INIVISIBLES Y EQUIPADOS CON MISILES BALÍSTICOS
China, Rusia, India, Japón, Australia... son algunos de los países asiáticos que se han lanzado a construir nuevas versiones de submarinos equipados con alta tecnología militar
Por Pepe Cervera
China flexiona sus músculos militares, de eso nadie duda, y como consecuencia su política exterior se hace cada vez más agresiva. En ninguna parte se nota tanto esta nueva postura militar como en el Mar de China Meridional, donde una vaga y dudosa reclamación territorial basada en un mapa de tiempos de la Segunda Guerra Mundial con difícil encaje en la legislación marítima internacional tiene a todos los países de los alrededores alborotados. La consecuencia de este endurecimiento de posturas ha sido la que cabía prever: el inicio de una desbocada carrera armamentística en la zona. Y como se trata de una región marítima por excelencia y con enormes distancias a considerar el tipo de buque elegido ha sido el barco de guerra ‘furtivo’ por excelencia: el submarino.
En los últimos años, la región de Asia, y el sureste asiático en particular, está siendo un chollo para los astilleros fabricantes de submarinos con decenas de pedidos y concursos casi en cada país de la zona. Lo cual supone muchos miles de millones de dólares, aunque no solo eso: en los acuerdos de venta de armamento siempre hay un componente estratégico.
El submarino es el arma perfecta para hacer olas en esta zona del planeta con una inversión mínima. Y si no que se lo pregunten a los japoneses, que en la Segunda Guerra Mundial perdieron casi entera su marina mercante ante los ataques de los submarinos estadounidenses, que también dañaron (y mucho) a la Armada Imperial. Sigilosos y letales, dotados con armamento moderno de misiles y torpedos pesados y con sensores (sonares avanzados, sistemas de comunicaciones, radares) con los que sus antepasados no hubiesen podido soñar siquiera el submarino moderno es un arma muy peligrosa.
Misiles de crucero bajo el océano
En especial los actuales submarinos diésel eléctricos (SSK) que son silenciosos y difíciles de detectar, sobre todo en las agitadas aguas cercanas a las costas. Y sobre todos ellos los dotados de sistemas del tipo AIP (Air Independent Propulsion, propulsión independiente del aire) que les permite estar sumergidos durante días y hasta semanas; casi como un submarino nuclear de ataque (SSN), pero sin el enorme coste y el ruido basal de estos.
Equipados con sonares remolcados y laterales de gran precisión, con sistemas de combate avanzados y sensores que les permiten controlar grandes espacios de territorio, algunos tipos con 'hidrojets' en lugar de hélices para reducir su detectabilidad y con velocidades elevadas que les permiten recorrer las enormes distancias implicadas en la defensa del interés nacional en una región tan amplia con la que va del Índico al Pacífico, los SSK ofrecen una capacidad muy interesante en el ámbito naval por un precio relativamente ajustado.
La posibilidad de añadirles tubos lanzamisiles del tipo VLS (Vertical Launch System) que les permiten lanzar misiles de crucero sin reducir la dotación de torpedos o la capacidad de transportar comandos multiplican su utilidad. No olvidemos que submarinos de este tipo han sido capaces más de una vez de dar buenos sustos a flotas de portaaviones estadounidenses en maniobras: los SSK de última generación, bien tripulados y usados son mortíferos en aguas someras y peligrosos en cualquier circunstancia, en especial si disponen de AIP.
Eso sí, su tecnología no está al alcance de cualquier país: solo unos pocos tienen la capacidad industrial y la tradición que les permite ofrecer en el mercado este tipo de armas. Por eso el mercado internacional de submarinos es muy animado, con la participación de países inesperados y la virtual ausencia de algunos de los principales vendedores de armamento del planeta: los EEUU dejaron de construir submarinos diésel eléctricos hace décadas (su flota es 100% nuclear), y por tanto están fuera del grupo de vendedores.
Los países mejor armados en el ámbito submarino son también los más poderosos de la zona y los que poseen una tradición naval más antigua
En el que sí aparecen países como Suecia, Holanda, Corea del Sur y (sobre todo) Alemania y Francia, además de Rusia y China. El malhadado proyecto del S-80 fue el fallido intento de la industria naval española, tradicional cooperadora con Francia en este aspecto, por entrar en este selecto club con un diseño propio. Su bien publicitado fracaso acabó con cualquier posibilidad a este respecto.
