El diario Ámbito Financiero pudo enterarse de las generalidades de la amplia oferta rusa. En primer lugar, el embajador remarcó que su país continúa ofreciendo al entrenador avanzado/avión de ataque ligero Yak-130 y al MiG-35 para la FAA, en condiciones de financiación mas ventajosas de las que ofrece China por su oferta de 12 J-17 Thunder Block III. Y esto de por sí es bastante notable, ya que según todos los trascendidos, uno de los mejores argumentos por la opción sino/pakistaní era el de la financiación.
Incluso se menciona que el precio del MiG-35 ronda los 30 millones de dólares. Gracias al desliz cometido en el proyecto de presupuesto 2022, sabemos que los JF-17 Block III fueron ofrecidos aproximadamente a U$S 50 millones cada uno, lo que debería incluir 12 aviones en condiciones operativas, un paquete de armamento inicial, preparación para pilotos y técnicos y una logística asegurada por una X cantidad de años. Por lo que el MiG-35 se presenta como una opción mas económica.
Pero el “diablo está en los detalles”. ¿Como sería un MiG-35 de 30 millones de dólares? ¿Qué equipamiento incluye? Según diversas fuentes, un MiG-35 puede estar costando hasta U$S 70 millones, dependiendo de la configuración elegida. Probablemente un MiG-35 de 30 o 40 millones no incorpore un radar AESA y otros elementos electrónicos tan modernos como los que trae el “tope de gama” (arquitectura electrónica de 5ta generación). ¿Vienen con pintura RAM para reducir su firma al radar? ¿Y qué hay del apartado logístico y de armamento? No son datos menores.
En términos económicos, la elección debería recaer sobre la opción que otorgue la mayor cantidad de capacidades según el presupuesto asignado al programa (el cual podemos suponer, con razonable grado de certeza, en el orden de 664 millones de dólares) junto al que presente el menor costo de ciclo de vida y la financiación.
Entonces, la oferta rusa habla el idioma que entiende un Gobierno Argentino, para el cual las consideraciones económicas son prioritarias e ilusiona con ideas de renovación a una FAA que viene sufriendo desde hace décadas una lenta muerte por inanición presupuestaria.
Respuesta orgánica de largo aliento
Pero Rusia va más allá (y esto es lo más notable de la entrevista del embajador Feoktiskov y el ministro Taiana) y es que, entre los acuerdos de cooperación militar suscriptos entre ambas naciones, se habrían incluido cursos específicos para submarinistas, aviadores y dotación de tanques, todos a cargo y coste de la Federación Rusa.
Por tanto, lo que Rusia ofrece no es solo un avión de combate para la Fuerza Aérea Argentina, sino una suerte de asociación estratégica. Obviamente, los militares argentinos que se instruyan en Rusia lo harán en aviones, helicópteros, blindados y submarinos rusos. Asimismo, recibirán clases de táctica y doctrina rusa. Salvo los helicópteros Mil Mi-171 de la FAA usados para las campañas antárticas, las Fuerzas Armadas argentinas se dotaron históricamente de material bélico occidental, y siguieron su doctrina e incluso, su lineamiento ideológico. Por lo que aceptar la totalidad de la oferta rusa implicaría un giro de °180 en cuanto a la conformación de las Fuerzas Armadas Argentinas, a nivel material como doctrinal.
Aunque resistido al principio, el Mi-171 dio buenos resultados en la FAA |
Indirectamente, Rusia ofrece a Argentina la posibilidad de reequipar y refundar a la Fuerza Aérea, Ejercito y Armada, con material moderno y tácticas contemporáneas (que incluirían las enseñanzas de la experiencia en Siria), bajo el muy seductor argumento de una financiación inmejorable y entrenamiento gratuito. Es una respuesta orgánica a las necesidades argentinas, que el Gobierno debería ponderar seriamente, al igual los competidores de China o EE.UU.
Volviendo a los cazas
Dejando de lado por un momento las consideraciones económicas y las relaciones diplomáticas de largo plazo, resulta difícil comparar estos dos cazas entre sí. De hecho, es una competencia desigual, porque el JF-17 es un caza monomotor de ligero, mientras que el MiG-35 es un avión de combate bimotor medio. En carga, potencia y performance, el MiG-35 es lógicamente superior al producto sino/pakistaní. Pero hay otros aspectos a considerar, que pueden cambiar las tornas.
