Es preciso recordar que, durante el pasado mes de noviembre, aeronaves de ala fija del Comando de Aviación (COAN) retomaron sus operaciones en el Continente Blanco después de 51 años. La última vez que se habia registrado un vuelo previamente operó con aeronaves de ala fija de la Armada fue entre 1967 y 1972, desde la antigua “Estación Aeronaval Petrel”, que sufrió un incendio que limitó su actividad a la temporada de verano.
La realización de este segundo vuelo y aterrizaje en la Base Antártica Conjunta Petrel tuvo a los mismos protagonistas del pasado mes de noviembre en el marco de actividad de alistamiento y adiestramiento. Más en detalle, con la participación del TC-12B Hurón matricula “I-G-49”, apoyado en vuelos de exploración y vigilancia por el avión de patrullaje marítimo P-3C Orion “6-P-57”.
Desde la Armada Argentina, en el marco de las últimas etapas de la Campaña Antártica de Verano, se confirmó el apoyo del rompehielos ARA Almirante Irízar, el cual se encontraba navegando en aguas del Pasaje de Drake, cumpliendo, dentro del marco de esta nueva misión, tareas de búsqueda y rescate.
En cuanto a lo detalles particular del vuelo de Hurón “I-G-49”, este inició el pasado 28 de febrero Base Aeronaval Río Grande, aterrizando posteriormente en la Base Antártica Conjunta Petrel.
“Permaneció en la plataforma durante cuatro horas antes de regresar en derrota directa al aeropuerto internacional de Ushuaia. Este vuelo reafirma el compromiso de la Armada Argentina con el fortalecimiento de sus capacidades en la Antártida, como las operaciones de búsqueda y rescate, evacuaciones sanitarias y vuelos logísticos, actividades fundamentales para el apoyo de las operaciones nacionales en el continente blanco”, detalló la Armada Argentina.
*Fotografías: Armada Argentina / Gaceta Marinera.
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