Los grandes: China, Rusia, India, Japón y Australia
Los países mejor armados en el ámbito submarino son también los más poderosos de la zona y los más pudientes, además de los que poseen una tradición naval más antigua. Dos de ellos pueden considerarse una potencia en declive (Rusia) o no interesada en la agresión (Japón), mientras que los otros dos están claramente en auge: China y la India. Por su parte, Australia está en mitad de la zona y se ve afectado por lo que allí ocurre. En los últimos años el despliegue militar chino ha sido el mayor de la región en todas las armas, pero las especiales características de su posición geográfica y de sus necesidades defensivas han concentrado en la marina y sobre todo en el arma submarina una considerable parte de su esfuerzo.
China ha sido tradicionalmente un estado insular en el sentido estratégico con escaso o nulo apetito por la proyección de poder a grandes distancias y preocupado ante todo de defender sus propias costas. Hoy esto está cambiando muy rápidamente según continúa el despegue económico de la economía china, que depende del transporte marítimo para mantenerse y crecer. Por eso las agresivas reivindicaciones sobre el Mar de China Meridional, un área que concentra una enorme cantidad de tráfico de mercancías y materias primas con destino a China o procedentes de allí. El país en su proyección marítima está separado de las aguas abiertas por cadenas de islas que están en manos de potenciales adversarios y cuyos estrechos tendrían que atravesar sus buques para ganar el Pacífico o el Índico. Así pedazos de roca dispersos en el mar como las islas Babuyan, al norte de Filipinas, o las Ryuku al sur de Japón se convierten en puntos clave de control. De ahí la importancia de los submarinos.
Además China ha refrendado su estatus de gran potencia invirtiendo en una flota de submarinos de misiles balísticos intercontinentales (SLBM) que le proporciona una capacidad de represalia nuclear a salvo de ataques preventivos; a partir de este mismo año se espera que mantenga en patrulla permanente uno de sus cuatro SLBN clase Jin (Tipo 094). Para protegerlos y para mantener controladas las áreas de patrulla cuenta con submarinos de ataque nucleares (dos del Tipo 093 y uno del Tipo 095), pero ante todo con una amplia flota de SSKs.
Entre ellos destacan 13 de los modernos clase Song (Tipo 039) y 15 de la clase Yuan (Tipo 039A) diseñados y construidos en la propia China, estos últimos equipados con sistemas AIP. Sobre su letalidad baste destacar que en 2006 un clase Song emergió a distancia de tiro del portaviones estadounidense Kitty Hawk, hasta donde había llegado sin ser detectado, mientras navegaba en el Mar Oriental de China. Además China cuenta con 12 clase Kilo de diseño ruso y 17 del Tipo 035, estos últimos derivados de un venerable diseño soviético. En todo caso una flota peligrosa en las aguas cercanas a la costa y capaz de dificultar el uso de amplias áreas a grupos de portaaviones enemigos.
El gran rival de China por el control de las rutas de navegación, pero desde el otro lado, es la India. Menos desarrollado económicamente y con una infraestructura industrial de inferior calidad la India tiene que atender a sus intereses en ambas orillas del Índico, pero mantiene una rivalidad con China que ha llegado a calentarse en forma de algo más que escaramuzas fronterizas en alguna ocasión. La India no dispone aún de capacidad nuclear en SLBMs, aunque cuenta con un ejemplar de la clase Arihant con la que pretende disponer de ella; deberá construir al menos tres buques más para conseguirlo. Además el país cuenta con un SSN ruso de clase Akula en alquiler y ha solicitado otro; la idea es entrenar tripulaciones y técnicos en su uso para después desarrollar un proyecto propio de SSN del que construir seis ejemplares.
Rusia cuenta con dos submarinos nucleares de misiles balísticos clase Borei, además de tres viejos Delta III de construcción soviética
En cuanto a submarinos diésel eléctricos la India dispone de seis ejemplares de la clase Kalvari, un diseño basado en los Scorpène franceses y dotado de sistema AIP, y planea construir localmente otros seis barcos del Proyecto 75I basados en un diseño extranjero que aún no ha sido licitado. Los submarinos del proyecto 75I contarán con propulsión AIP y probablemente con VLS. Además de estos buques modernos la India cuenta con nueve submarinos de la clase Sindhughosh basados en el Kilo ruso y cuatro de la clase Shinshumar basados en el Tipo 209 alemán. Dada la posición geográfica del país en el Índico la corta autonomía relativa de estos barcos no les resta capacidad, aunque para proyectarse hacia los estrechos de Malaca y el Mar de China Meridional la India necesitará esos SSN.
