miércoles, 5 de septiembre de 2018

Un F-35C resulta dañado por un Súper Hornet durante el reabastecimiento aéreo sobre el mar.


Un F-35C Lightning II Joint Strike Fighter que volaba desde el USS Abraham Lincoln (CVN-72) sufrió daños durante un ejercicio de reabastecimiento aéreo sobre el Atlántico, considerado como el primer gran percance de vuelo para la versión de portaaviones del JSFde la Marina.

El motor de un avión F-35C perteneciente al Escuadrón de Cazas de Ataque (VFA) 125 sufrió daños la pasada semana mientras recibía combustible desde un F/A-18F Súper Hornet  del 103 Escuadrón, según confirmaron los oficiales de la Armada al diario del Instituto Naval de Estados Unidos. Los restos de una cesta de reabastecimiento de combustible aéreo fueron adsorbidos por la tobera de entrada de aire del motor del F-35C, lo que provocó el daño, dijo ayer martes Dave Hecht, portavoz del Atlantic Naval Air Forces Atlantic.

Ambos cazas pudieron aterrizar con seguridad: el Súper Hornet voló a la Estación Aérea Naval de Oceana, en Virginia, mientras que el F-35C regresó al Lincoln. No se registraron heridos y el incidente está siendo investigado, dijo Hecht.

Los daños sufridos por el F-35C han sido considerados como de Clase A, el tipo más importante para un avión militar. Un incidente se clasifica como Clase A cuando un avión sufre más de 2 millones de dólares en daños, está totalmente destruido o implica una lesión grave o mortal para la tripulación. El daño del F-35 estaba por encima del umbral de los 2 millones, dijo Hecht. Un nuevo motor F135 para el JSF cuesta alrededor de 14 millones de dólares, según el contrato más reciente adjudicado con el constructor de motores Pratt & Whitney.

El Super Hornet también sufrió daños, pero fueron catalogados  como un accidente de Clase C porque no hubo heridos y el coste total estimado de los daños a la aeronave se estimaban entre 100.000 y 500.000 dólares, dijo Hecht.
 Un F-35C Lightning II asignado a los “Rough Raiders” del Strike Fighter Squadron (VFA) 125 se sienta en la cubierta de vuelo antes de las operaciones de vuelo a bordo del portaaviones de la clase Nimitz USS Abraham Lincoln (CVN-72). Foto de la marina

El F-35 estaba volando en un ejercicio integrado de pruebas de alas aéreas a bordo del Lincoln que los oficiales de la Marina describieron como una validación de cómo opera la aeronave, y cómo se mantiene en el mar. Esta primera prueba de operaciones en el mar para el F-35C, lanzando y recuperando junto con los Súper Hornets, Hawkeye E-2D Advanced y los C-2A Greyhounds, es un primer indicio de cómo será la futura ala aérea una vez que el F- 35C alcance la capacidad operativa inicial y se encuentre en un campo de acción más amplio.

La prueba está sirviendo a la Armada como una forma de medir las capacidades del F-35C “cómo se integra con el barco, cómo interactúa con las comunicaciones, los enlaces de datos y otros aviones, y luego cómo llevamos a cabo la misión y nos conectamos con los otros aviones de la misión”, explicó el contraalmirante Dale Horan, director de Integración de la Flota de Combate de Ataque Conjunta para la Armada, a los periodistas durante un evento de prensa a bordo del Lincoln .

Los dos Escuadrones F-35Cs que operan en el Lincoln tienen su base en la Estación Aérea Naval de Lemoore, en California.

La Armada espera alcanzar la capacidad operativa inicial (IOC) para el F-35C en febrero de 2019. Sin embargo, antes de llegar a la IOC, el F-35C deberá realizar una prueba operativa inicial formal y un evento de evaluación en el mar, que se espera que ocurra en el otoño de este año.

La Marina también deberá demostrar que puede manejar, entrenar, equipar y operar 10 F-35Cs en el mar, además de establecer una red de apoyo apropiada para suministrar piezas y personal, antes de declarar la IOC.

Ben Werner

Estados Unidos recibe un radar de defensa aérea avanzado de Ucrania.


El ejército de los EE. UU. recibió un sistema avanzado de radar de defensa aérea que compró a Ucrania, luego de que una empresa supuestamente vinculada a Rusia intentara bloquear la venta.  El Centro de Comando de Contratación del Ejército de EE. UU. en Orlando, Florida, recibió el sistema de radar móvil 3D de la empresa estatal ucraniana SFTC "Progress", según ImportGenius, una compañía con sede en Arizona que rastrea la actividad de importación / exportación en varios muelles de embarque. El radar 36D6M1-1, desarrollado por el Complejo Científico y de Producción de propiedad estatal de Ucrania "Iskra", está diseñado para ser utilizado en sistemas modernos de defensa antiaérea y sistemas de defensa antiaérea. La función principal del radar 3D es detectar objetivos aéreos de bajo vuelo bajo interferencia activa y pasiva.

También se puede usar para controlar el tráfico aéreo militar y civil.  El Blog de Defensa, el primer sitio web en reportar la historia, escribió el lunes que el Ejército de los EE. UU. iba a analizar el sistema y probablemente lo usaría para simular equipos de la fuerza opositora (OPFOR) en entrenamiento. Llamado "Tin Shield" por la OTAN, el sistema de radar altamente móvil se ha utilizado en variantes del sistema de defensa aérea ruso S300.  Muchos países, incluidos Irán, China y Rusia, están operando actualmente diferentes iteraciones del sistema de defensa aérea.  Defense Blog escribió que una compañía "asociada con Rusia" había tratado de impedir que Iskra vendiera el sistema a los EE.UU., argumentando que no había pagado las regalías por el uso de tecnologías patentadas.  Se sabe que Rusia desarrolló sofisticadas tecnologías de radar para sus sistemas de defensa aérea, lo que les permite detectar y apuntar a aviones y misiles de varios tipos en altitudes cada vez más altas.

Fuente: https://www.presstv.com/

La cuestión de las Fuerzas Armadas en América Latina

El papel que deben desempeñar las fuerzas armadas en América Latina y el que no deben asumir ha sido en los últimos años objeto de discusión creciente. En un escenario regional falto de amenazas bélicas entre vecinos, en ausencia de políticas y compromisos internacionales que obliguen a grandes esfuerzos en despliegues internacionales en escenarios lejanos y ajenos, y con marcos presupuestarios destinados a  la defensa relativamente limitados, pero que supone un considerable esfuerzo inversor y de gasto para las economías de la región, los ojos de los gobiernos de buen número de países latinoamericanos se han ido volviendo hacia las fuerzas armadas en búsqueda de una nueva utilidad social de las capacidades militares.

