miércoles, 24 de agosto de 2016

Misiles rusos y radares israelíes: Vietnam enseña los dientes a China

DAVID CONTRA GOLIAT

La creciente militarización del Mar de China y su gran importancia estratégica y económica están aumentando las tensiones en la región
Foto: 4K51 Rubezh

Por Pepe Cervera

La reivindicación por parte de China de la mayor parte del Mar de China Meridional como aguas territoriales, la creciente militarización de la zona y su gran importancia estratégica y económica están aumentando las tensiones en la región. Entre los países implicados está Vietnam, que no sólo contempla cómo China considera suyas buena parte de las aguas frente a sus costas sino que tiene una historia de guerras con el gigante asiático. Tras el fallo adverso a los intereses chinos de la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya, Vietnam ha decidido enseñar los dientes en el área.

Para ello está desplegando en sus costas y en islas que controla una serie de nuevos sistemas de armas específicamente escogidos para disuadir a China de movimientos agresivos, ya que garantizan serios daños a las nuevas instalaciones chinas en islas artificiales y a su marina de guerra en caso de conflicto. Replicando la estrategia china contra la flota estadounidense, Vietnam se dispone a negar las aguas que considera suyas a un potencial enemigo mediante una verdadera telaraña de misiles letales.

La última y más provocadora acción vietnamita ha sido el despliegue en ciertas islas del Mar de China Meridional pertenecientes al archipiélago de las Spratlys de algunas de sus 20 plataformas de cohetes EXTRA. Los EXTRA son de fabricación israelí, desarrollados por Israeli Military Services, y han tenido cierto éxito de exportación a pesar de que el ejército israelí no ha decidido su compra.

Cada cohete pesa 150 kg y tiene un alcance de hasta 125 kilómetros, lo que coloca varias de las nuevas islas artificiales chinas dentro de su radio de acción; su precisión (error circular probable de 10 metros, según el fabricante) los hace particularmente peligrosos para las pistas y los hangares allí instalados. Los cohetes van embalados en contenedores cerrados y tienen una larga vida sin necesidad de mantenimiento y pueden desplegarse en lanzadores de 2 y 16 disparos instalados en el suelo o en camiones para aumentar la movilidad, lo que mejora su supervivencia ante ataques. Decir que China no se lo ha tomado muy bien sería rebajar su reacción.

Pero el despliegue de los EXTRA no es más que el último paso en un acelerado proceso de rearme con el que Vietnam pretende crear una zona A2/AD (anti-acceso-denegación de área) que limite o impida los movimientos de buques y aviones chinos en la zona en disputa. En el apartado de plataformas el país ha adquirido una flota de 8 modernos submarinos diésel eléctricos rusos clase Kilo que pueden llevar numerosos tipos de armas antibuque y dispone de 35 cazas Su-30MKII armados con misiles contra barcos Kh-59 (más o menos equivalentes al Harpoon estadounidense); se ha hablado incluso de que Rusia podría venderles el mucho más capaz y potente Klub-A, de la familia Kalibr, aunque exigiría modificar los Sukhoi y saldría caro por lo que es dudoso que finalmente se cierre la compra.
Submarino KiloSubmarino Kilo

Plataformas aparte, Vietnam está desplegando una serie de letales misiles costeros antibuque en sucesivas capas, la primera y más externa de las cuales está formada por el venerable pero mortífero sistema de misiles antibuque REDUT 4K44. Diseñado a principios de los años 60, REDUT 4K44 usa los enormes misiles P-5/P-35 Pityorka (SS-N-3 Shaddock en terminología OTAN), una conversión de un misil de crucero de lanzamiento desde submarinos.

Con sus más de 10,20 m de longitud y casi 1 m de diámetro, los Pityorka pueden llevar una carga de 100 kg de explosivos hasta más de 400 km de distancia a velocidad justo por debajo de la del sonido; cuentan con guía inercial y activa por radar en la fase terminal, y a pesar de su edad siguen siendo un arma poderosa. Habitualmente se despliegan en baterías con 1 vehículo de mando y radar y 3 vehículos cada uno que un único tubo lanzador debido al tamaño del misil.