Rusia cuenta con una importante presencia en el Pacífico, aunque no tanto como en la época de la Unión Soviética: la flota de aquel océano ha sufrido serios recortes derivados de la crisis económica que vive en país. A pesar de ello cuenta con dos submarinos nucleares de misiles balísticos clase Borei, la más moderna con la que cuenta, además de tres viejos Delta III de construcción soviética. También tiene seis submarinos nucleares de misiles de crucero (SSGN) clase Oscar II, un diseño pensado para atacar grupos de portaviones estadounidenses durante la Guerra Fría, y al menos cuatro ejemplares de submarinos nucleares de ataque clase Akula II y un Akula I. La flota de SSK consta de ocho submarinos clase Kilo, considerados entre los diseños más capaces de submarino convencional de origen ruso.
Por su parte Japón cuenta con un elevadísimo nivel técnico e industrial y con una tradición de construcción naval que se remonta a principios del siglo XX y que dio excelentes modelos de navíos (incluyendo submarinos) durante la Segunda Guerra Mundial. La constitución pacifista adoptada tras la guerra alejó a la industria japonesa de los mercados internacionales de armamento y sus reducidas fuerzas de autodefensa constituyen un mercado muy pequeño, pero la excelencia técnica se nota.
Es por ello que los 20 submarinos japoneses, todos ellos diesel eléctricos, están considerados entre los más sofisticados y letales de los que existen en el mundo de esta clase. Se trata de 10 de la clase Oyashio, más antiguos, y ocho de la modernísima clase Sōryū construidos muy recientemente, de los cuales se espera contar con 12 en total. Se trata de barcos grandes y muy potentes dotados de avanzados sistemas electrónicos y de ataque; los Sōryū cuentan con sistemas AIP. Se espera que los últimos ejemplares (aún en construcción) reemplacen el AIP por baterías de ión de litio como las que equipan móviles y ordenadores, mucho más potentes que las clásicas: esto les daría prestaciones cercanas a las de un submarino nuclear.
Precisamente un derivado de los Sōryū era uno de los principales contendientes en el programa de reemplazo de la flota de los submarinos clase Collins por parte de Australia, pero al final perdió el concurso para sorpresa de muchos. La isla-continente cuenta con seis Collins relativamente modernos, un modelo basado en el Tipo 471 sueco modificado para sus especiales necesidades, pero precisaba comenzar el proceso de reemplazo. El país necesita buques grandes y muy rápidos dada la enorme superficie a patrullar, capaces además de trabajar bien en las gélidas aguas cercanas a la Antártida y en los mares tropicales cercanos al Ecuador.
Al concurso se presentaron múltiples diseños de todo el mundo como los Sōryū adaptados y varios diseños franceses, alemanes y holandeses; la idea era presentar también el S-80 español, pero sus problemas lo hicieron imposible. Finalmente el gobierno australiano anunció el ganador en el diseño francés Shortfin Barracuda basado en los SSN de la clase Barracuda de la armada francesa pero con propulsión convencional; hay quien dice que la principal ventaja del modelo es que sería posible adaptarlo a la propulsión nuclear de ser necesario. Australia prevé construir 12 Shortfin Barracuda para que empiecen a entrar en servicio a partir de 2030; se estima que el coste total superará los 33.600 millones de euros a lo largo de la vida del programa.
Los medianos: Pakistán, Indonesia, Corea del Sur
Otros países tienen o han encargado sustanciales flotas submarinas, ya sea para no perder terreno en el vecindario, ya por sus especiales necesidades derivadas de tensiones locales con alguno de sus vecinos. Es el caso de Pakistán, cuya manifiesta rivalidad con la India ha justificado la adquisición de 8 submarinos diésel-eléctricos del modelo S-20 a China. El S-20 es un derivado de exportación del Tipo 39A chino en principio sin el sistema de propulsión AIP, aunque algunas noticias sobre la compra paquistaní indican que sus ejemplares sí lo llevarán.
La mitad de estos barcos serán construidos localmente y el resto en China. Pakistán cuenta ya en su flota con 3 Agosta 90 y 2 Agosta 70 construidos a partir de diseños franceses y trabaja en el diseño y construcción de su propio SSN, aunque no hay fecha concreta. La principal preocupación respecto a la futura flota submarina paquistaní es la posibilidad de que sea equipada con misiles de crucero con cabeza nuclear, dada la doctrina del país en este tipo de armamento.
