos concretos no será fácil. La Argentina hoy no tiene la capacidad para producir todo lo necesario para satisfacer la demanda de la región, según analizó Elizondo, quien además afirmó que el potencial del comercio con el sudeste asiático sólo podrá explotarse si nuestro país "genera una revolución tecnológica" que le permita producir más.
"En esa región del mundo la demanda no es el problema, sino la oferta. La Argentina produce lo que esta zona compra -alimentos y elementos de origen agropecuario-, [pero] un aumento en la comercialización depende de la capacidad de incrementar la producción", sostuvo Elizondo. El objetivo del Gobierno de potenciar el vínculo no se limitará sólo a lo económico, sino también a lo político, como en la apertura de embajadas. Recientemente se anunció que habrá una sede diplomática en Singapur.
La búsqueda de nuevos mercados no se acota a esa región de Asia, sino que ya hubo viajes de funcionarios de la Cancillería a países como Mongolia, Turkmenistán o Georgia, donde también se detectaron amplias oportunidades comerciales. Además, está previsto para los próximos meses, aunque aún no se confirmaron, establecer contactos con otras naciones fuera de ese radar, como Pakistán.
Pero hay limitaciones: aunque el plan del macrismo es ampliar los mercados lo máximo posible en el continente, en la cartera que conduce Susana Malcorra se evalúa si es conveniente t
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