LPO. Incluyó avales en el presupuesto de 2017. China y Rusia, los posibles financistas. Mañana exponen los funcionarios.
El presupuesto para el año próximo enviado el jueves al Congreso contiene un pedido de aval de endeudamiento por U$S 9 mil millones para construir una cuarta central nuclear.
La obra está pautada en seis meses de duración, pero no especifica el financiamiento. Sólo contempla derivar el dinero en Nucleoeléctrica Argentina SA, la empresa estatal creada en los noventa o de “una entidad o Vehículo de Financiamiento elegido”.
En el Congreso creen que los aportes llegarán desde China o Rusia, cuyos jefes de Estado ya expresaron interés en reuniones bilaterales.
China avanzó más, mediante un acuerdo de intención con Cristina Kirchner, que Macri retomó en sus últimas visitas al gigante asiático. Pero también abrió la negociación con su par Vladimir Putir, con quien volvió a reunirse en el G20.
Macri parece decidido a continuar las políticas del kirchnerismo de desarrollo nuclear, incluidos los acuerdos que empezaron a trabajarse con China y Rusia.
Mañana deberán dar más detalles los funcionarios del Ministerio de Economía que visitarán la Comisión de Presupuesto y Hacienda para exponer sobre la ley de leyes.
Argentina tiene una rica historia como generador de energía nuclear para fines pacíficos que entró en crisis durante el gobierno de Carlos Menem que intentó desmantelar el desarrollo local, que recién se recuperó con los gobiernos kirchneristas que terminaron Atucha II. Macri parece inclinado a continuar la obra de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, lo que podría empezar a dar al Plan Nuclear Argentino la característica de política de Estado.
El recurso representa el 4,8% de su matriz, según datos de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA).
“El objetivo es llevar la energía nuclear a un 11-12% para los años 2025-2030”, anticipó meses atrás a Clarín Julián Gadano, actual subsecretario de Energía Nuclear.
Actualmente funcionan tres centrales nucleares: la presidente Perón (Atucha 1), la central nuclear Embalse de Córdoba y la Néstor Kirchner (Atucha 2), inaugurada en 2014.
Situadas en la localidad bonaerense de Lima, las Atucha fueron la nave insignia del kirchnerismo y se convirtieron en una obsesión de Julio De Vido, que fijó domicilio en la región.
Macri no las abandonó, pero una de sus primeras actividades oficiales fue asistir a la IV Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington en abril para frenar la presión de Estados Unidos, que siempre custodia el desarrollo tecnológico argentino por temor a que le sea útil a potencias militares enemigas.
“Argentina avanzó en un proceso de reconversión para que todos los reactores trabajen con uranio de bajo enriquecimiento", tranquilizó Macri a los funcionarios de Barack Obama, pero dejó claro que no frenará ningún proyecto nuclear.
Marcos Peña y Aranguren recorren las instalaciones del complejo nuclear de Atucha.
El presupuesto para el año próximo enviado el jueves al Congreso contiene un pedido de aval de endeudamiento por U$S 9 mil millones para construir una cuarta central nuclear.
La obra está pautada en seis meses de duración, pero no especifica el financiamiento. Sólo contempla derivar el dinero en Nucleoeléctrica Argentina SA, la empresa estatal creada en los noventa o de “una entidad o Vehículo de Financiamiento elegido”.
En el Congreso creen que los aportes llegarán desde China o Rusia, cuyos jefes de Estado ya expresaron interés en reuniones bilaterales.
China avanzó más, mediante un acuerdo de intención con Cristina Kirchner, que Macri retomó en sus últimas visitas al gigante asiático. Pero también abrió la negociación con su par Vladimir Putir, con quien volvió a reunirse en el G20.
Macri parece decidido a continuar las políticas del kirchnerismo de desarrollo nuclear, incluidos los acuerdos que empezaron a trabajarse con China y Rusia.
Mañana deberán dar más detalles los funcionarios del Ministerio de Economía que visitarán la Comisión de Presupuesto y Hacienda para exponer sobre la ley de leyes.
Argentina tiene una rica historia como generador de energía nuclear para fines pacíficos que entró en crisis durante el gobierno de Carlos Menem que intentó desmantelar el desarrollo local, que recién se recuperó con los gobiernos kirchneristas que terminaron Atucha II. Macri parece inclinado a continuar la obra de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, lo que podría empezar a dar al Plan Nuclear Argentino la característica de política de Estado.
El recurso representa el 4,8% de su matriz, según datos de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA).
“El objetivo es llevar la energía nuclear a un 11-12% para los años 2025-2030”, anticipó meses atrás a Clarín Julián Gadano, actual subsecretario de Energía Nuclear.
Actualmente funcionan tres centrales nucleares: la presidente Perón (Atucha 1), la central nuclear Embalse de Córdoba y la Néstor Kirchner (Atucha 2), inaugurada en 2014.
Situadas en la localidad bonaerense de Lima, las Atucha fueron la nave insignia del kirchnerismo y se convirtieron en una obsesión de Julio De Vido, que fijó domicilio en la región.
Macri no las abandonó, pero una de sus primeras actividades oficiales fue asistir a la IV Cumbre de Seguridad Nuclear en Washington en abril para frenar la presión de Estados Unidos, que siempre custodia el desarrollo tecnológico argentino por temor a que le sea útil a potencias militares enemigas.
“Argentina avanzó en un proceso de reconversión para que todos los reactores trabajen con uranio de bajo enriquecimiento", tranquilizó Macri a los funcionarios de Barack Obama, pero dejó claro que no frenará ningún proyecto nuclear.
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