Así, durante los últimos años la incursión directa de las mexicanas en la lucha contra el terrible azote del narcotráfico ha monopolizado este debate, puntualmente también abierto en Brasil cuando, desbordados los cuerpos policiales, se ha tenido que recurrir a los militares en situaciones de crisis, con las favelas de Río de Janeiro como principal marco, llegándose a entregar el control de la seguridad de la gran urbe brasileña al propio Ejército. Quienes se oponen a que las fuerzas armadas asuman este rol principal frente al narcotráfico argumentan que se trata de una grave violación de derechos civiles y rememoran épocas pretéritas de dictaduras militares.

Por el contrario, la creciente implicación de las fuerzas armadas y sus medios en situaciones de emergencia goza de consenso político y amplio respaldo social. Frente al cuestionamiento de la presencia de los uniformados en las calles en misiones de seguridad interna, son vistos como ángeles salvadores por la ciudadanía cuando las catástrofes naturales, frecuentes en la región, exigen un refuerzo extraordinario para socorrer al pueblo. Que la compra de pertrechos militares responda a las necesidades para acometer acciones de este tipo es igualmente acogida con satisfacción por la opinión pública: satélites, aviones multipropósito, que puedan transportar ayuda humanitaria o apagar incendios, navíos para las armadas que permitan llevar operativos médicos donde se precise…

Se buscan medios polivalentes, esos que ofrecen disuasión y capacidad de defensa y, a la vez, desempeñan un cometido social, en tanto resultan claves ante escenarios de crisis. Los cambios que Mauricio Macri quiere impulsar en Defensa y que implican la habilitación para que sus Fuerzas Armadas participen en tareas de seguridad interior han sumido ahora a Argentina en esta controversia. El Gobierno busca avanzar en un  plan de modernización de los tres ejércitos, escenario en el que se quiere reforzar su participación en el combate contra el narcotráfico, un problema latente y bajo serio  riesgo de expansión en el país.

En lo que el presidente argentino ha definido como otorgar a los militares capacidad para brindar apoyo logístico en la zona de fronteras e intervenir frente a la protección de eventos de carácter estratégico, la oposición política y organizaciones sociales ven una clara intención de militarizar el país o justificar la injerencia militar en la represión social. Debatir el asunto desde la realidad actual y pasar de una vez página al pasado sería la más sensata manera de afrontar la cuestión.

Defensa

Por qué EE.UU. está pendiente de cómo le va a la Argentina

La relación Trump-Macri

Washington necesita moderar la influencia china en Sudamérica, alejar el fantasma del populismo y evitar un escenario caótico en el G-20 de Buenos Aires

Los presidentes Donald Trump y Mauricio Macri en un encuentro bilateral en Washington,
 en abril de 2017. REUTERS/Kevin Lamarque

Por Paula Lugones - Clarín

No es habitual que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emita un comunicado de apoyo tan explícito a un gobierno en aprietos. Después de una llamada de 15 minutos con su colega Mauricio Macri, fue difundido por la Casa Blanca a nombre personal del mandatario estadounidense, lo que se interpreta, más allá de las palabras, como un respaldo contundente.

Trump resaltó que Macri está haciendo un “trabajo excelente en esta difícil situación económica y financiera”. “Tengo confianza en el liderazgo de Macri y aliento y apoyo fuertemente su compromiso con el FMI para fortalecer las políticas monetarias y fiscales argentinas para afrontar los actuales desafíos económicos”, señaló el comunicado, minutos antes de que el ministro Nicolás Dujovne ingresara a la sede del Fondo para negociar el anticipo de un desembolso para cerrar las cuentas en 2019 e intentar aquietar a los mercados.
Los presidentes Donald Trump y Mauricio Macri, durante una reunión 
bilateral en la Casa Blanca, en abril de 2017.

Si bien Trump y Macri se conocen desde los tiempos en que el estadounidense era un magnate inmobiliario de Nueva York y el argentino era el joven heredero de la empresa constructora, la cuestión va más allá de lo personal. Trump confía mucho en las relaciones interpersonales: aprecia sinceramente a Macri y le gusta su perfil de gestión pragmática y empresarial. Pero Estados Unidos necesita además cuidar la relación con la Argentina y que a Macri le vaya bien con sus reformas económicas.

La llegada de Macri a la Rosada significó el reverdecimiento de las relaciones bilaterales congeladas durante el kirchnerismo, que veía a Estados Unidos como el “imperio” a denostar. Pero aquí se entiende también que Macri es la punta de lanza de un movimiento que en el continente frenó al populismo en varios países de la región, una clara preocupación de Washington, que ve en Venezuela un fantasma que no quiere que se replique en el continente.

Por eso Estados Unidos necesita que a la Argentina le vaya bien económicamente y que no haya “riesgos de volver al pasado”. Durante años, Washington estuvo mirando hacia otro lado y ahora necesita consolidar sus negocios en la región y evitar la predominancia china, que con cash e inversiones en infraestructura ocupó un espacio que la Casa Blanca cedió. La reciente gira del secretario estadounidense de Defensa, James Mattis, a Brasil, Argentina, Chile y Colombia confirma también esa preocupación.

Además, en noviembre Buenos Aires albergará la Cumbre del G-20 y lo que menos quiere Estados Unidos es un escenario caótico allí. En este marco se trabaja en otro fuerte gesto de respaldo: una visita de Estado –sería la primera a Sudamérica— de Trump con Macri en la Rosada, poco antes del inicio formal del G-20.

El Pentágono y América Latina

En materia militar, EE.UU sigue siendo el líder en América Latina. Aceptar que las amenazas de China, Rusia e Irán en el área son alarmantes es resignarse al diagnóstico de Washington en defensa y seguridad. 

Oscar Aguad, ministro de Defensa, recibe a su par de Estados Unidos, James Mattis, en su visita a la Argentina en agosto de 2018. Foto Lucía Merle.

Por Juan Gabriel Tokatlian - Clarín

Algunos expertos y observadores de las relaciones militares interamericanas tienden a repetir dos inexactitudes: confunden pronunciamientos diplomáticos con realidades militares y estiman que el avance militar de China, Rusia, Irán e India estaría generando un desequilibrio dramático en desmedro de Washington.

En efecto, a pesar de que en 2013 el Secretario de Estado, John Kerry, anunció el fin de la Doctrina Monroe, en la práctica, el Departamento de Defensa y en especial el Comando Sur, han reafirmado su primacía en América Latina. De otra parte, a pesar de que no hay duda de que el crecimiento económico chino está siendo acompañado por una incipiente proyección de poder militar más allá de su área de influencia regional, salvo por sus exportaciones de armas (y promesas de provisión) a Venezuela su incidencia militar efectiva en América Latina es aún baja.

