
Su única base- de un total de 4 fijas programadas (otras dos en territorio amazónico y una en Brasilia) y dos móviles- ubicada en São Miguel do Iguaçu, cerca de la triple forntera con Paraguay y Argentina, cuya pista de 1.000 metros había sido especialmente asfaltada para operar los UAV a fines de 2008, está cubierta por maleza y los aviones no operan en la misma desde hace 18 meses, sin volar desde hace 11 y con sus equipamientos electro ópticos y sensores desmontados, tras operar en 5 años solo mil horas de las 40.000 programadas originalmente, en 2016 solo se computaron unas 35 horas voladas.
De los 45 pilotos que serían entrenados para los 14 UAV, solo se graduaron 8 y 2 ya se jubilaron. Además, a fines de 2012 el gobierno brasileño desaprovechó la chance de comprar a precio reducido, algunos Heron que estaban siendo devueltos a IAI,tras un régimen de leasing. Precisamente, entre fines de 2012 y mediados de 2014, las aeronaves, prácticamente no volaron, al igual que durante las pasadas Olimpíadas Río 2016.
Como en otras oportunidades, además, por no estar vigente el contrato de mantenimiento entre IAI y la Policía Federal (cosa que ya había sucedido antes), las aeronaves están impedidas de volar y su personal afectado está licenciado, quedando a su cargo solo una pequeña guardia de seguridad.
Oficialmente la organización policial afirma estar "repensando" el proyecto, aunque, ya sobre los antecedentes de los problemas que ha tenido para mantener operativos otros vectores aéreos (como, por ejemplo, los helicópteros Bell 412) se estima como extremadamente improbable que se retome el uso de los aludidos UAV.
Por Javier Bonilla. Defensa.com
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