El término “simulación” se viene empleando en la Fuerza desde su profesionalización en el siglo XIX. Sin embargo, fue a partir de fines de los 90 cuando el desarrollo de lo digital generó una verdadera revolución en la forma de adiestrar a nuestros hombres y mujeres.
Ya sea en referencia a la ejecución de juegos de guerra, mesas de arena o empleo de subcalibres como a métodos digitales más avanzados, podría decirse que la simulación es un instrumento que, emulando la realidad, permite interactuar como si fuera en el entorno real.
En este sentido, es evidente la importancia de los simuladores como elementos que posibilitan el desarrollo de habilidades o capacidades en los individuos, a fin de lograr un mejor nivel de instrucción.
En el Ejército, a pesar de que la mejor manera de adiestramiento son los ejercicios en el terreno, la simulación es sumamente necesaria, puesto que permite obtener mejores resultados cuando se sale al terreno, acortar la instrucción, y ahorrar tiempo, dinero y recursos.
Un ejemplo de lo antedicho lo aporta el simulador de tanques NeoNahuel 2, cuya instalación en el Colegio Militar de la Nación posibilitó que los cadetes del arma de Caballería se entrenaran durante un mes antes de salir al terreno. El rendimiento fue superior al habitual, y se observó mayor confianza en la impartición de órdenes y en la ejecución de las maniobras. Asimismo, los resultados con el tiro real fueron sobresalientes.
Es de señalar que los simuladores que produce la Fuerza se ajustan a su doctrina e idiosincrasia. El principal organismo responsable es la Dirección General de Investigación y Desarrollo, que cuenta, en la localidad de Boulogne, con un laboratorio/taller para la investigación de simuladores.
Por otra parte, el componente de software para los simuladores es desarrollado por el Departamento de Simulación del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) y por el Centro de Investigación y Desarrollo de Software Operacional del Ejército (CIDESO), que se dedica principalmente a la simulación constructiva.
Actualmente, se está desarrollando un simulador para el proyecto TAM 2C, y finalizando el simulador semi-inmersivo de conductor de tanques. También, se están por concluir un sistema de polígono de reacción automático para armas portátiles y cinco sistemas de simulación de tiro para el tanque SK-105.
Además, se encuentran en etapa de estudio un simulador para el tiro de artillería de campaña, un nuevo simulador de tiro de armas portátiles, y una nueva versión del SISEVALTIR (Sistema Evaluador para Tiradores), que es el primer sistema de simulación en vivo que posee el Ejército Argentino.
Algo más sobre la simulación…
La variedad de simuladores es vasta, pero se puede hablar de tres grupos básicos:
Es claro que para producir un simulador de cualquiera de estos tipos se debe contar con personal especializado en computación e informática.
En un simulador entran en juego el software, la informática, la electrónica y la mecánica. El programa del simulador es un software; pero el individuo debe tomar algo –un manillar, un fusil, etc.–, y es la electrónica la que concilia esas dos partes.
Además, no hay que descuidar la ergonomía y otras áreas como la psicología, ya que conocer la personalidad de los educandos servirá para definir mejor el sistema. No es lo mismo hacer un sistema para alguien de 20 años que para alguien de 50.(Source/Photo: argentina.gob.ar)
Ya sea en referencia a la ejecución de juegos de guerra, mesas de arena o empleo de subcalibres como a métodos digitales más avanzados, podría decirse que la simulación es un instrumento que, emulando la realidad, permite interactuar como si fuera en el entorno real.
En este sentido, es evidente la importancia de los simuladores como elementos que posibilitan el desarrollo de habilidades o capacidades en los individuos, a fin de lograr un mejor nivel de instrucción.
En el Ejército, a pesar de que la mejor manera de adiestramiento son los ejercicios en el terreno, la simulación es sumamente necesaria, puesto que permite obtener mejores resultados cuando se sale al terreno, acortar la instrucción, y ahorrar tiempo, dinero y recursos.
Un ejemplo de lo antedicho lo aporta el simulador de tanques NeoNahuel 2, cuya instalación en el Colegio Militar de la Nación posibilitó que los cadetes del arma de Caballería se entrenaran durante un mes antes de salir al terreno. El rendimiento fue superior al habitual, y se observó mayor confianza en la impartición de órdenes y en la ejecución de las maniobras. Asimismo, los resultados con el tiro real fueron sobresalientes.
Es de señalar que los simuladores que produce la Fuerza se ajustan a su doctrina e idiosincrasia. El principal organismo responsable es la Dirección General de Investigación y Desarrollo, que cuenta, en la localidad de Boulogne, con un laboratorio/taller para la investigación de simuladores.
Por otra parte, el componente de software para los simuladores es desarrollado por el Departamento de Simulación del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) y por el Centro de Investigación y Desarrollo de Software Operacional del Ejército (CIDESO), que se dedica principalmente a la simulación constructiva.
Actualmente, se está desarrollando un simulador para el proyecto TAM 2C, y finalizando el simulador semi-inmersivo de conductor de tanques. También, se están por concluir un sistema de polígono de reacción automático para armas portátiles y cinco sistemas de simulación de tiro para el tanque SK-105.
Además, se encuentran en etapa de estudio un simulador para el tiro de artillería de campaña, un nuevo simulador de tiro de armas portátiles, y una nueva versión del SISEVALTIR (Sistema Evaluador para Tiradores), que es el primer sistema de simulación en vivo que posee el Ejército Argentino.
Algo más sobre la simulación…
La variedad de simuladores es vasta, pero se puede hablar de tres grupos básicos:
- Simulación en vivo: Personas reales usan equipo simulado en el mundo real.
- Simulación virtual: Personas reales usan equipo simulado en mundos simulados o ambientes virtuales. En este grupo se pueden distinguir:
- Los simuladores de realidad inmersiva: Son aquellos que se desarrollan en un ambiente tridimensional simulado. El usuario se siente dentro del mundo virtual que está explorando a través de estímulos sensoriales. Emplea dispositivos como guantes, gafas, cascos o trajes especiales, y todos ellos capturan la posición y rotación de diferentes partes del cuerpo.
- Simuladores de realidad no inmersiva: En ellos la visualización de los elementos virtuales se hace a través de una pantalla. La interacción se da mediante accesorios como el teclado, el ratón o el micrófono. Se interactúa en tiempo real con diferentes personas o ambientes que, realmente, no existen.
- Simuladores de realidad semi-inmersiva: En ellos el usuario se mantiene en contacto con elementos del mundo real. Pueden tener proyecciones envolventes, cabinas, etc.
- Simulación constructiva: Personas simuladas usan equipo simulado, en ambientes simulados.
Es claro que para producir un simulador de cualquiera de estos tipos se debe contar con personal especializado en computación e informática.
En un simulador entran en juego el software, la informática, la electrónica y la mecánica. El programa del simulador es un software; pero el individuo debe tomar algo –un manillar, un fusil, etc.–, y es la electrónica la que concilia esas dos partes.
Además, no hay que descuidar la ergonomía y otras áreas como la psicología, ya que conocer la personalidad de los educandos servirá para definir mejor el sistema. No es lo mismo hacer un sistema para alguien de 20 años que para alguien de 50.(Source/Photo: argentina.gob.ar)
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