Es Rusia quien ha sido, entre 2013-17, el mayor proveedor de armas a Sudamérica (27%) por sobre Estados Unidos (15%) y Francia (10%). Sin embargo, su presencia e incidencia militar en América Latina como un todo es poco significativa. Los lazos entre Irán y América Latina irritan a Washington, pero Teherán carece de capacidad militar para asegurar su influjo u obstaculizar la preeminencia de EE.UU en la región. Según el especialista Sanjay Badri-Maharaj los vínculos militares entre India y América Latina son tan limitados que es una farsa hablar de ellos. En breve, la preponderancia militar de EE.UU. en la región sigue vigente y es sólida.

Ninguna potencia extra-regional, individual o conjuntamente, tiene el despliegue militar que EE.UU. detenta en la región: el Comando Sur, ubicado en Miami; la re-activación, en 2008, de la IV Flota (disuelta en 1950); bases militares (en Cuba y Honduras); localizaciones de seguridad cooperativa (en El Salvador y Aruba-Curazao) y las llamadas organizaciones de seguridad cooperativa (oficinas de cooperación en defensa, oficinas de representación en defensa, grupos de consejería en defensa militar, oficinas de coordinación en defensa) en distintos países de América Latina.

Si bien Beijing ha procurado implementar programas de cooperación en seguridad y ampliar la invitación de militares a cursos en China, lo cierto es que 75 de los 107 programas globales de asistencia militar de Washington operan en América Latina y que en 2017 se entrenaron en EE.UU. 5.361 latinoamericanos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump con el presidente de China, Xi Jinping, en noviembre de 2017 en Pekín, Foto: Ivanov Artyom/Zuma Press/DPA

China y Rusia intentan aumentar los lazos de militares a militares, pero EE.UU. tiene el Programa de Asociación de los Estados mediante el cual las Guardias Nacionales de 17 estados, más Puerto Rico y la ciudad de Washington, tienen acuerdos en materia de seguridad y defensa con 23 países latinoamericanos.

En 2016, la Argentina firmó un acuerdo con la Guardia Nacional del estado de Georgia. Beijing y Moscú prometen asistencia material en el ámbito de la defensa y seguridad, pero es Washington quien en 2018 comprometió US$ 436 millones en ayuda militar y policial. Rusia es un gran proveedor de armas a la región y China busca una mayor tajada del mercado, sin embargo, en 2018, EE.UU. le ha vendido a México un récord de US$ 1.339 millones en armamentos.

Rusia ha incrementado su relación con Venezuela a tal punto que realiza ejercicios militares que preocupan seriamente a Washington; sin embargo, el Comando Sur realiza periódicamente maniobras conjuntas con los países de América Latina a través de ejercicios tales como PANAMAX, UNITAS, Tradewinds y New Horizons. A su vez, las Special Operations Forces (SOF) han incrementado su presencia en la región. Según el investigador Nick Turse, desde 2006, el despliegue de efectivos de las SOF en el área creció de 3% a 4.39%.

De acuerdo con el informe de 2016 sobre entrenamiento de las Fuerzas de Operaciones Especiales, las Special Operations Command del Comando Sur llevaron a cabo varias maniobras con unidades regionales especializadas en tareas anti-terroristas en el marco de un cambio de foco de América Central hacia el Caribe (en especial, con República Dominicana y Trinidad y Tobago) y un creciente énfasis en América del Sur (en especial, con Brasil, Chile y Perú).

En 2017, las fuerzas especiales de Estados Unidos llevaron a cabo diversos ejercicios con las fuerzas armadas de la región: por ejemplo, y entre otros, con fuerzas navales de América Central para la interdicción de drogas; con efectivos de Colombia y Perú para tareas fronterizas en materia de narcotráfico y terrorismo y con fuerzas especiales de Chile para afrontar desafíos regionales y la preparación para distintas contingencias como las guerras urbanas.

El presupuesto operativo del Comando Sur en 2018 es de US$ 190 millones y para 2019 se estima que será de US$ 196 millones. La gravitación política de lo militar en las relaciones interamericanas es tal que antes de asumir sus respectivas presidencias en Colombia y Paraguay, Iván Duque y Mario Abdo Benitez, visitaron el Comando Sur; sitio visitado en febrero de este año por los ministros de Defensa y Seguridad de la Argentina.

En síntesis, en materia militar EE.UU. sigue siendo, sin duda, el primus inter pares en América Latina. Aceptar la idea de que las amenazas de China, Rusia e Irán en el área son alarmantes y críticas es resignarse al diagnóstico de Washington en materia de defensa y seguridad.

Juan Gabriel Tokatlian es profesor plenario Universidad di Tella

El USS John F. Kennedy (CVN 79)

El segundo portaaviones de la Armada de Estados Unidos, de la clase Gerald R.Ford, el USS John F. Kennedy (CVN 79), ha alcanzado el punto medio en su construcción y se espera que entre en servicio con la Armada para el año 2022.

El objetivo de la construcción fue alcanzado por la división Newport News Shipbuilding de Huntington Ingalls Industries (HII) con la instalación del superlift una de las unidades más grandes de a bordo.

Conocida como superlift (súper elevador), la unidad del barco de aproximadamente 905 toneladas métricas es una de las más pesadas estructuras de acero planificadas de su construcción.

El enfoque de construcción modular que utiliza el constructor naval implica unir secciones más pequeñas en trozos más grandes, llamados superrellenos, que están equipados con cableado, tuberías, ventilación y otros componentes, antes de ser elevados a su lugar en el barco.

El último superlift forma la sección de popa del barco entre la bahía del hangar y la cubierta de vuelo. Es uno de los más pesados que se utilizarán, compuesto por 19 secciones más pequeñas y con un peso de 997 toneladas. Tiene 80 pies de largo (24,40 m), unos 110 pies de ancho (34,50 m)  y cuatro cubiertas de altura.

El superlift que se compone de 19 unidades más pequeñas, permite al astillero instalar la mayoría de los equipos de utillaje, como rejillas, bombas, válvulas, paneles eléctricos, pernos de montaje y ventilación, antes de izar la estructura en el dique seco utilizando la grúa principal de 1.050 toneladas.
El enfoque modular ha permitido al constructor llegar a este punto en la construcción 14 meses antes de lo que se alcanzó en el USS Gerald R. Ford, el primer portaaviones de la clase Ford de la Armada, dijo la compañía.

“La realización de niveles más altos de pre-equipamiento representa una mejora significativa en la construcción de portaaviones, lo que nos permite construir estructuras más grandes que nunca, y proporcionar mayores ahorros de costos”, dijo en el comunicado Lucas Hicks, vicepresidente de la compañía para el programa Kennedy.
La superlift es colocada en su lugar en la sección de popa del John F. Kennedy, en agosto de 2018.

