El exmilitar, que asumió la presidencia en enero, ya flexibilizó la tenencia de armas para los ciudadanos "de bien" y pretende autorizar su portación.

Los fabricantes de armas tienen desde siempre en la mira a Brasil y desde la elección de Jair Bolsonaro redoblan la apuesta por un país donde las carencias para combatir la criminalidad y sus importantes fuerzas armadas les auguran buenos negocios.

El exmilitar, que asumió la presidencia en enero, ya flexibilizó la tenencia de armas para los ciudadanos "de bien" y pretende autorizar su portación.

También amaga con levantar las restricciones a las inversiones extranjeras en el sector de defensa y seguridad, estimado en 200.000 millones de reales anuales (55.000 millones de dólares), según datos oficiales.

"Durante muchos años acá nada se movió, pero ahora somos realmente optimistas sobre la posibilidad de cambios en un futuro cercano", afirma Martin Neujahr, de la firma suiza RUAG Ammotec, junto a un estante que muestra relucientes proyectiles de alta precisión en el Salón de la Defensa y la Seguridad que se celebra en Río de Janeiro.

Las fuerzas policiales brasileñas, asegura Neujahr, muestran particular interés por "productos especializados", como las balas subsónicas para francotiradores.

Unas 450 empresas brasileñas y extranjeras exponen sus productos -desde metralletas y granadas propulsadas por cohetes hasta tecnología de detección de blancos y drones de vigilancia- en el salón de armas LAAD (Latin American Defence and Security), el mayor de la región.

La inauguración contó con la presencia del vicepresidente, Hamilton Mourao (presidente en ejercicio dado que Bolsonaro estaba de viaje en Israel); el ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva; y el de Justicia, Sérgio Moro.

También asistió el gobernador de Río, Wilson Witzel, quien la semana pasada admitió que la policía de este estado usa francotiradores para abatir a sospechosos armados en zonas controladas por narcotraficantes. "Desde su elección, el presidente defiende una mayor apertura a la inversión extranjera", apunta Robert Muggah, director de investigaciones del Instituto Igarape, un grupo de expertos (think thank) de Río.


"Pero las Fuerzas Armadas se muestran más reticentes y defienden la importancia estratégica de los grandes grupos nacionales", agrega, en referencia al fabricante de armas Taurus o de municiones CBC, que dominan sus mercados.

El interés de los fabricantes extranjeros no sorprendió. La demanda es grande en un país de 209 millones de habitantes que padece una violencia endémica y que, según Global Firepower, tiene más de 1,6 millones de efectivos en su Ejército. Pero esas expectativas han tropezado siempre con normativas, subsidios y beneficios fiscales que protegen a los fabricantes locales.

El jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, dijo a inicios de año que el gobierno analiza cómo abrir el sector.

Los asistentes a la exposición, entre ellos policías y miembros de clubes de tiro, se mostraron entusiastas sobre la posibilidad de comprar armas fabricadas en el extranjero, por considerarlas mejores que las locales. "Espero que el mercado brasileño finalmente se abra y que los brasileños de bien tengan derecho a tener y portar armas", dijo a la AFP Edgar Silva, un tirador aficionado que admira los productos de la alemana Walther.

La promesa de Bolsonaro de liberalizar la portación de armas dista sin embargo de ser popular. Según un sondeo Datafolha de diciembre, un 61% considera que la posesión de armas de fuego debe prohibirse, pues representa una amenaza para la vida de otras personas.

A pesar de ser un país que desde hace un siglo y medio no tiene guerras con sus vecinos, Brasil es el tercer mayor exportador mundial de armas pequeñas y de municiones, con ventas anuales de cerca de 500 millones de dólares, dice Muggad.

Y entre 2014 y 2018, Brasil representó el 27% de las importaciones de armas en Sudamérica, según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).

Los fabricantes brasileños y extranjeros esperan también mayores compras del gobierno en el sector. El año pasado, el presupuesto de defensa fue de unos 30.000 millones de dólares.(Soure/Photo:Ambito.com)