Una imagen que ya es pasado sera posible una recuperacion, Quien lo sabe…
La pérdida del submarino ARA “San Juan” significó palmariamente la debacle del arma submarina, sin navíos operativos y con la posibilidad clara de perder un elemento de altísimo valor estratégico, esencial para el mantenimiento de los niveles de disuasión en el hemisferio sur.
Poco tiempo atrás el comando de la fuerza de submarino estaba integrado por tres unidades, dos buques Tipo TR-1700 (ARA San Juan y ARA Santa Cruz) y un Tipo 209 (ARA Salta). Los dos primeros ya requerían de una profunda actualización en sus nuevos sistemas de propulsión, sistema de armas y de control para adaptarlo a las nuevas realidades del combate moderno. La permanencia en la fuerza del ARA Salta, también con mucho tiempo en sus cuadernas y su vida útil casi concluida, tiene un futuro oscuro. El cuarto submarino Tipo 209, el ARA “San Luis “, es tan solo un cascaron vacío, siendo el único sumergible de su clase dado de baja en el mundo. El ARA “Santa Cruz”, por su parte, sigue en los talleres navales esperando una modernización que nunca empieza. Es así que el futuro del arma submarina pasa por una terrible incógnita y, sin lugar a dudas, su época más sombría.
La fuerza naval ha perdido capacidades de forma continua desde hace más de tres décadas debido a permanentes recortes presupuestarios, una casi nula inversión en programas reales y un desdén manifiesto del ámbito político por todo lo relativo a los intereses de la defensa nacional. Los espacios marítimos enormes y despoblados, poseen riquezas reales y por descubrir que atraen propios y extraños, que buscan puntos clave y de control de espacios estratégicos.
El CINAR alberga naves sin completar y en reparacion perpetua.
Está claro y no puede haber duda alguna, que la Republica Argentina, que posee una superficie marítima enorme requiere de los elementos adecuados para el control de los espacios marítimos. Con una flota envejecida y ahora sin submarinos se presenta la disyuntiva de hierro que nos indica que la Armada Argentina podría convertirse en una guardia costera, y lo demuestra la adquisición de cuatro buques de patrulla a un astillero francés mediante un millonario contrato.
¿Qué hacer?
El hundimiento de un navío significa siempre una enorme desgracia, pero para la Armada Argentina la pérdida del “San Juan” podría representar lisa y llanamente la desaparición de la especialidad submarina. Para evitar que se pierda capacidades técnicas muy difícil de recuperar, se ha enviado a oficiales y suboficiales argentinos al Perú a realizar adiestramientos y próximamente comenzaran los envíos de personal hacia el Brasil, país que ofreció toda la asistencia y apoyo necesario para que su vecino del Plata pueda mantener las capacidades valiosísimas de las tripulaciones.
En el pasado año y ahora en el 2019, la ARA ha enviado su gente a entrenarse con los sumergibles Tipo 209 y mantener la llama.
Las autoridades nacionales han expresado que se está realizando los estudios técnicos y profesionales que requiere el gobierno nacional, para tomar una decisión que implique la adquisición de uno o más submarino para la ARA. Los análisis profesionales mencionan que la fuerza naval necesita tres o cuatro submarinos, mínimo necesario para poseer la capacidad de patrullaje y disuasión, para la preservación de los recursos naturales y la defensa.
El Mindef argentino Oscar Aguad en un simulador de periscopio en Brasil.
Las opciones no son muchas y todo depende de decisiones del máximo nivel, que hasta ahora no ha sido muy proclive a gastos fuertes en la defensa, más allá de algunas compras para quedar con gobiernos centrales, como los aviones de entrenamiento T-6 Texan II de EEUU o los patrulleros de altura franceses que, gracias a centenares de millones de euros, traccionan una mejor relación con la Francia de Macron. La única posibilidad con tiempos medidos es la adquisición de algunos submarinos que estén en servicio en alguna fuerza amiga y que pueda transferir, mencionándose a Brasil o Perú como posibles proveedores de alguna unidad de segunda mano. El mismo ministro de la cartera, Oscar Aguad, visitó recientemente instalaciones de construcción de submarinos en Brasil, interiorizándose del nivel y capacidad fabril que los produce.
Brasil ofreció un par de submarinos de la clase TUPI (Tipo 209-1400), en sus modelos más antiguos. Dichos sumergibles, el S-32 Timbira y el S-33 Tapajo, son los buques que estarían ofrecidos no solo a la ARA sino también a la armada del Perú. Obviamente, la Armada pide un navío de nueva fabricación y con la tecnología adecuada a las necesidades presentes y futuras de los intereses nacionales. Aunque el poco confiable ministro de defensa argentino ha expresado la necesidad perentoria de comprar un buque nuevo, también comentó que debe tomarse una decisión técnica de si conviene o no concluir con la reparación del ARA “Santa Cruz”, que está en un proceso de reparación hasta saber que paso con el hundido "San Juan”, su gemelo.
Consideraciones de costo y beneficio, de seguir con la reparación o intentar salvar al “Salta”, atestan las oficinas del MINDEF, pero hasta el momento la incertidumbre es la norma. Si el poder político no ha visto la necesidad de un cambio pese a la conmoción social causada por la pérdida del submarino, ha retaceado los fondos para continuar con vitales reparaciones de los medios navales que están arrumbados en el Complejo Industrial CINAR, ahora, con una situación política y económica muy grave, es muy dudoso que pueda producirse una compra de un navío que cuesta varios centenares de millones de dólares.... aunque todo es posible. (Source/Photo/Author:Luis Piñeiro/Defensa.com).
"...la Armada Argentina podría convertirse en una guardia costera...", tal vez esta sea la cuestión, si la clase política argentina quiere tener una armada o una guardia costera. Las patrulleras francesas, caras, no son naves de batalla, son guardacostas en manos de la armada. Puedo parecer un conspiranóico pero algún distraído podría pensar en que esto es parte de un libreto dictado a los gobiernos argentinos para hacerle el caldo gordo a los piratas.
ResponderEliminar