Huntington Ignalls comenzó la construcción del Kennedy en febrero de 2011 con la ceremonia del “primer corte de acero”. La quilla del barco se colocó en agosto de 2015, y el portaaviones alcanzó la marca del 50% de la construcción en junio de 2017.

El astillero dijo a principios de este año que el Kennedy alcanzó el 70% y el 75% de la terminación estructural, lo que “tiene que ver con los superelevadores y el número de estructuras erigidas para la construcción del barco”, dijo Duane Bourne, gerente de relaciones con los medios de Huntington Ignalls.

El buque ahora está programado para pasar del dique seco a un atraque de equipamiento en el último trimestre de 2019, lo que sería tres meses antes de lo previsto. Hicks dijo en abril que el Kennedy sería bautizado y lanzado al agua en noviembre de 2019 y entregado a la Marina en junio de 2022.
El USS Gerald R. Ford por primera vez en Newport News, Virginia, el 8 de abril de 2017. Departamento de Defensa de los EE.UU.

El Kennedy incluye muchas de las nuevas características instaladas en el Ford, como el Sistema de Lanzamiento Electromagnético y el Equipo de Arresto Avanzado, que ayudan a lanzar y recuperar aeronaves.

El Ford fue entregado a la Marina en junio de 2017, dos años después de lo planeado, y puesto en servicio ese año. El barco tuvo un coste de aproximadamente 12.900 millones de dólares, que fue un 23% más de lo previsto. El Ford se ha enfrentado a una serie de problemas y todavía está en proceso trabajo después de su  puesta en servicio antes de que pueda estar listo para un despliegue de combate.

El USS John F Kennedy tendrá un desplazamiento de carga completa de aproximadamente 100.000 toneladas y podrá navegar a una velocidad de más de 30 nudos. Inicialmente su coste de fabricación se ha calculado en 11.400 millones de dólares aunque después de los costes del Gerald R. Ford, se cree que esta previsión, sea superior.

La clase Gerald R. Ford estará compuesta por tres unidades: el propio Gerald R. Ford CVN-78, el USS John F. Kennedy CVN-79 y el USS Enterprise CVN-80 destinados a reemplazar algunos de los portaaviones más veteranos de la clase Nimitz.

Christopher Woody

martes, 4 de septiembre de 2018

Su-30SM actualizado con el motor AL-41F-1S

Un motor AL-41F-1S presentado en MAKS 2017 airshow

Los aviones de combate Su-30SM mejorados estarán equipados con motores turborreactores de aviones Su-35S, dijo la compañía de fabricación de motores Ufa (ODK-UMPO) en su documento presentado al concurso Aviastroitel of the Year.

"Con el fin de unificar los motores suministrados a las Fuerzas Aeroespaciales con aviones Su-35S de Irkut Corporation, la Compañía Sukhoi y ODK-UMPO se dedican a la I + D para modernizar el Su-30SM con el motor AL-41F-1S ", dijo.

El motor de avión AL-41F-1S (también llamado "artículo 117S") es un motor turboventilador modular de dos ejes con control de vector de empuje y control digital integrado. Ofrece un empuje militar de poscombustión completo de 14000 kgf.

El Su-30SM multirol y súper maniobrable está equipado con un radar de antena en fase y aletas horizontales frontales. Actualmente tiene el motor AL-31FP que es un desarrollo del AL-31F básico. Se distingue por un propulsor orientable y un mayor recurso.

Su-35S es un avión de combate multirol de generación 4 +++. Tiene un motor AL-41F-1S que desarrolla velocidad supersónica sin aumento.

La Fuerza Aérea de EE. UU. seleccionará el nuevo avión de entrenamiento en sólo unas semanas.

La Fuerza Aérea de Estados Unidos adjudicará en breve un contrato potencial de 16.000 millones de dólares para construir 350 aviones de entrenamiento de próxima generación, a uno de los tres equipos de aviones que compiten en el concurso.
Según las informaciones facilitadas, la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) seleccionará un nuevo avión de entrenamiento en pocas semanas. La USAF espera la adjudicación de un contrato para el sistema de entrenamiento avanzado de pilotos para reemplazar los veteranos Northrop T-38 Talon antes del 30 de septiembre.

La Fuerza Aérea ha recibido propuestas finales de la alianza Boeing-Saab, Leonardo DRS y el equipo de Industrias Aeroespaciales Lockheed Martin-Korea  compitiendo por un posible contrato de 16.000 millones de dólares para construir el próximo avión de entrenamiento del servicio militar.
La rama militar de los EE. UU. originalmente planeó adjudicar el contrato del programa T-X a finales de 2017, y luego retrasó su fecha de anuncio hasta marzo de 2018.

Con respecto a las propuestas para la competición T-X de la Fuerza Aérea, Boeing y Saab ofrecieron un nuevo sistema avanzado de entrenamiento de pilotos diseñado específicamente para la misión de entrenamiento de la Fuerza Aérea de los EE. UU.

Según la alianza Boeing-Saab, la nueva plataforma T-X incluye aviones de entrenamiento, entrenamiento en tierra y apoyo, diseñados juntos desde cero.

“En una carrera altamente competitiva para dar al ejército estadounidense un reemplazo para su obsoleto avión de entrenamiento T-38, Boeing T-X es la única oferta presentada en la que sus componentes, están fabricados en más del 90% en Estados Unidos y 100% hechos para la Fuerza Aérea” señaló la alianza Boeing-Saab.
Boeing diseñó, construyó y voló el primer T-X en solo 36 meses. “Construimos una cultura especial aquí con el T-X. Nuestro equipo le ha dedicado mucho tiempo y talento, y ya hemos logrado cosas increíbles. Estoy orgulloso de ser miembro de este equipo”, dijo Ted Torgerson, director senior de TX.

Lockheed Martin y Korea Aerospace Industries, Ltd. (KAI) han ofrecido el T-50A, basado en el avión T-50 de Korea Aerospace Industries. Según las empresas, el T-50A está hecho para entrenar pilotos de quinta generación. El F-22 Raptor y el F-35 Lightning II tienen capacidades avanzadas que nunca antes habían estado disponibles.
“La formación avanzada de piloto es la clave para aprovechar al máximo esas capacidades. No hay manera más efectiva o asequible que el T-50A  para entrenar a la próxima generación de pilotos para volar, luchar y ganar. Con más de 150,000 horas de vuelo en el fuselaje del T-50, el T-50A, en caso de ser elegido,  estará listo para ser entregado antes de lo previsto “, dijo Lockheed Martin y Korea Aerospace Industries.

