Luego del fracaso de las gestiones para llevar a cabo la Campaña Antártica de Verano (CAV) 2016/2017, el Ministerio de Defensa ha decidido encarar la misma con los medios propios disponibles en este momento. La situación demandará un esfuerzo extraordinario de los buques de la Armada y los aviones de transporte de la Fuerza Aérea.
Durante el primer trimestre del año 2017 se estima que los C-130 Hércules deberán realizar mas de un centenar de vuelos, 3 veces la exigencia de un año normal. En este caso, una situación solamente comparable a la ocurrida durante el Puente aéreo a las Islas Malvinas en 1982, donde el sistema de armas C-130 Hércules llego a realizar mas de 100 vuelos en un plazo de semanas previo al bautismo de fuego del 1 de Mayo de 1982.
Los 3 aviones Hércules operativos actualmente operarán entre la localidad de Río Gallegos y la base Marambio. Los vuelos de esta campaña 2016/2016 transportaran al personal científico y militar, así como carga general y otros.
Esta operación en la Antártida argentina es considerada de máximo esfuerzo debido a las características de su aterrizaje y posterior despegue, por lo que luego de semejante labor muy posiblemente las aeronaves queden fuera de servicio. Esto podría repararse, siempre y cuando la exigencia en las operaciones no haya provocado fisuras en componentes de los aparatos. De particular preocupación para con el KC-130H matrícula TC-69, recientemente modernizado en los Estados Unidos con una cabina completamente renovada incluyendo mejoras de avionica, navegación y comunicaciones entre otras.
Foto: Andres Rangugni
De darse semejante situación, en la opinión de especialistas, puede ser un golpe muy duro para los C-130 argentinos, con una reducida flota de aparatos disponibles. Tanto por encontrarse algunos de ellos fuera de servicio o en trabajos de modernización en la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) en Córdoba.
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