Por número de submarinos, la flota más importante de la zona es la de Corea del Norte, que cuenta con más de 80 ejemplares, pero antiguos
Por número de submarinos, la flota más importante de la zona sería la de Corea del Norte, que cuenta con más de 80 ejemplares de diferentes tipos. Pero los barcos norcoreanos son en su mayoría casi antigüedades, de modelos soviéticos vetustos y aptos tan solo para la infiltración de comandos (muchos de ellos son muy pequeños) o para el minado de puertos y estrechos. El país intenta desarrollar un submarino lanzador de misiles balísticos, hasta ahora con poco éxito.
Su vecino y principal rival, Corea del Sur, dispone en cambio de una moderna y eficaz flota de submarinos diésel eléctricos de construcción local con nueve ejemplares de la clase Chan Bogo y otros nueve de la clase Son Won Il, basadas ambas en diseños alemanes (Tipo 209 y Tipo 214, respectivamente) pero con dispositivos AIP en el segundo caso. Los buques surcoreanos disponen de electrónica y sistemas de combate avanzados que los convierten en rivales muy poderosos; los astilleros del país incluso exportan submarinos.
Así por ejemplo Indonesia acaba de adquirir tres ejemplares (con nueve más por confirmar) de los Chang Bogo modificado construidos en Corea del Sur. El país dispone de dos submarinos de la clase Cakra construidos en los setenta y ochenta también a partir del Tipo 209 alemán modificado, de modo que las cuestiones de mantenimiento, logística y entrenamiento no deberían ser complicadas; ambos buques fueron recientemente modernizados.
Por último, Vietnam ha encargado recientemente toda una flota submarina para proteger su amplia costa, situada toda ella mirando al Mar de China Meridional que China reivindica como propio. El país ha adquirido cinco ejemplares de una variante mejorada de la clase Kilo rusa con opción a una sexta unidad, lo que le convertirá en una fuerza a tener en cuenta en el área. Algo especialmente importante dado que ya ha tenido guerras con su inmenso vecino, y no hace tanto tiempo.
Los pequeños: Taiwán, Malasia, Tailandia
Otros países más pequeños de la región también han decidido rearmarse en el ámbito submarino para protegerse del diluvio que viene. Al fin y al cabo el mejor arma antisubmarina es otro submarino: la caza de sus congéneres está entre sus principales obligaciones, y en el caso de países como Taiwán (o República de China, como también se le conoce) el asunto es literalmente de vida o muerte. Enfrentado a una China que no reconoce su independencia y que reivindica su territorio como propio Taiwán tiene serios problemas para comprar armamento en el mercado mundial ya que los compradores suelen ser presionados por China para bloquear las ventas.
Solo EEUU, y con sus propios condicionamientos internos, atiende las peticiones taiwanesas, lo cual se convierte en un drama en el caso de su urgente necesidad de submarinos diésel eléctricos, ya que Estados Unidos no los construye. Las ventas de este tipo de material han sido siempre canceladas, de modo que hoy Taiwán dispone de dos submarinos clase Hai-Shih, que son de la clase Tench de la época de la Segunda Guerra Mundial remozados y solo sirven como buques escuela, y dos clase Chien Lung construidos en los años 80 a partir del modelo Zwaardvis holandés que están siendo reacondicionados. El país quiere desarrollar su propio diseño, pero de momento carece de la tecnología necesaria.
Los océanos Índico y Pacífico van a tener en las próximas décadas mucho más tráfico debajo de las olas que casi encima de ellas
Lo mismo le ocurre a Malasia, que tan solo dispone de dos submarinos con un diseño basado en los Scorpène franceses que fueron construidos a partir de 2002 con participación de la española Navantia. La ciudad-estado de Singapur tampoco construye sus buques sumergibles, pero compró en la década de los noventa cuatro viejos clase Challenger suecos con más de 40 años de edad para iniciar la creación de un arma submarina; en 2005 se compraron 4 ejemplares de la clase Archer(ex-Västergötland en la marina sueca) y en 2015 se retiraron dos Challenger. Los Archer, que tenían más de 20 años de edad, disponen de sistemas AIP y de sonares y sistemas de combate modernos. Pero la verdadera capacidad llegará de la mano de los dos ejemplares del tipo 218SGque Singapur ha encargado a Alemania para incorporarse a su flota hacia 2020. El acuerdo está valorado en más de 1.000 millones de dólares y los buques serán oceánicos y dispondrán tanto de AIP como de sistemas de combate avanzados.
