Los principales líderes militares, diplomáticos y de inteligencia del país -entre ellos el secretario de Estado Antony Blinken, el secretario de Defensa Lloyd Austin y el general Mark A. Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto- habrían proporcionado a Biden y a la vicepresidenta Kamala Harris información de inteligencia altamente clasificada sobre el posicionamiento de las tropas rusas, su armamento y su estrategia, según la directora de Inteligencia Nacional Avril Haines. Los funcionarios advirtieron de los “inusuales y bruscos aumentos de la financiación de Rusia para operaciones militares de contingencia y para la creación de fuerzas de reserva” que hicieron que la anexión de Crimea por parte del país en 2014 pareciera insignificante en comparación.
Milley habría calificado la trama militar rusa como la versión del país de “choque y pavor”, prediciendo un ataque a Ucrania que vendría de “múltiples direcciones simultáneamente”, según The Washington Post.
Cuando Biden, que prometió no involucrar a Estados Unidos en otro conflicto militar tras la retirada de las tropas de Afganistán, preguntó a los funcionarios si Putin invadiría realmente Ucrania o si iba de farol, los del Despacho Oval respondieron, según se dice, que la única cuestión era cuándo pediría Putin realmente luz verde para la invasión, descrita por un funcionario como algo que no “emprendería un país racional”.
Casi seis meses después de iniciada la crisis, Rusia sigue encontrando obstáculos que tal vez no había previsto en un principio. Funcionarios estadounidenses han calculado que más de 75.000 soldados rusos han resultado muertos o heridos en el conflicto.
Al mismo tiempo, se ha informado que los oficiales rusos se han negado a trabajar en Ucrania incluso cuando se les ha ofrecido el doble de sueldo. Al parecer, los reclutas militares rusos que se encuentran en el frente no reciben compensación, alimentación ni suficiente munición.
Mientras la artillería proporcionada por Estados Unidos, incluidos los sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS), está castigando a las fuerzas rusas y a los depósitos de munición, Putin ha seguido pregonando el armamento de fabricación rusa que elogió como “décadas” por delante de otros países del mundo.
Putin también ha desviado la culpa de todo el conflicto, culpando en cambio a las “élites globalistas occidentales” el martes por “provocar el caos, incitando viejos y nuevos conflictos”.
En medio del conflicto, los aliados de Putin están promoviendo abiertamente los ataques nucleares a los aliados de la OTAN como muestra de fuerza militar. (Source/Photo: Nick Mordowanec)
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