El tercer participante es Leonardo Diagnostic / Retrieval Systems (DRS) con su T-100 basado en el Aermacchi  M346. El Sistema de Entrenamiento Integrado T-100 (ITS) es la solución ofrecida por Leonardo DRS en la competencia del T-X para el programa de entrenamiento avanzado de pilotos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.

El T-100, la nueva generación de entrenadores de aviones avanzados basados en el Aermacchi 346 de Leonardo, es un avión bimotor, biplaza, diseñado especialmente para una amplia gama de misiones de entrenamiento, fiabilidad a largo plazo y operaciones rentables.

Defence Blog

Por qué los militares todavía aman las escopetas en un tiroteo

La escopeta militar puede reventar puertas, destruir obstáculos, prisioneros de guerra, desplegar gases lacrimógenos y desatar un patrón devastador de disparos de plomo con solo apretar el gatillo. Hasta el día en que estas misiones desaparezcan, las escopetas llegaron para quedarse.
por Kyle Mizokami - The National Interest

Las escopetas militares son una parte invaluable de los arsenales del siglo XXI. Por limitada que sea la escopeta, puede hacer cosas que las armas de fuego tradicionales no pueden hacer. La escopeta militar puede reventar puertas, destruir obstáculos, prisioneros de guerra, desplegar gases lacrimógenos y desatar un patrón devastador de disparos de plomo con solo apretar el gatillo. Hasta el día en que estas misiones desaparezcan, las escopetas llegaron para quedarse.

Una de las armas de fuego civiles más populares, la escopeta, también tiene un papel como arma militar.

Remington 870 (USA)


Originalmente diseñados como armas de caza, muchos ejércitos recurren a escopetas para una variedad de funciones, incluido el combate cuerpo a cuerpo y la violación de obstáculos. Aunque las escopetas son demasiado especializadas para reemplazar los fusiles de combate y de asalto en las unidades de infantería, su utilidad los mantendrá en arsenales en todo el mundo en el futuro previsible.

Las escopetas son armas largas de gran calibre diseñadas para cazar aves de rápido movimiento y caza menor. Para maximizar el potencial de impacto, las escopetas suelen disparar un cartucho lleno de perdigones metálicos. En lugar de una sola bala, las escopetas expulsan pequeñas bolas de disparo en un patrón establecido que cubre un área más amplia. Las escopetas más comunes, las escopetas de calibre 12, tienen diámetros de cañón de 18.5 milímetros (en comparación con 5.56 milímetros para la carabina M4A1) y una doceava parte por libra de disparo. Alternativamente, en lugar de perdigones, una escopeta puede disparar babosas de plomo sólidas.
Remington 870 MCS en cañón de 14 pulgadas, la configuración de la escopeta de Entry con culata táctico 


Las escopetas no son aptas para el combate: el tiro de escopeta tiene un alcance efectivo máximo de treinta yardas, en cuyo punto la velocidad y las agrupaciones de disparos predecibles disminuyen rápidamente. Las municiones son útiles hasta un máximo de cien yardas. Como resultado, las escopetas son ineficaces durante el combate en terrenos ondulados, con líneas de visión de hasta 400 yardas o más.

El combate, sin embargo, tiene lugar en una variedad de terrenos y circunstancias, algunos de los cuales son muy adecuados para las escopetas. Una de las primeras instancias de escopetas utilizadas en la guerra fueron las escopetas de "trinchera" utilizadas durante la Primera Guerra Mundial. Las escopetas podían dispararse a lo largo de una zanja estrecha, cada vez que se apretaba el gatillo soltando una lluvia de disparos más probable de acertar enemigos que una sola bala de un rifle de cerrojo.

El ejército de los EE. UU. fue la única potencia importante que usó escopetas en la Primera Guerra Mundial, emitiendo un Winchester Model 1897 modificado, conocido oficialmente como el Modelo 1917 Trench Shotgun . (El modelo 12 de Remington y otras escopetas disponibles comercialmente también se expidieron a la Fuerza Expedicionaria Americana). La versión del "cañón de trinchera" del 1897 acortó el cañón para facilitar el manejo en lugares cerrados y agregó un escudo térmico para prevenir manejo accidental de un barril caliente.

El gobierno alemán denunció el uso de escopetas como inhumanas, y declaró: "El gobierno alemán protesta contra el uso de escopetas por parte del ejército estadounidense y llama la atención sobre el hecho de que según la ley de guerra, cada prisionero de guerra estadounidense que haya encontrado su posesión de tales pistolas o municiones pertenecientes a la misma pierde su vida. Esta protesta se basa en el artículo 23 (e) de la convención de La Haya sobre las leyes y costumbres de la guerra en tierra ".

El juez general interino del Ejército de los EE. UU. negó las afirmaciones y afirmó que la escopeta era un arma legítima de guerra. Los observadores también notaron más que un poco de hipocresía en las quejas de Alemania sobre las escopetas durante la misma guerra en la que inventaron lanzallamas y gas venenoso. A pesar de las amenazas de ejecutar a las tropas estadounidenses capturadas con armas de trinchera, ninguna fue asesinada.

El uso militar de la escopeta durante la Segunda Guerra Mundial fue poco frecuente, principalmente limitado a las fuerzas estadounidenses que combaten en el Pacífico contra los búnkeres japoneses y las fortificaciones de tierra. Una gran diferencia en el uso de escopetas no estadounidenses se produjo después de la Segunda Guerra Mundial durante la Emergencia Malaya, cuando las fuerzas británicas combatieron a los guerrilleros en la jungla con escopetas semiautomáticas. A las fuerzas estadounidenses se les entregó un pequeño número de escopetas aquí y allá en la Guerra de Vietnam, con escopetas más comunes entre los equipos de reconocimiento clandestinos. Las tropas de infantería de marina recibieron la ametralladora antimotines M1912 , un calibre 12 con la forma de escopetas utilizadas para sofocar los disturbios en las prisiones.

Las escopetas se hicieron cada vez más comunes entre las tropas de combate estadounidenses al final de la Guerra Fría, cuando la amenaza del terrorismo movió el combate a las áreas urbanas, a bordo de plataformas petrolíferas, barcos y aviones. Se entregaron escopetas a las fuerzas de operaciones especiales, a las tripulaciones de buques, a las partes de abordaje y a los equipos de seguridad antiterrorista de la Flota de Infantería de Marina de los EE. UU. La Fuerza Delta del Ejército de EE. UU. envió una escopeta de acción de bomba cortada debajo del cañón de un rifle modelo M16. Apodada "la llave maestra" , la escopeta se usó como una herramienta de apertura para disparar balas sólidas contra las cerraduras de las puertas.