Los dos últimos de la lista son países que quisieran tener, pero todavía no tienen, submarinos, como son Filipinas y Tailandia. Filipinas, con una economía muy débil y unas fuerzas armadas con limitado presupuesto, ha mostrado su interés por desarrollar un arma submarina, pero sin que por el momento haya habido ninguna acción concreta al respecto. Tailandia, por su parte, lleva desde la década de los 90 negociando con diferentes países la compra de submarinos, legando en varias ocasiones a anunciar un trato que más tarde se canceló. La última vez fue la compra de tres S-20, la versión de exportación del Tipo 039A chino (esta vez sin AIP), pero una vez más a finales de 2015 parece que el acuerdo está paralizado. Tailandia tuvo un escuadrón submarino desde 1938 con cuatro ejemplares de la clase Matchanu fabricados por Japón, pero el grupo fue disuelto tras un intento de golpe de estado en 1951.
Lo que sí es seguro es que las aguas de los océanos Índico y Pacífico, y de los mares intermedios que los separan, van a tener en las próximas décadas mucho más tráfico debajo de las olas que casi encima de ellas. Porque el ritmo de compra de submarinos está resultando frenético.
Por Pepe Cervera
China flexiona sus músculos militares, de eso nadie duda, y como consecuencia su política exterior se hace cada vez más agresiva. En ninguna parte se nota tanto esta nueva postura militar como en el Mar de China Meridional, donde una vaga y dudosa reclamación territorial basada en un mapa de tiempos de la Segunda Guerra Mundial con difícil encaje en la legislación marítima internacional tiene a todos los países de los alrededores alborotados. La consecuencia de este endurecimiento de posturas ha sido la que cabía prever: el inicio de una desbocada carrera armamentística en la zona. Y como se trata de una región marítima por excelencia y con enormes distancias a considerar el tipo de buque elegido ha sido el barco de guerra ‘furtivo’ por excelencia: el submarino.
En los últimos años, la región de Asia, y el sureste asiático en particular, está siendo un chollo para los astilleros fabricantes de submarinos con decenas de pedidos y concursos casi en cada país de la zona. Lo cual supone muchos miles de millones de dólares, aunque no solo eso: en los acuerdos de venta de armamento siempre hay un componente estratégico.
El submarino es el arma perfecta para hacer olas en esta zona del planeta con una inversión mínima. Y si no que se lo pregunten a los japoneses, que en la Segunda Guerra Mundial perdieron casi entera su marina mercante ante los ataques de los submarinos estadounidenses, que también dañaron (y mucho) a la Armada Imperial. Sigilosos y letales, dotados con armamento moderno de misiles y torpedos pesados y con sensores (sonares avanzados, sistemas de comunicaciones, radares) con los que sus antepasados no hubiesen podido soñar siquiera el submarino moderno es un arma muy peligrosa.
Misiles de crucero bajo el océano
En especial los actuales submarinos diésel eléctricos (SSK) que son silenciosos y difíciles de detectar, sobre todo en las agitadas aguas cercanas a las costas. Y sobre todos ellos los dotados de sistemas del tipo AIP (Air Independent Propulsion, propulsión independiente del aire) que les permite estar sumergidos durante días y hasta semanas; casi como un submarino nuclear de ataque (SSN), pero sin el enorme coste y el ruido basal de estos.
Prueba de un misil balístico submarino lanzado por Corea del Norte. (Foto: Reuters)
La posibilidad de añadirles tubos lanzamisiles del tipo VLS (Vertical Launch System) que les permiten lanzar misiles de crucero sin reducir la dotación de torpedos o la capacidad de transportar comandos multiplican su utilidad. No olvidemos que submarinos de este tipo han sido capaces más de una vez de dar buenos sustos a flotas de portaaviones estadounidenses en maniobras: los SSK de última generación, bien tripulados y usados son mortíferos en aguas someras y peligrosos en cualquier circunstancia, en especial si disponen de AIP.
Eso sí, su tecnología no está al alcance de cualquier país: solo unos pocos tienen la capacidad industrial y la tradición que les permite ofrecer en el mercado este tipo de armas. Por eso el mercado internacional de submarinos es muy animado, con la participación de países inesperados y la virtual ausencia de algunos de los principales vendedores de armamento del planeta: los EEUU dejaron de construir submarinos diésel eléctricos hace décadas (su flota es 100% nuclear), y por tanto están fuera del grupo de vendedores.
Los países mejor armados en el ámbito submarino son también los más poderosos de la zona y los que poseen una tradición naval más antigua
En el que sí aparecen países como Suecia, Holanda, Corea del Sur y (sobre todo) Alemania y Francia, además de Rusia y China. El malhadado proyecto del S-80 fue el fallido intento de la industria naval española, tradicional cooperadora con Francia en este aspecto, por entrar en este selecto club con un diseño propio. Su bien publicitado fracaso acabó con cualquier posibilidad a este respecto.
