Tras el anuncio de que se construirá en China un buque polar, TSS habló con el Ministerio de Defensa para saber por qué no se lo puede fabricar en la Argentina tras la experiencia en la reconstrucción del rompehielos Irizar.
Agencia TSS - El reciente anuncio de que se construirá un buque polar para la Armada en China hizo que TSS quisiera hablar con autoridades del Ministerio de Defensa para saber por qué no se lo puede fabricar localmente, tras lo aprendido en la reconstrucción del rompehielos Almirante Irizar. En otras oportunidades, funcionarios de la Armada afirmaron que parte de los retrasos que hubo en la reconstrucción del Irizarobedecieron a que el astillero Tandanor debía adquirir conocimientos nuevos y capacitar al personal.
La decisión de comprar el nuevo buque a China, según el subsecretario de Investigación, Desarrollo y Producción del Ministerio de Defensa, Leandro Navarro, es parte de un acuerdo mayor con ese país, ya que el convenio incluye también la construcción de cuatro a seis remolcadores y cuatro patrulleros oceánicos. “La negociación involucra a Tandanor y a muchas empresas del sector naval y metalmecánico”, sostiene el funcionario. Y agrega: “El volumen de lo que se está negociando con China involucra muchísimo trabajo que va a venir para acá en construcciones navales vinculado a estos productos. Todavía se está negociando qué se va a hacer en un lado y qué en el otro, pero hay que buscar un esquema razonable en esa división”.
Para Navarro, “aunque el buque polar se construyera en China, la carga de trabajo que va a venir a la Argentina será lo suficientemente grande como para que Tandanor no pueda manejarla por sí solo. Es imposible pensar que se podría hacer todo acá en los tiempos en los que se requiere. Tampoco sería lógico agrandar tanto a Tandanor, ya que no sería posible mantener esa carga de trabajo en el largo plazo”.
Actualmente, Tandanor está trabajando a plena capacidad en el área de reparación de barcos pero tiene capacidad ociosa para la construcción de nuevos buques. Es por eso que a finales de 2014 se firmaron contratos para construcciones en ese astillero. Uno es por un buque hidrográfico para el Servicio de Hidrografía Naval que llevaría más de un año de construcción. Otro, para la construcción de un remolcador para la Armada, que llevaría alrededor de dos años. Se espera que, concluidos estos proyectos, el astillero se dedique a finalizar la construcción de los barcos que vendrían de China sin terminar. El convenio con este país preveía que desde allí vendrían elementos que no se producen en forma local, como el acero y algunos equipos como generadores y motores. “El buque polar entrará en esa negociación general, en la que se verá cuál es el esquema más razonable para que la industria local absorba el trabajo, y la necesidad que tiene la Armada de tener esos buques”, explica Navarro.
El funcionario también afirma que hay razones que permiten proyectar la continuidad de este proyecto frente a eventuales cambios en las políticas de Estado. “Las razones prácticas tienen que ver con que va a haber contratos y obras en ejecución. Este proceso de empresas industriales públicas que traccionan a una cadena de proveedores privados atrás no va a ser fácil de desmantelar por la propia resistencia social, tanto de la empresa pública como de todos los demás”, concluye.
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