Hoy las escopetas aún forman parte de los arsenales de los Estados Unidos y la OTAN. La Infantería de Marina de los EE. UU. tiene tanto la escopeta de bombeo serie 500 de Mossberg, escopeta de la serie 590 y escopetas semiautomáticas M1014 . El ejército de los EE. UU. está reemplazando las escopetas de la serie 500 de Mossberg con el nuevo Sistema de escopeta de accesorios modular M26 o MASS . Una acción de cerrojo, escopeta alimentada por una revista, la M26 se puede usar sola con una reserva de hombro o unida debajo del cañón de una carabina M4. Incluso el ejército alemán se ha portado mal con las escopetas, emitiendo el Remington 870 Police Magnum para el ingeniero aerotransportado y las tropas de operaciones especiales.

Triple Frontera: advierten sobre la presencia de mafia china y arrecia el crimen organizado en la zona compartida

Durante un encuentro contra el comercio ilícito se vinculó el desarrollo del contrabando asiático con la afluencia de inmigrantes que llegan a la Argentina.

La mafia china habría hecho base en la Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil, para desde allí expandir sus tentáculos financiándose con el contrabando y el tráfico de personas, entre otros delitos, según se advirtió en un encuentro internacional.

A la zona de la Triple Frontera se la vincula desde hace años con el terrorismo islámico y el lavado de dinero, pero a ese escenario en los últimos tiempos se le habría sumado el desembarco de la mafia china.

Durante un encuentro contra el comercio ilícito celebrado esta semana en Brasilia se vinculó el desarrollo del contrabando de origen chino en esa región con la afluencia de inmigrantes que llegan a la Argentina. El preocupante dato fue presentado por la venezolana Vanessa Neumann, titular de la consultora internacional Asymmetrica y reconocida analista sobre la realidad que se vive en la zona de la Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil, durante el Cuarto Encuentro de la Alianza Latinoamericana Anticontrabando (ALAC) celebrado esta semana en Brasilia.

La experta venezolana puso la lupa también sobre el comercio ilegal de cigarrillos en la zona de la Triple Frontera: "Brasil y la Argentina están inundados de cigarrillos ilegales que les llegan desde Paraguay. Y son cigarrillos que, en su comercialización, utilizan las mismas redes que el tráfico de drogas".

En la actualidad, el 14 por ciento del mercado de cigarrillos en la Argentina está tomado por la mercadería ilegal. Estas cifras ascienden al 22 por ciento en Chile y al 48 por ciento en Brasil.

"Dos aviones de carga llegan cada semana a Ciudad del Este, en la Triple Frontera: uno procedente de Dubai y el otro de China, cargados de mercadería para el contrabando. De hecho, las triadas ya empiezan a controlar parte del comercio en la Argentina y las fuerzas de seguridad me han dicho que se detienen unos cincuenta inmigrantes ilegales chinos por día", afirmó Vanessa Neumann.

La especialista señaló a la paraguaya Ciudad del Este como "el corazón de una biósfera de comercio ilicito en toda la región, que se ha levantado desde la década de 1970 con la anuencia de funcionarios locales corruptos de los gobiernos de los tres países".

"Ciudad del Este es un mini-Estado en el que el 70% del comercio es ilícito. Se estima que circulan desde allí 35.000 millones de dólares que no pagan impuestos, que es dinero negro que pierden las industrias y a las arcas fiscales de los países de la región", explicó Neumann.

A su vez, el abogado y ex funcionario argentino Juan Marteau alertó en el mismo encuentro que "la relación entre el hecho criminal de base que es el contrabando y el lavado de activos hoy no está del todo visible para los gobiernos".

Marteau, abogado especialista en el combate al lavado de dinero y ex representante argentino ante el Grupo de Acción Financiera contra el Blanqueo de Capitales (GAFI), sostuvo que "los contrabandistas existen, ganan dinero y lo reinvierten después de lavarlo".

"Todos los países perciben que las principales fuentes de actvos espurios son el contrabando, el narcotráfico y la corrupción. Y todos los países saben que los paraísos fiscales, los testaferros y las empresas-pantalla son los instrumentos privilegiados que contrabandistas, corruptos y narcos utilizan para lavar su dinero. Ahora lo que falta hacer es obstaculizar el lavado de activos de esos crímenes. A eso tenemos que apuntar", enfatizó Marteau.

El especialista también llamó especialmente la atención sobre los volúmenes que alcanza el contrabando de cigarrillos en la región: "Por poner un caso, en Paraguay se producen 70.000 millones de cigarrillos al año. Pero se consumen sólo 3.000 millones. El resto va al contrabando. Y esto, que interfiere en la industria tabacalera por cifras multimillonarias, es un tema con poca visibilidad para los gobiernos. Sobre el narcotráfico hay más visión, más debate, pero el tema del cigarrillo es casi invisible".

iProfesional

Lockheed Martin trabaja en el desarrollo de un caza híbrido F-22 – F-35 para la Fuerza Aérea de EE.UU. y Japón.

Existe una posibilidad cada vez mayor de que Estados Unidos y Japón unan sus fuerzas en el proyecto, lo que podría ofrecer grandes beneficios para ambos países.


Lockheed Martin está lanzando la idea de un nuevo avión de combate que combinaría las características del F-22 Raptor y del F-35 Joint Strike Fighter para la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Al mismo tiempo, también continúa ofreciendo una propuesta similar al gobierno japonés y, ahora está dispuesto a permitir que las empresas japonesas se encarguen de una parte importante de la investigación, el desarrollo y la producción del avión.

Marcus Weisgerber de Defense One fue el primero en conocer que el gigante de la defensa con sede en Maryland estaba buscando vender a la Fuerza Aérea de Estados Unidos la idea de un diseño híbrido que combinara elementos de sus dos ofertas anteriores de cazas furtivos. A principios de agosto de 2018, el Nikkei Asian Review también reveló nuevos detalles de las conversaciones en curso de Lockheed Martin con Japón sobre un avión parecido,  que las autoridades japonesas esperan que esté listo para en servicio en 2030.

David Deptula, teniente general retirado de la Fuerza Aérea de los EE.UU. le dijo a Defense One “No estoy sugiriendo que nos lancemos a ello y lo aceptemos, pero desde la perspectiva japonesa, cuando están mirando y dispuestos a invertir en este tipo de alternativa en lugar de tratar de construir un avión autóctono -que no se va a acercar a lo que un F-22 ya puede ofrecer- sería un movimiento inteligente por su parte”.