Los grandes: China, Rusia, India, Japón y Australia
Los países mejor armados en el ámbito submarino son también los más poderosos de la zona y los más pudientes, además de los que poseen una tradición naval más antigua. Dos de ellos pueden considerarse una potencia en declive (Rusia) o no interesada en la agresión (Japón), mientras que los otros dos están claramente en auge: China y la India. Por su parte, Australia está en mitad de la zona y se ve afectado por lo que allí ocurre. En los últimos años el despliegue militar chino ha sido el mayor de la región en todas las armas, pero las especiales características de su posición geográfica y de sus necesidades defensivas han concentrado en la marina y sobre todo en el arma submarina una considerable parte de su esfuerzo.
China ha sido tradicionalmente un estado insular en el sentido estratégico con escaso o nulo apetito por la proyección de poder a grandes distancias y preocupado ante todo de defender sus propias costas. Hoy esto está cambiando muy rápidamente según continúa el despegue económico de la economía china, que depende del transporte marítimo para mantenerse y crecer. Por eso las agresivas reivindicaciones sobre el Mar de China Meridional, un área que concentra una enorme cantidad de tráfico de mercancías y materias primas con destino a China o procedentes de allí. El país en su proyección marítima está separado de las aguas abiertas por cadenas de islas que están en manos de potenciales adversarios y cuyos estrechos tendrían que atravesar sus buques para ganar el Pacífico o el Índico. Así pedazos de roca dispersos en el mar como las islas Babuyan, al norte de Filipinas, o las Ryuku al sur de Japón se convierten en puntos clave de control. De ahí la importancia de los submarinos.
Submarino chino de la Song, Tipo 039. (Foto: Wikimedia Commons)
Entre ellos destacan 13 de los modernos clase Song (Tipo 039) y 15 de la clase Yuan (Tipo 039A) diseñados y construidos en la propia China, estos últimos equipados con sistemas AIP. Sobre su letalidad baste destacar que en 2006 un clase Song emergió a distancia de tiro del portaviones estadounidense Kitty Hawk, hasta donde había llegado sin ser detectado, mientras navegaba en el Mar Oriental de China. Además China cuenta con 12 clase Kilo de diseño ruso y 17 del Tipo 035, estos últimos derivados de un venerable diseño soviético. En todo caso una flota peligrosa en las aguas cercanas a la costa y capaz de dificultar el uso de amplias áreas a grupos de portaaviones enemigos.
El gran rival de China por el control de las rutas de navegación, pero desde el otro lado, es la India. Menos desarrollado económicamente y con una infraestructura industrial de inferior calidad la India tiene que atender a sus intereses en ambas orillas del Índico, pero mantiene una rivalidad con China que ha llegado a calentarse en forma de algo más que escaramuzas fronterizas en alguna ocasión. La India no dispone aún de capacidad nuclear en SLBMs, aunque cuenta con un ejemplar de la clase Arihant con la que pretende disponer de ella; deberá construir al menos tres buques más para conseguirlo. Además el país cuenta con un SSN ruso de clase Akula en alquiler y ha solicitado otro; la idea es entrenar tripulaciones y técnicos en su uso para después desarrollar un proyecto propio de SSN del que construir seis ejemplares.
Rusia cuenta con dos submarinos nucleares de misiles balísticos clase Borei, además de tres viejos Delta III de construcción soviética
En cuanto a submarinos diésel eléctricos la India dispone de seis ejemplares de la clase Kalvari, un diseño basado en los Scorpène franceses y dotado de sistema AIP, y planea construir localmente otros seis barcos del Proyecto 75I basados en un diseño extranjero que aún no ha sido licitado. Los submarinos del proyecto 75I contarán con propulsión AIP y probablemente con VLS. Además de estos buques modernos la India cuenta con nueve submarinos de la clase Sindhughosh basados en el Kilo ruso y cuatro de la clase Shinshumar basados en el Tipo 209 alemán. Dada la posición geográfica del país en el Índico la corta autonomía relativa de estos barcos no les resta capacidad, aunque para proyectarse hacia los estrechos de Malaca y el Mar de China Meridional la India necesitará esos SSN.
