El ejército norteamericano ya ha puesto, de manera oficial, las botas en Siria. El Pentágono ha desplegado unidades de marina de artillería y regimientos Rangers en el norte del país
Foto: Blindados estadounidenses al norte de la ciudad de Manbij, en la provincia de Alepo, Siria, el 9 de marzo de 2017 (Reuters).
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Por Pilar Cebrian. Estambul
El ejército norteamericano ya ha puesto, de manera oficial, las botas en Siria. Estados Unidos ha desplegado unidades de marina de artillería y regimientos Rangers en el norte del país para asistir a las fuerzas locales en la batalla contra el Estado Islámico en Raqqa. “Se trata de 400 soldados adicionales que estarán en Siria por un período temporal”, ha declarado el portavoz de la Coalición Internacional, el coronel John Dorrian, a la agencia Reuters. La principal misión de estas unidades de élite será favorecer a su aliado local, las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una coalición kurdo-árabe que ha recuperado un territorio de 4.600 kilómetros cuadrados de manos del Daesh.
Las mismas fuentes confirman que la misión forma parte del nuevo plan de la administración Trump para combatir al ISIS. Hasta ahora, las fuerzas de operaciones especiales norteamericanas se dedicaban a la labor de entrenar a las SDF. Ahora, los militares han apostado en las cercanías de Raqqa cañones M777 Howitzer que pueden lanzar proyectiles de 155 milímetros. Además, Washington prepara otro desplazamiento a la base de Kuwait como refuerzo.
Pero no sólo tropas estadounidenses se aproximan a la capital del Estado Islámico. Unidades rusas, el régimen sirio, las facciones sirias rebeldes apoyadas por el ejército turco, y las SDF avanzan hacia Manbij, la antesala de Raqqa, a unos 120 kilómetros. Hay imágenes de vehículos militares americanos en la ciudad, así como de un dispositivo ruso repartiendo ayuda humanitaria. Los rebeldes sirios que avanzan con el ejército turco tomaron Al Bab hace dos semanas y también se dirigen hacia el este. Pero también las tropas del régimen sirio, que han acordado a través de Rusia posicionarse en varios pueblos al oeste de Manbij, para establecer una 'zona tapón', y frenar el avance de los turcos y sirios rebeldes.
“La función principal de nuestra presencia en Manbij es evitar que se produzca un incidente no intencionado”, afirma el coronel Dorrian a El Confidencial. “La labor es estabilizar. Nos gustaría establecer unas condiciones para que todas las partes se centren en combatir a ISIS y no a otras entidades…”. El portavoz de la Coalición se refiere al choque potencial de las tropas turcas contra las kurdas del SDF; pero también al ejército del régimen sirio contra las facciones del Ejército Libre de Siria (apoyadas por Turquía). “En Manbij tenemos una misión de 'deconflicting' [término militar que se refiere a la eliminación de potenciales hostilidades]”, mantiene Dorrian, “para poder lanzar con éxito la ofensiva sobre Raqqa”.
El portavoz asegura que la misión de sus tropas también pretende proteger a las SDF, que controlan la ciudad de Manbij desde el pasado mes de agosto. Este aliado local de EEUU integra a un amplio contingente de las YPG (Unidades de Protección Popular) que Turquía considera una extensión del PKK (un grupo considerado terrorista por Turquía y la UE). Por ello, la alianza con las SDF supone una colisión de intereses entre los dos aliados de la OTAN. Washington no quiere prescindir de las SDF porque han sido el socio más efectivo en la lucha contra el Daesh. Por su parte, Turquía observa la expansión de las YPG como un riesgo para la seguridad en sus fronteras.
Combatientes de las SDF esperan para entrar en combate al norte de Raqqa, el 8 de marzo de 2017 (Reuters) |
Reunión de urgencia del Estado Mayor
“Sin duda, este asunto podrá interrumpir la lucha contra el Daesh [en Raqqa]”, afirma el coronel Dorrian. Turquía se queja de las falsas promesas de los americanos, que en agosto se comprometieron a presionar a las YPG para que abandonaran Manbij y, tal y como había pedido Ankara, se replegaran al este del río Eúfrates. Sin embargo, las SDF controlan Manbij todavía hoy, y Ankara ha amenazado con lanzar bombardeos si no se retiran. “Pero estas unidades están formadas por habitantes de Manbij”, responde el portavoz de la Coalición, “y no vamos a hacer una limpieza étnica y a decirles que se vayan de su ciudad”.
“Este es uno de los asuntos que estamos discutiendo ahora”, sigue Dorrian, “pero también hay otros, como cuál será la formación que combatirá en Raqqa, porque también hay kurdos de Raqqa que quieren liberar su ciudad. También tendremos que dialogar este asunto con Turquía”. Según explica el coronel, las unidades estadounidenses también se están encargando de limpiar los focos de las YPG en Manbij, aunque en la práctica estos combatientes patrullan bajo la bandera de las SDF.
La tensión sobre el terreno se trasladó este martes a una reunión de urgencia entre los jefes del estado mayor de Estados Unidos, Rusia y Turquía en Antalya (Turquía), que se entrevistaron para “coordinar” la operación y evitar posibles enfrentamientos. “Es necesaria una coordinación exhaustiva para identificar las coordenadas de qué fuerza y qué actor va a operar en cada área”, revela a El Confidencial Ünal Çeviköz, diplomático turco y antiguo oficial de la OTAN, “además de prever el posible contacto entre fuerzas que no desean encontrarse sobre el terreno. Algo que debería evitarse a toda costa”.
Así pues, las negociaciones entre los altos mandos militares de Estados Unidos, Rusia y Turquía buscan la fórmula para lanzar la ofensiva sobre la capital del Estado Islámico y evitar un enfrentamiento internacional. “En el pasado se habló de que los americanos y los kurdos del YPG (SDF) deberían atacar desde el sur y desde el este; mientras que las tropas turcas avanzarían por el oeste”, revela Çeviköz. Para ello, Estados Unidos debería garantizar un corredor seguro a través de Manbij, sugiere, para que los soldados turcos y rebeldes sirios se aproximen hasta Raqqa. En cualquier caso, los tres países buscan una planificación estratégica y táctica que evite enfrentamientos entre aliados. “Un caos que comprometería a todas las partes y complicaría todavía más la ecuación de Siria”, concluye Çeviköz.
Fuente: El confidencial.
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