La última y provocadora acción vietnamita ha sido el despliegue en ciertas islas del Mar de China de algunas de sus 20 plataformas de cohetes EXTRA

En el siguiente nivel cuenta con el recién incorporado sistema K-300P Bastion-P (SSC-5 ‘Stooge’) de fabricación rusa. El Bastion-P consta de baterías de 2 misiles supersónicos Yakhont, la versión de exportación del P-800 Oniks. Este sistema tiene un alcance máximo de 300 kilómetros y con su cabeza de combate de 250 kilos y su capacidad ‘fire and forget’ en entornos de guerra electrónica resulta un enemigo muy peligroso para buques de combate; para aumentar su efectividad Vietnam dispone de un sistema de información geográfica Horizon con un radar de seguimiento y control aéreo y marítimo Monolith-B. El sistema completo suele desplegarse como 4 vehículos lanzadores con 2 misiles cada uno, 1 ó 2 vehículos de control, 1 de seguridad y 4 transportadores/elevadores con misiles de recambio además del Horizon, montado en su propio camión. Al ser tan móvil es altamente resistente a ataques.

Dado que todos estos sistemas son móviles, China se encontraría en una posición difícil en la que Vietnam tendría la posibilidad de infligir serias pérdidas

A continuación están los sistemas antibuque Bal-E avanzados, versión de la que sólo dispone Rusia además de Vietnam. Los Bal-E son baterías costeras del misil subsónico Kh-35, código OTAN AS-20 Kayak, conocido como ‘harpoonski’ por su parecido en función y operatividad al Harpoon estadounidense. Los Kh-35 pesan 520 kg y tienen un alcance efectivo de 130 km, con una cabeza de combate de 145 kg del tipo carga hueca. Compensa su menor alcance y potencia con un precio mucho más reducido (unos 500.000 dólares/misil); Vietnam ha adquirido la licencia para fabricarlos en el país. Se trata de un misil de guía radárica con acercamiento terminal a ras de agua con una gran relación calidad/precio que complementa las baterías Bastion-P como sistemas modernos.

Por último Vietnam cuenta con baterías de misiles antibuque 4K51 Rubezh que utilizan el misil conocido en occidente como P-15 Termit. El P-15 fue uno de los primeros misiles que diseñó la Unión Soviética para proporcionar a barcos de pequeño y mediano tamaño la pegada de uno mucho mayor, con una cabeza de combate de 500 kg del tipo carga hueca, velocidad subsónica pero elevada, guía terminal radárica autónoma y un alcance máximo de 80 km. El modelo 4K51 Rubezh de defensa costera utiliza una versión modernizada de este misil en un vehículo lanzador que transporta su propio radar de lanzamiento y guiado y dos misiles, y es por tanto autónomo, aunque suele ir acompañado de un par de vehículos de recarga.
Bal-E

La combinación en un sistema de defensa integrado de múltiples sistemas antibuque de elevada movilidad con diferentes perfiles de ataque y radares de control creará serias dificultades a cualquier armada que intente aproximarse a las costas de Vietnam. Por supuesto todos estos sistemas de poco valdrían si se pudiesen inutilizar con facilidad mediante ataques aéreos; para evitarlo las fuerzas armadas vietnamitas cuentan con varios sistemas de misiles antiaéreos que se pueden desplegar en sucesivas capas para proteger las baterías antibuque y las bases del país. Entre ellos están sistemas de corto alcance como el israelí SPYDER SR (adquirido oficialmente) y el ruso S-125 Pechora-2T y de alcance medio/largo como el muy potente S-300 PMU ruso, integrados en un avanzado sistema de detección y control que incluye sofisticados radares móviles ELM-2288 israelíes y 3D6D-M de fabricación ucraniana, e incluso sensores pasivos como el Kolchuga de origen soviético.

Dado que todos estos sistemas son móviles y pueden instalarse en cualquier lugar en cuestión de horas cualquier posible enemigo (China, en este caso) se encontraría en una posición difícil en la que Vietnam tendría la posibilidad de infligir serias pérdidas a sus unidades navales caso de que estas entraran en la zona de conflicto. Al mover sus baterías EXTRA de cohetes amenazando a las bases aéreas que acaba de instalar Pekín el país está dejando claro que piensa defender lo que considera sus intereses, y que dispone de la capacidad de hacer pagar un elevado precio a un potencial atacante. Los datos parecen indicar que este es el caso, aunque no cabe esperar que eso contribuya a reducir las tensiones en el Mar de China Meridional: más bien a empeorarlas.

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