Rusia cuenta con una importante presencia en el Pacífico, aunque no tanto como en la época de la Unión Soviética: la flota de aquel océano ha sufrido serios recortes derivados de la crisis económica que vive en país. A pesar de ello cuenta con dos submarinos nucleares de misiles balísticos clase Borei, la más moderna con la que cuenta, además de tres viejos Delta III de construcción soviética. También tiene seis submarinos nucleares de misiles de crucero (SSGN) clase Oscar II, un diseño pensado para atacar grupos de portaviones estadounidenses durante la Guerra Fría, y al menos cuatro ejemplares de submarinos nucleares de ataque clase Akula II y un Akula I. La flota de SSK consta de ocho submarinos clase Kilo, considerados entre los diseños más capaces de submarino convencional de origen ruso.
Submarino eléctrico indio de la clase Kalvari. (Foto: Wikimedia Commons)
Es por ello que los 20 submarinos japoneses, todos ellos diesel eléctricos, están considerados entre los más sofisticados y letales de los que existen en el mundo de esta clase. Se trata de 10 de la clase Oyashio, más antiguos, y ocho de la modernísima clase Sōryū construidos muy recientemente, de los cuales se espera contar con 12 en total. Se trata de barcos grandes y muy potentes dotados de avanzados sistemas electrónicos y de ataque; los Sōryū cuentan con sistemas AIP. Se espera que los últimos ejemplares (aún en construcción) reemplacen el AIP por baterías de ión de litio como las que equipan móviles y ordenadores, mucho más potentes que las clásicas: esto les daría prestaciones cercanas a las de un submarino nuclear.
Precisamente un derivado de los Sōryū era uno de los principales contendientes en el programa de reemplazo de la flota de los submarinos clase Collins por parte de Australia, pero al final perdió el concurso para sorpresa de muchos. La isla-continente cuenta con seis Collins relativamente modernos, un modelo basado en el Tipo 471 sueco modificado para sus especiales necesidades, pero precisaba comenzar el proceso de reemplazo. El país necesita buques grandes y muy rápidos dada la enorme superficie a patrullar, capaces además de trabajar bien en las gélidas aguas cercanas a la Antártida y en los mares tropicales cercanos al Ecuador.
Al concurso se presentaron múltiples diseños de todo el mundo como los Sōryū adaptados y varios diseños franceses, alemanes y holandeses; la idea era presentar también el S-80 español, pero sus problemas lo hicieron imposible. Finalmente el gobierno australiano anunció el ganador en el diseño francés Shortfin Barracuda basado en los SSN de la clase Barracuda de la armada francesa pero con propulsión convencional; hay quien dice que la principal ventaja del modelo es que sería posible adaptarlo a la propulsión nuclear de ser necesario. Australia prevé construir 12 Shortfin Barracuda para que empiecen a entrar en servicio a partir de 2030; se estima que el coste total superará los 33.600 millones de euros a lo largo de la vida del programa.
Submarino ruso de la clase Delta IV. (Foto: Wikimedia Commons)
Los medianos: Pakistán, Indonesia, Corea del Sur
Otros países tienen o han encargado sustanciales flotas submarinas, ya sea para no perder terreno en el vecindario, ya por sus especiales necesidades derivadas de tensiones locales con alguno de sus vecinos. Es el caso de Pakistán, cuya manifiesta rivalidad con la India ha justificado la adquisición de 8 submarinos diésel-eléctricos del modelo S-20 a China. El S-20 es un derivado de exportación del Tipo 39A chino en principio sin el sistema de propulsión AIP, aunque algunas noticias sobre la compra paquistaní indican que sus ejemplares sí lo llevarán.
La mitad de estos barcos serán construidos localmente y el resto en China. Pakistán cuenta ya en su flota con 3 Agosta 90 y 2 Agosta 70 construidos a partir de diseños franceses y trabaja en el diseño y construcción de su propio SSN, aunque no hay fecha concreta. La principal preocupación respecto a la futura flota submarina paquistaní es la posibilidad de que sea equipada con misiles de crucero con cabeza nuclear, dada la doctrina del país en este tipo de armamento.
Por número de submarinos, la flota más importante de la zona es la de Corea del Norte, que cuenta con más de 80 ejemplares, pero antiguos
Por número de submarinos, la flota más importante de la zona sería la de Corea del Norte, que cuenta con más de 80 ejemplares de diferentes tipos. Pero los barcos norcoreanos son en su mayoría casi antigüedades, de modelos soviéticos vetustos y aptos tan solo para la infiltración de comandos (muchos de ellos son muy pequeños) o para el minado de puertos y estrechos. El país intenta desarrollar un submarino lanzador de misiles balísticos, hasta ahora con poco éxito.
