Avanza el soterramiento
Ya excavan para construirla a 21 metros de profundidad. Por el obrador, reducen carriles de la avenida Rivadavia.
Los ruidos de las máquinas empezaron a escucharse en Ciudadela. Es que la obra del soterramiento del ferrocarril Sarmiento, que avanza desde Haedo hacia Caballito, llegó a esa estación del Municipio de Tres de Febrero, la última antes del ingreso de la línea a la Capital desde el Oeste.
Ya instalaron el obrador sobre la avenida y están cavando los pozos para la construcción subterránea de la futura estación, que estará 21 metros debajo de la actual. Ocuparon un carril sobre la Avenida Rivadavia, donde hace poco terminaron la repavimentación, en la cuadra entre San Martín e Independencia. Y aún resta definir dónde pondrán la rampa para que entren y salgan los camiones.
El soterramiento del Sarmiento, que proyectan terminar en cuatro años, apunta a mejorar el viaje de los casi 200 mil pasajeros diarios del Sarmiento, a evitar cruces inseguros de barreras, y a modernizar tanto las paradas como el entorno.
Según detallaron desde el Ministerio de Transporte de Nación, “la máquina tuneladora ya avanzó (entre Ramos y Ciudadela) más de 900 metros bajo tierra y sigue en marcha. De hecho, la parte posterior de la máquina ya no es visible desde la superficie”. Esto significa –explican– que hay más de 900 metros de túnel terminado, con 520 anillos de hormigón ensamblados y colocados por la misma máquina tuneladora; y están en plena ejecución otras obras complementarias, principalmente de las futuras estaciones bajo tierra como la que ya construyen en Haedo, la primera en arrancar.
“El efecto a nivel local es unir las dos Ciudadelas: Norte y Sur. Una vez que esté soterrado el tren, se conectarán a través de un parque o un espacio verde que se está delineando junto con Nación. La obra le va a cambiar la vida a los que viajan y a los que viven cerca”, explicó el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela.
Más allá del avance que representa la obra de soterramiento, durante los trabajos los vecinos que pasen por Rivadavia deberán adaptarse a algunas complicaciones. Tras meses de dolores de cabeza por la repavimentación de la avenida, que terminó hace pocas semanas (sólo faltan algunos detalles complementarios), la instalación del obrador frente a la estación volvió a reducir un carril. “Está bueno que haya mejoras, pero salimos de la obra que terminaron hace poco y ahora esto. Al ‘durante’ lo sufrimos los que pasamos todos los días por acá y tenemos que ir despacio”, protestó la comerciante Alicia Fernández.
En una segunda etapa deben definir por dónde saldrán los camiones con tierra de la obra: en Haedo, por ejemplo, tuvieron que armar un recorrido alternativo para no romper calles internas y evitar reclamos por los ruidos y vibraciones. Y en Ramos, hay aún idas y vueltas para definir dónde ubicar una rampa que debe tener 270 metros de largo.
En total, a lo largo de toda la obra –que cruza también Castelar, Morón y el Oeste de la Ciudad de Buenos Aires–, se eliminarán 51 pasos a nivel vehiculares. Dos de ellos están alrededor de la estación de Ciudadela: en Eduardo Porrini–9 de Julio y en Lutcher–Granaderos. Esto agilizará el tránsito y evitará esperas cada vez que pasa una formación. “Vivo a cinco cuadras de la estación y cada vez que baja una barrera es una complicación. Si justo enganché el paso de los trenes de uno y otro lado, sumado a descoordinación de los semáforos nuevos, puedo estar 25 minutos hasta que llego al cruce”, opinó el vecino Javier Nasur. Y agregó: “Es un lugar que ya de por sí es muy transitado y en horas pico se vuelve más complicado”.
Las pruebas de terreno en Ciudadela tuvieron buen resultado: no había interferencias en el suelo ni hacían falta obras complementarias. Desde Nación estiman que, con la obra terminada, los pasajeros del tren podrán ahorrar hasta 15 minutos: hoy entre Castelar y Once se tardan unos 50, que pasarán a ser 35. “Además se reducirá la frecuencia del tren: en vez de 10 minutos, saldrán cada 5 o 6, con capacidad de bajarlas incluso hasta 3 en hora pico”, agregaron.
Fuente: Clarín
Ya excavan para construirla a 21 metros de profundidad. Por el obrador, reducen carriles de la avenida Rivadavia.
