Reuters / Jerry Lampen
La situación geopolítica de los últimos años ha permitido que China ocupe una posición pujante entre los líderes mundiales, pero es muy probable que al gigante asiático le quedan menos de dos años en situación tan favorable, lo que debería urgirla a aprovecharlos para resolver sus problemas internos, estiman analistas.
A finales de los años 90 el entonces presidente China, Jiang Zemin, afirmaba que su país entraba en una época de "oportunidad estratégica" encontrándose como estaba a la sombra del poder hegemónico de EE.UU., según el análisis del experto Kerry Brown publicado en la revista 'The Diplomat'.
En aquellas circunstancias, China debería de aprovechar tanto su estatus de país pobre y emergente, como la ausencia de "responsabilidades de liderazgo" mundial, enfocándose en reforzar su economía y resolver sus problemas. Según Zemin, dicha época duraría dos décadas, pero lo que vemos actualmente es que la China del presidente Xi Jinping se posiciona como una superpotencia económica y geopolítica, explica Brown.
En cualquier caso, China debería, en realidad, aprovechar las oportunidades estratégicas actuales para resolver sus problemas internos, ya que tan pronto como llegue 2016 estas oportunidades podrían acabarse, afirma Brown. Según él, las elecciones presidenciales de 2016 en EE.UU. y en Taiwán, socios clave de China, podrían alterar la situación geopolítica favorable que rodea China, empujándola en una dirección contraria, en concreto hacia una "pesadilla".
En 2016 concluye el mandato presidencial de Barack Obama, que es visto por China como un líder "débil", y que podría ser sustituido por Hilary Clinton, que tiene una imagen contraria, al menos en el gigante asiático. Está en cuestión si China podrá o no seguir con su posición "asertiva" y "agresiva" adoptada en los años de presidencia de Obama cuando éste se vaya, se pregunta el experto.
En ese mismo año, la oposición al actual presidente de Taiwán Ma Ying-jeou podrá ganar las elecciones presidenciales, precisamente porque Ma Ying-jeou ha sido un buen "aliado" de China, resalta Brown. Durante su presidencia fue promovida la cercanía económica y la prudencia política con China, algo que no pudo provocar otra cosa que el descontento popular en Taiwán.
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