A lo largo de los últimos años —y por no decir décadas— el Ejército Argentino ha emprendido diversos estudios para la adquisición e incorporación de una nueva familia de Vehículos de Combate Blindado a Rueda (VCBR). La reciente firma de una Carta de Aceptación de Oferta (LOA) con los Estados Unidos marca el principio del fin de esta fase del programa, proyectando el inicio de la incorporación del VCBR 8×8 M1126 Stryker.
No obstante, la noticia —recibida con gran entusiasmo por los integrantes de la fuerza— también ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores, apelando a argumentos falaces y con escaso rigor técnico, sin considerar el largo proceso de análisis y evaluación que ha sido invertido en esta etapa. A continuación, se brinda un breve repaso del Stryker, el cual será incorporado próximamente a las Brigadas Mecanizadas del Ejército.
Un requerimiento de largo aliento
Como se mencionó, el requerimiento del Ejército Argentino de contar con una nueva plataforma de vehículos blindados a rueda tiene sus orígenes años atrás, mediante la realización de diversos estudios y análisis de propuestas para su incorporación, sostenimiento, mantenimiento y operación en todo el territorio nacional.
No cabe duda de que la rapidez y movilidad que ofrecen este tipo de vehículos, así como su menor tiempo de alistamiento en comparación con otros medios blindados a orugas, constituyen un factor fundamental a la hora de conformar una Fuerza de Despliegue Rápido.
Teniendo esto en cuenta, desde el inicio del Programa VCBR, el Ejército y las Direcciones involucradas en los estudios prospectivos buscaron una plataforma de tracción 8×8, mejor adaptada y más apta para operar en entornos extremos que exigen al máximo el material de dotación.
Otros elementos considerados en los análisis fueron la protección, movilidad, potencia, armamento, comunalidad de componentes con otros medios del Ejército en servicio y, muy especialmente, que se tratara de una plataforma con historial de combate y servicio activo en fuerzas de nivel global.
Los candidatos evaluados
A lo largo de los años —con demoras causadas por factores políticos, financieros y económicos— se recibieron diversas propuestas, tanto de países como de empresas. Entre las más destacadas y debidamente analizadas por el Ejército Argentino, se incluyeron los VCBR 8×8 M1126 Stryker, Pandur II, LAV III neozelandeses y el 6×6 VBTP-MR Guaraní. En este último caso, se firmó una Carta de Intención (no vinculante) por 156 ejemplares en distintas variantes.
Cada propuesta fue cuidadosamente analizada, evaluando sus características conforme a los requerimientos del Ejército para equipar a su Fuerza de Despliegue Rápido, cuyo componente principal es la X Brigada Mecanizada “Tte. Grl. Nicolás Levalle” (Br Mec X), con asiento en Santa Rosa, provincia de La Pampa.
Entre los ítems destacados que inclinaron la balanza a favor del Stryker sobre otras opciones, se destacan una combinación de factores técnicos, de capacidades operativas, y también económicos y financieros.
¿Cuáles son los factores que llevaron a la elección del Stryker M1126 como futuro VCBR 8×8 del Ejército?
Sin lugar a dudas, salta a la vista su tracción 8×8, cumpliendo así con el primer requisito fundamental planteado por el programa VCBR. Además, es una plataforma probada en diversos escenarios operacionales y en servicio —en múltiples variantes— con fuerzas militares de todo el mundo, siendo el principal VCBR del Ejército de los Estados Unidos.
La variante seleccionada es la M1126, enfocada en tareas de transporte de tropas, aunque también cuenta con versiones especializadas como vehículo de combate de infantería, puesto comando, evacuación de heridos, entre otras.
Otro aspecto relevante es la comunalidad logística con otras familias de vehículos ya en servicio en el Ejército Argentino, como la familia de camiones Oshkosh FMTV, que comparte el mismo motor Caterpillar C7 que equipa al Stryker. Esto facilita su mantenimiento y sostenimiento logístico.
Este punto no es menor, ya que la negociación con los Estados Unidos —plasmada en la LOA— habilita una serie de ventajas propias del Programa de Ventas Militares al Extranjero (FMS, por sus siglas en inglés), tales como financiamiento, servicio postventa, interoperabilidad con otras fuerzas, rapidez y previsibilidad en los plazos de entrega.
Asimismo, como se mencionó, la tracción 8×8 fue siempre el requisito clave para garantizar su rápido despliegue. Para su utilización tanto en territorio nacional como en misiones de paz bajo la ONU, el VCBR Stryker está certificado por su fabricante, General Dynamics Land Systems (GDLS), para ser transportado en la bodega de carga de aeronaves Hércules C-130, en servicio con la Fuerza Aérea Argentina.