Con tractores, máquinas y camiones trabajan en Rivadavia, a la altura de la estación Ciudadela. Foto: David Fernandez
Los ruidos de las máquinas empezaron a escucharse en Ciudadela. Es que la obra del soterramiento del ferrocarril Sarmiento, que avanza desde Haedo hacia Caballito, llegó a esa estación del Municipio de Tres de Febrero, la última antes del ingreso de la línea a la Capital desde el Oeste.
Ya instalaron el obrador sobre la avenida y están cavando los pozos para la construcción subterránea de la futura estación, que estará 21 metros debajo de la actual. Ocuparon un carril sobre la Avenida Rivadavia, donde hace poco terminaron la repavimentación, en la cuadra entre San Martín e Independencia. Y aún resta definir dónde pondrán la rampa para que entren y salgan los camiones.
El soterramiento del Sarmiento, que proyectan terminar en cuatro años, apunta a mejorar el viaje de los casi 200 mil pasajeros diarios del Sarmiento, a evitar cruces inseguros de barreras, y a modernizar tanto las paradas como el entorno.
Complicaciones. El tránsito está reducido un carril por el obrador.
Según detallaron desde el Ministerio de Transporte de Nación, “la máquina tuneladora ya avanzó (entre Ramos y Ciudadela) más de 900 metros bajo tierra y sigue en marcha. De hecho, la parte posterior de la máquina ya no es visible desde la superficie”. Esto significa –explican– que hay más de 900 metros de túnel terminado, con 520 anillos de hormigón ensamblados y colocados por la misma máquina tuneladora; y están en plena ejecución otras obras complementarias, principalmente de las futuras estaciones bajo tierra como la que ya construyen en Haedo, la primera en arrancar.
“El efecto a nivel local es unir las dos Ciudadelas: Norte y Sur. Una vez que esté soterrado el tren, se conectarán a través de un parque o un espacio verde que se está delineando junto con Nación. La obra le va a cambiar la vida a los que viajan y a los que viven cerca”, explicó el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela.
Más allá del avance que representa la obra de soterramiento, durante los trabajos los vecinos que pasen por Rivadavia deberán adaptarse a algunas complicaciones. Tras meses de dolores de cabeza por la repavimentación de la avenida, que terminó hace pocas semanas (sólo faltan algunos detalles complementarios), la instalación del obrador frente a la estación volvió a reducir un carril. “Está bueno que haya mejoras, pero salimos de la obra que terminaron hace poco y ahora esto. Al ‘durante’ lo sufrimos los que pasamos todos los días por acá y tenemos que ir despacio”, protestó la comerciante Alicia Fernández.
En una segunda etapa deben definir por dónde saldrán los camiones con tierra de la obra: en Haedo, por ejemplo, tuvieron que armar un recorrido alternativo para no romper calles internas y evitar reclamos por los ruidos y vibraciones. Y en Ramos, hay aún idas y vueltas para definir dónde ubicar una rampa que debe tener 270 metros de largo.
En total, a lo largo de toda la obra –que cruza también Castelar, Morón y el Oeste de la Ciudad de Buenos Aires–, se eliminarán 51 pasos a nivel vehiculares. Dos de ellos están alrededor de la estación de Ciudadela: en Eduardo Porrini–9 de Julio y en Lutcher–Granaderos. Esto agilizará el tránsito y evitará esperas cada vez que pasa una formación. “Vivo a cinco cuadras de la estación y cada vez que baja una barrera es una complicación. Si justo enganché el paso de los trenes de uno y otro lado, sumado a descoordinación de los semáforos nuevos, puedo estar 25 minutos hasta que llego al cruce”, opinó el vecino Javier Nasur. Y agregó: “Es un lugar que ya de por sí es muy transitado y en horas pico se vuelve más complicado”.
Las líneas de colectivos que pasan por Rivadavia, con demoras por las complicaciones en el tránsito.
Las pruebas de terreno en Ciudadela tuvieron buen resultado: no había interferencias en el suelo ni hacían falta obras complementarias. Desde Nación estiman que, con la obra terminada, los pasajeros del tren podrán ahorrar hasta 15 minutos: hoy entre Castelar y Once se tardan unos 50, que pasarán a ser 35. “Además se reducirá la frecuencia del tren: en vez de 10 minutos, saldrán cada 5 o 6, con capacidad de bajarlas incluso hasta 3 en hora pico”, agregaron.
Fuente: Clarín
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