Su vecino y principal rival, Corea del Sur, dispone en cambio de una moderna y eficaz flota de submarinos diésel eléctricos de construcción local con nueve ejemplares de la clase Chan Bogo y otros nueve de la clase Son Won Il, basadas ambas en diseños alemanes (Tipo 209 y Tipo 214, respectivamente) pero con dispositivos AIP en el segundo caso. Los buques surcoreanos disponen de electrónica y sistemas de combate avanzados que los convierten en rivales muy poderosos; los astilleros del país incluso exportan submarinos.
Así por ejemplo Indonesia acaba de adquirir tres ejemplares (con nueve más por confirmar) de los Chang Bogo modificado construidos en Corea del Sur. El país dispone de dos submarinos de la clase Cakra construidos en los setenta y ochenta también a partir del Tipo 209 alemán modificado, de modo que las cuestiones de mantenimiento, logística y entrenamiento no deberían ser complicadas; ambos buques fueron recientemente modernizados.
El submarino japonés Hakuryū, de la clase Sōryū. (Foto: Wikimedia Commons)
Los pequeños: Taiwán, Malasia, Tailandia
Otros países más pequeños de la región también han decidido rearmarse en el ámbito submarino para protegerse del diluvio que viene. Al fin y al cabo el mejor arma antisubmarina es otro submarino: la caza de sus congéneres está entre sus principales obligaciones, y en el caso de países como Taiwán (o República de China, como también se le conoce) el asunto es literalmente de vida o muerte. Enfrentado a una China que no reconoce su independencia y que reivindica su territorio como propio Taiwán tiene serios problemas para comprar armamento en el mercado mundial ya que los compradores suelen ser presionados por China para bloquear las ventas.
Solo EEUU, y con sus propios condicionamientos internos, atiende las peticiones taiwanesas, lo cual se convierte en un drama en el caso de su urgente necesidad de submarinos diésel eléctricos, ya que Estados Unidos no los construye. Las ventas de este tipo de material han sido siempre canceladas, de modo que hoy Taiwán dispone de dos submarinos clase Hai-Shih, que son de la clase Tench de la época de la Segunda Guerra Mundial remozados y solo sirven como buques escuela, y dos clase Chien Lung construidos en los años 80 a partir del modelo Zwaardvis holandés que están siendo reacondicionados. El país quiere desarrollar su propio diseño, pero de momento carece de la tecnología necesaria.
Los océanos Índico y Pacífico van a tener en las próximas décadas mucho más tráfico debajo de las olas que casi encima de ellas
Lo mismo le ocurre a Malasia, que tan solo dispone de dos submarinos con un diseño basado en los Scorpène franceses que fueron construidos a partir de 2002 con participación de la española Navantia. La ciudad-estado de Singapur tampoco construye sus buques sumergibles, pero compró en la década de los noventa cuatro viejos clase Challenger suecos con más de 40 años de edad para iniciar la creación de un arma submarina; en 2005 se compraron 4 ejemplares de la clase Archer(ex-Västergötland en la marina sueca) y en 2015 se retiraron dos Challenger. Los Archer, que tenían más de 20 años de edad, disponen de sistemas AIP y de sonares y sistemas de combate modernos. Pero la verdadera capacidad llegará de la mano de los dos ejemplares del tipo 218SGque Singapur ha encargado a Alemania para incorporarse a su flota hacia 2020. El acuerdo está valorado en más de 1.000 millones de dólares y los buques serán oceánicos y dispondrán tanto de AIP como de sistemas de combate avanzados.
Los dos últimos de la lista son países que quisieran tener, pero todavía no tienen, submarinos, como son Filipinas y Tailandia. Filipinas, con una economía muy débil y unas fuerzas armadas con limitado presupuesto, ha mostrado su interés por desarrollar un arma submarina, pero sin que por el momento haya habido ninguna acción concreta al respecto. Tailandia, por su parte, lleva desde la década de los 90 negociando con diferentes países la compra de submarinos, legando en varias ocasiones a anunciar un trato que más tarde se canceló. La última vez fue la compra de tres S-20, la versión de exportación del Tipo 039A chino (esta vez sin AIP), pero una vez más a finales de 2015 parece que el acuerdo está paralizado. Tailandia tuvo un escuadrón submarino desde 1938 con cuatro ejemplares de la clase Matchanu fabricados por Japón, pero el grupo fue disuelto tras un intento de golpe de estado en 1951.
Lo que sí es seguro es que las aguas de los océanos Índico y Pacífico, y de los mares intermedios que los separan, van a tener en las próximas décadas mucho más tráfico debajo de las olas que casi encima de ellas. Porque el ritmo de compra de submarinos está resultando frenético.
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