Tanto el MiG-35 como el JF-17 Block III presentan sus propios desafíos a la hora de exportarlos. Por un lado, si bien el Thunder en un programa vivo, se encuentra operativo en un número significativo en la Fuerza Aérea de Pakistán (PAF) y tuvo algunos éxitos de exportación, el Bloque III ofrecido a Argentina es aún una incógnita.
Prototipo JF-17 Block III |
Hasta ahora solo se vieron en vuelo 2 prototipos y su línea de producción fue inaugurada recién el 30 de diciembre del 2020. El bloque III de serie aún no existe, por lo que cabe preguntarse ¿se va a respetar el precio de U$S 50 millones? ¿Va a cumplir con las capacidades y performances prometidas? ¿Qué herramientas tuvo el personal de la FAA para evaluar de forma creíble el sistema ofrecido? Y teniendo en cuenta que la PAF tiene también una gran necesidad de renovación de cazas, ¿desde cuándo los hipotéticos JF-17 Block III estarían llegando a Argentina?
Por otra parte, la opción por el MiG-35 tampoco está libre de controversias. Si Argentina se decantara por la oferta rusa, se convertiría en el primer cliente de exportación de este modelo. La Fuerza Aérea Rusa compró algunas unidades a regañadientes, sin toberas vectoriales ni radar AESA, para mantener la carga de trabajo de Mikoyan, pero no porque los quisiera.
Para la FAA, optar por el MiG-35 representa una apuesta mas riesgosa que la del JF-17 Block III, porque a pesar de todas las legítimas dudas que pueda despertar la propuesta china, lo cierto es que este modelo tiene el futuro asegurado en las necesidades de Pakistán. El tiempo dirá si fue un avión bueno o malo, pero al menos parece tener mejores posibilidades de futuro.
En cambio, el futuro del MiG-35 está en entredicho. Además de la falta de interés que las Fuerzas Armadas rusas siguen demostrando en el modelo, y de la inexistencia de clientes de exportación (como Argelia o Egipto, que prefirieron adquirir MiG-29 M/M2), su principal amenaza viene desde casa, en la forma del S-75 Checkmate.
El Checkmate, un avión de combate de 5ta generación que utilizará gran parte de los equipos y tecnologías del Su-57, será la opción “económica” rusa, con un fuerte énfasis puesto en la exportación, pero seguramente también para su propia Fuerza Aérea. Mientras el Checkmate no sea una realidad concreta, Rusia ofrecerá el MiG-35. Pero luego del 2026, fecha en la que se espera que los primeros aviones de serie comiencen a salir de fábrica, ¿cuál será el futuro del caza MiG? ¿Cuánto más de vida tendrá su tren logístico? Sin grandes ordenes de fabricación, el MiG-35 podría volverse una pesadilla logística y económica en muy poco tiempo.
Cualquier opción de un nuevo caza para la Fuerza Aérea Argentina tiene que contemplarse con miras a futuro. Una opción, es que el sistema de armas elegido hoy para ocupar el lugar que la baja de los Mirage dejó vacante, sea el que más tarde reemplace también a los A-4AR Fightinghawk. Otra opción es que se adquiera un avión de combate de transición, como trampolín hacia modelos más avanzados de próxima generación, pero estableciendo las relaciones técnicas, económicas y políticas que posibiliten dicha compra a futuro, hoy.
Seleccionar el mejor sistema de armas para una Nación es mucho más que solo elegir el avión más capaz o la mejor oferta económica. Hay multitud de aspectos (unos pocos tratados en el presente artículo) a tener en cuenta antes de optar por un camino u otro.
Ya sea por el MiG-35 o el JF-17 Thunder (u otro candidato), la compra de un sistema de armas tan complejo como un avión de caza moderno, es una decisión que tendrá impactos y consecuencias a 30 años en el futuro, y no debe hacerse a la ligera. (Source/Photo: Aviacionline)
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