Según los informes, el concepto de Lockheed Martin combinaría las características principales del F-35, como su avanzado ordenador de misión y su amplio conjunto de sensores interconectados , con un diseño de fuselaje derivado del F-22. El avión resultante también podría incorporar las experiencias aprendidas en los revestimientos furtivos y otros complejos procesos de fabricación necesarios para aviones sigilosos y otros avanzados aviones que ha aprendido del F-35 en el diseño y la producción de la nueva aeronave.

 Avión F-35A durante la ceremonia de entrega.

Esto no solo podría tener un impacto positivo en los costes de producción y en a capacidad general, sino que también podría reducir significativamente el coste por hora de vuelo en comparación con el F-22. La piel absorbente al radar del Raptor es notoriamente exigente para los mantenedores e impacta negativamente la disponibilidad y el coste de operación el avión. El F-35 introdujo un nuevo concepto de mantenimiento más bajo que supuestamente resuelve muchos de estos problemas.

Si la Fuerza Aérea de los EE.UU. actúa incluso como una parte menor interesada en un proyecto liderado por sus homólogos japoneses, podría ayudar significativamente a distribuir la carga de costes de desarrollo. Ahora parece muy probable que el propio Lockheed Martin esté presentando esta realidad a ambas partes.

Según se informa, la compañía ha estado proponiendo un acuerdo según el cual, ella o sus subcontratistas, construirían inicialmente el fuselaje principal, los motores y los sistemas de misión en los Estados Unidos, pero utilizando un porcentaje cada vez mayor de piezas japonesas, según Nikkei. Mitsubishi Heavy Industries en Japón construiría las alas para empezar, que según se informa serán más grandes y más fuertes que las del F-22 para sostener tanques de combustible más grandes con el fin de darle al nuevo caza un radio de combate sin combustible de casi 700 millas sin la necesidad de tanques de caída que negarían sus características furtivas.

 Un F-22 con un par de tanques de caída.

Pero el diseño básico permitiría específicamente la eventual sustitución tanto de los componentes del sistema de misión suministrados por Mitsubishi Electric como del motor XF9-1 de IHI. Si Lockheed Martin y Japón pudieran ponerse de acuerdo sobre cómo aplicar esas opciones, las empresas japonesas podrían ser responsables de más del 60 por ciento del trabajo de producción, explicó Nikkei. Incluso sin esta participación más amplia en el desarrollo y la construcción de la aeronave, el proyecto del avión de combate podría ofrecer al gobierno de Tokio una importante oportunidad para la transferencia de tecnología y obtener contratos para que las empresas nacionales suministren una serie de componentes más pequeños.

Quizás lo más importante es que el avión resultante probablemente sea lo suficientemente japonés y lo suficientemente distinto del F-22 como para evitar una serie de complicaciones de exportación. Japón ha intentado en múltiples ocasiones comprar Raptors, pero fue rechazado por el gobierno de Estados Unidos en cada ocasión. El hecho de que también incluya muchos elementos que ya se encuentran en el F-35 también ayuda con las preocupaciones de exportación, ya que el país es ahora parte de ese programa.

Un programa de caza furtivo compartido entre Japón y Estados Unidos ofrecería a ambos países los beneficios de costes unitarios menores. Nikkei informó que Lockheed Martin había estimado que cada híbrido F-22-F-35 costaría alrededor de 216 millones de dólares si el pedido total era de 70 aviones. Esto bajaría a menos de 190 millones por unidad si la orden se duplicara.

 F-22 Raptor de la Fuerzas Aérea de Estados Unidos.

Esto es más del doble del coste unitario de una nueva variante del F-35A en la actualidad, pero es menor que el precio estimado por avión si la Fuerza Aérea decidiera reiniciar la línea de producción del F-22 por su cuenta y aceptara comprar 194 aeronave, según los propios cálculos del servicio. Bajo un acuerdo de cooperación ideal, los EE.UU. podrían pagar muy poco del desarrollo de la aeronave y otros costes no recurrentes, básicamente comprando los fuselajes solo por el costo unitario.

Para volver a poner el F-22 en producción, la USAF calculó que estos costes ascenderían a unos 10.000 millones de dólares.

Tal arreglo también presenta una manera para que la Fuerza Aérea de los EE.UU. finalmente refuerce el tamaño de su flota de F-22 sin tener que invertir fuertemente en un nuevo programa de desarrollo que podría enfrentarse a la oposición de altos funcionarios o miembros del Congreso por temor a quitarle dinero al F-35. Cada vez es más aceptado que la decisión del gobierno de Estados Unidos de comprar menos de 200 aviones F-22 ha demostrado ser una mala decisión a largo plazo y ha limitado la capacidad de esos aviones para cumplir con las misiones que la Fuerza Aérea les había asignado.

Al mismo tiempo, la Fuerza Aérea ya está considerando la posibilidad de adquirir los F-15X mejorados de Boeing para cubrir varios puestos. Este plan ofrece una forma de bajo riesgo de adquirir aeronaves adicionales con capacidades únicas que serían complementarias a las del F-35, a la vez, no perjudiciales para la parte del presupuesto del F-35.

El gobierno japonés ha asignado más de 50.000 millones de dólares en total tanto para el desarrollo y la producción de los aviones, que ya son 10.000 millones de dólares más de lo que había sugerido que costaría un programa nacional de aviones de combate de quinta generación en 2016.

Es probable que Japón también está ansioso por evitar la repetición del avión de combate F-2, que desarrolló con la ayuda de Lockheed Martin. Aunque derivado del F-16, los reactores eran mucho más caros que sus homólogos estadounidenses, en gran parte debido al pequeño número producido pero también debido al radar AESA de vanguardia del avión. Además, el proyecto no dio lugar  a muchas de las compensaciones industriales esperadas. 
Lockheed Martin trabajó junto con Japón en su último proyecto de avión de combate “doméstico”, que produjo el F-2.

Los beneficios potenciales de un programa compartido entre Estados Unidos y Japón para desarrollar un híbrido F-22-F-35 ya han sido claros, al igual que las ventajas de que Japón lidere el esfuerzo y aporte una cantidad significativa de los fondos. Ahora, como se predijo, la Fuerza Aérea parece por lo menos estar contemplando la idea de convertir esta propuesta en una realidad.

Tyler Rogoway

lunes, 3 de septiembre de 2018

Austal entrega la novena nave de combate del litoral Variante Independencia, el futuro USS Charleston, a la marina de los EE. UU.

Austal USA entregó el noveno buque de combate litoral de variante de independencia (LCS), el futuro USS Charleston (LCS 18), a la Marina de los EE. UU., El 31 de agosto.

El futuro USS Charleston (LCS 18) será el decimosexto LCS en ingresar a la flota y el tercero LCS entregado por Austal este año. El buque completó con éxito sus pruebas de aceptación en el Golfo de México , el 19 de julio, después de una serie de demostraciones en el puerto y en marcha para la Junta de Inspección y Estudio de la Marina (INSURV).

