viernes, 3 de abril de 2015

MÁS CALOR CON LA MISMA LEÑA

Más calor con la misma leña

Un grupo de especialistas diseñó una caldera de bajo consumo que maximiza el rendimiento de la leña. Utiliza un sistema de llama invertida y tiene hasta 14 horas de autonomía sin ser recargada.
Agencia TSS - “Como la combustión es hacia abajo y pirolítica, es decir, de bajo oxígeno, primero se quema la parte inferior de la leña y en la parte superior hay un proceso de secado. Después, pasa por una garganta por donde entra aire limpio y hay un proceso de reducción, una desoxidación”. Así funcionan las calderas de bajo consumo de llama invertida que desarrollaron en Enerquén, según lo sintetiza Aníbal Fiszbejn, socio gerente de esta empresa neuquina.
“El resultado de la llama invertida es que el gas de la madera entra en la cámara de combustión, que se encuentra a altas temperaturas, como un chorro concentrado de llama; y allí se quema completamente”, agrega este físico especializado en energía y explica que la principal diferencia de estos aparatos con las calderas de leña comunes es que, en estas últimas, el aire es forzado a circular en un sentido hacia el escape de humo. En cambio, en las de llama invertida se logra una combustión controlada y gradual que minimiza el humo expulsado (y con él los contaminantes), y como la leña se quema solamente por una cara, se aprovecha al máximo su rendimiento.
“Este recurso se usó mucho durante la Segunda Guerra Mundial, cuando hubo problemas con el petróleo. Es un método antiguo que vuelve a estar de moda, como la biomasa, que usada con eficiencia pasa a ser un combustible renovable”, comenta Fiszbejn y explica que, en base a modelos ya existentes, diseñaron uno propio que se fabrica completamente en la Argentina, siguiendo la norma europea.

El resultado de la llama invertida es que el gas de la madera entra en la cámara de combustión, que se encuentra a altas
temperaturas, como un chorro concentrado de llama; y allí se quema completamente.
Cada caldera se construye con chapa, pesa 600 kilos y cuenta con un dispositivo electrónico que permite controlar y mantener la temperatura deseada. “Fuimos trabajando la geometría y el control del aire. Después, la electrónica es un derivado de todo eso, porque ya sabíamos qué queríamos controlar”, aclara Fiszbejn.
Justamente, lo que controla el dispositivo electrónico de la caldera (que también fue desarrollado por la empresa) es la temperatura, que incluso se puede mantener en niveles bajos para ser usada hasta en pisos de losa radiante o se puede adaptar para tener agua caliente sanitaria, para disecar frutas, pasteurizar leche, elaborar dulces o destilar aceite. Pero “no sirve para cocinar –advierte Fiszbejn-, porque esto trabaja con un circuito cerrado que calienta agua a través de un serpentín, en interacumuladores”.
Otra de las ventajas que tiene esta caldera es que, según la demanda y el tipo de madera que se use, puede estar de 12 a 14 horas prendida sin necesidad de ser recargada. “Eso vale oro, porque mucha gente que usa caldera a leña tiene que levantarse en la madrugada para volver a cargarla”, destaca Fiszbejn y agrega que otra de las comodidades que ofrece este producto es que puede ser limpiado fácilmente por el usuario. “Las calderas comunes, e incluso algunas europeas de llama invertida, tienen un sistema para hacer limpiezas relativas, pero una vez por año necesitan ser limpiadas a fondo por un especialista”, explica.
Cada caldera se construye con chapa, pesa 600 kilos y cuenta con un dispositivo electrónico que permite
controlar y mantener la temperatura deseada.
Esta caldera tiene un costo de alrededor de 80.000 pesos y suele ser útil para construcciones aisladas, como escuelas u otras instituciones alejadas de centros urbanos. “Por ahora, los clientes son todos de la zona”, puntualiza Fiszbejn y adelanta que están “buscando mejorar la escala, porque las calderas se fabrican artesanalmente, se hacen de a una y tenemos que empezar a trabajar de manera seriada”.
Para su funcionamiento, los especialistas eligieron leña tradicional y no otros productos como el pellet, porque si bien es muy eficiente a nivel calórico, los especialistas consideraron las características locales y buscaron un sistema que aprovechara los recursos naturales de la región de la mejor manera posible. Al respecto, el socio gerente de Enerquén explica que la fabricación de pellets tiene un costo de producción y transporte que los hace ambientalmente incorrectos en lugares en los que la leña está más a mano, y los vuelve muy costosos en las grandes ciudades, adonde hoy se usa gas natural.
“Fabricamos un producto que el usuario compra una vez, y luego sigue usando la leña que tiene en su entorno, pero con la misma eficiencia y con las mismas ventajas que tendría por usar la briqueta o el pellet”, concluye Fiszbejn.
Vanina Lombardi  

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