Los mandatarios mantendrán un encuentro en el que tratarán cuestiones de cooperación energética y el comercio, informa 'La Nación'. Fuente: Ria Novosti |
Argentina y Rusia han estrechado sus vínculos recientemente. El acercamiento político se ha dado en un momento de buenas relaciones diplomáticas y entre los mandatarios. En julio del año pasado Putin visitó Buenos Aires durante su gira por América Latina. El mandatario ruso declaró que Argentina es un “socio estratégico” con el cual se apuesta por establecer una relación sólida a largo plazo. Ambos países coinciden en una visión internacional que apuesta por la multilateralidad y en denunciar el doble rasero en las relaciones internacionales. Así, el país austral se abstuvo en la votación de rechazo a la anexión de Crimea a Rusia en la Asamblea General de la ONU y Rusia ha mostrado su apoyo a Argentina en la cuestión de las islas Malvinas.
Además de las coincidencias políticas, se suman los acuerdos de cooperación y comercio entre ambos países. Cuestiones como la energía nuclear, el desarrollo hidroeléctrico, los proyectos de minería o la cooperación militar en la Antártida son temas clave, sin olvidar un flujo comercial que supera los 2.000 millones de dólares anuales.
El desarrollo de la energía nuclear para usos pacíficos es uno de los temas clave. La agencia federal Rosatom pretende desarrollar proyectos en América Latina, en general, y en Argentina en particular. La colaboración se remonta a 1990, cuando los gobiernos de ambos países firmaron un acuerdo que se ha renovado en 2010 y 2014, la última vez durante el último encuentro entre Putin y Kirchner en la Casa Rosada.
“La firma de estos importantes documentos proporciona una base sólida para el desarrollo de una cooperación fructífera y beneficiosa. Desde el desarrollo de las infraestructuras y la industria, a la creación de centros de información y desarrollo de medicina nuclear y tecnología radiológica en Argentina”, declaró el director del departamento de comunicaciones de Rosatom, Serguéi Nóvikov.
En el ámbito energético, empresas rusas colaboran también en la construcción y financiación de la central hidroeléctrica de Chiuido I, en la provincia de Neuquén y con un presupuesto cercando a los 2.000 millones de dólares. Asó como en otros proyectos para el suministro de maquinaria. También Gazprom negocia con YPF la firma de un memorándum para la explotación de yacimientos de gas y petróleo en Vaca Muerta.
Otro de los temas que tratarán será la venta de alimentos, especialmente de productos lácteos y carne argentinas a Rusia. Desde que a principios del pasado agosto Rusia introdujese un veto a la importación de alimentos por parte de Occidente, como medida a las sanciones de la UE y EE UU, se esperaba un crecimiento sustancial de las ventas.
Argentina tenía la oportunidad de convertirse en uno de los principales proveedores. Así fue en un primer momento, según datos de noviembre del Servicio Federal de Aduanas ruso, la venta de carne había aumentado en un 146%. Sin embargo, los problemas económicos por los que atraviesa Rusia han frenado las importaciones.
A su juicio, “el hueco (generado por el veto ruso) no se ha llenado por razones económicas, porque no hay un flujo de recursos; Rusia sigue siendo un mercado importante, pero no en las proporciones o según las expectativas que había”, explica. Según explica La Nación, la búsqueda de vías para mejorar el abastecimiento será uno de los temas de la reunión bilateral. “Lo que ha ocurrido es que Rusia ha dejado de comprar productos de Sudamérica, sobre todo cárnicos”, explicó a EFE Víctor Villalobos, director general del Instituto Interamericano para la Cooperación en Agricultura (IICA).
Ya antes de que comenzara el aumento de la tensión con Occidente a causa de la crisis en Ucrania, Rusia había mostrado un acercamiento hacia América Latina. El aumento de la venta de armas, la eliminación de visados con más de 20 países y el auge del intercambio cultural y mediático- la apertura de un canal de RT en la televisión argentina, por ejemplo-, son muestra de ello. La situación actual ha reforzado una tendencia.
Además del país euroasiático es destacable también la creciente presencia China en la región. El gigante asiático ha firmado acuerdos de colaboración energética con Argentina y el mes pasado la presidenta Kirchner realizó una visita oficial a Pekín. Independientemente de la posible competencia entre China y Rusia en la región, estamos ante un cambio en el equilibrio de fuerzas en América Latina. EE UU ha perdido influencia y surgen nuevos socios en al ámbito político, económico y diplomático
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