En una carta enviada al congresista estadounidense Mac Thornberry, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, el secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, reconoció su preocupación por el gobierno turco, al tiempo que se oponía a los esfuerzos de los legisladores estadounidenses por expulsar al país del programa F-35 Lightning II, diciendo que la pérdida de Turquía de la cadena de suministro retrasaría la entrega de nuevos aviones hasta dos años.
La principal objeción de los legisladores a que Turquía reciba al caza furtivo Lockheed Martin F-35 es el acuerdo que tiene con Rusia para comprar el sistema Almaz-Antey S-400 Triumf. Ese sistema de misiles tierra-aire está considerado como uno de los más avanzados en el mercado de exportación y Rosoboronexport (la agencia estatal intermediaria para la exportación) lo anuncia como un “alcance anti-sigilo” de 150 km.
Los legisladores también se quejan de que el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan no respeta el estado de derecho de los ciudadanos, tiene encarcelado a un pastor estadounidense, se salta las libertades individuales, se perpetúa en el poder sin libertad para sus opositores y toma decisiones militares estratégicas que están fuera de línea con los intereses de Estados Unidos.
En respuesta, un grupo bipartidista de representantes estadounidenses envió una carta a Mattis el 15 de junio, pidiéndole que bloqueara las entregas del F-35. Por su parte, el Senado aprobó la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2019 el 18 de junio, con una cláusula que también bloquearía la entrega del avión.
Hasta ahora, el Departamento de Defensa ha guardado silencio sobre la oposición de los legisladores a la participación de Turquía en el programa F-35.
“La eliminación de Turquía podría desencadenar una alteración en la cadena de suministro para el ejército de EE.UU. y el de nuestros aliados, así como también aumentar otros costes del programa”, dice Mattis en su carta al presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara el 7 de julio. “Si la cadena de suministro turca se interrumpiera hoy, se produciría una parada en la producción de la aeronave que retrasaría la entrega de 50-75 aviones F-35, y tardaría aproximadamente 18-24 meses para volver a abastecer las piezas y recuperarlas”.
En coordinación con Northrop Grumman, el principal fabricante de fuselajes para el F-35, la empresa Turkish Aerospace Industries que fabrica y ensambla fuselajes centrales, produce revestimientos compuestos y puertas de bahía para armas, y conductos de entrada de aire compuestos con colocación de fibras. En total, diez empresas turcas fabrican piezas que lleva cada uno de los F-35 terminados.
Turquía planea comprar 100 F-35A, con un primer lote de 14 aeronaves ya contratadas. Está previsto que se entreguen un total de 30 a finales de 2022.
“Entiendo y estoy de acuerdo con las preocupaciones del Congreso sobre la deriva autoritaria en Turquía y su impacto en los derechos humanos y el estado de derecho, incluida la detención de ciudadanos estadounidenses como el pastor Brunson”, dice Mattis en su carta. “La Administración está presionando a Turquía sobre estos asuntos, así como la posible adquisición del sistema de defensa aérea S-400”.
El Departamento de Estado de EE.UU. está en conversaciones con Ankara para venderle al país el sistema de defensa antimisiles Raytheon MIM-104 Patriot, en lugar del ruso S-400, según fue revelado esta semana en la exposición aérea de Farnborough por la subsecretario interina para asuntos político-militares de EE.UU. Tina Kaidanow.
El Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes no ha querido comentar la carta de Mattis ni sus argumentos.
Flightglobal
La principal objeción de los legisladores a que Turquía reciba al caza furtivo Lockheed Martin F-35 es el acuerdo que tiene con Rusia para comprar el sistema Almaz-Antey S-400 Triumf. Ese sistema de misiles tierra-aire está considerado como uno de los más avanzados en el mercado de exportación y Rosoboronexport (la agencia estatal intermediaria para la exportación) lo anuncia como un “alcance anti-sigilo” de 150 km.
Los legisladores también se quejan de que el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan no respeta el estado de derecho de los ciudadanos, tiene encarcelado a un pastor estadounidense, se salta las libertades individuales, se perpetúa en el poder sin libertad para sus opositores y toma decisiones militares estratégicas que están fuera de línea con los intereses de Estados Unidos.
En respuesta, un grupo bipartidista de representantes estadounidenses envió una carta a Mattis el 15 de junio, pidiéndole que bloqueara las entregas del F-35. Por su parte, el Senado aprobó la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2019 el 18 de junio, con una cláusula que también bloquearía la entrega del avión.
Hasta ahora, el Departamento de Defensa ha guardado silencio sobre la oposición de los legisladores a la participación de Turquía en el programa F-35.
“La eliminación de Turquía podría desencadenar una alteración en la cadena de suministro para el ejército de EE.UU. y el de nuestros aliados, así como también aumentar otros costes del programa”, dice Mattis en su carta al presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara el 7 de julio. “Si la cadena de suministro turca se interrumpiera hoy, se produciría una parada en la producción de la aeronave que retrasaría la entrega de 50-75 aviones F-35, y tardaría aproximadamente 18-24 meses para volver a abastecer las piezas y recuperarlas”.
En coordinación con Northrop Grumman, el principal fabricante de fuselajes para el F-35, la empresa Turkish Aerospace Industries que fabrica y ensambla fuselajes centrales, produce revestimientos compuestos y puertas de bahía para armas, y conductos de entrada de aire compuestos con colocación de fibras. En total, diez empresas turcas fabrican piezas que lleva cada uno de los F-35 terminados.
Turquía planea comprar 100 F-35A, con un primer lote de 14 aeronaves ya contratadas. Está previsto que se entreguen un total de 30 a finales de 2022.
“Entiendo y estoy de acuerdo con las preocupaciones del Congreso sobre la deriva autoritaria en Turquía y su impacto en los derechos humanos y el estado de derecho, incluida la detención de ciudadanos estadounidenses como el pastor Brunson”, dice Mattis en su carta. “La Administración está presionando a Turquía sobre estos asuntos, así como la posible adquisición del sistema de defensa aérea S-400”.
El Departamento de Estado de EE.UU. está en conversaciones con Ankara para venderle al país el sistema de defensa antimisiles Raytheon MIM-104 Patriot, en lugar del ruso S-400, según fue revelado esta semana en la exposición aérea de Farnborough por la subsecretario interina para asuntos político-militares de EE.UU. Tina Kaidanow.
El Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes no ha querido comentar la carta de Mattis ni sus argumentos.
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