"El equipo de Austal se complace en ofrecer a nuestros grandes marineros otro buque de guerra increíble", dijo Craig Perciavalle, presidente de Austal USA. "El espíritu patriótico y la dedicación de los talentosos empleados de Austal, el excelente trabajo en equipo con nuestros clientes de la Armada y proveedores de la industria y el apoyo total de nuestros legisladores locales, estatales y federales se combinaron para crear un programa LCS maduro y exitoso". Continúa Perciavalle. "Conociendo el rol importante que estos barcos increíbles, que fueron construidos aquí en Austal en Mobile, Alabama, jugarán en nuestro futuro buque de guerra de 355 naves nos da un increíble sentido de orgullo".

Luego de la puesta en servicio, Charleston será trasladada a San Diego con sus barcos gemelos USS Freedom (LCS 1), USS Independence (LCS 2), USS Fort Worth (LCS 3), USS Coronado (LCS 4), USS Jackson (LCS 6), USS Montgomery (LCS 8), USS Gabrielle Giffords (LCS 10), USS Omaha (LCS 12), USS Manchester (LCS 14) y el futuro USS Tulsa (LCS 16), que se entregó en abril.

Cinco LCS siguen en construcción en el astillero de Austal en Alabama. El futuro USS Cincinnati (LCS 20) se está preparando para pruebas en el mar. La asamblea está en curso para el futuro USS Kansas City (LCS 22) y el futuro USS Oakland (LCS 24) y los módulos para el futuro USS Mobile (LCS 26) y el futuro USS Savannah (LCS 28) están en construcción. La construcción del futuro USS Canberra (LCS 30) está programada para comenzar a principios de 2019.

En la actualidad, siete LCS de variante de independencia son enviados a puerto local en San Diego. "Austal está contento con los comentarios que hemos recibido de la Marina sobre el trabajo que están realizando estos buques en la costa oeste", dijo Perciavalle. Más de 700 proveedores en 40 estados contribuyen al programa de Buques de Combate Litoral de Independencia.

Austal también está bajo contrato para construir 12 buques de Transporte Rápido Expedicionario (EPF) para la Marina de los EE. UU. La empresa ha entregado nueve EPF, mientras que otros dos se encuentran en diversas etapas de construcción.

Littoral Combat Ship (LCS)

LCS es un barco modular y reconfigurable diseñado para cumplir con los requisitos de flota validados para misiones de guerra de superficie, guerra antisubmarina y contramedidas mineras en la región litoral.

Un paquete de misión intercambiable se embarca en cada LCS y proporciona los sistemas de misión primarios en una de estas áreas de guerra. Utilizando un diseño de arquitectura abierta, armas modulares, sistemas de sensores y una variedad de vehículos tripulados y no tripulados para obtener, sostener y explotar la supremacía marítima litoral, LCS proporciona el acceso de fuerza conjunta de los EE. UU. A los teatros críticos.

La clase LCS consiste en la variante Freedom y la variante Independence, diseñadas y construidas por dos equipos industriales. El equipo variante de Freedom está dirigido por Lockheed Martin (para los cascos impares, p. Ej., LCS 1). El equipo alternativo de Independence está dirigido por Austal USA (para LCS 6 y cascos pares seguidos).

El futuro USS Charleston es el octavo de la variante de independencia LCS. La variante de Independence destaca por su casco de trimarán único y su gran cubierta de vuelo.

La Fuerza Aérea de Rusia recibirá dos nuevas plataformas AWACS A-50 en medio de una campaña para modernizar las capacidades de soporte

 Plataforma Beriev A-50 AWACS

La Fuerza Aérea rusa está preparada para recibir dos variantes avanzadas del sistema de alerta y control aerotransportado Aéreo (AWACS) A-50 de Beriev, tras el anuncio de los planes del Ministerio de Defensa de centrarse más en el desarrollo de capacidades de apoyo en el principios de la década de 2020 después de una serie de importantes nuevas incorporaciones a su flota de combate hasta 2018. Mientras que la Fuerza Aérea rusa sigue recibiendo regularmente aviones de combate, desde docenas de jets de superioridad aérea Su-30 hasta nuevos cazas ligeros MiG-35 de alta tecnología, las plataformas de soporte como el A-50 pueden actuar como multiplicadores de fuerza efectivos para la flota aérea en su conjunto, facilitando una mejor coordinación entre los activos de combate y brindando información valiosa a los escuadrones de combate utilizando su enorme radar de vigilancia Liana, lo que le permite detectar el aire objetivos hasta 650 km de distancia.
Plataforma Beriev A-50 AWACS

Las plataformas AWACS que se entregarán a la Fuerza Aérea de Rusia en 2018 son de la variante A-50U, que vienen con componentes electrónicos muy modificados. El primer avión de esta variante se instaló en servicio en 2011, y se ha probado exhaustivamente en combate en el teatro sirio. El A-50 es capaz de proporcionar inteligencia vital y coordinar ataques contra objetivos terrestres desde distancias de más de 300 km, y fue principalmente en esta función que la plataforma se usó en Medio Oriente. También era probable que la aeronave se hubiera utilizado para controlar las actividades de las fuerzas aéreas occidentales que también operaban en el país, cuya inteligencia ha demostrado ser muy valiosa para las fuerzas armadas rusas.
Plataforma Beriev A-50 AWACS

El A-50 puede controlar hasta diez aviones de combate simultáneamente para las misiones aire-aire o de ataque, y es una amenaza particularmente letal cuando se combina con los misiles aire-aire de largo alcance únicos de la Fuerza Aérea de Rusia.- el R-33 y el R-37 - o con misiles de crucero de separación como el Kh-35. La aeronave puede rastrear grandes objetivos a una distancia de hasta 400 km, aproximadamente el mismo alcance que el misil K-37 desplegado por los aviones interceptores rusos, y puede rastrear hasta 150 blancos separados en el aire simultáneamente.
Interceptor MiG-31 con misiles aire-aire R-33

Aproximadamente 40 aviones A-50 han sido fabricados, la mayoría durante la era soviética, y el reemplazo del avión, el A-100, se encuentra actualmente en las últimas etapas de prueba. El A-100 hace uso de un nuevo radar de matriz activa Vega Premier, nuevos motores turboventiladores PS-90A-76 y entrará en servicio en 2020 y se lanzará junto con la nueva generación de aviones de combate rusos como el Su-57, Su-34 y MiG-35. Con los costos proyectados de la nueva plataforma extremadamente altos, las variantes actualizadas del A-50 más económico se seguirán utilizando durante muchos años junto con el A-100 más rápido y potente.

Military Watch