Las críticas y el debate sobre capacidades
Tal como se mencionó al principio, desde distintos sectores se ha criticado la adquisición del Stryker por supuestas limitaciones en su capacidad de vadeo o por no ser un vehículo anfibio, en comparación con otras propuestas. Sin embargo, esta capacidad ha sido considerada como marginal en la evaluación realizada, dado que en cualquier despliegue militar, la planificación contempla el reconocimiento del terreno y la selección de puntos óptimos para cruzar ríos o cursos de agua, ya sea con vehículos a ruedas o a orugas. El M1126 tiene una capacidad de vadeo de hasta 1,70 metros.
A su vez, pareciera que existe una confusión general sobre esta cuestión, donde la capacidad anfibia sería critica si la incorporación de estos vehículos fuera destinada a otra fuerza, como es el caso de la Infantería de Marina, la cual se proyecta como parte del poder naval integrado desde el mar hacia las costas para realizar desembarcados anfibios, y donde se requieren vehículos especializados, o adaptados, como es el caso de la familia LVTP o de su futuro reemplazo, constituido por la familia 8×8 ACV de BAE Systems, basado a su vez en el Super AV de Iveco Defense Vehicles.
Con la firma de la LOA, ¿cómo continúa el proceso?
Actualmente, y según se desprende de documentos públicos y otros de carácter reservado que trascendieron, el Ejército Argentino proyecta incorporar más de 200 VCBR 8×8. Según lo consignado en el Proyecto de Presupuesto 2024: “…se contempla incorporar 209 VCBR en las siguientes versiones: 120 Vehículos de Transporte de Personal armados con una ametralladora M2 12,7 mm; 27 Vehículos de Combate de Infantería armados con un cañón de 30 mm; 14 Vehículos Cazatanques; 12 Vehículos Portamorteros; 9 Vehículos Ambulancia; 9 Vehículos Puesto Comando; 8 Vehículos Recuperadores; 6 Vehículos Lanzapuente y 4 Vehículos para Apertura de Brechas”.
Por solo hacer un breve repaso, actualmente, basados en la plataforma Stryker, se cuenta con las siguientes variantes en servicio y que se adaptarían a los requerimientos del Ejército:
- M1126 para transporte y apoyo de tropas.
- M1127 de reconocmiento
- M1129 portamortero.
- M1130 vehículo de puesto comando
- M1131 versión para apoyo de fuego
- M1132 versión para ingenieros
- M1133 versión para evacuación médica
- M1296 Dragoon: versión modernizada el Stryker y equipada con un torre remota MCT-30 integrada con un cañon de 30mm XM813 Bushmaster II
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VCBR M1126 Stryker. Créditos: Sgt. Jerod Hathaway |
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M1127 |
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M1129 |
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M1130 |
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M1131A1 Stryker |
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M1132 |
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M1133 |
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M1296 Dragoon |
La LOA firmada recientemente —suscripta por el Ministro de Defensa argentino, Luis Petri, y su par estadounidense, Pete Hegseth— forma parte de un programa de tres fases. En la primera, se contempla la incorporación de ocho (8) M1126 Stryker provenientes del Ejército de Estados Unidos.
Los dos primeros vehículos arribarán al país en los próximos meses, antes de finalizar el año, y se encuentran actualmente almacenados en condición de Fully Mission Capable (FMC). Fueron evaluados —tanto en exhibiciones estáticas como en condiciones operativas— por una delegación de la Dirección de Material del Ejército Argentino, que se trasladó al Regional Logistic Readiness Center en Tacoma, Washington.
La incorporación de esta primera tanda tiene un objetivo fundamental: el Ejército estará recibiendo una capacidad que no poseía, destinada al despliegue de personal. Por tanto, será necesario atravesar una fase de formación y entrenamiento para generar la doctrina de empleo y uso correspondiente. Esta primera fase permitirá abrir paso a las siguientes, en las que se prevé recibir más unidades en diversas configuraciones, tal como lo establece el programa.
Por último, y de cara a la concreción de esta primera fase, se proyecta que la misma se extienda hasta mediados del año próximo, a fin de completar el lote inicial de ocho ejemplares con la recepción de las seis unidades restantes. Mientras tanto, se brinda a la fuerza un tiempo prudencial para avanzar con la fase de familiarización con esta nueva plataforma, que no solo involucra a sus tripulaciones, sino también a todo el personal técnico y de mantenimiento que estará destinado a su sostenimiento.