La noticia de que EEUU ahora compartiría su tecnología submarina de propulsión nuclear con Australia acaparó los titulares. El objetivo es intensificar los intentos de asediar militarmente a China, aunque los tres países no lo han dicho directamente. Sin embargo, el pacto submarino involucró a Australia, que rompió drásticamente un acuerdo de 43.000 millones de dólares con Francia firmado en 2016 para construir 12 de submarinos diésel eléctricos, una medida que provocó la indignación de altos funcionarios en París, quienes efectivamente acusaron a EEUU de traición.
Hace solo dos semanas, los ministros de Defensa y Relaciones Exteriores de Australia confirmaron su compromiso con el acuerdo con Francia, a pesar de saber ya que el pacto estaba roto debido al acuerdo con EEUU y el Reino Unido. En junio, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que el acuerdo representaba la promesa de una cooperación continua en los próximos años.Toda esta saga abre un agujero en el intento de Biden de reconstruir los lazos transatlánticos con Europa, y el ministro de Relaciones Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, dijo: “Estoy muy enojado hoy. Esto no sucede entre aliados … Esta decisión unilateral, brutal e impredecible es muy similar a lo que estaba haciendo Trump … Realmente es una puñalada en la espalda. Habíamos establecido una relación de confianza con Australia y esta confianza está siendo traicionada”.
Francia llamó a consultas a sus embajadores en EEUU y Australia. Apenas unas semanas antes de que asumiera el cargo, la UE y China habían llegado a un acuerdo de principio sobre un “Acuerdo de Inversión Integral” (AIC), un acuerdo lucrativo que daría a las empresas europeas un mejor acceso al mercado chino del que EEUU tiene actualmente. EEUU se opuso firmemente en nombre de la “solidaridad transatlántica”, y el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, publicó un tuit pidiendo consultas tempranas con Europa sobre “nuestras preocupaciones comunes sobre las prácticas económicas de China”. EEUU persuadió a la UE para que se uniera a las sanciones contra funcionarios chinos en Xinjiang, lo que provocó una respuesta de Pekín y, a su vez, llevó a los eurodiputados a congelar el acuerdo AIC en protesta.
Europa parece tener una ilusión sobre las políticas de EEUU y no ha logrado calcular cuáles eran las verdaderas intenciones de Biden, principalmente debido a la política de Trump, que hizo que las capitales europeas confiaran en un cambio de actitud de EEUU hacia Europa.
Pero también han sido repetidamente incapaces de reconocer que Washington tiene una larga historia de comportamiento de mala fe hacia el Viejo Continente. EEUU no es el “salvador” de Europa, y aunque la propia UE también ha sido llamada a unirse al mantra del Indo-Pacífico, todo es ilusorio, ya que EEUU no considera importantes a sus aliados europeos y los han relegado, en el mejor de los casos, al banquillo de suplentes.
Si Francia se toma en serio la “autonomía estratégica” europea, debería invocarla ahora y dejar de inclinarse ante la agenda estadounidense sobre China, cuando es claramente obvio que hacer lo que Washington quiere no es beneficioso ni para Francia ni para Europa.
Si la UE no se recupera y no resucita el acuerdo de AIC con China a la luz del tema de los submarinos australianos, y no refuerza sus propias capacidades de seguridad, entonces quedará ninguneada en lo que respecta a su política exterior. (Source/Photo: Press TV)
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