Uno de los grandes proyectos que se está llevando a cabo a partir del Plan Energético Nacional, es la construcción del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA).
El mismo, está compuesto por tres etapas y nace en el Gasoducto Juana Azurduy, gasoducto de intercambio de gas entre Argentina y Bolivia. Contará con 4.144 kilómetros de gasoductos troncales y de aproximación, 8 plantas compresoras y 165 plantas reguladoras, abasteciendo a 168 localidades del Noreste Argentino a partir de una inversión de 25.000 millones de pesos. A su vez, se construirán 15.000 kilómetros de redes domiciliarias, distribuyendo gas y abasteciendo a aquellas viviendas que se encontraban en una situación precaria y privadas de este servicio.
Luego de la puesta en marcha de la primera etapa del proyecto, el 14 de enero se firmaron los contratos correspondientes a la provisión de cañería y construcción de la etapa II. Los tramos iniciados, correspondientes a la etapa I, tienen lugar en la provincia de Salta (230 km en 24”), en Formosa (303 km en 24”) y en Santa Fé (265 km en 24”). Esta parte comprende el radio de 23 ciudades y demanda un monto de $5.991 millones.
A partir de la provisión de un insumo tan importante y estratégico como el gas, esta obra cambiará por completo la matriz productiva de la zona. Con este proyecto en ejecución, que se adicionará a la obra de interconexión eléctrica en alta tensión del Noreste con el Noroeste argentino que ya se finalizó, se completa el desarrollo de la infraestructura esencial para la industrialización definitiva de esta región.
La construcción del gasoducto en la región del nordeste argentino es un antiguo anhelo de las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa, Misiones y la zona norte de la provincia de Santa Fe, región postergada durante la década del 90. Esta decisión política ha sido fundamental para llevar adelante un proceso de reivindicación del NEA. Así, la instalación del gasoducto implicará la movilización de diversos factores económicos y un gran impacto en la economía regional.
El acuerdo para el financiamiento de las dos represas fue firmado durante la visita que realizó el presidente chino, Xi Jinping, a la Argentina, en la que mantuvo varios encuentros la mandataria nacional. El 4 de febrero se firmó el acta de inicio y se efectivizó el primer desembolso del crédito proveniente de la República Popular China, en el marco de una Alianza Estratégica Integral, marcando el comienzo definitivo de las obras.
Este año se avanzará con la construcción del Aprovechamiento Multipropósito Chihuido I. La represa hidroeléctrica, que estará emplazada en el tramo medio del Río Neuquén, aportará 637 megavatios de potencia al SADI, abasteciendo el consumo de aproximadamente 600 mil hogares. Además de regular el curso del agua para el control de crecidas, asegurará la provisión de la misma para el consumo humano, el riego e inclusive para su uso industrial. Se estima que este proyecto permitirá el ahorro de 420 mil metros cúbicos anuales de gasoil, equivalentes a 350 millones de dólares.
Para su construcción, que demandará alrededor de 60 meses, se utilizará un 74% de suministros argentinos y un 26% de importados, estimando un presupuesto tope de aproximadamente 15.000 millones de pesos, donde se incluye una obra de 160 kilómetros de línea eléctrica de 500 kilovatios (Extra Alta Tensión). La hidroeléctrica tendrá una longitud de 1.100 metros y una altura máxima de 105 metros, contando con cuatro Turbinas Francis capaces de generar 160 megavatios cada una.
Adicionalmente se firmó un acuerdo para evaluar la posible construcción de una Quinta Central Nuclear. Si una vez analizado el proyecto éste satisface las necesidades argentinas, podría aprobarse definitivamente antes de fin de año. La Quinta Central Nuclear en Argentina aportaría 1.000 megavatios al SADI y conllevaría una inversión de 7.000 millones de dólares.
Los acuerdos firmados con China generan un gran beneficio para el país debido al completo financiamiento de importantes obras de infraestructura que tendrán una fuerte intervención de las empresas nacionales. En línea con ello, el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), Gerardo Venutolo, afirmó que es “muy importante la participación de la industria nacional” en los acuerdos de grandes inversiones con la República Popular China. Destacó que es relevante que el Gobierno Nacional haya tenido en cuenta el pedido de participación de la Industria Nacional y promueva la complementación productiva como un modo inteligente y posible de relacionarse con una potencia económica. A partir de esta metodología, se logrará un fuerte impulso en diversos sectores industriales gracias a la transferencia de tecnología.
La puesta en marcha de ambas centrales nucleares, junto a las represas Kirchner-Cepernic, que totalizan 3.440 megavatios de potencia, sumaría un 30% a la potencia ya incorporada en los últimos 10 años. De esta manera se logra, no sólo resguardar el abastecimiento seguro de energía eléctrica en todo el territorio argentino, sino también diversificar la matriz energética con una mayor participación de la denominada “Energía Limpia”, la cual no perjudica al medio ambiente y permite, a su vez, mayor protección de los vaivenes de la economía mundial y las fluctuaciones de precios.
Otras metas que se proyectan para los próximos años tienen que ver con la terminación del Primer Reactor de Baja Potencia CAREM, de 25 megavatios, cuya tecnología es 100% argentina, la extensión de la vida útil de la Central Nuclear Embalse de 650 megavatios por un periodo de 30 años más y la recuperación de la Planta de Enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu en Río Negro.
Bae Negocios
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